martes, 30 de abril de 2013

Pausa #111 completo en pdf


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Apuntes del acto por los diez años de la inundación

Miles de personas marcharon ayer hacia la plaza 25 de Mayo para reclamar castigo a los responsables de la peor catástrofe de la historia de la ciudad.

Por Ezequiel Nieva (*)
Fotos: Bernardo Gaitán Otarán

La Marcha de las Antorchas repitió el ritual que desarrollan todos los martes y todos los 29 desde hace una década: cruzaron hacia la entrada de Tribunales para reclamar, ante un vallado policial, la destitución de la Corte, a cuyos ministros acusan por la dilatación de la causa penal que lleva diez años de trámite con tres imputados –el ex intendente Marcelo Álvarez, el ex ministro de Obras Públicas Edgardo Berli y el ex director de Hidráulica Ricardo Fratti– y ninguna condena.
“¿Por qué los protege la Policía, si son delincuentes?”, gritó un inundado en la puerta de Tribunales. Sus compañeros reiteraron el reclamo de “cárcel a los inundadores”: Reutemann, Obeid, Álvarez, Fratti, Berli, Juan Carlos Mercier, Martín Balbarrey, Carlos Carranza, Daniel Germano y otros ex funcionarios del Lole. El cántico más repetido: “Memoria, justicia y verdad: no a la impunidad”.
En el documento, se remarcaron los conceptos de “crimen hídrico” e “inundación evitable”, con los cuales los inundados vienen refutando desde hace una década las explicaciones oficiales que hablaban de una catástrofe natural e inevitable. Y hubo críticas también hacia la Legislatura, en vistas de que ninguna de las cámaras decidió investigar los hechos de 2003.
Si bien los principales apuntados fueron Reutemann y Obeid, tampoco se salvó el socialista Hermes Binner, a quienes tildaron de “mentiroso” por haber prometido en la campaña de 2007 darle soluciones a los inundados cuando, al mismo tiempo, le ofrecía el Ministerio de la Producción al Lole. A los jueces de la Corte les endilgaron “encubrir a los inundadores”.
Hubo menciones a las obras pendientes para el cordón oeste –la zona más castigada por las inundaciones–, a la falta de desagües, bombas y cloacas y a “los grandes negociados de las inmobiliarias y constructoras”. También hubo palos para las políticas de la Municipalidad, que planteó la necesidad de memoria pero sin involucrarse en la cuestión judicial: “No hay memoria sin justicia, ni justicia sin verdad”.

(*) Fragmento de un artículo publicado en El Ciudadano, 30/4/2013.


Otras fuentes:






lunes, 29 de abril de 2013

Las marcas de cuando el abandono se hizo muerte

Una obra inconclusa, un tercio de la ciudad bajo agua, 158 víctimas y ningún culpable.

Los mapas que pintan a nuestra ciudad bajo el azote del Salado son conocidos y fueron publicados en difentes medios a pocas semanas de la catástrofe del 29 de abril.
Esta infografía incorpora varias referencias que aquellos valiosos mapas poseen. Los utilizamos como fuentes informativas. En marrón oscuro se ve el cauce del Salado cuando está en su altura habitual y en marrón claro se pinta la zona inundada, sea por lluvias o por el ingreso del río. No hay fuentes precisas para representar otras zonas que estuvieron anegadas, como las del centro norte de la ciudad. También están, en azul y rojo, las trazas de la avenida Mar Argentino y de la Circunvalación Oeste, las dos obras que produjeron el embalse del Salado. Cerca del Hipódromo de Las Flores la línea roja se corta abruptamente, tal como lo hiciera el terraplén que sostenía a la Circunvalación. Ese terraplén nunca fue superado por el río Salado, que sencillamente fluyó por esa apertura, con letal naturalidad.
La diferencia en este mapa son las cruces.
La inundación de 2003 produjo 158 muertes. Apenas 23 fueron reconocidas oficialmente; las víctimas faltantes fueron relevadas por la Casa de Derechos Humanos. Personas que murieron en centros de evacuados, que interrumpieron sus tratamientos médicos y nunca los pudieron retomar, que jamás tuvieron atención para los procesos depresivos que las llevaron a entregarse a la tumba. Parejas donde muere un integrante y, al poco tiempo, el otro perece de tristeza. Diabéticos infectados por la pestilencia, que no pudieron detener su avance implacable.
Cada cruz está ubicada en el lugar aproximado en el cual se produjo una muerte, según el relevamiento del organismo de derechos humanos. No todos los casos están geolocalizados. La mayor cantidad de víctimas provino de los barrios más pobres de nuestra ciudad, especialmente los del suroeste, donde el Salado no fue un manso curso de planicie sino un aluvión imparable.
Cada una de estas cruces tiene un nombre y un apellido. Son los mismos que se leen todos los 29 abril en la Plaza de Mayo, desde hace 10 años, para reclamar justicia por los ausentes.

Infografía: Juan Curto

Publicada en Pausa #112, miércoles 24 de abril de 2013

Parado en la ribera de asfalto


Por Walter Saavedra

Sentir el agua en los pies, haciendo cosquillas adentro de los zapatos.
Relatar por la radio el avance de la masa hídrica (¿cuándo habíamos empleado esa frase?) parado en una esquina, teléfono celular en mano como si fuera un micrófono mientras la madrugada se obstina en seguir siendo noche.
Sentir el agua en los tobillos, entrando por los zoquetes.
Vecinos como fantasmas moviéndose en las penumbras, cargando a sus hijos, las pupilas dilatadas tratando de adivinar el próximo paso, evacuándose... ¿Pero adónde?
Y ese rumor... Ese rumor siniestro del agua avanzando burbujeante, vomitando espuma, salpicando al reventar contra el cordón de las veredas, subiendo las veredas, entrando sigilosa por debajo de las puertas, violentando la ingenuidad de las bolsas de arena.
Sentir el agua en las rodillas y empezar a caminar con el paso grotesco de un robot.
Darse cuenta que hay que salir de ahí. Pero hacia dónde ir, si el agua llega sin lógica y ahora empieza a clarear y se advierte el drama en el rostro desencajado de la gente. La calle es un río único y a contramano, un río endemoniado, y ahí pasa un 147 anfibio, corcoveando sobre el oleaje y una silla de ruedas vacía hundiéndose en el remolino y un perro cabalgando sobre una puerta placa con ojos de espanto y una bicicleta con el manubrio girando enloquecido como un tíovivo y una muñeca flotando boca arriba con los ojos de vidrio abiertos pero pestañeando y su cabellera rubia de sirena coqueta despeinándose.
Sentir el agua en la cintura, fría y oscura y empezar a tiritar de pavura.

Foto: José Almeida

Y ver una canoa con una viejita abrazada al gato que parece tener los pelos en llamas y el nieto, supongo yo que es el nieto, remando desesperadamente hacia cualquier lugar. Y levantar la vista y ver sobre los techos a la gente aferrada con lo negro de las uñas a la vida.
El agua impiadosa baja desde el norte con un odio humano.
El intendente habla por radio. El intendente tiene los pies secos mientras la ciudad se va convirtiendo en una Atlántida.
Alguien grita un nombre. Nadie le responde. Sólo el murmullo del agua. Pasa la muerte sorprendida en calzoncillos. El espanto se multiplica como el pánico.
Ya amaneció. La ciudad es una tragedia en sí misma. Veo personas nadando con las brazadas obcecadas del Tiburón del Quillá, veo personas dejándose llevar por la correntada, veo las fotos del pasado sumergidas... Y lloro. Y mis lágrimas de impotencia se mezclan con las gotas de esta lluvia que no cesa. Alguien me abraza. Compartimos las lágrimas. Es un llanto anónimo.
Sobre un terraplén, un hombre inflado dentro de una campera roja mira con los ojos de asombro mientras jura que a él nadie le avisó.
Dicen que es el gobernador.

Publicado en Pausa #112, que te espera en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

domingo, 28 de abril de 2013

La política después del agua

El fin de la hegemonía del PJ, la consolidación del Frente Progresista en base a promesas incumplidas y las complicidades de la Justicia en la década de la impunidad.

Por Ezequiel Nieva

Fue la mayor catástrofe de la historia de la ciudad. Por supuesto, rebotó en la política local y provincial.
La inundación de 2003 marcó el principio del fin de las carreras de Carlos Reutemann y Jorge Obeid. Aunque los dos se acomodaron para seguir en la función pública, debieron ceder cuotas de poder en el PJ, que se fragmentó en liderazgos cada vez más pequeños.
Fue el preámbulo del advenimiento del Frente Progresista, que sacó rédito de esa crisis –y de la de 2007– con promesas que después no cumplió.
Y fue la prueba contundente de que el Poder Judicial no está a la altura de las circunstancias: apenas tres funcionarios de segundo rango procesados en una causa que lleva 10 años de trámite.

Una Justicia a medida
Por cinco lustros, el PJ dominado por Reutemann y Obeid tejió una densa trama que atraviesa a todo el Poder Judicial, constituido de arriba hacia abajo en base a favores y canjes. Esa construcción se expresó en la causa penal que investiga las responsabilidades políticas de la catástrofe.
Con la Justicia en manos amigas, Reutemann se recluyó en el Senado, donde cultivó su perfil ultra conservador. Primero se alineó con el gobierno nacional, durante el mandato de Néstor Kirchner, pero abandonó el espacio en 2008 cuando estalló el conflicto por las retenciones.
Alineado con las patronales del agro, demostró en su actividad legislativa que sus intereses corresponden a los grupos de poder concentrado: votó en contra de la ley de medios, se fue del recinto para no votar el matrimonio igualitario; ahora rechazó la reforma judicial invocando la independencia de poderes, pero en la provincia trabajó en sentido inverso.
Sin embargo, hasta la actualidad los kirchneristas de la provincia no han esbozado crítica pública alguna de relevancia sobre las actuaciones y responsabilidades de Reutemann, Obeid, y sus hombres, respecto de la inundación.
El cambio de color político, en 2007, no se tradujo en una renovación de la Justicia. Obeid había puesto el candado con la designación de Agustín Bassó como procurador de la Corte. El Frente Progresista no impulsó cambios radicales: avanzó en la reforma penal, estableció un sistema de concursos que, aunque discutido, es mejor que la elección a dedo, pero dejó intacta la Corte.
El máximo tribunal de la Justicia provincial siguió presidido –bajo el mandato de Hermes Binner– por Roberto Falistocco y Rafael Gutiérrez. Desde su cargo, Bassó no propició que avance la causa inundación: todo lo contrario. La designación de Jorge Barraguirre como procurador, tras la muerte de Bassó, le dio nuevos aires a la causa. Pero su resolución sigue siendo incierta y lejana.
Entre tanto, el Lole –reelecto por escaso margen en 2009 y con mandato como senador hasta 2015– sigue alejado de la política santafesina aunque no da señales de querer largar la manija. ¿Lo hace solo por los fueros? ¿Es su forma de evadir una eventual citación a Tribunales? Los inundados están seguros que sí.

