miércoles, 30 de mayo de 2012

Arte y educación tras las rejas

A la escuela primaria y secundaria que funciona en el penal de Las Flores y al aula virtual de la UNL se sumaron los talleres de arte. Ahora los internos comenzaron a rodar una película.

Por Ezequiel Nieva

La educación en las cárceles no es algo nuevo. Los internos de la Unidad Penitenciaria Nº 2 (Las Flores) pueden completar sus estudios básicos e incluso, desde 2004, pueden estudiar carreras universitarias a distancia. Ahora también incursionan en las artes. En la cárcel de Las Flores, en el marco de los talleres interdisciplinarios que llevan a cabo un grupo de estudiantes con el apoyo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), se está filmando una película: El pueblo amurallado, cuyo guión surgió de un cuento escrito por uno de los internos que participa de los talleres, en los que también trabajan técnicas literarias, diseño e ilustración.
El objetivo es lograr una mayor integración entre las personas detenidas en Las Flores y el resto de la sociedad. De los talleres de prácticas artísticas –que suman a 20 internos de entre 19 y 50 años, estudiantes a distancia de la UNL– surgió también una publicación: Lado B. Bitácora del encierro, que reúne textos de ficción escritos en el marco del proyecto de extensión llamado “Lado B: prácticas artísticas en contextos de encierro”. La revista se editó por primera vez en 2010. El martes 15 de mayo se presentó el tercer número en la Facultad de Derecho de la UNL.
Con los talleres de cine, literatura, fotografía y cómic se busca interesar a los internos de Las Flores para que se integren al ambiente universitario y, a la vez, se ofrecen herramientas que les permiten expresarse. “Uno de los objetivos del taller es tratar de acercar a más internos para que conozcan el ámbito de la Universidad”, explica Emilio Vázquez, autor de El pueblo amurallado. “Muchas personas, yo creo que el 90%, no tuvo en toda su vida roce con gente de la universidad, ni con la institución”. Emilio se pone a sí mismo como ejemplo: “Yo nunca tuve la posibilidad de estudiar en la universidad y la encontré estando en la cárcel”.
La UNL implementa desde hace ocho años el programa Educación Universitaria en Prisiones. Emilio destaca su valor de esa herramienta: “Hay que brindarle a más gente la posibilidad de que se acerque a la Universidad porque muchas de las cosas que pasan, que pasan seguido, tienen que ver con que las personas con las que nos rodeamos influyen en la conducta que tenemos. Si nos rodeamos de gente a la que esto no le interesa, que no tiene aspiraciones en la vida, obviamente que nosotros vamos a ser así. Pero si a esas personas las acercamos a un ámbito donde se fortalecen el arte y la educación, tienen la posibilidad de un cambio que pensaron que no iban a tener”.

Del texto al cine
Leticia Gerhauser, egresada de la carrera de Letras, tiene a su cargo la edición de Lado B, un “trabajo difícil” según ella, aunque aclara que lo lleva adelante “siempre con el objetivo de contribuir a generar espacios y posibilidades para garantizar el derecho a la educación”. Los talleres no tienen como fin la imposición de un saber sino “proporcionar herramientas para que las personas privadas de su libertad, que ya tienen su propia cultura, puedan reproducirla”, justifica Leticia. “No venimos a imponer un saber sino a trabajar en conjunto”.
El proyecto de Lado B surgió en 2007 y se materializó tres años más tarde. En la revista los internos trabajan coordinados por estudiantes de Letras y de Diseño Gráfico. Emilio comenta que el nombre surgió de los viejos casetes de audio, que le sugirieron la idea de representar “el otro lado de las cosas” a partir de sus vivencias personales: “Más allá de que los contenidos de la revista se hacen en un contexto de encierro, el nombre también representa el otro lado de las personas. Hay mucha gente que ha salido en libertad y se ha encontrado con una realidad totalmente distinta. Las cosas son difíciles; es difícil volver a empezar una vida de cero. Por eso pienso que el nombre, Lado B, representa el otro lado del muro y el otro lado de las personas”.
Al taller se fueron sumando más voluntarios: fotógrafos, diseñadores, cineastas. La historia de Emilio, publicada como cuento en la primera edición de la revista, apareció reconvertida en cómic –la adaptación estuvo a cargo de José Dávila y Mariano Gómez– en el segundo número. El siguiente paso fue su transcripción como guión cinematográfico. Trata, según el autor, sobre “el mundo interno de un personaje que condensa el dolor del sujeto privado de su libertad”.
En las páginas de Lado B, Emilio cuenta la génesis de su película: “Escribí El pueblo amurallado porque me resultaba muy difícil dormir de noche. Siempre estoy al borde del insomnio, me cuesta mucho dormir y, aunque me resulta extremadamente pesado agarrar un lápiz y un papel para volcar mis pensamientos, en ocasiones lo hago. Creo que escribí esta historia porque nunca podré ser lo suficientemente guapo para expresar verbalmente cosas que al hombre duro lo ablandan, porque nunca voy a estar adecuadamente encajado en el sistema y en el itinerario de las buenas personas”.
La película, actualmente en etapa de rodaje, recupera códigos de la cultura carcelaria y establece un juego donde se difumina el límite entre realidad y ficción. Su protagonista central –el Pelado– es una representación colectiva. La historia cuenta lo que se vive al ingresar a un penal, habla del valor de la amistad, de la familia, las ausencias, los recuerdos, los dolores y cómo, a pesar de todo, se puede seguir. Es un relato personal, pero no particular. “El personaje del Pelado somos todos”, resume Mario Valentino, otro de los redactores de Lado B.


El trailer de la peli

Dos historias
Ángel tiene 33 años y está preso en la cárcel de Las Flores, por segunda vez, desde hace un año y medio. Estudia abogacía y asegura que va a continuar la carrera cuando salga en libertad. Entre leyes y códigos, se hace un tiempo para participar de Lado B. “Me da la posibilidad de despejarme de toda la realidad que uno vive”, explica. Sobre la carrera, agrega: “Te abre la cabeza sobre las expectativas que uno tiene en la vida y te permite progresar en un espacio que es todo lo contrario, porque en el encierro uno piensa solamente en el momento, pero con esta posibilidad podemos abrir la mente, ampliar conocimientos y tener más oportunidades”.
—¿Por qué elegiste abogacía?
—Para estudiar sobre los derechos que uno tiene y que, a veces, no conoce. Ahora pienso de una manera diferente. En el tiempo que estuve antes nunca estudié, nunca me puse a pensar en el día de mañana, vivía el momento.
Emilio publicó en Lado B algunos escritos de ficción que dieron origen al guión de la película El pueblo amurallado. Cuenta que, de a poco, otros internos comenzaron a valorar los talleres y la posibilidad estudiar una carrera porque entendieron que “una persona sin conocimientos es mucho más fácil de manejar”.


Un largo proceso
A partir del desarrollo de las nuevas tecnologías, la cárcel ya no es un escollo para estudiar una carrera universitaria.
En el país, las primeras experiencias fueron a mediados de los 80 en la Universidad de Buenos Aires, donde comenzó un programa, que aún continúa, que busca generar un sistema de apoyo presencial a estudiantes universitarios que tienen un recorrido como alumnos libres. Un sistema similar ofrece la Universidad Nacional de Córdoba. La particularidad de la propuesta de la UNL es que se trata de un sistema de educación a distancia: la UNL Virtual.
En el primer año de implementación efectiva, 2005, ingresaron 34 alumnos. Luego decayó la cantidad, en parte por las condiciones que impone el artículo 7 de la ley de Educación Superior –que regula el ingreso a la universidad a personas que no hayan finalizado sus estudios secundarios– y en parte porque los primeros resultados no fueron satisfactorios. Según el criminólogo Máximo Sozzo: “Muchas personas, al ser dejadas en libertad, no siguen estudiando por un montón de otras necesidades que se enfrentan en el ‘mundo libre’. En algunos casos de personas que siguieron estudiando después de quedar en libertad, hemos tratado de dar apoyo desde la universidad”.
El desembarco académico se vio favorecido por el funcionamiento de la biblioteca –un espacio gestionado por los propios internos de Las Flores– y de las otras actividades regulares, como la escuela primaria y secundaria y el taller de teatro “La Reja”. Los integrantes de ese proyecto, que forma parte del colectivo “Teatro Humano: un espacio de libertad”, hicieron en noviembre de 2011 su primera función fuera de la cárcel, con la obra La Pileta, representada en la sala cultural de UPCN.
El programa de educación universitaria se fortaleció con la firma de un convenio, en agosto de 2010, entre la UNL y el Ministerio de Seguridad de la provincia. Allí la casa de estudios sumó su tercera aula virtual, en la Unidad Penitenciaria Nº 4 (cárcel de mujeres de Santa Fe), a las que ya funcionaban en Coronda y Las Flores. Para entonces, según el rector Albor Cantard, había más de 70 alumnos cursando distintas carreras. A fines de ese año –el 30 de noviembre– egresó el primer estudiante: Luis Acosta, quien comenzó el cursado detenido en la cárcel de las Flores, lo continuó al quedar en libertad y se recibió de técnico en Higiene y Seguridad Alimentaria.

Publicada en Pausa #94, miércoles 23 de mayo de 2012

martes, 29 de mayo de 2012

Vaginas dentadas

El Rejunte Teatro, con Lame vulva, logra risas, llanto, polémica y reacciones de todo tipo. Hay que atreverse.

