jueves, 29 de octubre de 2009

En busca de la metáfora

Por Adrián Brecha

Luego de la caída del seleccionado albiceleste en landas guaraníes, el mundo futbolístico tembló. El miedo de quedar excluidos de la gran competencia futbolística rodó por las pantallas argentinas. No sólo se temía no participar del mundial; el mayor peligro era perder el gran negocio del balompié: transmisiones satelitales, publicidad, comercialización de productos deportivos, pasajes aéreos, empresas de bebidas con y sin gas, venta de televisores de pantalla plana y de los de tubo, nuevos abonados de cable. Una cantidad impresionante de dinero para las cajas de los que siempre salen bien parados. Ese miércoles por la noche, se escuchó a un Diego abatido, casi le diría en el mismo tono del Mundial 94 cuando le cortaron las piernas. Cabe aclarar que hace 15 años la efedrina no era tan mentada como hoy, asociada a candidatos y celulares. Pero regresemos a esa noche paraguaya. Terminado el partido, todos los comentaristas apuntaron al novel técnico, sin escatimar críticas y desprecios. Y se escuchó una voz sollozante: "No le tengo miedo a las criticas, no le tengo miedo a nadie, hago mi trabajo, tengo mi equipo y voy a seguir para adelante. Desde los 15 años a ustedes los vengo peleando". Si no había quedado claro, antes de retirarse dijo: “Cuando clasifiquemos, me voy a acordar de ustedes”. No pasó mucho tiempo para que se cumpla la sentencia. Argentina se clasificó: en el trayecto tuvo dos técnicos, probó infinidad de jugadores y jugó pésimo, pero clasificó. Y la voz del 10 no gambeteó la promesa y, de taquito, habilitó el sexo oral como insulto mediático: “Mamala” quedó grabado en el lenguaje popular. Una situación de desahogo y rabia contenida. Como era de esperar, a la casta periodística no se la pudo tocar, a los sacerdotes de la palabra sólo se debe escucharlos. El rey de España puede mandar a callar a un presidente, pero eso no provoca más que aprobación, más si el presidente es sudamericano, y ni hablar si es Chávez. Un ex piloto de fórmula 1, que apenas puede leer su discurso como senador, meter candidaturas en diversos culos pero, siendo el candidato agromediático, hasta se toma como un gesto hombría. Un peluquero pide la pena de muerte 50 veces por TV; nadie se inmuta. Pero si Maradona abusa de la metáfora estalla el escándalo. Por eso desde este púlpito sólo queremos decirte: ¡Gracias Diego!

viernes, 23 de octubre de 2009

Pausa #47


Nota de tapa

AGROQUÍMICOS EN LA MIRA. Buscan mejorar los mecanismos de control de los plaguicidas que se utilizan para las fumigaciones. Un proyecto prevé otorgar más poder a la Secretaría de Medio Ambiente para que se controlen todas las etapas de aplicación de productos químicos. Dos estudios de la UNL confirmaron que los residuos de glifosato y endosulfán permanecen varios días en el ambiente e incluso en alimentos procesados. Una diputada quiere acelerar la prohibición del endosulfán, que regirá desde 2011. Testimonios de banderilleros de la zona que trabajaron en fumigaciones y hoy sufren las secuelas. Versión on line el lunes 2 de noviembre

También en esta edición
UNA MARATÓN DE RADIO EN LA ESCUELA.
Un grupo de estudiantes de comunicación social de la UNER realizó una experiencia comunitaria en la Escuela Incorporada nº 2028 San Lorenzo, referida a la igualdad de derechos y destacando el rol social de la institución.
AGENDA CARGADA DE MÚSICA. Las melodías de Estelares, el reggae de Nonpalidece, el power rock de Massacre, la vuelta de Ana Suñé, la visita de un icono de la canción popular como Jairo y... hasta el show de Arjona. Se vienen dos semanas bien moviditas.
ANIMÉ: CINCO OBRAS EN PANTALLA GRANDE. Autores legendarios y nuevas promesas aparecen en un ciclo especial del género en el Desvelado de Cine Club. Comenzó ayer en el América con La chica que saltó a través del tiempo y sigue con La Tumba de las luciérnagas.