Reutemann y Hammerly en la puerta del Hospital de Niños, el 29 de abril de 2003 por la tarde.

Una década de cambios
El primer turno electoral fueron las provinciales de septiembre de 2003, que se hicieron unificadas con las legislativas nacionales. Reutemann ganó como senador nacional pero su candidato en la provincia, Alberto Hammerly, quedó segundo entre los lemas del PJ superado por la fórmula Obeid-Bielsa. En esa compulsa se impuso la estrategia del presidente Kirchner por sobre el armado del Lole, quien sin embargo logró ubicar a su candidato Martín Balbarrey como nuevo intendente.
Con las aguas del Salado aún escurriendo de los barrios del oeste, el PJ logró ese año imponer su hegemonía ante radicales y socialistas, que compitieron por separado. Fue la última vez que se utilizó la ley de lemas, de la que se valió el justicialismo para retener  la provincia: en esas elecciones, Obeid sacó menos votos que el socialista Binner, pero la sumatoria de los sublemas lo favoreció y volvió a la Casa Gris.
En 2005, por primera vez desde la elección del intendente Muttis, el PJ perdió en la ciudad. En el debut del sistema de internas abiertas, simultáneas y obligatorias, Jorge Henn se impuso como concejal al obeidista Meahuod. Fue, también, la aparición formal del Frente Progresista a nivel provincial.
En 2007, después de una nueva inundación que afectó a medio centenar de localidades, se produjo un doble cambio de signo político: en las que fueron las primeras elecciones generales sin ley de lemas, la alianza entre socialistas, radicales y las otras fuerzas que conforman el Frente Progresista ganó la provincia y la ciudad.
En la campaña Binner había prometido hacer justicia con los inundados pero, al mismo tiempo, planteaba que su gestión sería hacia adelante y que para mirar hacia atrás estaba la Justicia. Los inundados le pidieron que reforme la Corte: por 2003, pero también por las muertes sin castigo de 2001 y la profusa serie de favores entre jueces, fiscales y funcionarios políticos.
Una manifestación de ese entramado: en 2006 el juez Jorge Patrizi elevó la causa a juicio, desligó a Reutemann y luego fue ascendido a camarista; el fiscal Ricardo Favaretto también tuvo premio: subió a juez de Instrucción.
Binner no sólo dejó intacta la Corte de mayoría reutemista; también reconoció, tardío, que tras las elecciones de 2007, antes de asumir como gobernador, le ofreció al Lole que designara a algún funcionario de su espacio en el Ministerio de la Producción: una ofrenda política hacia quien, según el socialista, sigue liderando el PJ santafesino.

Promesas al aire
El Frente Progresista se valió de las inundaciones para imponerse en la provincia. Sin embargo, no hubo mayores avances en las obras pendientes, no hubo reparación material y tampoco cambios en la Justicia.
En 2009, Binner lanzó un plan para reparar e investigar los daños de la inundación. “Las soluciones brindadas aún no lograron reparar los efectos ni individual ni colectivamente. Más allá de las causas de los daños, todavía no se han brindado las respuestas requeridas por la sociedad para restablecer un sentimiento de justicia y paz social”.
El gobierno reconoció que se deben satisfacer “los requerimientos colectivos de información, prevención y mejora de las zonas afectadas y, principalmente, los reclamos de justicia y verdad”. Aunque a la vez se advirtió que “el Estado afronta una litigación masiva llevada a cabo por miles de víctimas que entienden que existe responsabilidad de la provincia en los hechos”.
Ese plan proponía “una respuesta reparadora colectiva” que incluía la “re-elaboración o reconstrucción de la verdad oficial respecto de lo acontecido” antes, durante y después de la inundación. En ese momento el gobierno prometió hacer público y accesible el expediente de la causa judicial. A primera vista parecía un acercamiento a los “buenos tiempos” de la campaña electoral. Pero eso también fue solo una promesa.

Publicado en Pausa #112, disponible en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

jueves, 25 de abril de 2013

Sobre cómo la Justicia es parte de la impunidad


No hay todavía ningún culpable por la inundación de 2003. El proceso lleva diez años y una profusa cantidad de chicanas y miradas al costado.

Por Pilar Guala y Milagros Argenti

A casi 10 años del inicio del proceso penal, la Justicia no encontró todavía ningún culpable por los hechos de 2003. El proceso comenzó el 5 de mayo de ese año a partir de la denuncia presentada ante el fiscal Ricardo Favaretto por la titular del Sindicato de Amas de Casa, Ana Isabel Zanutigh, que fue tomada por el juez de Instrucción de la 7ª Nominación, Diego De la Torre. En marzo de 2004, Jorge Castro y su esposa Milagros Demiryi se constituyeron como actores civiles en la causa, debido a los daños y perjuicios sufridos, y solicitaron que funcionarios provinciales y municipales fueran investigados por los delitos de estrago culposo calificado e incumplimiento de sus deberes de funcionarios públicos.

Los testimonios
Entre el 9 de octubre de 2003 y el 21 de noviembre de 2005, De la Torre llamó a declarar a 20 funcionarios como testigos e indagó a siete de ellos, entre los que se encontraban el ex director de Defensa Civil, Carlos Filomena, el ex director de Hidráulica, Ricardo Fratti y el ex ministro de Obras Públicas, Edgardo Berli.
En su testimonial, Filomena aseguró que ningún organismo técnico nacional ni provincial le advirtió sobre la magnitud de la inundación y que la repartición que conducía no conocía monitoreo alguno sobre el Salado o sus defensas. Expresó que entre sus tareas en situaciones de “catástrofe” estaban “minimizar los daños, y reponer las condiciones al estado natural. Además, estar en el lugar de los hechos”. Consultado sobre la existencia de un plan de contingencia y evacuación, Filomena respondió: “no es tarea de Defensa Civil. Esa pregunta debería hacérsela a la Municipalidad”. Afirmó que “la Dirección estaba desmantelada” y agregó que su “misión fue dar instrucciones, consejos, o asesoramientos” a las comunas afectadas por anegamientos, incluyendo otros departamentos de la provincia.
Las declaraciones del director de Obras Hidráulicas, Ricardo Fratti, se destacaron por ser las más detalladas en relación con las actuaciones durante los peores momentos de la inundación. Sirven también para contrarrestar la tristemente célebre frase “A mí nadie me avisó”, utilizada por Reutemann pero también presente en los testimonios de otros tantos ex funcionarios.
Fratti respondió en las dos declaraciones, sin dudar, que él informó, y destacó la situación que vivían por entonces otras localidades del centro-norte de la provincia afectadas por anegamientos del Salado. Hizo hincapié en las reuniones realizadas por el Comité de Emergencia del 28 y 29 de abril. Estas declaraciones estuvieron acompañadas por documentos que acreditaron sus dichos, incluido el mapa en el que había marcado con una línea roja hasta dónde llegaría el agua. En sus declaraciones especifica:
- “El 28 de abril a las 13, con presencia de autoridades provinciales y municipales, informé lo que se había podido recabar hasta ese momento: que había que estar en alerta porque esta crecida era ya más grande que todas las conocidas… y que al haber colapsado los terraplenes provisorios o de emergencia de Gorostiaga, podía haber miles de evacuados”.
- “El 29 de abril a las 11.30 en una reunión en la gobernación con presencia del gobernador  y otros funcionarios, el intendente (…), les informó y avisó lo que hasta ese momento habíamos logrado y les mostré el plano de áreas de riesgo, con alturas de las distintas zonas de la ciudad y se informó que de acuerdo a lo estimado hasta ese momento, dónde se iba a inundar la ciudad, indicándose con una línea roja la cota 16-80”.
Distintos funcionarios le expresaron a De la Torre que no recordaban esas explicaciones, otros adujeron que la explicación que dio Fratti fue en un lenguaje “demasiado técnico”. El ex director de Hidráulica en su declaración afirmó que el lenguaje utilizado fue “comprensible para todos los asistentes”.
Por su parte, Berli recordó con claridad las advertencias dadas por Fratti en las reuniones del Comité de Emergencia y detalló un encuentro improvisado que se produjo durante la madrugada del lunes 28 en calle Gorostiaga con Reutemann y Álvarez.
Berli sí le había ilustrado al gobernador el cuadro de situación que se presentaba en la ciudad con antelación a la reunión del 29 de abril. El ex ministro respondió que el gobernador “palpaba, directamente, los hechos como se iban sucediendo. No hubo un informe particular sobre la situación general que se vivía, sino que se lo iba viviendo en la medida de que los hechos iban ocurriendo”, agregó.

Reutemann, por escrito
A poco de cumplirse un año de la inundación y en la antesala del masivo acto en la plaza 25 de Mayo, el 12 de abril de 2004, Carlos Reutemann –prácticamente ausente hasta entonces del proceso–, respondió por escrito un pedido de declaración testimonial.
El documento presentado no fue más que una reafirmación de sus recordadas y paupérrimas explicaciones desplegadas en las pizarras del Salón Blanco de la Casa Gris en las sucesivas conferencias de prensa brindadas en el momento más álgido de la catástrofe. Declaró que tomó conocimiento de la situación cuando se llegó a tener “en un determinado momento 156 localidades en emergencia hídrica”. “Sin embargo”, continuó, “nunca se me hizo saber ni por las autoridades municipales, ni a través de las áreas con competencia específica de mi gobierno, acerca de la incidencia que la crecida podía tener sobre la ciudad de Santa Fe. Tampoco la Nación, a través de sus reparticiones específicas, como ser el INA, alertó o cursó avisos previos”.
El cuestionario remitido por el magistrado recibió respuestas escuetas y evasivas; la modalidad de la declaración –por escrito– sirvió para evitar repreguntas del juez.
A modo de cierre y remate, el ex gobernador reiteró: “ningún organismo técnico nacional, provincial ni municipal, ni ninguna autoridad o persona, dio aviso de la magnitud que alcanzaría el hecho motivo de investigación, que constituyó una verdadera catástrofe, repentina, intempestiva, inédita e imprevisible”.
En esta etapa del proceso, el juez convocó a más de diez testigos, más allá de los funcionarios mencionados, vinculados a áreas técnicas, profesionales en la materia y periodistas.
Entre ellos, se destacó el director de la Regional Litoral del INA, Carlos Paoli, quien declaró en noviembre de 2003 y presentó una serie de estudios realizados por esa dependencia. Paoli afirmó que si el Tramo III del terraplén hubiese estado terminado, la ciudad no habría vivido la situación que afrontó.