Por Sergio Peralta

Hace tiempo la crítica de arte derogó la posibilidad y la necesidad de la objetividad, dando curso de ley a la explicitación del lugar desde donde se mira. Hecha la salvedad.
Lame vulva me pasó por el cuerpo, aunque no tengo “eso”. Una hora espesa en afecciones. Y por la cabeza me pasaron varias cosas… La catarsis y el dar a leer, entonces, el teatro. Estas líneas van con el envión de invitar a ver en esta obra algunas cosas, quizá desencontradas. En son de metaforizar, voy a decir: trataré de hacer un menú que le provoque ganas de ir a comérsela, esquivando anticipar la digestión y advirtiendo que algunos ponemos aderezos hasta en la sopa. 
Dice uno de los teóricos del arte más citados por el momento –Jacques Rancière– que tendríamos que esperar de lo artístico la promoción de un “disenso”. Esto es: una diferencia en lo sensible, un desacuerdo sobre los datos mismos de la situación, sobre los objetos y sujetos incluidos y sobre los modos de su inclusión. El más evidente de los disensos de esta obra es dejar en suspenso el automatismo de entender la “violencia de género” como una cuestión de hombres sobre mujeres: un resabio del feminismo que asoció género y mujer con poco pudor crítico. Aquí la violencia, de algún modo inevitable como sugiere Marcou, se produce entre dos mujeres contra un hombre (o una ficción de hombre al que reclaman cumpla su guión cultural), y entre las dos mujeres. En la multidireccionalidad de la violencia mostrada tanto verbal como corporalmente, creo yo, está la posibilidad de multiplicar las lecturas.
La lectura psicoanalítica de la obra se me antoja demasiado a la mano. El texto hace uso y abuso de esta clave, en parte mostrando cuán difundido socialmente está su modo de  analizar la conflictividad interpersonal, en parte parodiando a lo que el mismo Freud llamó el “psicoanálisis salvaje”. La vulgata psicoanalítica es útil para herir con altura, como los personajes de esta obra lo saben bien: excavan en un pasado traumático, interpretan desde el filtro de sus fantasmas, sacan a relucir lo que la reputación quiere dejar oculto, y etcétera. El complejo de Edipo puede ser una clave de lectura para interpretar la triangulación del deseo de Luz, Horacio y Beatriz (los personajes). Se puede defender la pertinencia de esta narrativa psicoanalítica para contar la obra, pero a mí –que me persigno ante Judith Butler– se me antoja heterosexista.
Apunto al menos tres versiones de la cuestión edípica por si quieren ir a observar eso en la obra: 1. Yo deseo lo que el Otro desea, pero ese tercer objeto pertenece al otro, entonces la prohibición fundamenta mi deseo; 2. Yo quiero que el Otro me quiera a mí más que al objeto aprobado por su deseo, no quiero ser el objeto prohibido; 3. Yo quiero ser libre para desear a quien me está prohibido desear. Con cada uno de estos tres puntos pueden reorganizar lo que verán y escucharán de modos diferentes. Elijan su propia aventura.
Aunque me parece que hay otras aventuras.
Pienso, en otro registro, que ese pasaje de Horacio desde la casa de su madre a la de su concubina, tiene rasgos de lo que Eve Segdwick llamó homosocialidad, para pensar el homoerotismo entre hombres, el que no alcanza a quebrantar la heterosexualidad (eso que pasa en el fútbol cuando se tocan la cola y se dicen cositas, por ejemplo). Esas dos mujeres parecen funcionar como dos tribus que se ofrendan a Horacio en una ceremonia de potlatch, en la que la donante-madre y la receptora-concubina se echan en cara su posición social y compiten por el prestigio de capturar el deseo de Horacio. En un latente lesbianismo entre madre y concubina está la intención de configurar a Horacio para que resulte agradable a la adversaria.
En pocas palabras: lo hice y hago para que quieras lo que hice y hago, y así podamos querernos (“quieras” es aquí intercambiable por “reconozcas”). A los interesados en las comparaciones les puede resultar pertinente volver a ver la primera temporada de la serie Vulnerables (1999), donde Gonzalo Pierna Molina, su novia y su madre Lidia triangulaban similar.
Los cambios energéticos de la puesta en escena (las aceleraciones, desaceleraciones y apagones) logran mostrar a la vez la tregua y su imposibilidad. Hay brevísimos ciclos de paz que ocultan la interminable carrera armamentista de las dos mujeres en guerra, aunque de Horacio también, porque en ese constante fuego cruzado él gobierna cuanto pueda llegar a gobernar. Ninguna dominación se permite no brindar algún beneficio.
El director está orquestando todo esto en su puesta en escena. Hay austeridad en la escenografía, juegos de significación con los objetos y tres actores que no desaceleran. Vale decir: que no desaceleran nunca, al punto en que por momentos me pregunté si eso no hace que se diluya cuánto de buena literatura hay en Lame vulva.
Por lo demás, bueno: qué mala es la violencia, pero qué omnipresente.

FICHA TÉCNICA
Lame vulva, de Martín Marcou.
Lugar: Teatro Municipal (San Martín 2020)
Grupo: El Rejunte Teatro.
Dirección: Desiderio Ángel Penza.
Actúan: Celeste Barbero, Federico Celario Ocampo, Rosana Da Silva.
Entrada: $30 generales; $20 descuento para estudiantes, jubilados y amigos del teatro.
Funciones: sábados de mayo y junio, a las 20 hs.

Publicada en Pausa #94, miércoles 23 de mayo de 2012

lunes, 28 de mayo de 2012

En Alto Verde hay 500 razones para leer


Un grupo de jóvenes trabaja para que los más chicos se entusiasmen con la lectura.Crearon una biblioteca y preparan cuatro libros con historias del barrio que pronto saldrán de imprenta.

Por Marcela Perticarari


Caminar a la sagrada hora de la siesta santafesina por sus calles, subir al terraplén, bordear unos metros la orilla del río y observar las canoas en reposo, hacen pensar que el Tavo Angelini tenía razón cuando cantaba “magnífico Alto Verde”. En el entrepiso de la capilla Jesús Resucitado se respira juventud, se notan las ganas en los ojos de cada uno y ningún detalle de la ambientación está librado al azar: allí funciona la biblioteca barrial del Proyecto Jóvenes Mediadores de Lectura “Pescando Lectores”.
Las coordinadoras, Melisa Oroño y Cecilia Moscovich, explicaron que “los objetivos son democratizar el acceso a los libros, generar intercambios culturales, fortalecer los lazos comunitarios y brindar oportunidades para el empoderamiento de las personas a través de las prácticas de lectura”.
En este sentido, definieron la mediación de lectura como “el acto de acercar a niños, jóvenes y adultos, los libros para que puedan disfrutarlos de forma libre y placentera. Quien hace de puente entre los libros y la comunidad es el mediador, quien ofrece los libros, acompaña en los momentos de lectura, ofrece lecturas en voz alta, genera espacios y condiciones para la práctica de lectura”.


Objetos culturales
Previo a la creación del proyecto, el Área Joven de la Sede Territorial Alto Verde del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia formó un grupo de 15 jóvenes. Fueron ellos quienes plantearon el interés por generar una nueva actividad. Así se sumaron nuevas caras a la iniciativa y los jóvenes participaron de una serie de talleres, vivenciales y teóricos, en los que se familiarizaron con libros de literatura infantil y juvenil, y se apropiaron de nociones de la mediación de lectura.
“A través de la formación de jóvenes mediadores de lectura y la ejecución de acciones concretas de mediación de lectura en la comunidad, se pretende no sólo democratizar en el barrio el acceso a los libros y la lectura, sino también fortalecer el protagonismo y empoderamiento de los jóvenes, y fortalecer los vínculos de los mismos con su comunidad, entre los cuales los vínculos ntergeneracionales ocupan un lugar importante”, destacó Cecilia Moscovich.
Entre los fundamentos del proyecto, se explicita que “los libros son objetos culturales fundamentales, y el acceso a los mismos un derecho. La lectura, por otro lado, es una herramienta fundamental para el desarrollo humano y personal, para el proceso formativo y para el ejercicio pleno de la ciudadanía. El encuentro con los libros y con las personas que nos los acercan habilita la palabra, permite el descubrimiento del mundo y de uno mismo, genera un vínculo íntimo entre los que comparten la experiencia, abre el juego al intercambio, las emociones, los sentimientos, los sueños. Sin embargo, a menudo los libros son objetos escasos, caros, poco familiares y la experiencia de la lectura no es sentida como algo placentero porque está asociada a exigencias. Por eso, a través de este proyecto se procura que los libros se vuelvan familiares y valorados”.

Los mayores interesados
Entre las tareas que realiza el grupo de jóvenes mediadores se encuentra la planificación y ejecución de jornadas de mediación de lectura con niños y adultos, que se realizan en hogares de día, CAFs, escuelas, dispensarios y espacios públicos. Asimismo, organizan la biblioteca comunitaria: inventarían el acervo de libros –que llega a 500 ejemplares–, atienden, organizan los préstamos y gestionan donaciones.
Quienes deseen entregar libros a “Pescando Lectores” pueden acercarse los lunes a partir de las 14 o los miércoles desde las 9 al entrepiso de la capilla Jesús Resucitado. “Nos vienen bien las donaciones, siempre y cuando sean libros buenos y nuevos. Ponemos mucho énfasis en traer libros de calidad literaria, con buenas ilustraciones. No porque sean pobres merecen libros pobres, sino todo lo contrario. Contamos con más de 500 volúmenes excelente calidad, entre los que se encuentran libros para adultos y textos escolares”, detalló una de las coordinadoras.
Luisina, una integrante del grupo, se acercó el año pasado a “Pescando Lectores” invitada por una amiga. Le gustó lo que vio y se quedó: “Vamos a empezar a trabajar con la Escuela Simón de Iriondo, ya planeamos muchas actividades. En las experiencias anteriores trabajamos con chicos de 5 a 12 años, donde todos leían y jugaban. Es muy lindo cuando los alumnos se entusiasman y me gusta que ellos conozcan los libros: a veces dicen que no les gusta leer y es porque no los conocen”.
A la hora de las evaluaciones, el optimismo marca el terreno: “La lectura prendió e interesó. Los jóvenes se apropiaron profundamente del rol y la tarea, y lo desempeñan maravillosamente bien. Ellos leen y leen para otros. Tienen acceso a libros a los que antes no habían podido acceder, y los comparten generosa y entusiastamente con otros. Tienen un nuevo grupo de pertenencia, del que claramente disfrutan, lo que queda demostrado por su asistencia sostenida a lo largo de los meses. Se han vuelto expertos en literatura infantil y juvenil. Reconocen autores, estilos, géneros, editoriales, colecciones. Saben seleccionar para otros. Llevan libros a sus casas y prestan libros a otros”, señaló orgullosa Cecilia Moscovich.
“Cuando vine al grupo”, manifestó Soledad, “hubo todo un movimiento y no nos quedamos quietos. Leer a los chicos no es algo que muchos hagan y por experiencia propia sé que es muy lindo. Cuando me sentí sola, los libros siempre me ayudaron mucho. Y cuando otra persona siente lo mismo, es bueno saber que podés estar ayudando a través de la lectura. Cada día estamos mejor preparados, por eso me gustaría que este proyecto siga creciendo. El empuje que nos dan las coordinadoras es fundamental”.
Leonardo se define como uno de los pioneros del grupo. “Cuando llegué, las coordinadoras nos apoyaron para no abandonar la escuela, después me quedé. Al principio leíamos poco, nos traían juegos de palabras y eso nos gustaba. Después arrancó ‘Pescando Lectores’ y me encantó. Ahora escribo canciones y me gusta leer libros para enriquecer mis historias. A través de este proyecto puedo expresarme más libremente. Me llevo muchos libros a casa, en particular poesía y relatos extraídos de la realidad, me gustan esos finales que tienen mensajes al estilo ‘si yo pude, vos podés’. Eso me motiva a escribir”.
—¿Qué sentís cuando vas a leerle a los niños?
—Me veo reflejado en ellos porque no tuve libros, me hubiera encantado abrazar la lectura desde chico. Ahora podemos hacer lo que no hicieron con nosotros. Ojalá que el día de mañana estas pequeñas cosas que hacemos germinen.