Y además
- Con la Selección Nacional clasificada, ya se palpita Sudáfrica 2010. Gastón Chansard te cuenta algunas curiosidades de la etapa clasificatoria.
- De viaje por Ámsterdam, la capital mundial de los placeres y de los excesos. Escribe Gerardo Moyano.
- Y como siempre, noticias, humor y la más completa agenda cultural

Próximo número: viernes 9 de octubre

viernes, 16 de octubre de 2009

Argentina y el FMI

El ministro Boudou ya casi cocinó todo con el Fondo, lanzando guiños repetidos al crédito internacional.

Por Julio C. Gambina (*)

En las últimas semanas fueron variadas las reuniones, formales e informales, de autoridades argentinas con funcionarios del FMI. Entre otros, se destacaron los encuentros con Nicolás Eysaguirre, responsable para el hemisferio occidental del organismo, presente en Buenos Aires en una reunión de corte académico y empresarial, y con Olivier Blanchard, responsable de estudios del Fondo, partícipe de las Jornadas cambiarias y monetarias que anualmente organiza el Banco Central de la República Argentina. Finalmente, en Londres, el ministro de Economía aprovechó la reunión de ministros de finanzas preparatoria para la Cumbre de Presidentes del Grupo de los 20 (G20) –en Pittsburgh, Estados Unidos– para enviar claras señales de normalización de las relaciones con el FMI. En esa ocasión hubo conversaciones con el titular del Fondo, Dominique Strauss Kahn, que se repitieron el martes pasado en Estambul.

FENÓMENO Y ESENCIA. Este es el fenómeno: la Argentina se acerca al Fondo. ¿Es que alguna vez se retiró del organismo internacional? La verdad es que la Argentina nunca se retiró, aunque a fines del 2005 anunció la cancelación anticipada de la deuda por 9.500 millones de dólares que el país mantenía con el organismo, efectiva en enero de 2006, casi en simultáneo con una operación similar realizada por Brasil, del orden de los 15.000 millones de dólares. El default declarado por la Argentina en la última semana del 2001 nunca incluyó las deudas con los organismos internacionales. Así, tanto el FMI como el Banco Mundial y el BID percibieron rigurosamente los pagos entre la cesación de diciembre del 2001 y la renegociación con canje de bonos de mayo del 2005. Nunca el país pagó tanto como en esos años, siendo esa la razón que puso de moda un nuevo verbo: “desendeudar”, curiosa forma de designar la voluntad y acto de pagar las deudas públicas con los acreedores externos, postergando una vez más la deuda interna con millones de personas con derechos sociales, económicos y culturales insatisfechos.

Hay que reconocer, sin embargo, que el discurso público era crítico contra el FMI y que se obstaculizaron las auditorías anuales que el Fondo realiza a sus Estados miembros. Entre 2006 y 2008 se deterioraron las relaciones entre el gobierno de la Argentina y el organismo. Es el tiempo de cambio del clima económico a escala mundial: se pasó del crecimiento a la recesión mundial. En el 2007 estalló la crisis de las hipotecas, explotando la burbuja inmobiliaria y financiera, y en 2008 la debacle de importantes bancos estadounidenses, japoneses y europeos puso en evidencia la crisis financiera y de la industria tradicional en el capitalismo central. La crisis de la economía mundial era un dato de la realidad y hacia fines del 2008 y comienzos del 2009 empezó a hacerse evidente que en la Argentina y en la región latinoamericana también repercutía. Uno de los temas por donde se sintió la crisis recesiva –desaceleración, en la Argentina– fue en los ingresos públicos y en la capacidad de enfrentar los compromisos externos, especialmente para un país sin acceso al crédito internacional, salvo el “solidario” desde Venezuela (en condiciones de mercado, a tasas superiores al 15%).