Álvarez, por cuatro
En la primera etapa de la causa, Álvarez compareció en cuatro oportunidades ante el juez. En su indagatoria, el ex intendente aludió a la falta de datos, advertencias y al “grado de desinformación” existente entre los funcionarios. Tal como lo hiciera Filomena, Álvarez afirmó que no fue llamado “por ningún miembro o al menos por el director de Defensa Civil provincial el 29 de abril de 2003”. En relación con la reunión del Comité de Emergencia de esa fecha, agregó que “no había certezas de que ningún funcionario provincial, nacional, del Ejército o Gendarmería, haya anticipado lo que iba a ocurrir”. La declaración incluye un detalle de sus dichos en LT10 sobre qué zonas de la ciudad se inundarían, donde explicó que lo que informó en el programa El Cuarto Poder fue aclarado luego por esa emisora tras recibir un llamado de Fratti quien, según Álvarez, calificó la situación como difícil.
El ex intendente concluye su declaración con una muletilla presente en varios cuerpos de la causa: “en lo personal no recibí ni oficial ni extraordinariamente ningún tipo de información certera o al menos aproximada de lo que podía suceder. Nunca nadie me informó”.

Peritaje y cambio de juez
En septiembre de 2004 se fijó un listado de peritos cuya función era realizar un informe técnico sobre las causas y efectos de la inundación. Resultaron sorteados Jorge Bacchiega, Jorge Maza y Juan Carlos Bertoni. Entre las conclusiones más destacables de su trabajo, presentadas un año después, se encuentran las siguientes:
- “La capital provincial presentaba algunos problemas estructurales que no correspondían ser resueltos en una situación de emergencia sino que debieron haberse evaluado y corregido en forma previa, a la luz del nivel de vulnerabilidad que presentaba la ciudad”. En ese sentido, “la acción de cierre [de la defensa a la altura del Hipódromo] debió iniciarse (…) en días previos al ingreso de las aguas, [ya que de lo contrario] no resulta factible de realizarse (o al menos tiene menos posibilidades de éxito) una vez iniciado el escurrimiento hacia el interior de la ciudad. [En el mismo sentido], las acciones que se encararon durante la crecida del año 2003, no dieron resultados satisfactorios dado que las mismas comenzaron a ejecutarse una vez que el agua había comenzado a ingresar a la ciudad”.
- “El inicio del ingreso del agua a la ciudad y su incremento (los días 27 y 28 de abril) conforman un aviso importante que debió haber determinado acciones de evacuación, [las cuales] debieron contemplar no sólo las zonas que ya se encontraban anegadas sino también aquellas que, por su ubicación, presentaban elevados riesgos de anegamiento”.
- “A través de una simple y expeditiva modelación matemática se hubiera podido determinar la evolución de los caudales entrantes por calle Gorostiaga y la brecha formada en el terraplén en función de los caudales circulantes en el río Salado y sus consecuentes alturas enla sección del Hipódromo […], en consecuencia se podían calcular luego las áreas abarcadas por la inundación”.
- “Se puede afirmar que con los registros existentes en poder de las autoridades de la Provincia y la utilización de modelos matemáticos de fácil y libre disponibilidad, era técnicamente factible establecer tanto la fecha como la cantidad de agua y velocidad de la misma, que pasaría por la margen oeste de la ciudad de Santa Fe”.
A fines de 2005, Roberto Busser, abogado del ex secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Juan José Maspons, y del ex secretario de Promoción Comunitaria de la Municipalidad, Juan Carlos Cafaratti, recusó a De la Torre: pidió que se apartara de la causa. El argumento principal de Busser fue que el magistrado tenía la atribución de “realizar la actividad persecutoria” y, al mismo tiempo, la facultad de “decidir la necesidad y la legalidad de las medidas persecutorias”. En efecto, según el viejo Código Procesal Penal Provincial (que es el aplicable a la causa Inundación y que aún está vigente en parte), el juez de Instrucción conduce la investigación y a la vez resuelve a quién imputar o no sobre la base de sus propias actuaciones. Era la normativa vigente, a la que De la Torre debía atenerse. Pues bien, en un curioso escrito, el magistrado aseguró haberse “desempeñado con la imparcialidad, neutralidad, prudencia, serenidad y ecuanimidad que el caso imponía” y dijo no compartir los argumentos de Busser, no obstante lo cual observó que “lo que debe preservarse (…) es la imagen del juez que habrá de entender en el proceso”, por lo cual hizo lugar al planteo. Así fue como la causa recayó en el juzgado a cargo de Jorge Patrizi.

Los tres que tapan al resto
El 24 de febrero de 2006, Castro y Demiryi presentan un escrito por el cual advierten que su pretensión de “resarcimiento integral de los daños causados por la catástrofe” se extiende también a la Provincia y “a todos los terceros que resultaren […] responsables”. El pedido fue aceptado y así fue como, en una estrategia ejemplar, los abogados patrocinantes, Ricardo Hase y Jorge Elizondo, consiguieron implicar a la Provincia y el Municipio para que comenzaran a responder, en tanto estados, al menos por lo reclamado por los actores civiles que participan de la causa penal.
Más allá de avanzar en algunas declaratorias, la actuación más destacable de Patrizi fue su fallo. El 19 de abril de 2006, resolvió procesar al ex intendente de la ciudad, Marcelo Álvarez, el ex ministro de Obras Públicas de la provincia, Edgardo Wilfredo Berli, y al ex director de Hidráulica provincial, Ricardo Ángel Fratti, por el delito de estrago culposo agravado por el resultado de la muerte de 18 personas, y les trabó embargos por 50 mil pesos a cada uno. Asimismo,  dictó la falta de mérito para Carlos Miguel Gómez Galissier, José D’Ambrosio, Carlos Alberto Filomena, Juan Carlos Caffaratti, Juan José Maspons, Jorge Alfonso Bounous y Alejandro Hugo Álvarez Oporto, aduciendo que no encontraba justificación para procesarlos, pero tampoco para sobreseerlos. Y en un controvertido apartado, Patrizi aseguró que no existían “elementos suficientes como para sospechar que Carlos Alberto Reutemann ha participado de los hechos” que motivaron la causa penal.
El fiscal Favaretto manifestó su desacuerdo con Patrizi: pidió la nulidad de las faltas de mérito dictadas y solicitó que se impute también por incumplimiento de los deberes de funcionario público a Alvarez, Fratti y Berli; los abogados defensores, obviamente, apelaron los procesamientos. Pero la Cámara de Apelación en lo Penal de Santa Fe le dio la razón al magistrado de Instrucción: Filomena, Gómez Galissier, D’Ambrosio, Caffaratti, Maspons, Bounous y Álvarez Oporto fueron sobreseídos.
La Instrucción fue el juego inicial. Los tres procesados perdieron. Los actores civiles sufrieron una derrota parcial, en vistas de que  el ex gobernador Jorge Obeid ni siquiera fue convocado y que Reutemann fue desligado del hecho; ambos ex gobernadores resultaron victoriosos. Pero la demanda de los Castro contra los estados municipal y provincial quedó en pie. Los sobreseídos, por su parte, ganaron y se retiraron definitivamente.

La partida se embarulla
La causa entró en una meseta de más de un año y posteriormente ingresó en etapa de transición, con cambios sustanciales. El juez pasó a ser Mauricio Frois, de nula actuación. Su inacción no sorprendió: en marzo de 2009 sería suspendido por dejar prescribir más de 300 causas. En tanto, Norberto Nisnevich quedó como fiscal.
En una destacable actuación, Nisnevich formuló el requerimiento de elevación a juicio el 5 de marzo de 2008. La idea fue solicitar que comience el juzgamiento de Álvarez, Berli y Fratti, enumerando los motivos y evaluando la prueba existente. El nuevo fiscal se basó en artículos periodísticos, en antecedentes históricos (como la inundación de 1973), en los informes técnicos de diversos organismos (INA, SMN, Cepal, UNL), en los testimonios, en las indagatorias y, sobre todo, en la pericia oficial, para determinar que los procesados “se desempeñaron en forma negligente al no haber adoptado los recaudos en tareas propias de sus funciones, tendientes a reducir y/o minimizar los efectos del ingreso de las aguas del Río Salado” y pese al “comportamiento observado por dicho cauce de agua con anterioridad”. Nisnevich también dio “por probado que la crecida e inundación del río Salado era previsible” y agregó que tanto la escasa luz del puente sobre la autopista como la falta del tramo III de la defensa influyeron en la precipitación de los acontecimientos. En este último caso, el fiscal consigna que si se hubiera efectuado un cierre provisorio con tres días de antelación a la inundación,  los efectos de esta última se habrían minimizado considerablemente, y que los funcionarios procesados contaban con preavisos para actuar en consecuencia.
Los abogados de Álvarez, Berli y Fratti, y también la Municipalidad y la Provincia, apelaron la requisitoria y pidieron diversas nulidades. Suspendido Frois, tomó la causa el juez de Sentencia Enrique Álvarez, quien resolvió en contrario de esas solicitudes, se excusó y se retiró.
Tras la transición, se retomó la partida. En 2011 arrancó la revancha. Comenzó la etapa definitoria del proceso: el plenario –cuyo objetivo es juzgar a los imputados–, continúa hasta el día de hoy. El magistrado Dardo Rosciani tomó la causa y Leónidas Candioti Leiva era el fiscal. Los jugadores son Álvarez, Berli y Fratti, los actores civiles, y el fiscal. También los estados municipal y provincial, por la demanda de Castro y Demiryi en su contra. El juez arbitra el juego.
Se abrió entonces la causa a prueba, por lo que las partes debían proponer testigos y documental que avalaran sus posiciones. Las cartas, sobre la mesa. Los demandantes sugirieron personas, videos y papeles que dieran cuenta de que esos tres funcionarios, la Municipalidad y la Provincia son los culpables, y los abogados defensores procedieron de igual forma para demostrar lo opuesto. Mientras tanto, Candioti Leiva debía hacer lo propio para arribar a una posterior acusación de los imputados. Pues bien, Candioti Leiva, a quien le corresponde ponerse del lado de las víctimas y dar todos los elementos que estén a su alcance para esclarecer el hecho, no presentó una sola prueba. Se retiró en varias manos sucesivas sin siquiera cantar envido, dando increíble ventaja a los imputados y delegando la responsabilidad de incriminar a quienes no la tienen: los actores civiles. Por eso Jorge Castro aduce reiteradamente: “desgraciadamente, somos las víctimas las que debemos probarle al Estado que nos inundaron”. Lo grave de la cuestión es que ya no queda posibilidad de ingresar pruebas, porque la instancia para sugerirlas ya se cerró.
Tras la patética y perjudicial intervención de Candioti Leiva, la Fiscalía quedó a cargo de Carlos Rolando, que no tuvo intervención alguna; posteriormente fue tomada por Gerardo Alesso, quien se excusó por haberse inundado, y en marzo de este año recaló en Mariela Jiménez, hoy trabajando en la causa. En tanto, Rosciani se jubiló a fines de 2012 y su juzgado está subrogado actualmente por Gustavo Urdiales. A pedido de los abogados de la parte civil, el procurador general de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Jorge Barraguirre, designó a Jorge Andrés para respaldar la tarea de Jiménez y dar impulso y agilidad al proceso.
En este momento, Urdiales baraja el mazo. Él debe resolver qué testigos y documental propuestos por las partes acepta, para luego comenzar con la etapa de producción de prueba. Entonces sí las cartas estarán definitivamente sobre la mesa: cuando se retomen las audiencias y se engrosen los ya abultados expedientes.
No obstante, en diálogo con Pausa, la fiscal aseguró que “ya hay suficiente prueba como para avanzar y llegar adonde pretendemos, que es lograr la acusación y la condena”. Admitió que “éste es un proceso eterno, y es necesario dar una respuesta tanto a las víctimas como a los implicados. Nuestro compromiso es cierto: responder lo antes posible; y queremos hacerlo a fines de este año”.
En cuanto a la posibilidad de que Reutemann y Obeid resulten implicados, Jiménez indicó que “quien tenga responsabilidad deberá presentarse ante la Justicia a dar las explicaciones”. “Yo no me cierro a la posibilidad de que planteemos que algún otro funcionario está implicado”, agregó, aunque fue firme al aclarar que la causa en curso versa exclusivamente sobre Álvarez, Fra-tti y Berli. “En este proceso no es posible” imputar a nadie más. “Lo que uno puede hacer es, con el material existente, ver si hay algún otro funcionario que tenga incumbencia, pero en ese caso hay que hacer un nuevo pedido en Instrucción para abrir otro proceso”.
Las posibilidades, así, están. Se definirá en el partido “bueno”.