El orgullo de los libros propios
Otro de los pilares del proyecto es la recopilación y registro de historias de Alto Verde, a partir de entrevistas a los habitantes más antiguos del barrio. “La idea es no sólo valorizar la historia, cultura e identidad locales, sino también tender puentes entre la oralidad y la escritura, entre el pasado y el presente, e incorporar al acervo de libros ofrecidos por la biblioteca, libros con historias del propio lugar”, explicaron.
“Con las historias que rastreamos durante 2011, hicimos cuentos ilustrados para chicos que van a ser publicados en cuatro libros. El material, que saldrá como una colección llamada Lo escuché por ahí. Historia de Alto Verde, ya está en imprenta. Y tenemos planeado hacer más libros”, contaron los jóvenes.
Está claro: entusiasmo para seguir no les falta.

Publicado en PAUSA #94, que todavía está a disposición en los kioscos de SF

sábado, 26 de mayo de 2012

Ufa, no se acaba el mundo


Investigadores estadounidenses descubrieron un calendario maya más antiguo que el que tienen registrado actualmente, así se rompe con la teoría de que el mundo se acaba este año. Este hallazgo apareció en la revista Science. Publican que este calendario representa cálculos de ciclos: el ceremonial de 260 días, el solar de 365, el de Venus de 584 y el de Marte de 780. Este calendario refuta la teoría de que el fin del mundo llegaría en 2012, ya que ésta se basa en la existencia de 13 ciclos, cuando en realidad son 17, según el reciente descubrimiento. Es por eso que en Cocoliche realizamos un test espiritual para tocar el chakra, de cerca.
 La mente es como un paracaídas, es mucho mejor cuando está abierta.
Antes de comenzar pida un deseo. Seguro, piénselo bien. Listo. Y recuerde que detrás de nuestras acciones siempre hay algo, aunque no sepamos qué.

1. ¿Usted se definiría como un “ser de luz”?
a) Sí, extremadamente luminoso.
b) Más o menos, depende.
c) Sí, pero de bajo consumo.
d) No, ni en pedo.

2. ¿Cuál de estas opciones lo/a identifica?
a) Colibrí.
b) Joaquín Morales Solá.
c) Un marsupial erótico.
d) Una ruleta.

3. ¿Dónde se siente más feliz?
a) Frente al mar.
b) Caminando bajo la lluvia de otoño.
c) Frente a la computadora.
d) En una tribuna.

4. ¿ Usted cree que el Padre Ceschi existe de verdad?
a) Sí, lo conozco en persona.
b) Sí, pero también creo que existen los alienígenas.
c) No, es un holograma creado por un software episcopal.
d) ¿Quién es el padre Ceschi?

5. ¿De qué color sería usted?
a) Amarillo tipo campera del diputado Olmedo.
b) Rojo placa de Crónica.
c) Blanco como el voto.
d) Verde dólar.

Mayoría de respuestas A
Un auténtico ser de la espiritualidad. Esté atento/a, tanta luz puede cegar. Corre el riesgo de parecerse al Maestro Amor o Claudio María Domínguez.

Mayoría de respuestas B
¡Ojo! Está muy cerca de convertirse en un ser místico. En breve, puede convertirse en vegetariano/a. Es probable que la próxima vez que venga Tony Kamo usted pague para verlo.

Mayoría de respuestas C
Algunos pueden definir su personalidad como tibia, otros gustan de compartir con usted momentos agradables. No cree, pero tampoco desmiente. Le gusta prender sahumerios.

Mayoría de respuestas D
La espiritualidad le nefrega. Su interés está en lo terrenal, lo mundano. Es un auténtico hereje. Suerte, va por buen camino.

Publicado en PAUSA #94, que todavía te espera en los kioscos de SF

jueves, 24 de mayo de 2012

Pegale una mirada al #93, si todavía no conocés a Pausa

El archivo completo en pdf del #93 de Pausa, que ya salió de circulación, si hacés click acá.

Si no nos conocés, dale una hojeada. Y después, recordá que el #94 te está esperando ahora en los kioscos de SF, o que podés recibirlo en tu casa (si nos mandás tu dirección a pausadigital@gmail.com)





miércoles, 23 de mayo de 2012

Ya salió Pausa #94

Desde hoy se puede conseguir en los kioscos de revistas la edición 94 de Pausa, el periódico quincenal de Santa Fe.
En tapa, un informe sobre el aborto en Santa Fe: el fallo de la Corte Suprema, las situaciones no punibles de interrupción del embarazo, los protocolos de atención, los efectores de salud de la provincia que adecuaron sus prácticas, el caso del Hospital Iturraspe y la participación de los movimientos de mujeres en la aplicación efectiva de sus derechos. Las cifras en la provincia, los registros de objetores de conciencia y los avances institucionales. Y el caso Ana María Acevedo: a cinco años de su trágica muerte, seis profesionales continúan procesados en la causa judicial
Además: la interna del PJ a nivel nacional tras los primeros movimientos de Daniel Scioli; un proyecto de promoción de la lectura en Alto Verde; un informe sobre la educación universitaria en las cárceles y detalles sobre la película que están rodando un grupo de jóvenes detenidos en Las Flores; una entrevista con el humorista Rudy durante su paso por Santa Fe; los cambios que se vienen en la organización del fútbol de Primera División.
Como siempre: noticias, crónicas de viajes, información cultural y humor. De regalo: la segunda entrega de la colección SF2062, una ilustración de Ariana Beilis. GRATIS!!!

Pausa #94, desde el miércoles 23 de mayo en los kioscos de Santa Fe.
Para suscribirte y recibirlo en tu domicilio, enviá tu dirección por inbox o a pausadigital@gmail.com

Próxima edición: miércoles 6 de junio

sábado, 19 de mayo de 2012

Versos que vienen y van

La poesía, un espacio de búsqueda, renovación  y encuentro. Con esas premisas, Ediciones Diatriba se convirtió en una auténtica usina de publicaciones de nuevos autores locales.

Por Juan Almará

Diatriba se dedica a la poesía. Una decisión que nace de un interés genuino. Fernando Callero, uno de los responsables del proyecto editorial, cuenta que “surge por el impulso que empezó a cobrar la poesía desde el 2000, con el precedente de los referentes porteños de los 90 que removieron el lenguaje y las formas de la poesía argentina. La echaron a circular por medios alternativos, casi artesanales. De esa manera, la nueva poesía tuvo llegada a muchos jóvenes curiosos que renegábamos de la hegemonía de las novelas”.
Ese contexto se mezcla con la historia personal de Fernando: “yo había vuelto a los versos. Después de diez años de narrar, necesitaba recuperar las sutilezas y las trampas de la economía del poema, para limpiar y renovar mi escritura. Y ahí me acomodé muy bien”. Este interés era compartido por Javier Guipponi, escritor y fundador del sello. Callero recuerda que “amanecíamos leyendo poetas nuevos en blogs y fotologs, que por ese entonces utilizábamos de forma viciosa, como se dieron los primeros usos de las redes sociales”.

Los comienzos
En un principio la idea no iba más allá de un ejercicio lúdico. “Jugar al libro”, expresa Callero. Fotocopias que se distribuían gratuitamente entre los amigos o que se vendían en ferias. Pero luego de conocer al poeta concordiense Daniel Durand, el panorama cambió. Durand integró la Generación del 90 y creó dos editoriales: Del Diego y Chapita. Fernando reconoce haberse inspirado en las producciones del entrerriano, pero otorgándoles un diseño más convencional. Guipponi se equipó y capacitó en lo referido a las nuevas tecnologías de publicación, y así llegaron los primeros frutos: Ostranenie de Guipponi, Feria artesanal de la calavera, de Santiago Pontoni (actual socio de Callero en el proyecto) y la reedición de Ramufo di Bihorp (Premio Provincial de Poesía José Pedroni 2000) del propio Callero, que recuerda que  “fueron cosidos a mano, con tapas blanco y negro impresas con láser hogareña. Las ilustraciones fueron de Miguel Pontoni, padre de Santiago. Bien de entrecasa”.

De la idea al libro
Acerca del proceso de producción, Callero cuenta que “antes hacíamos todo nosotros, ahora tenemos un grupo de amigos que nos ayudan. La selección es nuestra: somos unos sabuesos recontra curiosos que andamos echando el ojo a cuanto pibe se haya puesto a contar versos. Pocas veces, creo que nunca, publicamos una obra que nos hayan enviado. Confiamos 100% en nuestro olfato, porque en la búsqueda y en el hallazgo está cifrado nuestro capital y goce. De hecho, jamás ganamos plata con las ediciones”. Sobre el aspecto visual, expresa que “la maquetación de interiores corre a cargo de Pamela Núñez, una diseñadora muy meticulosa y prolija. La tipografía que empezamos a utilizar desde hace un tiempo es propia, nos la regaló Ramiro Espinoza, un tipógrafo muy groso de esta ciudad que vive en La Haya. El arte de tapa lo hace y diseña Ponchi, un artista visual fórmula 1. Todo esto gratis”. En cuanto a la impresión de los libros, nos dice que “la bancamos de nuestro bolsillo, pero vale la pena, porque corre a cuenta de Nora Martínez y Daniel Paolucci, de La visual. Trabajan muy bien”. Para culminar esta fase, afirma que “Ediciones UNL nos da un gran mano, ya que nos fotoduplica los interiores y arma los libros con sus máquinas. Los insumos los pagamos nosotros”.
Cada libro cuesta entre 700 y 1000 pesos, dinero que es provisto por los creadores de Diatriba. En lo referido a la distribución, “los colocamos en librerías y los sacamos a pasear por ferias y festivales. Lo que ganamos lo utilizamos para celebrar nuestro imperio delirante. A los autores que nos confían sus textos los recompensamos con el 10% de la edición”.