Argentina no tiene quién la financie a tasas adecuadas en el mundo y para ello necesita retomar relaciones con el FMI: ese es el problema esencial. Actualmente se financia con recursos propios –donde el Estado es el financista de última instancia, vía la Anses– o con superávit público, cada vez más reducido. El país quiere retornar al mercado internacional de crédito y el poder económico mundial le solicita que primero pase por el FMI, que acepte las auditorías correspondientes y que profundice su voluntad por desendeudar, es decir, pagar. ¿A quién? En primer lugar a los acreedores reunidos en el selecto Club de París. Son Estados capitalistas desarrollados con quienes se mantienen deudas impagas desde la dictadura cívico-militar: unos 7.000 millones de dólares. Eso no es todo, porque existen inversores privados a quienes se les debe unos 20.000 millones de dólares –no ingresaron al canje de deuda del 2005–, monto que con los intereses reclamados asciende a 30.000 millones de dólares. No es poco lo que reclama el poder económico para normalizar la situación. Se trata de ofrecer un plan de pago y de someterse al dictamen del FMI que, a no dudar, reiterará su diagnóstico crítico y un paquete de medidas de ajuste: recetas ortodoxas ya aplicadas. El problema es que el gobierno de la Argentina pretende el camino inverso. Primero, acordar con el FMI y, luego, recorrer la senda de la negociación con holdouts –los acreedores que no ingresaron al canje– y el Club de París. Al mismo tiempo solicita indulgencia del Fondo en la auditoria y discreta difusión del dictamen, algo difícil de sostener ante la demanda por transparencia solicitada por el G20 al organismo internacional.

Mientras, el gobierno continúa su política de desendeudamiento vía renegociaciones que suponen la recompra de bonos para aliviar los vencimientos en el corto plazo. Un detalle no menor es que buena parte de la deuda es con el Estado mismo y, por lo tanto, la renegociación es una política al interior del Estado. Son formas de diferir la solución integral del problema estructural que supone el endeudamiento.

DINÁMICA E HISTORIA DE UN VÍNCULO. Las relaciones entre la Argentina y el FMI tienen su historia y su dinámica, en el largo y corto plazo. El país ingresó al FMI e hizo uso de sus servicios desde 1958, en plena época desarrollista, donde la apuesta estaba asentada en el papel de las inversiones externas para la profundización del desarrollo de la industrialización sustitutiva de segunda generación. Ya no sólo se trataba de industria liviana, sino que con la industria del automóvil se apuntaba a la evolución de la siderometalúrgica en gran escala para insertar a la Argentina en la división internacional de la época. Desde entonces fueron varias las crisis y las intervenciones del FMI para sugerir ajustes desde las políticas públicas, un fenómeno generalizado en tiempos de la dictadura, cuando la deuda pública argentina creció en forma deliberada, incluso con la estatización de la deuda privada cuando Domingo Cavallo estuvo al frente del Banco Central.

El endeudamiento se transformó en el gran condicionante de la política económica del país y el FMI en el garante de los inversores internacionales, que privilegiaban la forma líquida contra la materialización de activos físicos, predominantes en tiempos desarrollistas.

La historia de la penetración del capital externo entre 1958 y 2001 está asociada a los condicionantes establecidos por el FMI. Las excepciones fueron dos cortos períodos: entre 1973 y 1975, bajo la gestión de José B. Gelbard, en la tercera presidencia de Perón, y entre fines de 1983 y mediados de 1985, en la gestión de Bernardo Grinspun bajo la administración de Alfonsín. La norma de la dinámica de la relación está hegemonizada por la ortodoxia del ajuste estructural permanente, que en la década del ‘90 se transformó en estándar de política económica para la región latinoamericana bajo la denominación Consenso de Washington (CW).