La causa en cifras

118 meses de proceso judicial.
23 muertos contabilizados por la Policía y reconocidos oficialmente.
18 muertos reconocidos en el auto de procesamiento.
15 cuerpos de expedientes.
7 fiscales estuvieron a cargo de impulsar la causa.
6 jueces fueron pasándose los expedientes de uno a otro.
3 procesados: el ex intendente Marcelo Álvarez, el ex ministro de Obras Públicas Edgardo Berli y el director de Hidráulica Ricardo Fratti.
1 delito imputado (estrago culposo agravado).
0 condenados.


Publicada en Pausa #112, miércoles 24 de abril de 2013

miércoles, 24 de abril de 2013

Edición especial de Pausa, a 10 años de la inundación

Desde hoy y hasta el miércoles 15 de mayo se puede conseguir en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé, a solo 6 pesos, la edición #112 de Pausa, el periódico quincenal de Santa Fe.

Incluye un informe especial a 10 años de la inundación: un análisis completo de la causa judicial, un relevamiento de las obras que se hicieron y de las que todavía faltan, el rol de los partidos políticos en la década de la impunidad, la crónica del paso a paso del Salado por Santa Fe, el relato de Walter Saavedra mirando la ciudad hecha río, la valoración de los luchadores que sostuvieron el reclamo de verdad y justicia, el impacto del río sobre los clubes de fútbol y una infografía con las localizaciones de los muertos, las obras inconclusas y la marea de agua que asoló a la ciudad.
Escriben: Pilar Guala, Milagros Argenti, Sergio Ferreyra, Ezequiel Nieva, Juan Pascual, el Licenciado Ramiro, Gastón Chansard y Walter Saavedra.

Además:
Una entrevista a Loli Molina, a su paso por Santa Fe.
La nueva producción de Malchiko sobre el Chacho Peñaloza.
El trabajo del Cudaio y la importancia de la donación de órganos.
Tramando medios: aprendizaje en comunicación.
Hugo Kofman escribe sobre los intereses privados en el traslado del puerto.
Y, como siempre, reseñas de libros y una variada agenda cultural.

Para suscribirte y recibir el periódico en tu domicilio (Santa Fe y Santo Tomé), mandanos tus datos a pausadigital@gmail.com

martes, 23 de abril de 2013

A nuestros lectores


Anunciada y sorpresiva, a la vez, la inundación de 2003 fue el desastre más profundo que padeció Santa Fe. Transformó con un corte las vidas de sus habitantes y la relación de esas vidas con las calles, los árboles, las casas y el río: con la ciudad. En ese corte están los días del agua y sus diferentes escenas. Cada cual guarda la propia como una idea o un recuerdo, al menos uno. Por eso, inevitablemente otro tendrá una parecida, y así es que podemos compartirlas.
Cuando decidimos esta edición, entendimos que el eje era compartir una idea sobre lo que pasó en 2003, en sus aspectos más importantes, y todo lo que ocurrió desde entonces. Una idea que se puede compartir públicamente porque apunta a hechos públicos: un análisis de la causa judicial, un relevamiento de las obras hechas y las faltantes, el juego de los partidos políticos en la década de la impunidad, la crónica del paso a paso del Salado por la ciudad, el relato de Walter Saavedra mirando al oeste, el lugar de los luchadores que sostuvieron sus reclamos, el impacto del río sobre los clubes de fútbol y una infografía para ubicar dónde el río fue letal.
Desde que Pausa salió a la calle, compartimos estas ideas.


Esta es la tapa del #112, que está a la venta en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

lunes, 22 de abril de 2013

Mujeres unidas contra la impunidad


Graciela García y María Claudia Albornoz, dos luchadoras por la memoria y la justicia por el 2003.

Por Ezequiel Nieva
Foto: Olivia Gutiérrez

Primero las inundaron y las abandonaron. Después, cuando se juntaron con otras y con otros, cuando se organizaron para reclamar justicia y verdad, las persiguieron, las amenazaron, les pintaron los dedos y les armaron causas judiciales. Les infiltraron las marchas. Como a las Madres, las trataron de locas.
Ellas siguieron. Sabían cómo, por qué y para qué. Perder el miedo les dio fuerza y forjó su identidad. Aprendieron que si hay inundados, hay inundadores. Con esa verdad llegaron hace diez años a la Plaza 25 de Mayo. Plantaron sus banderas y clavaron las cruces de sus muertos. Con ese símbolo, señalaron las culpas.
Y de nuevo: las dispersaron, las quisieron comprar con reparaciones de mentira, les robaron las cruces. Ellas respondieron volviendo a la plaza. Se organizaron y de esa organización, que les ayudó a sostener sus reclamos en el tiempo, emergieron los grupos de inundados que batallan desde 2003 por memoria, verdad y justicia.
Graciela García y María Claudia Albornoz participan, respectivamente, de la Marcha de las Antorchas y de la Carpa Negra de la Memoria y la Dignidad. Ellas plantean sus verdades en la plaza: el recuerdo de los muertos de las inundaciones, la necesidad de que se haga justicia para sepultar una década de impunidad. Y avisan que no se van a ir porque ya no tienen miedo.

Primer paso: perder el miedo
Se dice fácil, pero lograrlo es otra cosa. Graciela explica cómo fue perder el miedo: “Enfrentándolo. Nosotros nos enfrentamos con lo peor. Después de lo que nos pasó, ¿a qué le íbamos a tener miedo? Nos enfrentamos con el horror. Y esa madrugada se me armó el rompecabezas. Y ahí me di cuenta de que el miedo que todos tuvimos cuando abandonamos nuestras casas había que combatirlo con la lucha”.
“Cada uno hizo su proceso, pero hay cosas que son comunes”, sigue Graciela. “¿Qué te podía pasar peor de lo que te había pasado? Yo no perdí ningún familiar; sí vecinos. Primero tuvimos que pararnos. Eso fue lo primero que hicimos para perder el miedo. Y eso constituyó identidad. Estábamos de pie. No nos íbamos a arrodillar por un colchón. Sentadas podemos esperar la justicia, pero de rodillas no. Habernos enfrentado con el dolor fue perder el miedo”.
María Claudia tiene una idea similar: “Escapamos de una trampa mortal y eso nos puso en el espacio público. Aprendimos que no hay más miedo. Y cuando fuimos descubriendo las mentiras de los que no tienen escrúpulos, más seguras estábamos. Nos pintaron los dedos, nos metieron en cana. Nos vapulearon, nos quisieron hacer desaparecer del espacio público. Y no pudieron”.
“Nosotros, en la medida en que nos damos cuenta de que no pudieron doblegarnos, menos miedo les tenemos”, continúa la referente de la Carpa Negra. “Aprendimos que la plaza es nuestra. Y también la Casa de Gobierno, los Tribunales, la Legislatura... Podrá haber mercenarios inescrupulosos que nos digan que nos tenemos que ir. Podrán tener el poder ese ratito, pero al poder lo tenemos nosotros. Y ya no hay miedo”.

Los motivos de la lucha
Desde lo cercano, lo más pequeño, hacia lo macro. Los inundados entendieron que en 2003 hubo una afrenta deliberada. Para explicarse cómo salvaron el pellejo tuvieron que aprender ingeniería, descifraron la industria de la corrupción en la obra pública, el negocio de la asistencia. Conocieron de cerca la miseria de la política. Ellos saben que no los inundó el río Salado: fueron los inundadores.
Con esas verdades en proceso de construcción, iniciaron una pelea desde lo íntimo hacia lo público. “La decisión de luchar me la dio que se hayan metido con mi casa y con mi barrio”, dice María Claudia. Graciela aporta: “En la plaza estamos con principios y valores, por eso vinimos a ocupar el lugar público: para mostrar nuestra lucha”.
“Los inundados pedimos justicia desde un principio porque entendemos que hay responsabilidades que tienen que pagarse”, retoma María Claudia. “Los que cometieron errores criminales, los tienen que pagar. Ahí nos hermanamos, nos entendimos. Y luego en sostener una memoria activa. No una memoria sonsa, para llorar, sino una memoria activa: una memoria que lucha y que grita verdad”.
En los grupos de inundados piensan que mientras haya impunidad no habrá ninguna posibilidad de construir una memoria real, completa, de la tragedia. “Queremos justicia porque sabemos que tenemos razón. Pero se nos escapan los inundadores. Sigue esa matriz de impunidad que hay que destrozar. Queremos que haya memoria, pero con verdad y justicia”, completa María Claudia.
Graciela coincide: “Sin verdad y sin justicia, la memoria no tiene contenido. La verdad nosotras la construimos semana a semana, haciendo el ritual”. Habla de las marchas que repiten todos los martes y todos los 29 desde julio de 2003. Es su ritual: encienden las velas, leen los nombres de sus muertos –los que reconoció el Estado y los que no–, cruzan hacia Tribunales para pedirle a la Corte Suprema que haga justicia, repiten el reclamo frente a la Casa Gris y al final vuelven a las cruces.