Las obras
Callero se entusiasma al repasar algunas de las producciones editadas. Recuerda los logros que obtuvieron las autoras Analía Giordanino (Nocturna, 2009) y Cecilia Moscovich (La manguera, 2010). Ambas fueron invitadas a leer en el XXVIII Festival Internacional de Poesía de Rosario. Recalca que sus obras “gustaron mucho y le dieron visibilidad y contundencia a la poesía hecha por mujeres en nuestro medio”. También elogia a Jonás Gómez y Paula Trama, las estrellas porteñas de Diatriba. Remarca que ambos registran actualmente un alto nivel de creatividad. Jonás obtuvo visibilidad con “Equilibrio en las tablas”, poema ganador de la edición 2009 del premio literario Indio Rico Leónidas Lamborghini, organizado por Estación Pringles y publicado por Mansalva. Su obra posterior, El dios de los esquimales salió por Diatriba.
Fernando opina  que “ha sido muy bien recibido y es uno de nuestros favoritos”. También nos relata que La yegua y el caballo no existen, una rareza de Paula Trama, también gustó mucho. “Gervasio Monchietti nos dio su 3 Cilindros un libro de un solo poema, que es como una Carta al padre”. Con respecto a Ostranenie cree que “es un libro que necesita proyección. Es muy bueno, pero Javier se retiró y no siguió mostrando cosas. Y los libros necesitan no solamente de la escritura que contienen, sino de las evoluciones de la voz del autor: su dialogo con el medio debe mantenerse vigente”.Recomienda la lectura de Colectivo maquinario de Daiana Henderson, definida como “una niña de Paraná que es una promesa” y la re-edición  de Kowabunga de Pontoni.

Nuevas tecnologías
Dos tópicos atraviesan la producción cultural actual: las nuevas tecnologías y la gestión independiente. Sobre el primer tema, Fernando expresa que “utilizamos las redes sociales para promocionar la salida de los libros. Nunca se han producido ventas por Internet. A la gente le gusta agarrar el libro, hojearlo, olerlo. Nuestros libros tienen mejor realización en vivo que en digital: son caseritos, como pasteles”.
Con respecto a la segunda cuestión, nos cuenta que están conectados con editoriales independientes del resto del país como Mancha de aceite, Textos de cartón o Stanton. En Diatriba, editan “como forma de expresión o como un correlato de nuestra obra. No nos jactamos, porque este criterio encierra una incapacidad para posicionarse y proyectar los títulos. Pero llegan donde queremos que estén”.

El futuro es el fin
Fernando hizo un anuncio sorpresivo: Diatriba planea editar tres obras más para luego cerrar. La tríada final estará compuesta por otro título de Cecilia Moscovich, uno Mora Morales -poemas con formato canción punk- y uno de Marcelo Estebecorena. Están evaluando la propuesta de digitalizar todo el catálogo, con el objetivo de sostener la circulación de las obrascuando dejen de publicar.
Autogestionada, libre, fugaz… Diatriba cruza el cielo de la literatura local con la ligereza de los versos que se funden en el aire.

Publicada en Pausa #93, miércoles 9 de mayo de 2012

viernes, 18 de mayo de 2012

Veinte minutos con Galeano

Por Gastón Chansard

Montevideo latía en otro febrero de carnaval, el sol se hacía sentir en el verano rioplatense, Nacional y Peñarol ajustaban los últimos detalles para un nuevo torneo que estaba a punto de empezar, las calles estaban aliviadas de autos y peatones en esa pintura arquitectónica que es Ciudad Vieja, los turistas tiraban fotos ante todo lo viejo que para ellos es nuevo, los murgueros dormían unas horas para afrontar una nueva noche de tablados, los termos y los mates, jamás de vacaciones, siempre estaban presente en las manos charrúas, el puerto y su mercado se miraban como esos viejos amantes. Por esas calles, donde Montevideo guarda sus mejores secretos, estaba uno de los hijos más queridos de la ciudad. El apasionado de la vida, el observador de mi continente, el mendigo del buen fútbol, el que sella en sus libros las voces del alma y de la calle. El enorme escritor latinoamericano gesticulaba ante la atenta mirada de una señorita muy delgada, estaba sentado ahí, pegadito a la ventana como las venas a la piel, terminando su jugo de naranja en el Café Brasilero. Calle Ituzaingó casi 25 de mayo, a una cuadra de la histórica plaza Constitución. No hubo cita previa, ni intuición que me llevase, sólo años de deseos de encontrarme alguna vez en la vida con el maestro Eduardo Galeano.
Ese 13 de febrero a las once de la mañana se me inmortalizó en el alma. Sin dudarlo, ingresé al café y me senté en la mesa de al lado, pedí algo para tomar y decidí esperar hasta que Eduardo (como lo llama el joven encargado del café) y una periodista sueca que vive en Brasil terminasen con la entrevista. “Creo que hasta acá está bien, ya tienes mucho para escribir”, esas palabras fueron el stop en el grabador que se percibía entre la copa de jugo de naranja exprimido y una jarrita de lágrima. Se levantó de la silla, caminó hacia el baño y a la vuelta estaba yo, esperando ese instante para cruzar dos palabras y, si había tiempo, para más.
Camisa azul oscura, cinto negro clásico, pantalón de jean azul gastado casi a tono con su color de ojos y un lento caminar. De allá atrás, a la izquierda de la barra, asomó la calvicie del escritor, se tomó unos segundos para hablar con el encargado del boliche –afectuoso abrazo de por medio– y avanzó hacia su mesa. Con la ansiedad de quien sabe que es un momento privilegiado de la vida, a centímetros de esa mesa lo esperaba este admirador de su arte. Me presenté ante su amable mirada, le di un apretón de manos y le pregunté si estaría dispuesto a tener una breve conversación para una publicación argentina, “los periodistas me corren con sus entrevistas, siento que me andan tironeando de la camiseta como a un jugador de fútbol”, fueron las primeras palabras que escuché de su boca, y yo, con un irrespetuoso atrevimiento insistí en mi objetivo. Y contestó: “Si me dedicaría a hablar con los periodistas, no podría escribir”. De repente, escucho otras voces que se presentan: eran las de una pareja de Buenos Aires que sacaba fotos para una revista de turismo. En un abrir y cerrar de ojos, Galeano nos juntaba en un abrazo para una foto eterna.
Aunque no fue una entrevista ni nada que se le parezca, al mejor estilo Eduardo Galeano (creo que en ese momento dudé si era el original o un doble perfecto), las cuatro personas que lo rodeábamos estábamos atónitas ante su breve relato del lugar que pisábamos. “Este viejo café tuvo tres dueños y por acá pasaron los milicos en la dictadura. Cómplices con algunos civiles, lo desvalijaron”. Pausado como siempre y recreando un triste pasaje de la historia uruguaya, se tomó algunos minutos más para darnos una breve reseña del café: “Había muebles, cuadros y otras cositas preciosas del siglo XIX y principios del siglo anterior, los hijos de puta se robaron casi todo”. Lo dijo con el entrecejo fruncido, con tono de bronca y mixtura de tristeza. “Pero los que siempre venían al café lo recuperaron, empezaron a recordar dónde estaban ubicados los muebles, las mesas, cómo eran, de qué material estaban compuestos y así se fue recuperando, tal como sucedió con la antigua ciudad de Leningrado (actual San Petersburgo) cuando los nazis la bombardearon en la segunda guerra mundial. A través de la memoria colectiva del pueblo los rusos la pudieron reconstruir”. El maestro acababa de contarnos a los cuatro argentinos que lo envolvíamos una pequeña historia digna de ser plasmada en las memorias de Montevideo, cara a cara, como sólo él, con su seducción natural, la sabe narrar. En un rápido vuelo hacia el presente dejó su afecto y apoyo en los nuevos dueños, “estos chicos aman el café, lo respetan, se interesan por su historia y lo saben cuidar muy bien”.
Ante las miradas que pedían una más, sin que nadie le preguntase nada explicó que viene al Café Brasilero por “transfusión de sangre, es mi segunda casa”. Manuel Odella, el joven encargado, se ocupó de contarme una pequeña anécdota que pinta la relación del Café con Galeano de cuerpo entero: “El verano pasado cerramos el negocio por unos días para tomarnos vacaciones y nos olvidamos de avisarle a Eduardo; resulta que llegó hasta el Café y lo encontró cerrado, preguntó acá al lado qué había pasado, pero la explicación que le dieron mucho que digamos no le cerró. Al otro día dicen que volvió, se quedó esperando mucho tiempo acá enfrente, preguntó nuevamente si habían visto movimiento y volvió a sentarse en la esquina esperando la supuesta apertura. Cuando reabrimos el Café, por debajo de la puerta Eduardo nos había tirado una carta, y en ella decía que estaba muy preocupado, que contemos con él y que iba a hablar con el que sea necesario para reabrir el Café Brasilero”. Además de mostrarme viejas fotos del bar y proyectos que ya están en marcha, expresó con una enorme carga emocional: “Eduardo es un pilar fundamental para el Café, gracias a él tiene un poder cultural increíble y eso hace que nos visite gente de todos lados”.
Amable, cálido, como un abuelo siempre dispuesto a contarle una historia al nieto, así de simple como escribe cuestiones tan importantes es Eduardo Galeano. En síntesis, es como escribe.
Creo que habían pasado diez minutos, la pareja de la revista de turismo ya se había despedido del personaje más famoso del lugar y yo, sabiendo que esos minutos ya eran una nota, lo acompañé a salir, le pedí que se pare en la puerta para ilustrar estas líneas y en eso me dijo: “Montevideo está mucho mejor, ¿la recorriste?, la ciudad está mejorando”, y después de un suspiro abrió grande los ojos y dijo: “¡Cada sinvergüenza nos gobernó!”. Sin dudarlo le pregunté por el presidente uruguayo y él también, sin pestañar tiró: “Pepe dice lo que siente y eso le gusta a la gente, aunque a veces dice cada cosa (risas). Pero bueno, Pepe no es un político profesional, no se detiene a procesar todo para saber qué decir y no decir. Te aclaro que yo no soy politólogo, así que mucho más no me preguntes, sólo escribo lo que veo y pienso”.
A esa altura me sentía en confianza y me salía de la vaina por hablar de fútbol, pero en la última foto, ya con cara de apurado y remarcando con el pie derecho un baldosón que dice 1877 (año de fundación del café) en la puerta de entrada, señaló: “Mirá esto, los milicos del Café se robaron muchísimas cosas, pero por suerte esta reliquia no se la pudieron llevar”. Supuse que ya habían pasado los veinte minutos de un encuentro mágico. Me saludó en la vereda con un apretón de mano, en la otra sostenía un maletín negro, y se fue caminando pausadamente, como suele ver la vida, para el lado de la plaza Constitución.