El CW suponía la aceptación de medidas que apuntaban a la privatización, la apertura de la economía a la producción mundial y la disminución del gasto público social. El FMI fue el instrumento de transmisión de orientaciones de política económica a los gobiernos sujetos al paradigma neoliberal promovido desde el ideal del CW, que debe su nombre a la instalación en la ciudad estadounidense de los organismos del poder económico mundial: el propio gobierno de los Estados Unidos y los organismos internacionales, principalmente, el FMI. En los ‘90 la Argentina subordinó su estrategia a esas orientaciones; de allí las “relaciones carnales” defendidas por Guido Di Tella, el canciller de la gestión Menem. Observar el papel global del FMI, especialmente para la región, hace visible la responsabilidad del organismo en el despliegue de las sucesivas crisis de los ‘80 y ‘90 –en México, Brasil y, finalmente, en la Argentina, tras la larga recesión iniciada en 1998.

Es curioso el reconocido diagnóstico crítico hacia el FMI por su responsabilidad en la gestión de la liberalización del sistema financiero y la promoción de la libre circulación del capital a escala global. Eso llevó al desprestigio del organismo pero, no obstante, en el último tiempo resurgió el fetiche. De la noche a la mañana, existe un reposicionamiento internacional del organismo. ¿A qué se debe?

La crisis mundial puso en evidencia los límites del orden capitalista en vigencia y desató la mayor intervención pública para el salvataje del sistema y de sus emblemáticas empresas transnacionales. Junto a ellas se acudió al rescate de los organismos de promoción de políticas globales, entre ellos el FMI. La instancia que asumió dicha función fue el G20, que en abril del 2009, en Londres, decidió rescatar al capitalismo de la crisis mundial con un fortalecimiento del Fondo, para lo cual le triplicó la capacidad de préstamos y favoreció una ampliación en su capacidad de emisión de Derechos Especiales de Giro. La Argentina es parte del G20 y resultaba una contradicción favorecer el resurgimiento de la entidad y mantener la relación de conflicto. El tránsito a la normalización de esas relaciones está en camino. Las regresivas consecuencias sociales son previsibles.

(*) Profesor titular de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Presidente de la FISYP, Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas. Integrante del Comité Directivo de CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

lunes, 12 de octubre de 2009

Carabelas y diablitos

Por Adrián Brecha

Octubre es uno de los pocos meses que contiene efemérides discutidas y de grueso calibre. Uso este término porque, en realidad, me hubiese gustado ser cronista policial. En este caso nos ocuparemos del 12 de octubre, al 17 lo dejaremos para otras columnas. No hay en el continente americano una conmemoración más polémica y que al mismo tiempo reciba diferentes motes, que la del momento en que Colon pisaba tierra pensando que llegaba a Indias. Lo que en Argentina se llama “Día de la Raza” en otros países es “Día del Descubrimiento de América”, “Día de Colón” (en EEUU), “Día de la Hispanidad”, y por si esto fuera poco, el gobierno de Hugo Chávez ha introducido, a partir del 2002, el “Día de la Resistencia Indígena” en Venezuela. A todo esto le podemos sumar los contrafestejos generados por distintos movimientos sociales (se realizan el día 11) y ya tenemos el panorama completito. Ante la proximidad de la fecha hay dos aspectos a considerar: primero, lo apropiado o no del nombre, y segundo, el carácter que debe tener ese día. Es necesario aclarar que le debemos dar gracias a don Hipólito, que mediante su decreto nos permite disfrutar del último feriado hasta diciembre. Digo esto porque, con el mapa político que nos contiene, me parece oportuno rescatar una acción radical.

Algunos plantean que tenemos que ubicarnos en la atmósfera que cubre a la polémica, que si bien tiene gusto a rancio, siempre nos complica a la hora de explicarle a un niño o una niña qué se festeja, momentos previos a encarnar el papel de los conquistadores en un funesto acto escolar.