Por qué y cómo
Para María Claudia, “la verdad es construida desde lo que nos fue pasando y lo que fuimos aprendiendo. Al principio quedamos impactados; después comenzamos a descubrir la verdad, aprendiendo sobre obras, sobre negociados, sobre defensas. Construimos la verdad con pruebas objetivas. La verdad primero nos pegó. Entró el agua; nos inundaron. Nadie nos sacó, salimos cómo pudimos. De ahí en más, tratamos de conservar la memoria en función de esa verdad”. Y luego continúa “No nos importa nada. Donde nos tengamos que parar, vamos a decir la verdad: la que fuimos construyendo desde el principio. La plaza es nuestra. El espacio público lo hicimos nuestro. Fuimos protagonistas de la lucha por la justicia. Marchamos, acampamos en la plaza, dormimos, comimos asados, estuvimos en navidades y años nuevos. Hicimos nuestro el espacio público”.
Graciela agrega: “En Santa Fe la pacatería es algo que nos identifica, en cualquier barrio. Hemos ido moldeándonos. Por ejemplo, si se acerca un policía yo ya sé qué hacer. Antes de todo esto, a mí me llegaba una citación y me sorprendía; ahora ya no. A mí me hace feliz ir por la peatonal haciendo una marcha, o escrachando a alguien. Aunque lo esté haciendo sola. Pero más lindo es cuando salimos todos”.
“Los inundados con nuestra lucha vinimos a alborotar el gallinero”, continúa Graciela. “Porque hubo luchas de mucho tiempo, que no hay que olvidar: la lucha de los trabajadores, de los bancarios, de los maestros. La diferencia es que ahora, cuando ven cuatro o cinco inundados, ya saben que les vamos a alborotar el gallinero. Desde el poder, en todos los ámbitos, ya lo saben. No sé si somos temidos, pero le tienen miedo a lo que podamos decir”.
“Tienen miedo de que no tengamos miedo”, remata María Claudia.

Los símbolos
Según María Claudia, hay un punto de contacto entre ellas, mujeres que pelean en el espacio público, con las Madres de Plaza de Mayo: “Nosotras salimos a la calle porque se metieron con nuestro hogar y en ese hogar están nuestros hijos. Tocaron una cuestión muy íntima: nuestro hogar y ese otro hogar ampliado que es el barrio. Son cuestiones muy importantes; la casa y el barrio son la identidad”.
Uno de los símbolos de la inundación son las cruces blancas clavadas en el centro de la plaza. Explica Graciela: “Con las cruces queremos significar las culpas por las muertes provocadas por la inundación. ¿Quién provoca la muerte? No es caprichoso querer encontrar al culpable. En la medida que fuimos construyendo la verdad, las cruces tienen ese significado: señalar las culpas”.
Una de las frases escritas en esas cruces dice: “No podrán tapar sus culpas, las muertes los condenan”. Graciela completa: “Nuestro mensaje para la sociedad es que los inundadores tienen que pagar con cárcel”. Y cuenta que decidieron hacerlas de madera porque “es un material que se deteriora con el tiempo, como la memoria. Entonces, la propuesta fue comprometernos a cuidar eso que se deteriora, la cruz de madera, para cuidar la memoria y que no se deteriore”.

Sus historias
María Claudia Albornoz es peluquera, psicóloga social, militante barrial, activista por los derechos de las mujeres y referente principal de la Carpa Negra. Tiene 48 años y un hijo de 15. Vivían con la madre de María Claudia, que ahora tiene 87, en una casa de barrio Chalet. En ese barrio nació y allí volvió en 2002.
El barrio nació como un plan de viviendas bajo el primer peronismo y fue creciendo como los barrios de los trabajadores, a fuerza de sacrificio. “Hasta 1959 se llamó barrio Sudoeste. Había canillas públicas donde la gente buscaba agua para sus casas. Y mucho barro” dice María Claudia.
Graciela García vivió siempre en barrio Roma, sobre calle La Rioja. Está jubilada, es bibliotecaria y trabajó como administrativa. Es hija de verduleros y recuerda con emoción el sacrificio que hicieron para que pudiera estudiar. En 2003 vivía con sus tres hijos, de 25, 22 y 13 años. Sus padres tenían 75 y 73 y vivían casa de por medio.
Para Graciela, de la Marcha de las Antorchas, abril es especial: en ese mes cumple años y también ese mes murió su padre, en 2006.

Publicada en Pausa #111, miércoles 10 de abril de 2013

domingo, 21 de abril de 2013

Agua otra vez / Eventos por la memoria


Por Enzo Vicentín

Viajé esta mañana a La Plata, pensando que era un día más. Pero no. Estaba desinformado. No tenía ni idea del desastre. Cuando llegué parecía un día feriado, calles con poca gente, negocios cerrados, el viento se escuchaba en ausencia de los motores y las bocinas. El cielo gris, las calles llenas de hojas, las veredas también. La Facultad, cerrada. Asueto. No entendía, pensé ¿será tan grave? Lo mismo me pasó en abril de 2003. ¿El Parque del Sur hecho un lago? ¿Barrio Roma con tres metros de agua? Hasta que lo ví.

Me encuentro con Andrea, vamos a un bar que tiene luz. Me cuenta que algunos de sus amigos se inundaron. Nos vamos a tomar un colectivo y escucho hablar a dos mujeres de los varios muertos que dejó el agua. ¿Tan grave era? Andrea se salvó; vive en un primer piso. Unos amigos que la visitan no se salvaron. Salieron ayer con el agua hasta la cintura. Viven en Tolosa. Llegan con los pies embarrados, quisieron volver a su casa y no pudieron. Son artistas, perdieron años de trabajo.
La radio, lo único que puede funcionar con pilas, le pone cifras al desastre. En una ciudad sin luz parece que no funciona nada, los celulares fallan, en muchos lugares no hay agua potable, los colectivos andan hasta por ahí nomás. Pero la radio todavía comunica. La radio está. Los que se inundaron están con bronca, piden ayuda, se abren centros de evacuados, hablan los funcionarios, algunos periodistas piden ayudar hoy y criticar mañana, otros no quieren tregua. Después de un rato me vuelvo a la terminal, colectivo hasta Plaza Italia. En esta parte de la ciudad la cosa funciona. Camino cinco cuadras hasta la terminal, veo pasar un camión del ejército, escucho a un helicóptero que viene y va. Todo me hace acordar demasiado a lo que ya ví en Santa Fe. Dos chicas que caminan delante de mío llevan bolsas a un centro de donaciones. Solidaridad espontánea, casi instantánea con los inundados, de eso también me acuerdo. Escucho la radio, no puedo creer la cantidad de muertos que cuentan. Al mediodía eran 35. Me subo al cole, va a Buenos Aires, pasa por 1 y diagonal 74, cerquita de Tolosa, no veo mucho, pero para qué si me lo imagino. Lo ví dos veces en los últimos 10 años. Esta vez la radio me lo contó.

Lo ví dos veces en los últimos 10 años. Esta vez la radio me lo contó.

Salgo de La Plata, veo agua a los costados de la autopista. Mucha agua. Bien en la salida de la ciudad veo un barrio de casitas nuevas con calles de agua. Las periferias de las ciudades, los que están en los márgenes, nunca se salvan. Qué tristeza. Ahora que escribo, veo las imágenes y el conteo de víctimas sigue subiendo: 46. ¡46! Cuánta tristeza. La semana pasada me estuve acordando de la inundación del 2007. Ahora esto, y en menos de un mes el 29 de abril. No puedo dejar de comparar. El agua, otra vez. No me acostumbro.

(*) Escrito el 3 de abril. Al cierre de esta edición se contaban 51 muertos en La Plata.

Inundación 2003
Eventos por la memoria

Una serie de actividades, como charlas y exposiciones artísticas, se realizarán en nuestra ciudad con motivo del décimo aniversario de la inundación de 2003. El Museo Histórico y la Estación Belgrano serán sus sedes.
En el Museo Histórico Provincial (San Martín 1490), el 24 y 25 de abril, a partir de las 18.00, se realizarán charlas y una exposición de fotografías sobre el 2003 de Hugo Pascucci, Amancio Alem, José Almeida, Luis Cetraro y Flavio Raina. El 24, el militante de la Marcha de las Antorchas Héctor Sanagustín –quizá quien más conozca en detalle los hechos de 2003– dará una conferencia titulada Crónica de una inundación anunciada. El 25 será el turno de los arquitectos Luciana Barín, Paz Coniglio, Mercedes Doldan y Diego Mandile, cuya exposición se titula Sacando a flote el carácter urbano de la inundación. Memoria, ciudad y política: Relocalizaciones y luchas por el derecho a la ciudad. También estará presente el docente Mariano Medina, con sus Crónicas desde el Centro de Evacuados, historias, recuerdos. Desde la organización de esa doble jornada, afirmaron que la actividad se realiza bajo la consigna de que “conmemorar debería ser siempre no olvidar” por “los nexos profundos entre historia, presente, patrimonio, compromiso y construcción cotidiana”. Además, consideraron que “conmemorar es casi una obligación en un lugar ‘de memorias’.”.
Previamente, este viernes 12 de abril se inauguró la muestra “Marcas en el cuerpo”, con obras de artistas santafesinos damnificados por la inundación de 2003, realizadas a partir de aquella imborrable experiencia. La exposición estará en el Centro Experimental del Color, localizado en la Estación de Trenes Belgrano, y tendrá entrada libre y gratuita.
Por otra parte, en el mismo lugar de barrio Candioti se realizará una muestra de archivos periodísticos sobre la inundación, los días 25 y 26 de abril, también con entrada libre y gratuita.

Publicado en Pausa #111, a la venta en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

sábado, 20 de abril de 2013

Todos unidos para el oeste


Seguridad y obras de saneamiento hídrico y ambiental dentro del presupuesto municipal, dos problemas que volvieron a reunir a numerosas instituciones del oeste de la ciudad.