Publicado en Pausa #93, todavía a la venta (con muchas otras notas más) en los kioscos de SF

jueves, 17 de mayo de 2012

Para fumar un faso sin culpas


El movimiento por la despenalización de la marihuana da sus primeros pasos en la ciudad. Un ciclo de charlas y una marcha se complementan con los proyectos legislativos nacionales.

Por Marcela Perticarari / Fotos: Olivia Gutiérrez

En 1940, estudios científicos demostraron que la marihuana es menos peligrosa de lo que se sospechaba, por lo que en el imaginario colectivo se la empezó a desvincular de actos de violencia, crímenes sexuales y adicción. Años después, en varios condados de Estados Unidos se legalizó su uso medicinal y 20 países permitieron su cultivo, mientras otros tantos trabajan en proyectos de reforma. En la Argentina, 2012, se estima que dos millones de personas fuman marihuana. Penalizar o no penalizar es la cuestión a discutir: dejar de denominar a las drogas como “sustancias ilícitas”, mucho más que un rótulo. Finalmente el debate se instaló en el Congreso Nacional.
En este sentido, hay varios proyectos legislativos que plantean modificar la normativa vigente, basada en la prohibición del consumo, la tenencia y la venta. Las iniciativas más destacadas fueron presentadas por los diputados nacionales Victoria Donda (FAP), Aníbal Fernández (FPV) y Ricardo Gil Lavedra (UCR).
“Buscamos priorizar los derechos humanos de segunda generación: primero atender la salud de quien consume y después atacar el narcotráfico”, declaró Fernández. Su iniciativa busca evitar la criminalización de la persona que consume, quien “padece una enfermedad que tiene que ser resuelta por el Estado”, consideró. Al fundamentar su proyecto, advirtió el fracaso de la ley 23.737 sobre estupefacientes, porque lo único que consiguió es “hacer un enorme daño”, incentivar “el hacinamiento carcelario” y “llenar juzgados de causas que no tienen que ver con la seriedad”.
Victoria Donda recordó el fallo Arriola que dictó la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2009, que “pone de manifiesto el claro fracaso de la doctrina y de la jurisprudencia que sostenía la penalización del usuario de estupefacientes, con razones utilitaristas o pragmáticas donde se permitiría combatir más fácilmente al tráfico de estupefacientes”. Entre las modificaciones que propone, figura la derogación del artículo 14 de la ley 23.737, que penaliza al simple tenedor de estupefacientes para, luego, hacer la salvedad de declarar no punibles a aquellos casos en los que inequívocamente demuestren que dicha tenencia es para su consumo. “Ese artículo es la base estructural mediante la cual la actual ley de drogas criminaliza sistemáticamente a los usuarios, ya que los obliga a demostrar su inocencia una vez sometidos al proceso penal. En los últimos 10 años, el 70% del total de causas por drogas son por tenencia para consumo personal, entre el 20 y el 25% son causas por tenencia simple y sólo el 5% del total de causas por drogas son por su comercialización”, precisa el proyecto. Otra de las modificaciones propuestas es la derogación de los artículos que regulan los tratamientos de rehabilitación como parte del canje por la pena en las diversas instancias del proceso penal, porque “la ley penal no puede regular tratamientos de salud y menos aun utilizarlos como una pena encubierta”.

Debates animados
En nuestra ciudad, cuna de la Constitución que los activistas quieren hacer respetar, el diálogo se va abriendo en diversos ámbitos. A fines de abril, se llevó a cabo una charla sobre despenalización del consumo de drogas en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, organizada por los estudiantes nucleados en Praxis. Uno de sus miembros, Leandro Wolkovicz, comentó que “nuestra finalidad es proponer una nueva relación entre universidad y sociedad, en primer lugar a partir de la intervención territorial y, en segundo lugar, a partir del tratamiento de temáticas políticas y sociales como la despenalización, que muchas veces quedan afuera del debate académico. Además de estudiantes somos jóvenes y nos atraviesan una serie de problemáticas. Somos los principales vulnerados por esta política de drogas que persigue al último eslabón de la cadena del gran problema que es el narcotráfico. Hay un tabú respecto a este tema: algunos dicen que venimos a hacer apología, pero nosotros somos actores políticos capacitados para aportar al debate”.
Por su parte, Ignacio Canabal, presidente de la Asociación Rosarina de Estudios del Cannabis, contó que “desde hace seis años trabajamos junto a otros ciudadanos sobre la política de drogas y el movimiento social que implica la modificación de las leyes en Latinoamérica, porque las respuestas que hemos escuchado de los gobiernos han sido diferentes. Es importante que la sociedad civil se una y pidamos cambios regionales para modificar la situación actual, porque ni la cocaína ni la marihuana prensada que consumimos están producidas en Argentina”.
Política de drogas, derechos humanos, políticas sociales y consumo personal se definen como los ejes de la despenalización. “La problemática de las drogas no es uniforme. No es lo mismo una persona tomando psicofármacos en exceso que un chico consumiendo paco en la esquina o alguien fumando un cigarrillo de marihuana plantada en su patio. Tenemos que encontrar respuestas que nos sirvan a nosotros. Esta es una problemática de derechos a la que nos tenemos que enfrentar, por relación a leyes, con el Estado. En este caso, el Estado federal está prohibiendo una forma de vida, un consumo o una experimentación. Y las políticas de drogas están encaradas hacia ciertos sectores sociales: a la gente más pobre y a los jóvenes. En general no se reprime a la persona que vive en el centro, pide cocaína con un delivery y la consume en su casa o en fiestas, sino al que consume o porta una sustancia ilegal en la vía pública. Algunos son detenidos simplemente por portación de rostro y por el solo hecho de tener una sustancia prohibida son detenidos con esa excusa. Acá estamos hablando políticas sociales y económicas. Incluso los proyectos más avanzados siguen penando el consumo en la vía pública”, enfatizó Canabal.
El periodista de Página/12 y de la revista canábica THC, Emilio Ruchansky, estuvo de visita por Santa Fe para una conferencia en el marco de un ciclo de charlas sobre despenalización, organizado por la Juventud Socialista, el viernes 27 de abril. Y afirmó que “con los proyectos legislativos casi que estamos tocando el cielo con las manos, pero no hay un apoyo tan grande como se cree. El proyecto de Aníbal Fernández se queda corto con el articulado, porque si bien no pena el autocultivo tampoco lo permite”. En coincidencia con Canabal, el periodista cuestionó la afectación a terceros que se menciona en el proyecto: “Si me gusta fumar en la calle, ¿a quién estoy afectando? Hay vecinos que denuncian a alguien porque tiene una planta y ¿qué te ofende la planta? Hay una tentación de prohibir por parte de médicos, abogados y jueces, he visto muchos fallos condenatorios moralistas. La pelea de fondo es esa y empieza en la mesa familiar. Si bien no se va a penar el consumo, la ley va a quedar corta. Hay que tener cuidado con el discurso contra el narcotráfico”, manifestó al enumerar los errores y abusos en los procedimientos realizados por la policía.
“El aborto, la eutanasia, la diversidad sexual y la despenalización del consumo de drogas son derechos que tienen que ver con nuestro cuerpo, son luchas que tenemos que hermanar. Lo malo es no hablar de estos temas. El mayor problema es que alguien dijo ‘las drogas son malas, si las defendés sos un hijo de puta’. Si se exportan 200 toneladas a Europa es porque el consumo está y alguien nos dice lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo”, consideró Ruchansky.
El periodista concluyó afirmando que “cualquiera se sube al debate, que es pobre porque hay poca información. No estamos en el mejor momento para discutir la ley, pero es obvio que nadie es especialista en drogas. Lo que hay que llevar a la discusión con los legisladores es la ampliación de derechos: respetar las individualidades y permitir el cultivo o los clubes para empezar a regular el uso del cannabis”.

En marcha
El sábado 5 de mayo, las actividades a favor de la despenalización de la marihuana tuvieron su segundo y concurrido capítulo con una movida realizada en el Parque del Sur. Ese día, en numerosos puntos del planeta se realizó en simultáneo la Marcha Mundial de la Marihuana 2012. En todo nuestro país, 60 mil personas se movilizaron en 22 ciudades(40 mil de ellas en Buenos Aires).
La tarde de otoño, con rostros mirando hacia el espléndido sol y buena música, invitó a cerca de 300 personas que llegaron de a poco y en grupos para compartir la propuesta en el tradicional paseo verde.
“Buscamos reclamar públicamente que se respeten nuestros derechos y libertades individuales, como lo expresa el artículo 19 de nuestra Constitución. No debemos dejarnos enredar por charlas morales y buscar la gravedad del delito en algo distinto de los daños que origina para la sociedad, única y exclusivamente”, argumentaron los organizadores.
Cuter Club, un grupo de cultivadores de Santa Fe y la región, estuvo presente en la organización de la jornada junto a los jóvenes socialistas. Uno de sus miembros contó que “desde hace tiempo nos reunimos con otras personas porque este tema ya está instalado en la sociedad. Se necesita más información y gente que active porque las cosas no se están haciendo bien. Empezamos a movernos porque queremos que se conozca la realidad. Es bueno que se trate el tema y ojalá se apruebe algún proyecto”.