El apelativo “Día de la Raza” fue creado por el ex-ministro Faustino Rodríguez-San Pedro, como Presidente de la Unión Iberoamericana que en 1913 pensó en una celebración que uniese a Iberoamérica, eligiendo para ello el 12 de octubre. Un dato no menor es que este buen señor era bisabuelo del ex presidente del Fondo Monetario Internacional Rodrigo Rato, quien acuñó la frase: “América Latina nos importa: son 400 millones de consumidores”. En la Argentina, para recuperar la espiritualidad criolla, el peludo puso el gancho, Juan Domingo fue un fervoroso defensor de la gesta hispánica y Arturito dispuso por un decreto la revitalización y profundización de los actos conmemorativos del 12 de octubre. Gracias a todo esto, algunas maestras siguen dibujando carabelas, los niños gritan “¡Tierra!” y los padres hacen números para hacerse una escapadita de fin de semana largo. Todo esto gracias a una gesta heroica realizada por mercaderes, aventureros, fugitivos y delincuentes.

viernes, 9 de octubre de 2009

Pausa #46


Nota de tapa
Desfile de genocidas: megacausa judicial investiga asesinatos y desapariciones en la ciudad de Santa Fe
El juez Reinaldo Rodríguez indagó y ordenó las detenciones de los mandos militares que coordinaron la represión tras el golpe de 1976. Hay 28 homicidios, 18 hechos de desaparición forzada, secuestros, torturas y un caso de supresión de identidad –que tuvo como víctima a Paula Cortassa, llamada María Carolina Guallane por su familia adoptiva– bajo la lupa de la Justicia. Diez ex militares, tres ex policías y un ex juez de menores están imputados. Uno por uno, los casos y los nombres. Versión online aquí

Opinión
Argentina y el FMI, por Julio Gambina

De gira por el mundo, el ministro de Economía Amado Boudou tejió la trama de la reconciliación con el Fondo Monetario Internacional, responsable de las últimas crisis del país. La tumultuosa y por momentos vergonzante historia de la relación de la Argentina con el organismo, según la visión del economista de Clacso. Versión online el viernes 16 de octubre

Cocoliche
Carabelas y diablitos, por Adrián Brecha. Versión online el lunes 12 de octubre

También en esta edición
DEBATE EN CIERNES. La presidenta pasó por Santa Fe en la semana y prendió la mecha: ¿los graduados universitarios deben “devolver” al sistema público de educación parte de lo que recibieron? La declaración de Cristina Fernández de Kirchner sonó como un nuevo desafío: “Algún día deberíamos pensar, los que somos egresados de universidades públicas gratuitas, en devolverles a las universidades lo que nos dieron”. La vicegobernadora Griselda Tessio y el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación David Astegiano opinaron, en forma disímil, sobre la propuesta.
LA MAYORÍA APOYA LA LEY DE MEDIOS. Superando la distorsión o el silencio mediáticos, hubo un apoyo cerrado al proyecto en las opiniones de la Audiencia Pública del Senado de la Provincia. El reutemanismo, ausente. El intendente de Santo Tomé, a favor. Todas las voces todas.
TEXTIL SAN JUSTO ESTÁ RECUPERADA. Pasaron dos años del cierre de la empresa modelo de tejidos, que dejó a 150 obreros en la calle. Unión y persistencia, gestión política y coraje, se combinaron para que hoy, juicio mediante y bajo la forma de una cooperativa de trabajadores, se abra en la provincia una nueva fábrica sin patrón. Historia y presente de un ejemplo bien cercano.
EL GROOVE DE UNA BAJISTA CUBANA. La joven multiinstrumentista Yusa, cruza de conservatorio y mar Caribe, está de gira con su bajo por el país y, de paso por Santa Fe, mantuvo una entrevista de Alejandro David. El color del habla cubana; una crítica del show y una sugerencia, por Héctor Bruschini.

Además
- “Cultura de la paz” es la consigna de una nueva red de capacitación
- Colgó los botines para subirse a las tablas: de la “B” española al teatro infantil
- Y como siempre, noticias, humor y la más completa agenda cultural

Pausa se consigue en kioscos de revistas de la ciudad de Santa Fe a solo 3 pesos.
Próxima edición: viernes 23 de octubre

lunes, 5 de octubre de 2009

Hay que animarse a mirar el pasado

Por Víctor Hugo Morales

Resumen de la versión taquigráfica de su exposición ante las comisiones de Comunicaciones e Informática, de Presupuesto y Hacienda y de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados de la Nación, en el marco de las audiencias públicas desarrolladas entre el 8 y el 11 de septiembre.