Por Marcela Perticarari

Tras más de tres años de inactividad, el Foro del Oeste comenzó a mover nuevamente sus engranajes. A fines de 2012, un grupo de 60 organizaciones decidió reavivar un espacio que tiene su precedente en la década del 70, y el primer sábado de abril llevaron adelante un plenario para tratar los temas que preocupan al margen de la ciudad más castigado y estigmatizado. Muchísimas voces, posturas variadas pero ganas de tirar para el mismo lado, poniéndole el hombro a cada problema, se convirtieron en una de las pocas buenas noticias de los últimos días.
Los organizadores contaron que el Foro del Oeste se impulsó desde “la convicción y el desafío de construir un espacio de acción y reflexión que busque incidir en las políticas públicas de nuestra ciudad en un marco de igualdad y justicia, entendiendo estas condiciones como imprescindibles para lograr que Santa Fe sea una sola y merezca ser vivida por todos. Todas las transformaciones que nuestros barrios necesitan sólo serán posibles con una fuerte y decidida política de Estado sostenida en el tiempo y construida junto a todos los vecinos y vecinas del oeste santafesino”.
Organizando la movida desde sus inicios, el dirigente social Rubén Sala repasó: “Arrancamos en el 2006, cuando vimos que se hacían obras en el resto de la ciudad pero ninguna en el oeste. Teníamos que formar una organización capaz de gestionar, de elaborar proyectos y también de presionar, porque hay sectores de la sociedad que tienen capacidad de presión a través de los medios de comunicación o del poder económico. De esta forma se resolvió reflotar la Coordinadora del Oeste, una experiencia histórica que se desarrolló en los años 70, formada principalmente por vecinales. Cuando nos juntamos de nuevo, nos dimos cuenta de que no había muchas vecinales organizadas y resistiendo la retirada del Estado que empezó en los 90. Entonces abrimos la convocatoria y creamos el Foro del Oeste, que se armó con asociaciones, clubes, vecinales y movimientos piqueteros, entre otros. Luego dejamos de reunirnos y, a fines del año pasado volvimos a convocarnos, queríamos ver cómo hacíamos para resolver los problemas que existen debido a la carencia de infraestructura social que padecemos en todo el oeste: desde barrio Centenario hasta el Mercado de Abasto no se ha hecho ninguna obra importante en este último tiempo. Sí conseguimos, a través de muchas gestiones, que desde la Nación se proyecte la obra de cloacas en Santa Rosa de Lima, algo fundamental. Conseguimos que se comience, todavía no está terminada y algunas cosas se hicieron mal, pero en el barrio se empezó algo que es de singular importancia. También se arreglaron las casabombas y se hicieron los reservorios”, reconoció.
“En las reuniones de estos últimos meses empezamos a apuntar los problemas comunes a todo el sector y, si bien hay muchísimos, decidimos empezar abordando dos: ver cómo el gobierno municipal invierte su presupuesto en el oeste, y la seguridad. Pero no queremos analizar la inseguridad que se ve en los medios todos los días sino la que sufre la gente en los barrios, que son dos cosas diferentes”, continuó Sala.

Los vecinos en jaque
El Foro del Oeste emitió un comunicado en el que especificaron que “vivimos en la zona donde más cuesta que lleguen los patrulleros y ambulancias debido al estado intransitable de muchas de sus calles. Además, la tasa de homicidios en nuestra ciudad es una de las más altas del país, que llega a 20 homicidios cada 100 mil habitantes al año, cuando la media nacional apenas supera los cinco homicidios cada 100 mil habitantes; y la mayoría de los crímenes de los últimos fueron cometidos justamente en barrios del oeste”.
Asimismo, aseguraron que “a pesar de los cambios producidos en la cúpula policial, en los barrios nada ha cambiado porque siguen existiendo los mismos kioscos traficantes de estupefacientes”. Como contrapartida, observan “una agudización en el hostigamiento de las fuerzas de seguridad hacia los jóvenes de nuestros barrios cuando cruzan las avenidas y calles que conforman ese límite imaginario que divide la ciudad visible de la invisible”.



Sobre la intención del municipio de instalar cámaras en Santa Rosa de Lima, el dirigente Rubén Sala planteó que “todos los medios técnicos deben estar a disposición de los ciudadanos, pero también hay que controlar la seguridad de los mismos”. Y de colocarse sólo en los ingresos, “a la gente del barrio las cámaras le ayudarían poco. Sí servirían para el resto de la ciudad: cuando haya un hecho delictivo sabrían que alguien entró a Santa Rosa y seguirían estigmatizándonos. Aunque los delincuentes entren por calle Mendoza y salgan por la Circunvalación, los titulares van a decir ‘robaron en tal lado y entraron a Santa Rosa’. Lo que se hace en realidad es correr el mapa del delito: del microcentro lo desplazan a los barrios cercanos como Candioti y Roma; ahora lo van a correr hasta el oeste para que quede circunscrito a los barrios más alejados, desde donde se supone que viene la delincuencia. Esa toda una concepción que tienen desde el gobierno y desde ahí se planifica. De todos modos vamos a pedir informes a la Municipalidad porque desde el Foro queremos contraponer otro tipo de construcción, donde la gente participe, aporte sus ideas y soluciones”.
Durante el plenario, un vecinalista de Centenario afirmó que “la seguridad es un problema complejo, pero una gran pata para vencer la inseguridad radica en el vecino”. Y contó su experiencia: “Hace menos de un mes, un grupo de personas fue a la vecinal a plantear esta cuestión, luego se hizo otra reunión donde cada uno de nosotros dio su punto de vista y analizamos qué medidas se podían tomar. A raíz de eso se formó una subcomisión y se llamó a una asamblea barrial a la que asistieron casi 150 personas. A los pocos días logramos ser atendidos por el subsecretario de Seguridad Pública de la Zona Centro- Norte, Diego Poretti. Recientemente nos avisaron que están estudiando distintas soluciones a los planteos que hicimos. Hay un razonamiento estratégico en todo lo que se habló acá, creemos que a partir del disenso surge el consenso. No hay que perder de vista que la unión del vecino hace la fuerza del barrio”, finalizó. Los aplausos casi no lo dejaron terminar.

Saliendo de la catarsis
Al finalizar el plenario, Rubén Sala declaró que “fue un encuentro importante, no sólo porque volvió a crecer la participación sino también porque salimos de la catarsis, que era lo que hacíamos siempre, y empezamos a ver más lejos. Ahora tenemos que empezar a juntarnos para encontrar soluciones”.
–¿Es posible llegar a acuerdos a partir de la heterogeneidad de los participantes?
–Sí, creo que el acuerdo se va a dar en la medida que veamos en qué punto estamos. Históricamente nos hemos juntado para reclamar, pero después llegan las elecciones y cada uno agarra para su lado. Hoy estamos en un lugar muy crítico del que es muy difícil retornar o que una elección nos divida, porque acá se está tratando del futuro de la sociedad: la unidad del grupo apunta hacía ahí.
Los próximos pasos a dar por el Foro del Oeste, en lo inmediato, consistirán en pedir una audiencia con el ministro de Gobierno Rubén Galassi y otra con el intendente José Corral para tratar el tema de la seguridad. “Además, necesitamos que el municipio nos aclare el presupuesto porque está muy oscuro, queremos que se diga concretamente qué se va a hacer en cada barrio durante este año”.

Quiénes son
El Foro del Oeste está integrado por los centros comunitarios Barranquitas Oeste, San José, San Lorenzo y 25 de Mayo; los movimientos San Martín, Solidario de Barrio Los Hornos, MTL y Federación Tierra y Vivienda; las asociaciones civiles Juntos Para Servir, Villa Del Parque, Cebollitas, Eva Perón, 10 De Septiembre, Amores, Unidad y Futuro, Los Marginados, Volver a empezar, Dar, Construir el futuro, Miradas inocentes, Formando Futuro, Arco Iris, Agente Comunitario Voluntario y Obra Comunitaria; las vecinales Pro Mejoras Barranquitas, Chalet, Barrio Policial, Loyola Sur, Ceferino Namuncurá, Progreso, Pompeya Oeste, Pro Mejoras Alto Verde, Villa Del Parque, Unión y Trabajo, María Selva, El Arenal, Centenario, Coronel Dorrego, 12 De Octubre, Santa Rosa de Lima, San Pantaleón, Norte Unido y República Del Oeste; Cooperativa de Trabajo El Abasto, Cooperativa Higiene Urbana, Biblioteca Popular Mariano Cabal, Casa Padre Catena, Mutual Solidaridad Barrial Santafesina, Coordinadora de la Costa, Centro de Jubilados de Barrio Roma, Canoa, Vivienda Social y Ciudad, INNUMA, Club Nacional, Iglesia Cristiana Evangélica, Cenaco San Marcos De León, BACHI, APRIN, Centro de Acción Luchemos Juntos, Cartoneros de Santa Rosa de Lima y Villa Oculta, Comedor Aníbal Bustamante, Centro Corazón De Jesús; las radios Chalet, Mutual Solidaria y El Refugio.

Publicado en Pausa #111, a la venta en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

viernes, 19 de abril de 2013

Voces de una garganta poderosa


Redactores de la revista que rescata la voz de las villas, estuvieron en Paraná y Santa Fe compartiendo experiencias de autogestión y lucha.

Por Ileana Manucci

La Garganta Poderosa es esa revista de la que todos conocen sus tapas pero pocos su contenido, su origen, su motivación. Entrevistas mano a mano con el Indio Solari o con Messi provocan la envidia de más de un iluminado periodista, que no puede entender como estos villeros consiguen el sí de tamaños ídolos populares. Pero La Garganta es mucho más que su tapa vendedora, o compradora, en su interior hay 28 páginas de cultura villera, de vida de barrio, de sueños, alegrías, luchas y dolor.
Nacho, Alejandra y Dáda, tres voces de La Poderosa, convocaron a cientos de jóvenes en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER y en El Birri, para que el grito aturdidor de los acallados por décadas siga propagándose por todo el país.
La Garganta Poderosa es el brazo literario de La Poderosa, nuestra organización de base conformada por 15 asambleas villeras que no sólo se encuentran en Buenos Aires, sino en varias provincias”, comienza explicando Nacho, “creemos que antes que nada es imprescindible contarles de dónde venimos y desde ahí dar pie al grito que desde La Garganta queremos dar, un grito que dice que amamos nuestra cultura villera y que nuestra cultura villera no es eso que les contó la televisión. Esa cultura tiene muertes, pero en la enorme mayoría de los casos no dependen de nosotros, dependen de las ambulancias que nos niega el SAME o del gatillo fácil que nos mete la Policía Federal; en ese lugar además de muerte tenemos un montón de vida, vivimos en barrios que nos enorgullecen, que construimos con nuestras propias manos, que tienen nuestras escuelas, nuestros pibes, nuestros recuerdos; todo eso no lo vamos a negociar, ninguno va a dejar el lugar donde vive y todos creemos que tenemos que vivir en condiciones mucho más dignas. Por eso nuestro fin es la urbanización y La Garganta es un medio para luchar por eso”.