Publicada en Pausa #93, miércoles 9 de mayo de 2012

martes, 15 de mayo de 2012

Gobierno de la economía


Por Juan Pascual

Nuestra vida en comunidad tiene diferentes maneras de ser entendida, según como se la nombre. Cuando nos nombramos como población, podemos ser medidos, contados, mensurados. La población es lo que emerge cuando se observa a una comunidad como a un objeto. Con diferentes técnicas nos vamos revelando a nosotros mismos: somos tantos entre 60 y 70 años, somos tantos los indigentes, somos tantos con el secundario incompleto, somos tantos los que no tenemos vivienda. Estos recortes dependen, entonces, de cómo miremos ese objeto: cómo digamos que somos. Cuesta mucho construir un concepto que permita vernos, porque cada uno de esos conceptos es, justamente, una decisión política. Por ejemplo, todavía no existe una cuenta exacta de los femicidios. ¿Por qué? Porque cuesta mucho, todavía, entender que una mujer asesinada por la violencia machista es un problema de orden político. Es decir: de lo público.
Cuando la población actúa como sujeto lo que se encuentra en disputa (y en acción) es otra cosa, que solemos llamar pueblo. Como la población, no es una unidad: muchos pueblos caben en un pueblo. Y se enfrentan tanto como se concilian. No delibera ni gobierna el pueblo sino “a través de sus representantes”, aunque a la hora de los bifes o de los derrumbes siempre esté en las calles, las plazas o sus territorios, con sus propias organizaciones, liderazgos y tradiciones históricas, demostrando que la política es mucho más que el Estado y las (sus) instituciones. El pueblo es la población que habla y demanda: que actúa. Cada dos años tiene la única forma de medición que ha sabido darse: el voto, que expresa la voluntad popular, dice el lema. En democracia, las oportunidades del pueblo para constituirse como sujeto son directamente proporcionales a la ampliación del campo de lo político. Es decir: de lo público.   
Población. Pueblo. Público. Peculiar palabra con doble sentido. Implica tanto las decisiones que se toman en nombre del estado de la población (las políticas públicas) como su debate (la esfera pública). En lo público se da la intersección entre pueblo y población, entonces. Cuando un tema ingresa a lo público, significa que afecta a la población y que el pueblo tiene algo que decir y actuar sobre ello (sea o no a través de sus representantes). Ejecución pública (acción del Estado) y discusión pública (legislación y debate, desde los medios espectaculares a todas las formas de intercambio en redes) muestran, en su orientación, de qué modo nos estamos tratando, tanto en nuestra dimensión de sujetos como de objetos.
Sin embargo, en este planteo falta algo: lo privado.
Aquello que se sustrae respecto de lo público es lo privado. Aquello sobre lo que el pueblo no delibera ni gobierna. Aquello que analiza y opera sobre la población con su enorme variedad de técnicas para catalogar conductas de masa: tantos vemos la tele en tal hora, tantos compramos tal yogurt, tantos vamos a la cancha a ver el fútbol, tantos gastamos tantos litros de nafta, y así. Ni pueblo ni población: consumidores, como mucho. Desde lo privado, las decisiones que se tomen (y que afectan directamente la vida de las comunidades) no tienen por qué considerar en modo alguno los efectos sobre las poblaciones y los pueblos. Esas decisiones están sustraídas de su foco. Cuando, por una ecuación de mayor rentabilidad privada, un chacarero cierra su tambo y lo sustituye por soja, no tiene por qué pensar en sus efectos en la desocupación (uno de los modos de medir la población). Cuando una empresa decide enviar sus fondos al exterior, no tiene por qué preguntar por la opinión popular al respecto: si bien es moneda nacional, es también dinero privado y con él se hace lo que se quiere.
En el momento en que lo privado quiere expresar caritativa bonhomía, aparece una berreta noción que se injertó hasta la médula en los últimos 20 años: la responsabilidad social, donde “sociedad” denomina lo que al capital en gana le venga. Llenamos de plomo una napa con nuestra industria química, pero empleamos muchos discapacitados motores (que nuestra contaminación ayuda a producir), iupi. Pidiéndole misericordia y humanidad a lo privado, lo único que puede otorgar es eso: una máscara. No tiene por qué otorgar una cosa que contradiga su motivo: la  máxima ganancia privada. Porque lo privado se sustrae a lo público. Pero lo público, en el reverso, es también sede de las pujas y contradicciones de y entre los privados. O más bien: desde lo privado no hay otra cosa más deseada que el dominio de lo público.
Alguna vez, públicamente, se adoptó –de modo hegemónico, consensuado y general: todos los grandes partidos, instituciones y sindicatos estuvieron en ese baile– un modelo de Estado como el de los 90. Vale recordar el verdadero numen de ese modelo en su idioma original: law & enforcement. Ley y vigilancia fortalecida del orden; justicia, policía y norma. Cuando el Estado tiene que cumplir sólo y apenas con sus funciones de penalizar, controlar y castigar es porque todo el resto de las cuestiones que afectan a las poblaciones y sobre las que podrían luchar los pueblos les han sido privadas por lo privado. Y no sólo hablamos aquí de las empresas públicas privatizadas, sino también de la “calidad” de la educación y la salud segmentadas por el desfinanciamiento de una parte y el oneroso pago de otra. Escuelas despintadas y sin materiales y centros de salud paupérrimos en algunos territorios y clases; doble escolaridad con idioma incluido y medicina prepaga en otros. O los servicios públicos: quién recibe agua, cloacas o luz, quién no. El núcleo del modelo neoliberal es un Estado circunscripto a legislar y fiscalizar. Un Estado donde prácticamente todo lo que puede ser de pública posesión es gestionado por lo privado.
Desde esa posición se considera que, inevitablemente, una empresa privada, por su naturaleza, va a gestionar mejor que el Estado u otra institución pública. Paralelamente, no habría modo ni manera de que, desde lo público, se pueda administrar acertadamente nada. Lo público sólo puede dar marco y control. Esa es la famosa “seguridad jurídica”. Así, el mando estratégico del Estado sobre la economía –hasta sobre la defensa nacional– se restringe al mantenimiento de los entes de control, bajo la creencia suplementaria de que la mejor forma de controlar no es el gestionar propiamente dicho y de que las empresas privadas no harán nada –de puro bondadosas– por manejar esos entes hasta con su propio personal. El desguace de los ferrocarriles, las tarifas de los celulares, el potencial desastre ambiental minero (o el sencillo expolio de algo que no es ni infinito ni reproducible), el estancamiento y retroceso de YPF se comprenden desde esta lógica.
La semana pasada se promulgó la ley por la cual el 51% de las acciones de YPF vuelven a manos de lo público. Nunca en la historia de la democracia post ‘83 los diputados votaron de forma tan unánime. Se puede odiar a De Vido, se puede pensar que Kiciloff es un pedante. Es más: Cristina se roba todo y debe ir presa ya. Pero si con la recuperación de los fondos de las AFJP se desanudó la peor mafia especulativa y se quebró la principal política de desfinanciamiento del Estado, con la expropiación de YPF se terminó con la más central de las dependencias en recursos estratégicos.
Vale sopesar ambas transformaciones. Si bien la nueva ley sobre YPF toca lo más hondo de los trazos de nuestra nacionalidad, la importancia de que los fondos de los trabajadores sean hoy manejados por el Estado y no por la Bolsa quizá no haya sido puesta hasta ahora en su debido lugar. No sólo se trata de las nuevas políticas de seguridad social, desde la AUH hasta el plan Conectar Igualdad, o la recomposición de los haberes jubilatorios. Al momento de la estatización –en plena explosión de la crisis internacional vigente– gran parte delas acciones de las AFJP se estaban transfigurando en papeletas sin valor. Además, a partir de la privatización de esos fondos el Estado quedó con un irreversible agujero, hoy saneado. Por otro lado, la autoridad pública sobre YPF (que, además, es un enorme conglomerado de empresas de industria pesada) posiciona al Estado frente al escenario global de otro modo: a nadie escapa cómo juegan los intereses imperiales respecto de un insumo tan básico. En este sentido, es notable como la movida anticipó y dejó sin efecto las negociaciones de Repsol para hacer una venta de acciones a la petrolera china Sinopec. Una cosa es un conflicto con una empresa privada de España, que demasiados intereses tiene para cuidar en Argentina (bancos o telefonía, por ejemplo). Otra cosa es tener que lidiar con el manejo de un monstruo de la imparable potencia mundial, respecto de la cual tenemos todo para perder en materia de intercambio comercial. 
YPF y AFJP: ambos avances de lo público –junto al retorno de las paritarias y el fin de la ley Banelco de flexibilización laboral– le quebraron el espinazo a lo peor de los ’90. La economía se va abriendo a ser entendida como lo que es, economía política: un problema público que nos afecta como población y sobre el que luchamos los pueblos. Y hay mucho tema para discutir por dónde seguir.

Publicada en Pausa #93, miércoles 9 de mayo de 2012

domingo, 13 de mayo de 2012

Un mes y nadie se va


Continúan las ocupaciones en Las Delicias y Santa Rita II. Aspectos jurídicos y sociales del conflicto.

Por Sergio Ferreyra

La ocupación de viviendas en los barrios Santa Rita II y Las Delicias lleva más de un mes. Mientras el gobierno no puede solucionar el conflicto y sigue anunciando iniciativas habitacionales, la CGT entró de lleno en la discusión. Una resolución judicial ordenó el desalojo, pero fue frenada por una apelación que presentó uno de los procesados por el conflicto.
Las 264 casas continúan ocupadas pero en algunos casos, como en barrio Las Delicias, se siguen registrando movimientos de ocupantes que abandonan o llegan al lugar. Cinco integrantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) fueron procesados por la toma en Santa Rita II, todos como coautores del delito de usurpación, previsto y contemplado en el artículo 181, inciso 1 del Código Penal. Pero también hay otras consecuencias menos visibles como, por ejemplo, el abandono escolar, a raíz del desarraigo, de niños que llegaron junto a sus familias al barrio Las Delicias.