Muchas gracias por esta oportunidad. Estuve leyendo todos estos días esta iniciativa. Mi primera sorpresa es pensar que esto, que en manos de un alumno del secundario sería fácil de estudiar en dos o tres días de trabajo intensivo, dé tanto trabajo a quienes piensan que no se puede tratar durante este año la ley de radiodifusión, con el argumento de que no se puede resolver en cinco minutos una historia de tantos años. Precisamente es una historia de muchos años.

Hemos leído otros proyectos, que tenían cosas muy buenas, pero casi ninguno de ellos –creo que ninguno– se animaba a mirar el pasado, ese pasado reciente, en el cual se formaron grupos hegemónicos que han hecho un inmenso daño a lo que llamamos la libertad de prensa.

De alguna manera, como periodista, esto me trae indignación. Estuve aquí, en otro recinto pero en la misma circunstancia, cuando se trataba de televisar el fútbol de las selecciones argentinas por la televisión abierta, y asistí a la demostración de enorme poder del grupo multimediático Clarín sobre todas las instituciones periodísticas que venían a representarnos.

Me acuerdo del bochorno que me provocó –y me vuelve a provocar– ARPA [Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas], que viene a ser la asociación que nuclea a los hombres de radio defendiendo intereses que están absolutamente por afuera de los intereses de los hombres de radio, que somos víctimas, con compañeros con los que nos cruzamos diariamente en los pasillos para preguntarles si ya les ofrecieron el retiro voluntario o si los van a echar. Las radios están empobrecidas, tienen enormes dificultades, por pautas publicitarias que son digitadas, y esto no solamente es para las radios sino para otros medios.

Por aquí han pasado Adepa [Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas], ATA [Asociación de Teleradiodifusoras Argentinas] y no sé cuántas instituciones más, y para mí, con todo respeto, bien mandados por el poder que ejerce sobre ellos el grupo más cuestionado cuando se trata de hablar de esta ley. […] Les importa el poder que acumulan y el poder que destruyen, es decir, las posibilidades económicas que destruyen en los demás.

Estuve aquí observando de cerca, entonces, cuando luchaban a brazo partido por no dar el fútbol de la selección por la televisión abierta, porque son muy egoístas, porque la avaricia es lo que los ha perdido frente a la opinión pública, porque van a todos los negocios, porque no se detienen absolutamente frente a nada.

[…] Conozco muy bien a quienes usan la libertad de prensa para lanzarse a todos los negocios. Los conozco del fútbol, los conozco por el robo que durante quince años hicieron del fútbol, una estafa... que no solamente iba contra el fútbol, sino que era otra estafa que tenía que ver con millones de personas que quedaban afuera de la posibilidad de ver el fútbol; por supuesto, la gente más modesta. Era una doble estafa. Yo veía solamente la que cometían contra el fútbol; ahora comienzo a ver, cuando se leen los ratings de televisión, la estafa que se cometía contra millones de personas que no tenían la posibilidad de ver lo que más aman, el fútbol. Era el único divertimento al que pueden aspirar millones de personas. Yo puedo ir al cine, al teatro, a donde quiera, por ahora, y gracias a Dios; pero hay millones de personas que también tienen el mismo espíritu festivo que yo y no pueden ir a ningún lado; pero, por lo menos, pueden quedarse en sus casas, a ver a Independiente, a Racing, a ver a su equipo favorito.

El fútbol les permitió comprar radios para ir destruyendo, poco a poco, los mensajes de los comunicadores que estaban enfrentados con el negociado que hacían durante quince años con el fútbol. Les permitió comprar radios que financiaban con las ganancias espurias que les daba el fútbol por televisión. Radios que perdían dinero a raudales, pero no importaba porque lo que querían generar era transmisiones y transmisiones para poder hacer flaquear a los otros, a los que no podíamos manejarnos de la misma manera porque no teníamos dinero, salvo el que vendemos a través de la publicidad.