El staff de la revista lo conforman fotógrafos y redactores de entre 10 y 50 años elegidos por las asambleas vecinales, provenientes de los barrios Zavaleta, Rodrigo Bueno, 31 Bis, 21-24 y Fátima, entre otros. Pero si abrimos la revista y observamos qué otros nombres aparecen como protagonistas de este proyecto, nos encontramos con el redactor jefe Rodolfo Walsh y colaboradores como Julio Cortázar, el Padre Mugica, Ernesto Guevara y 30 mil desaparecidos, entre otros. “Ellos fueron quienes comenzaron esta lucha para que nosotros tengamos voz, no es un tributo ni un homenaje, su colaboración es una realidad. Seríamos muy mentirosos si dijeramos que una revista de cultura villera nació porque se nos ocurrió a nosotros, se puede hacer una revista así porque muchos compañeros lucharon y murieron a lo largo de la historia para que hoy los barrios tengamos la suficiente fuerza para que eso pueda ser una realidad”.
La publicación es una de las cooperativas de trabajo de La Poderosa, una fuerza social de militantes anónimos y voluntarios que nació en 2004 y que intenta transformar la realidad a través de la organización en asambleas barriales, con trabajo colectivo, actividades de educación popular, talleres de arte, fútbol popular y generación de cooperativas entre las que ya se encuentran una gastronómica, otra textil y una de comunicación, la misma Garganta, que se encuentra en la calle desde 2010.
El día a día en la redacción de la revista no resulta fácil en un ámbito donde la tecnología no abunda y ni siquiera el suministro eléctrico para que esa tecnología funcione es continuo y constante. Las cuestiones técnicas y teóricas que hacen a la realización de una publicación, encuentran en esas condiciones dificultades mayores que en los ámbitos comunes de las demás redacciones. “En ese sentido seguimos trabajando mucho y aprendiendo todos los días. Nuestros pibes escriben aún no teniendo computadora y sacan fotos con los celulares, pero en cuestiones más específicas, como los programas de diseño, el proceso es más lento, hay que aprender de cero, pero estamos convencidos de que las falencias que podamos tener en ese ámbito no deben detenernos, porque lo más importante es la idea que sustenta a la revista, a su estética”.
Esa cuestión estética, reconocen, no es algo menor. El viejo prejuicio de que lo comunitario y alternativo no puede ser lindo ni estar bien hecho es un prejuicio que también se propusieron y lograron romper. “Cuando empezamos a laburar nos creímos realmente que nuestra revista no tenía que ser pedorra por ser comunitaria; creíamos en que podíamos hacerla en el papel que queríamos, en la calidad que queríamos y que seríamos mejor que El Gráfico, no mejor que una revista que alguna vez se hizo en el barrio con errores de ortografía y fotos malas, que no leía nadie. Esto fue un canal para levantar el autoestima y desde ese lugar, sin dudas, La Poderosa, como organización, se transformó mucho. Además pasamos de ser una organización de base, que buscaba contar la realidad en la que vivimos, a que de golpe nos llamen los medios nacionales y que los políticos que no nos abrieron nunca las puertas no pidan por favor tener una reunión. Todo eso fue un canal de empoderamiento, nos hizo dar cuenta de que mucho más que un medio estábamos construyendo una alternativa política, que históricamente para construir eso había que tener una espalda financiera o partidaria, y nosotros, tan sólo con una espalda comunitaria, hoy hemos construido una entidad política y nos sentamos en la mesa de los funcionarios a pedir por nuestras cosas. Entonces, lo que nació como algo meramente teórico o utópico hoy se transformó en una responsabilidad de todos los días”.
Apostar a un medio gráfico hoy, en la era de lo virtual, es poco menos que un riesgo. Los costos de producción, de distribución y el poder generar el atractivo suficiente para que el publico te lea, parecen ser esfuerzos que para muchos no vale la pena hacer ante los mínimos costos de una página web, un blog o perfil de Facebook. Pero La Garganta, aún encontrándose en una situación donde el dinero no abunda, asume y afronta ese riesgo.


“Muchos nos quieren hacer creer que estamos ante el ocaso de los medios gráficos, y que eso es algo que se da naturalmente; para nosotros eso es un absurdo. La Garganta acaba de aparecer y es la primera vez en la historia, la primera vez en 200 años que hay una publicación así; no hemos mantenido un medio gráfico, lo hemos parido en un lugar donde nunca lo hubo. Y por más que les pese, el medio gráfico, el papel, es el único que puede llegar a las manos de la gente de la villa; nosotros no podemos pretender llegar por redes virtuales a barrios donde no hay electricidad, y ni siquiera podemos aspirar a que nos vean por televisión los compañeros que no tienen un televisor. Pero la revista, que adentro del barrio se mueve gratis o al costo, conformando cooperativas de distribución, hablando nuestro lenguaje, es un modo de recuperar la lectura, algo que creemos esencial para desarrollar la imaginación. Estamos intentando hacer nuestros propios medios con nuestra propia cultura, y nuestra cultura hoy, todavía, tiene lectura”, cerró Nacho.

Publicado en Pausa #111, a la venta en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

jueves, 18 de abril de 2013

Los servicios se comen el bolsillo


El agua y la luz sufrirán fuertes aumentos, en un ajuste que ya se volvió una constante de todos los años. El gobierno se justifica en la inflación, la oposición se une en la crítica.

Cuando recién se cumplía un año del último aumento, el gobierno provincial anunció fuertes subas en las tarifas de agua y electricidad: 26,5% y 22%, respectivamente. La noticia explotó como una bomba en el mundillo político, ya que nadie esperaba incrementos en un año electoral. El PJ a coro criticó la medida, mientras que el oficialismo deslizó responsabilidades hacia la Nación por “el proceso inflacionario”.
Los argumentos oficiales tienen que ver con la necesidad de absorber la suba generalizada de los costos de los insumos que se utilizan para ambos servicios y con una política progresiva de sustitución de subsidios, de tal forma que el Estado pueda dedicar a las demoradas obras de infraestructura los recursos que ahora destina a atender los gastos corrientes de las empresas.
Los aumentos fueron anunciados el viernes 5 de abril por los presidentes de los directorios de las dos firmas: Alberto Daniele, de Aguas Santafesinas SA (Assa), y Daniel Cantalejo, de la Empresa Provincial de la Energía (EPE). Los funcionarios explicaron que el impacto en las facturas se sentirá a partir del segundo semestre.
Los últimos aumentos habían sido anunciados a fines de 2011 y comenzaron a correr en marzo de 2012: un 26% en el caso de la EPE y un 82% en Assa. En ese momento, el ministro de Aguas y Servicios Públicos, Antonio Ciancio, justificó la decisión al remarcar la desinversión histórica en ambas empresas.

Costos e inversión
El titular de la empresa pública de agua y cloacas explicó: “En 2012 el origen de los recursos para los costos operativos de Assa se componía en un 80% de la facturación y un 20% del Tesoro provincial. Y la totalidad de las inversiones para obras estaban a cargo del Estado. Esto significa, en el global, que sobre un presupuesto de 636 millones en 2012, 200 millones fueron aportes del Tesoro provincial”.
Según Daniele la evolución de los gastos operativos entre 2012 y 2013, teniendo en cuenta compras y contrataciones, supone “incrementos que superan el 30% promedio”: el cloro aumentó un 95%, la cal, 30%; sulfato, 40%; insumos de laboratorio, 35% y cañerías y accesorios 30%.
Según el titular de Assa, “Hicimos un proceso de racionalización y optimización de los gastos evitando las acciones que no fueran imprescindibles. Lo que no pudimos hacer es evitar la fuerte incidencia que el proceso inflacionario tuvo sobre nuestros números”.
Alberto Muñoz, ex presidente del Enress (Ente Regulador de Servicios Sanitarios), actual integrante del directorio del organismo de control, señaló que el aumento generará una situación inédita: “Por primera vez habrá familias que van a pagar más de agua y cloacas que de luz”. Para Muñoz, el incremento no obedece al proceso inflacionario sino a una decisión política del gobierno de reducir las inversiones. “Hay dos formas de financiamiento de Assa: tarifas e inversión pública. En 2012, por primera vez desde que se crea la empresa estatal (2006), la inversión pública bajó de 303 millones a 200 millones. Y fue ese año cuando se les pidió el mayor esfuerzo a los usuarios, con un aumento del 82%”.
Muñoz indicó que en 2012 “la curva de inversión del Estado se quiebra abruptamente y cae, vuelve a los niveles de 2010. Y si se considera la inflación, es aún mucho menor, porque este análisis está expresado a valores nominales, es decir, sin considerar que el poder adquisitivo de la moneda es menor”.

La luz y los subsidios
Por su parte, Cantalejo coincidió con Daniele al señalar la responsabilidad del gobierno nacional por el manejo de la macroeconomía y la discrecionalidad en el reparto de subsidios. “Nos encantaría no sufrir los efectos de la inflación, pero así como todas las economías familiares y las empresas la sufren, también la distribución eléctrica y el agua sufren el efecto inflacionario”, explicó el titular de la EPE. “En la distribución eléctrica la inflación nos afecta día a día”, afirmó. Y puso como ejemplo un consumo de 400 kw/hora, que es donde se ubica la mayor franja de usuarios residenciales de la empresa: “Allí la tarifa va a sufrir en el primer tramo un  aumento aproximado de $15,50 y, en el segundo, en valores mensuales de $12,25”.
Cantalejo dijo que “hay una vinculación directa” entre la inversión que lleva adelante la EPE en obras para mejorar la calidad del servicio y evitar los cortes. “El nivel de inversión de la EPE se ha mantenido durante todos estos años en valores promedio que están por encima de los 300 millones de pesos y en 2012 hemos lanzado licitaciones por más de 500 millones de pesos, que tendrán su impacto en el 2013”, agregó.
A diferencia de lo que ocurre con Assa, que tiene su propio órgano de control que realizará audiencias públicas y deberá emitir un dictamen –de todos modos, no vinculante–, la EPE es una empresa pública sin contralor externo ni participación de los consumidores: para subir la tarifa eléctrica, la empresa prescindirá de todos los trámites que sí deberá realizar Assa.
A la inflación, el oficialismo sumó en la lista de motivos el atraso histórico de inversión en infraestructura y la desventaja comparativa que sufre la provincia en relación al reparto de subsidios del Estado nacional, que en su gran mayoría llegan a las empresas que prestan servicios en  la ciudad y provincia de Buenos Aires y en territorios afines al kirchnerismo.