Desalojo frenado
La jueza que interviene en la causa, Sandra Valenti, del Juzgado Correccional Nº 6, dispuso en primera instancia que el desalojo “se puede hacer en tanto y en cuanto se cumplan los requisitos que establece la comisión permanente del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales para los desalojos por la fuerza, vinculados a asegurar a las mujeres y a los niños, entre otras cuestiones”. En el caso de las familias que no tengan viviendas, para poder desalojarlas se les deberá proporcionar un lugar porque están en situación de calle. La jueza aclaró: “El gobierno deberá adoptar las medidas necesarias para asignar a las familias un lugar provisorio de conformidad a lo dispuesto; es decir, que se proporcione otra vivienda, reasentamiento o acceso a tierras productivas, según proceda”. Por su parte, el fiscal Rubén Díaz confirmó que la resolución especifica que en el caso de tener que usar la fuerza pública, la tarea deberá ser coordinada entre el Ministerio de Seguridad y la Dirección de Vivienda, en horas diurnas y jornadas de buen tiempo, con cantidad proporcional de policías a personas a desalojar, agentes de seguridad identificados, registro audiovisual, agentes femeninos para las mujeres e intervención de la Subsecretaría de la Niñez para los menores.
Previo al procesamiento de cinco integrantes de la CCC, la resolución judicial recibió una apelación. La CCC fundamenta que “no hubo usurpación”. Sebastián Saldaña (uno de los procesados) señaló: “El gobierno permitió la ocupación firmando la primera acta acuerdo, por lo que no hay delito de usurpación. Es claro que el gobierno, propietario de las 180 viviendas, permitió la ocupación firmando la primera acta acuerdo. Según ese documento, las familias podían permanecer en las casas hasta tanto se les asignara un terreno y se les dieran materiales para que comenzaran una construcción”. El abogado que representa a las familias que ocuparon, Domingo Rondina, explicó: “La existencia del acta acuerdo evidencia que hubo un permiso de ocupación por parte del Estado posteriormente a la toma de viviendas efectuada por la fuerza”.

Borrar con el codo
Valenti advirtió “una situación confusa o por lo menos desprolija por parte del órgano estatal que condujo a incrementar el conflicto generado, y refiere a que el mismo día que se firmó el acta acuerdo en la que ofrece un programa de acceso a un lote con infraestructura más una canasta de materiales para promover la autoconstrucción, en forma simultánea presentaba la denuncia judicial, lo que claramente se presenta como contradictorio, denotando un contrasentido ético y una falta de coherencia en las decisiones adoptadas”.
En diálogo con Luis Mino, por la emisora Aire de Santa Fe, Domingo Rondina sostuvo: “La arquitecta (Alicia) Pino (directora provincial de Vivienda)  dijo que fue engañada por la gente para firmar esa acta. Es una funcionaria de primer nivel, una persona formada, con muchos años de experiencia en la función pública, que no fue sola al predio, sino acompañada por otros funcionarios, la Policía, un escribano público y ella después dice que no va a cumplir el acta porque la firmó engañada por la gente. O sea, un grupo de cinco menesterosos enganchó y engañó a toda la Dirección de Vivienda en una negociación”.
También Rondina aclaró que la Justicia no autorizó a la Municipalidad de Santa Fe a ser querellante de la causa porque entendió que “no está directamente afectada”.

Quién es quién
Otra de las órdenes que dio la jueza Valenti fue la realización de un relevamiento para determinar la real situación de las familias ocupantes y saber cuáles son las que están en situación de calle.
Gustavo Leone, secretario de Hábitat, indicó: “El relevamiento es el que determinará qué familias están en situación de calle; en segundo lugar, nosotros estimamos que gran parte de estas familias tenían una localización previa, es decir que no estaban viviendo en vía pública, sino en pensiones, con sus familiares, y otros hasta alquilaban. A partir del relevamiento, vamos a detectar todas las situaciones en las cuales los ocupantes tienen posibilidades de retornar a la situación previa, que a lo mejor no es la más conveniente, pero que sí tienen una salida habitacional”.
El relevamiento consta de 12 puntos tendientes a conocer el lugar de residencia de las familias antes de que tomaran el plan y bajo qué condiciones de hábitat estaban. También se contempla el acceso a la educación y a la salud de sus integrantes.
Al cierre de esta edición, los trabajadores sociales de la provincia todavía no se habían hecho presentes en Las Delicias y tampoco habían sido notificados del desalojo, según Hernán Apaza, integrante del movimiento Madreselva, que brinda apoyo y organización comunitaria en ese barrio. “Estamos esperando que nos vengan a relevar para que se conozca la necesidad y la emergencia habitacional y social. Somos los primeros interesados en que el Estado se entere de esta situación y no la tome como novedad, porque no lo es”, sostuvo el militante y agregó: “Ayudamos también a tratar de solucionar cuestiones que tengan que ver con la de cualquier barrio, hoy agudizadas porque no hay luz, no hay agua, hay viviendas que no tienen artefactos sanitarios, aberturas, faltan chapas del techo, falta el cableado, faltan elementos necesarios para desarrollar una vida digna”.
Según un relevamiento de la CCC, el 96% de las familias que ocuparon las casas de Santa Rita II “no tienen dónde ir”.
“Queremos dialogar, pero evidentemente el camino que toman es el de criminalizar el reclamo, el de culpabilizar a las familias por el problema del déficit habitacional que ellos mismos generaron y del que no se hacen cargo”, consideró Saldaña.

CCC o CGT
La provincia firmó un convenio con la Confederación General del Trabajo (CGT), en el que se establece que “una vez consolidado el desalojo, la CGT se hará cargo de terminar el plan habitacional. Asumirá la mano de obra y la provincia el monto económico que se requiera para ello”. Previamente, pero luego del desalojo, se hará un relevamiento del estado general del plan y de cada vivienda en particular.
Según el convenio, la provincia autoriza a la CGT para que “disponga lo necesario para la total terminación de las 180 viviendas y de la infraestructura indispensable para su habitabilidad”, cuya construcción se interrumpió por la rescisión del contrato con la firma Construcciones Industriales y Civiles SRL.
En cuanto a la asignación de las viviendas, se respetarán los cupos previstos por leyes nacionales y provinciales vigentes: 20% para la Uocra, 5% para discapacitados, 10% para policías, 50% para demanda general –serán sorteadas entre trabajadores sindicalizados de gremios que pertenecen a la CGT– y 15% restante para ex combatientes y bomberos.

Mientras tanto, anuncian nuevos planes
En medio de lo que acontece en Las Delicias y Santa Rita II, el gobierno anunció dos iniciativas habitacionales. En primer lugar, terminarán viviendas en Recreo (40 por 317.289 pesos) y Monte Vera (29 unidades con servicios por 211.739 pesos). En ambos casos, la provincia aporta los fondos y los gobiernos locales la mano de obra. En segundo lugar, se anunció la firma de un convenio entre el gobernador Antonio Bonfatti, el intendente José Corral y el coordinador del movimiento Los Sin Techo, José Luis Ambrosino, para trabajar en conjunto para remplazar 100 ranchos por módulos habitacionales básicos, en un área que incluye a los barrios Villa Oculta, Villa del Parque y Barranquitas.
La organización ya tiene censadas las áreas señaladas. El gobierno provincial aportará los recursos y la Municipalidad cederá terrenos que hoy le pertenecen. También se acordó la identificación y definición conjunta de tareas de regularización dominial en Los Hornos y Villa Elsa. El plazo de vigencia del acuerdo es de dos años, prorrogable automáticamente por dos años más. Las unidades habitacionales que se construirán serían iguales a las que utilizan Los Sin Techo: 36 metros cuadrados a un costo estimado de 43 mil pesos la unidad. Según datos del movimiento, hay alrededor de 2.500 ranchos y se generan unos 400 nuevos por año.

Publicada en Pausa #93, miércoles 9 de mayo de 2012

viernes, 11 de mayo de 2012

Pausa #93


Títulos de la edición #93 del periódico quincenal Pausa, miércoles 9 de mayo de 2012

Charlas y movilizaciones por la marihuana legal
La presencia en una conferencia de Emilio Ruchansky, editor de la revista cannábica THC, y una concentración con 300 personas en el Parque del Sur fueron las actividades con que la comunidad local se plantó a favor de la despenalización del consumo personal de marihuana. Junto a otros grupos, la Juventud Socialista de la ciudad impulsó los actos, que se articulan con el próximo debate legislativo nacional por la ley de estupefacientes.
Tendencia en alza: cerca de 60 mil personas en 22 ciudades del país se plegaron a la Marcha Mundial de la Marihuana 2012

El trasfondo social de las ocupaciones
A un mes de iniciado el conflicto, siguen las tomas de viviendas en Santa Rita II y Las Delicias. El gobierno hizo distintos movimientos, algunos fallidos. Por un lado, firmó un convenio con la CGT para terminar la construcción de las casas de Santa Rita II y luego sortearlas. Pero cuando parecía que había luz verde para comenzar los desalojos, una resolución judicial frenó todo y los ocupantes pudieron quedarse. Entre tanto, salieron a la luz las consecuencias menos visibles del conflicto, como el abandono escolar a raíz del desarraigo. “No hay luz, ni agua, ni artefactos sanitarios, ni aberturas”, describen desde el barrio Las Delicias. Un relevamiento de la CCC concluyó que el 96% de las familias que ocuparon las casas de Santa Rita II no tienen otro lugar dónde ir.

YPF: la economía y lo público
Con un consenso legislativo jamás alcanzando en la historia democrática reciente, el 51% de la petrolera volvió a manos del Estado. ¿Qué implica este avance político sobre lo que se había dejado en manos de la gestión privada? Las posibilidades que se abren y los temas por discutir.

Una movida contra los delitos complejos
El Ministerio de Seguridad asumió el control directo de  las Tropas de Operaciones Especiales y de las divisiones policiales dedicadas a la droga y la trata. El nuevo tablero dentro de las fuerzas de seguridad, el reclamo del gobernador por “eficiencia” y la posición del ministro Leandro Corti. El apoyo expresado desde el PJ.

Fuerte oposición a la suba de impuestos
Los diputados provinciales del justicialismo y el PRO salieron a reclamar menor gasto y más fomento a la producción como paso previo a considerar la reforma tributaria –aumento del Inmobiliario Rural y Urbano– que reclamó el Ejecutivo a la Legislatura. Cruces y grandes matices del variado espectro opositor.