Y se lanzaron a todo tipo de negocios parecidos a los del fútbol. ¿Quién no conoce el negocio de las AFJP? Claro, es muy difícil hablar. Todos los periodistas en conjunto –y bien hacemos– seguimos los rastros de cualquier elemento de corrupción que aparezca en los gobiernos. En éste y en los del pasado. Pero los rasgos de corrupción que aparecen en las empresas privadas, a veces, los perdemos de vista porque hay una gran complicidad.

En determinado momento, con el contratito del fútbol, que eran cinco papeles que nunca vio ningún dirigente –y que después estaban apurados por mostrárselos –les decían: “Vengan que les queremos mostrar el contrato”–, fundaron cadenas de televisión por cable en todo el país y, sobre todo, dijeron “tenemos un negocio tan bueno que lo vamos a poner a cotizar en la bolsa”. Por supuesto que con el conglomerado de otros negocios. Se trata de 264 empresas, ni más ni menos, de eso estamos hablando. Con ese papelito del fútbol, con ese contrato –por cierto, mal habido, sin licitación, sin nada– se lanzaron al negocio de las acciones de la bolsa. ¿Quiénes compraron una buena parte? Unos 400 millones, casi, las AFJP: con el dinero a los jubilados, acciones de más de 20 pesos, casi 30, que hoy día deben valer 6 o 7 pesos. Se trata de una diferencia de un dinero de los jubilados que se tragaban las diez AFJP, porque no quedó ninguna afuera, y el conglomerado periodístico en cuestión.

[El proyecto] le da tanto trabajo a algunos diputados que no pueden antes de diciembre estudiarlo, porque lo que quieren es que pase la oportunidad. Estamos frente a la posibilidad maravillosa de que esto se convierta en ley. Seguramente esto es perfectible. [...] Se habla del control parlamentario que podría llegar a tenerse a través de esta ley por parte del Poder Ejecutivo. Los gobiernos cambian, al gobierno lo podemos cambiar, siempre los podemos cambiar cuando no nos gustan, pero lo que no se puede cambiar son esos poderes que desconocemos, que la gente prácticamente no sabe que existen, que están por encima, efectivamente, de los poderes de los partidos políticos y de los gobiernos. Bien que lo saben.

El Comfer es inmensamente más poderoso que cualquier órgano que, por otra parte, va a tener el control parlamentario que se pueda instituir con esta ley.

El Comfer puede, por ejemplo, decir “no va más Cablevisión y Multicanal” y lo hace sobre algo que firmó un ex presidente muy poderoso de la República. Fíjense ustedes lo que se puede hacer. Es tan perverso el organismo del Comfer, creado por los militares, que no existe nada más importante que quitárselo de encima; nada puede ser peor que el Comfer si ejecuta todo lo que puede ejecutar desde el poder que tiene, y responde sólo al Poder Ejecutivo. La integración del Comfer es: un miembro de la Fuerza Aérea, un miembro del Ejército y un miembro de la Marina. Esa es la conformación natural. Ahora el Comfer es un organismo dependiente estrictamente del Poder Ejecutivo, a través del cual el Poder Ejecutivo podría hacer lo que quisiese.

Pues este gobierno se lo quita de encima y da la posibilidad de que haya un organismo donde haya control y discusión parlamentaria. A mí me parece absolutamente saludable. Si lo pueden mejorar y que sea solamente parlamentario, todavía mejor, para sacarle –si es posible– lo que corresponda al Poder Ejecutivo.

Finalmente, uno se da cuenta de a qué se oponen los diputados que se oponen, para quiénes están trabajando, al servicio de quién están en estos momentos.

[…] He comprado una revista de humor, y cierro con esto, señores. […] Esta revista de humor dice lo siguiente: “La prensa libre ante el desafío de la mordaza política. ¿Por qué el periodismo independiente debe defender su derecho inalienable a voltear gobiernos, impulsar lobbies empresariales, operar, crear imperios monopólicos y apropiarse de hijos de desaparecidos?”. Lo que les quiero pedir a los señores diputados es que esto, que es una broma, no sea parte de nuestra realidad a partir del 10 de diciembre.