La respuesta opositora
El anuncio del doble aumento hizo que los distintos sectores internos del PJ provincial dejaran de lado sus diferencias. Todos calificaron la decisión oficial como un “tarifazo” y le pidieron al gobernador Antonio Bonfatti que suspenda los incrementos.
El diputado Mario Lacava, presidente de la Comisión de Obras y Servicios Públicos y referente del obeidismo, desmintió a Cantalejo: “El mayor costo que tiene la EPE es la compra de energía a Camesa para luego revenderla. Y si esa electricidad no ha aumentado su precio, no se entiende el aumento de las tarifas que dispuso el gobierno”.
En respuesta a los argumentos de Bonfatti (ver aparte), Lacava sostuvo: “El aumento le aportará a la EPE unos 800 millones de pesos extras a su presupuesto. Y si el aumento salarial dispuesto para este año alcanza aproximadamente los 250 millones y el incremento de gastos de consumo y operativos podrían llegar a unos 100 millones de pesos, ¿en qué aumento de costos se justifica tamaño incremento?”.
El bloque de diputados de Producción y Trabajo también rechazó la decisión. “En los cinco años de gestión socialista la luz aumentó 100% y el agua 200%. La EPE ya dejó de recibir 520 millones de pesos en subsidios provenientes del gobierno nacional por los reiterados aumentos, que fueron seis en los últimos cinco años. Pero además no hubo aumento en la energía proveniente del Estado, que compra dicha empresa”, sostuvo la diputada y dirigente de UPCN, Silvia De Césaris, y agregó: “Los aumentos impactan en los sectores menos pudientes y en quienes sufren los cortes permanentes de energía en Rincón, Santo Tomé, Colastiné, Santa Fe y muchas otras localidades que se vieron afectadas por la falta de inversión”.
Los legisladores de 100% Santafesino, que responden al diputado nacional Oscar “Cachi” Martínez, señalaron que: “El ministro Ciancio reconoció que se ocupan fondos de la EPE para cubrir otras deudas de la administración provincial y eso consta en las versiones taquigráficas del día que fue a la Cámara de Diputados. De julio de 2011 a julio de 2012 la tarifa básica creció un 26% pese a que en igual período la inflación fue del 21,7% según el Ipec”.

Cifras y cruces

- La tarifa de agua potable subirá un 15% a partir de junio. Sobre esa base se calculará el segundo aumento, en octubre, que será un 10% más. Así, el incremento acumulado en el año llegará al 26,5%.
- La electricidad subirá un 13% a partir del 15 de abril y otro 9% a partir del 1º de julio. En total, el incremento de la EPE en 2013 será del 22%.
- El diputado Acuña propuso que los fondos provenientes del incremento de la tarifa eléctrica sean derivados a una cuenta especial para ser utilizados sólo para obras de infraestructura de la EPE.
- “Si todos los años se dan incrementos de salarios y hay aumentos en los costos de producción de agua y de electricidad, no pueden las empresas sostenerse y realizar inversiones si no tienen mayores ingresos, argumentó el gobernador Antonio Bonfatti. “Ojala no hubiera inflación, así no habría que aumentar las tarifas”, señaló.

miércoles, 17 de abril de 2013

El margen y la vanguardia

No lo Soporto y Diamantina: los números centrales de la primera fecha del año de Suena Rizoma.

El boca a boca ha muerto, pero vive en los eventos de Facebook y en la diseminación enfervorizada de los mensajes de texto.
Corría mayo del año pasado y cierta ebullición vertiginosa sacudió los canales digitales. Un espacio ganado por el under, Taboo, enfrente de la plaza de las palomas, iba a recibir una visita inusual: un azote de pop para hacer temblar parte de la rigidez rocker. Viejos amantes de Celestito y de Tokio Ga, todo el joven cenáculo literario local, el clan unido de la imagen (enlazados en el diseño, la fotografía, la ilustración), guerreros y guerreras del antiguo Tudor –que aún sigue latiendo como un templo de una abandonada religión secreta–, fiesteros electrónicos de memorables warehouses en San Gerónimo y Salta o Casasueño y nuevos cuerpos sin prejuicios recibieron las baladas acústicas de Leo García y las melodías de Los Todopantalla y bailaron al ritmo de las chapas y las visuales de tres reyes del disco: Lks Ga, Di y Gonzalo Gatto.
Fue la primera edición de una fiesta, Suena Rizoma. El grito inicial ya rompió la desconfianza: se sabía que de allí iba a surgir una herencia. En septiembre vio la luz, estroboscópica y negra, cuando trajeron al mismo lugar a El mató a un policía motorizado, ícono indie nacido en La Plata. Junto a ellos, el dúo local de denso rock electro ññññ y Nacho y el robot. La propuesta era distinta, el público aumentó y hasta antiguos rolingas sacaron a relucir su amor por las guitarras peladas.
Luego hubo un viraje: más íntimo, más húmedo, con más calor. En noviembre, Rizoma trajo a Santa Fe el set acústico de Ariel Minimal y Flopa y lo acompañó con la lírica musical de Sonido Lila y Salvador Bachiller, el aka del cerebro de Ediciones Diatriba, Fernando Callero, quien también aportó sus libros a la velada, los cuales fueron leídos en vivo. Junto a él, el editor rosarino Iván Rosado también sumó sus lecturas, mientras el artista plástico Leandro Jacob puso sus postales.
Con esas tres fechas Suena Rizoma había demostrado su robustez y su propósito. El engendro había crecido y hundido nuevas extremidades en la movida local, sin jerarquías, sin mirada torva y con un único anhelo: agitar.
“Promover la originalidad de la propuesta a través de sus diferentes texturas y generar una imagen atractiva para un público curioso y en constante renovación implica que Rizoma no apunta a un género específico sino a distintos estilos, por lo tanto, la propuesta está dirigida a todo aquel que le interese participar”, explica Leticia Gerhauser, una de las organizadoras de los eventos, originado junto a Betania Cappato, Virginia Borgarello y Aníbal Chicco. Y luego continúa: “La persona que se sienta atraída es a quien apunta el evento, la música no es finita. Desde los sentidos que le adjudica al término el filósofo Deleuze, Rizoma remite a esa raíz cuyos brotes pueden ramificarse en cualquier punto: un espacio de interacción sonora y artística sin jerarquías que intenta fusionar ritmos y nuevas tendencias contemporáneas”.

Nueva raíz
Ahora, Suena Rizoma planea una fiesta en una nueva dirección. Esta vez será en los Altos de Island (Bulevar Gálvez 2365), el viernes 19 de abril a las 22.30, con la ambientación especial de la artista plástica Carla Tortul. Actuarán No lo Soporto, de Buenos Aires, un quinteto de rock-pop, con toques tecnobailables, que supo contar con el padrinazgo del Flaco Spinetta y de Gustavo Cerati y que ganara el premio a Mejor Banda Independiente de Latinoamérica en los premios MTV. Junto a ellos, Diamantina, con la voz de Alejandra Papini, alma mater del estilo pop santafesino. Las entradas tendrán un valor de $30 hasta las 12:30 del 19 de abril, luego el precio será de $40.
Además, por ser el primer Rizoma del año, el domingo 21 habrá un show especial en Stanley Rock Bar. Quienes asistan el viernes, obtendrán un importante descuento en la entrada del domingo para presenciar al dúo brasilero de electro-folk Finlandia, junto al local Estephen Galíndez y su psycho beat.
Por otra parte, después del recital del viernes, el sonido para encrespar a la audiencia y sacudir los cuerpos saldrá del virtuosismo dance de Lks Ga, forjado en el arte de combinar canciones queridas de funk y soul, dándoles el toque del beat. En la previa al show central, Jomh noise set, la mitad de ññññ y uno de los precursores del sello discográfico revelación de nuestra ciudad, Repelente Discos.
Queda el sábado, nomás, para recuperarse.

Multiplicar el margen
—¿Qué lugar vacío en la ciudad viene a ocupar el Rizoma?
—Hace un año atrás cuando nació este proyecto pensábamos en crear un espacio independiente que pueda expandirse y desplazarse de las alternativas convencionales —recuerda Leticia—. Sabemos que en Santa Fe hay una cierta dificultad para encontrar espacios habilitados para recitales y fiestas, generalmente los eventos abarcan más que nada a géneros definidos, podría decirse “clásicos” y de fácil acceso para el público. La mayoría de los organizados por el Estado tienen estas características. Nosotros sentimos que lo que nos gusta se mueve en el margen y que, a excepción de Boomerang, las fiestas del sello Repelente y otros espacios que no han podido mantenerse, no hay tantos lugares para oídos inquietos. Suena Rizoma nace, tal vez, a partir de estas vacancias, de lo que parece que hace falta y principalmente de la idea de acercar y popularizar propuestas musicales contemporáneas, multiplicando manifestaciones artísticas de toda índole.
—¿Cuáles son las nuevas raíces que piensan echar?
—Las raíces se van bifurcando por ahí… Hemos hecho vínculos con el sello local Repelente y con otras productoras de distintos puntos del país y Latinoamérica. De repente bandas están escribiendo a Rizoma para realizar fechas en Santa Fe. Hace poco nos contactó el dúo Finlandia de Brasil, cuyos integrantes tienen como objetivo abrir un corredor musical que contacte diferentes propuestas desde Porto Alegre pasando por ciudades de Uruguay y Argentina. Más adelante, tenemos pensando un encuentro de hip-hop con bandas de distintos puntos, así como una fiesta electrónica con DJ invitados de Chile y junto a DJ locales. La amplia lista de bandas que Rizoma planea convocar (tanto de nuestra ciudad como de afuera) abarca distintos géneros y contiene tanto músicos consagrados como emergentes. Rizoma intenta instalarse y permanecer, y para que proyectos de estas características crezcan, tienen que volverse para el público un lugar común que no deje de inquietar, donde la producción pueda pulirse cada vez más, la comunicación sea lo más fluida posible, los obstáculos puedan abordarse, el respaldo económico sea el suficiente para valorar cada porción del trabajo que aportan los que hacen que Rizoma exista, los artistas que no sólo son los músicos y DJs , sino también ilustradores, diseñadores, fotógrafos y gestores culturales.

Publicada en Pausa #111, miércoles 10 de abril de 2013