Una mutual que no discrimina género
Avanza la organización del colectivo de lesbianas, gays, trans y bisexuales: a través de una mutual propia buscan un mejor acceso al crédito en todos los niveles. El amparo de la Ley de Identidad de Género y la necesidad de hacer efectivos los derechos ciudadanos en la voz de Alejandra Ironici, la primera trans en Santa Fe que recibió un DNI  acorde a su género.

ADEMÁS:
Eduardo Galeano en su bar preferido: un encuentro casual e inolvidable
Publicar poesía santafesina, la obsesión de Ediciones Diatriba
Libro y documental sobre el infinito mundo del fútbol de ascenso

Y, como siempre, noticias, cine, música, humor, deportes y mucho más...

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Próxima edición: miércoles 23 de mayo

lunes, 7 de mayo de 2012

Una fiesta gitana

El cineasta serbio Emir Kusturica revolucionó, a su paso, la ciudad: proyección de películas, fiesta en la calle, su recital y la visita al mitológico bar Kusturica.
Por Foi de Moise’

A fines de 2011 llegó a la Comisión Directiva de Cine Club un dato que debíamos chequear sobre una posible visita de la pandilla serbia de Kusturica y la No Smoking Orchesta a Santa Fe. Después de indagar por todos los costados posibles, el 30 de marzo acudí con tres cinéfagos más a una reunión en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad y ahí quedó formalizada la propuesta de concretar la Semana Kusturica. O sea, el tipo que nombra al bar en el que he (como muchos) pasado grandes momentos de mi vida social-porroneril-afectiva-cultural de la última década venía ¡a la ciudad que fundó Juan de Garay!
A partir de esa única certeza, el destino me situó como testigo presencial de momentos anecdóticos que se escucharán por largo tiempo. El martes 10 y el miércoles 11 fue el tiempo de precalentar el ojo y la memoria con la proyección de Gato Negro, Gato Blanco y Tiempo de Gitanos en el bar. Fueron 80 espectadores el primer día y unos cien a la segunda jornada. Sentados en sillas, en el piso y en el pasillo, abstrayéndose del ruido que venía del patio (lleno por partida doble).

Fiesta gitana
En menos de diez horas, organizamos una fiesta el jueves 12. A la mañana, avisaron que la Municipalidad había confirmado el permiso para cortar la calle de 22 a 24, frente al bar Kusturica. De ahí en más, empezó a sonar una fanfarria en mi cabeza, banda sonora tras banda sonora, repiqueteando y sin dejar de soplar. A media tarde en el cine América (con más de cien personas), como para merendar, fue el turno de Underground. En el medio de la película, ringtone literario: “¿podés venir a pinchar los barriles?” Mientras había muchos que, estimo, llevaban días corriendo, pintando, limpiando, decorando y sin dormir, a mí me llamaron para pinchar un barril y tirar lisos. ¿Quién puede negarse?
9 PM. Empecé a tirar lisos y el agua rica no paró de correr por la canilla de la chopera en la que estuve de turno. Mientras tanto: ¿kermés, jolgorio, jarana, parranda? Sonaban Los Cohibas, precalentaban Matungo Deicas y Camilo Hormaeche (los músicos respondieron al llamado de Marilín & Lucas, dueños del bar, y armaron un show cinco estrellas) y, por un camino paralelo, las más de mil personas en la calle se preguntaban si el agasajado iba a venir.
Aunque a esa altura poco importaba, partió una patrulla en busca del serbio más buscado de la ciudad. Fue como correr por una cinta de celuloide. Hay que ponerse en la piel de unos tipos que están de gira, llegan a un lugar por primera vez y los esperan más de mil personas en la calle. Fiesta con todas las letras, pero faltó el agasajado, al que, según nos dijeron los músicos de la No Smoking (que sí vinieron y saludaron a la gente con timidez), le dio pudor.
Amanezco y leo una publicación en un muro de facebut “¡¡¡Qué fiesta se perdió Kusturica!!!”. Un buen resumen de la situación.

Recital
Arrancó el primer tema y fue dar un salto, después quedé rebotando durante no sé cuánto tiempo porque desde ahí, y hasta que me acosté al otro día, dejé de tener noción del tiempo y el espacio. Para romper el hielo, después del primer tema, Kusturica aclaró que, si bien era un teatro, nos podíamos parar, saltar y bailar. Las notas entran por el tímpano y aceleran hacia el corazón y allá voy. Salto y me siento. Aplaudo hasta que mis manos arden, eso no me impide continuar y responder cual autómata cuando desde el escenario lo piden o cada vez que il cuore lo ordena, y a ese hay que hacerle caso.
La atmósfera formal que transmite el 1º de mayo sufrió una metamorfosis. Todos, sí todos, no sólo este enfermo que escribe, brincaron, exclamaron, danzaron. Un grupo de mujeres tuvo el privilegio de hacerlo arriba del escenario; antes también hubo varones, pero los bajaron rápido. Antes, el Ale (un amigo), quedó mano a mano con el micrófono, miró al techo y gritó “¡Vamos Colón!”. Luego le dio un abrazo a Dejan Sparavalo (el violinista y director de orquesta) y regresó a su platea.
Llegó el final y se terminó la música en vivo. Mientras sonaban las estrofas del himno de la URSS y se prendían las luces, comencé a observar guiños, sonrisas, cachetes colorados y en mi mochila todavía estaba “el regalito”. Quedaba un último deseo: obsequiarle una casaca sangre y luto firmada por el plantel sabalero al visitante ilustre (idea de Ariel Vivas, que sin el aporte del mundialista Ariel “Chino” Garcé no hubiese sido posible). Nos mandamos de caraduras (mi compañera nunca me deja a pie, nunca), explicamos el motivo de nuestra irrupción y el sueño se concretó. De esta forma, hoy podemos decir, porque tenemos pruebas irrefutables: ¡Kusturica es de Colón!

En la casa del señor
El viernes Kusturica sí fue a conocer su bar. Según el manager Christoph Friedel, “no existe otro lugar que lleve su nombre”. Los integrantes de la No Smoking Orchestra le hicieron pasillo de honor, mientras le señalaban el cartel y el lungo (sí, está largo el loco) hizo su entrada triunfal.
El reconocido cineasta estuvo en el bar que lleva su nombre. En la foto, con Lucas y Marilín, los dueños del bar.

Mientras la gente lo aplaudía, él respondía de la misma manera. Antes de llegar al patio, se paró y observó la pared completa de carteles cinematográficos dedicada a su obra. La caravana, con el jefe a la cabeza, desfiló lentamente devolviendo saludos hasta que llegó a la esquina triangular del patio, ensombrecida por las plantas. Emir se sentó en la punta de una larga mesa, los músicos a los costados. Hasta las 5 AM, sin derrochar simpatía (¿está obligado?), no negó fotos ni saludos a nadie y filmó un spot promocional para Cine Club Santa Fe.
Primero se fue él (y se llevó una carta del bar) y pidió que le sacaran una foto con su celular abajo del cartel que lleva su apellido. Con la luz del sol partieron los músicos. Lucas desapareció. La rueda se achicó y nos quedamos hablando en ebrio con Christoph hasta las 7.30: de la producción del doc de Diegote, de los extraños tiempos de Emir, del blablá de Manu Chao y hasta de Trezeguet. Éramos cinco y Marilín, que tenía un porrón más para traer.

Nota relacionada

La caminata

Por Lalo Liberatti
“En un rato vamos con Kustu a La Llave” decía un mensaje de texto cerca de la medianoche del viernes. Aún resentido por no conseguir entradas de las comprables, pensé: “que la chupe Kusturica, no soy cholulo, yo quería escucharlo tocar y no una foto”. A la media hora estaba en un taxi en bulevar directo a La Llave, repensando mis convicciones. A la altura de la Alianza Francesa ví a unos amigos caminando en la misma dirección, pero ellos venían de ver el show. Me bajé del taxi para enterarme cuánto me había perdido: no quería saber mucho, era obvio que el recital había sido una fiesta. Mientras buscaba una excusa para cambiar de tema, vimos unos tipos raros caminando hacia nosotros. “Ahí vienen” dije en broma, pero realmente ahí venían. En la esquina de Marcial Candioti y bulevar nos encontramos con el señor Emir Kusturica, su banda y su manager que, en un español un poco serbio y alcoholizado, pero muy claro, nos dijo “vamos a Kusturica, el bar Kusturica”.
Arrancamos a caminar, entonces, para el otro lado, todavía sin poder cerrar del todo la boca y relojeando cada cuatro o cinco metros si efectivamente el tipo que venía ahí atrás era el que tanto quería ver. No me hubiese animado a saludarlo, yo estaba muy conforme con compartir con ese tipo ese trayecto emblemático que he desandado con tan diversos personajes en los últimos años. Mi curiosidad estaba saciada sólo por pensar que entre los tantos limados con los que volví de La Llave por bulevar está Kusturica. Pero la suerte volvió a florecer. Una voz femenina gritó mi nombre: resultó que yo conocía a uno de los encantos autóctonos que caminaba junto a Emir; fui a saludar y volví sonriente. Veníamos callados, creo, yo pensaba en el gesto del tipo que 24 horas antes habíamos llegado a tratar de careta por no aparecer en la fiesta armada para recibirlo, pensaba también que veníamos caminando con quien considero un paradigma de las cosas que defiendo, junto a amigos que también las defienden y al encuentro de más amigos que viven defendiéndolas, pensaba en el Cine Club, me alegraba por el Cine Club y esta visita.
La caminata no tuvo nada de sobrenatural, ni gatos negros ni gatos blancos, ni burros llorando, ni osos croatas. Frenamos un par de veces para esperarlos porque había gente que quería sacarse fotos, bromeamos sobre la escasa posibilidad de que alguien lo reconozca en la multitud que esperaba ingresar a bolichear entre San Luis y Rivadavia, cruzamos la calle, y llegamos al bar Kusturica. No me pintó insistir por un lugar en la mesa, ni una foto, había mucha gente que lo iba a hacer por mi. Emir estaba en el patio de su bar, que es nuestro bar, nuestro patio, y no tardaría en enterarme de lo que pasara ahí. Así que me fui; mi compañera durante todo este viaje cumplía años y prefirió regalarle las primeras horas de su nuevo año a mi cholulismo, que ya estaba satisfecho.

Publicada en Pausa #92, miércoles 25 de abril de 2012