jueves, 17 de mayo de 2012

Para fumar un faso sin culpas


El movimiento por la despenalización de la marihuana da sus primeros pasos en la ciudad. Un ciclo de charlas y una marcha se complementan con los proyectos legislativos nacionales.

Por Marcela Perticarari / Fotos: Olivia Gutiérrez

En 1940, estudios científicos demostraron que la marihuana es menos peligrosa de lo que se sospechaba, por lo que en el imaginario colectivo se la empezó a desvincular de actos de violencia, crímenes sexuales y adicción. Años después, en varios condados de Estados Unidos se legalizó su uso medicinal y 20 países permitieron su cultivo, mientras otros tantos trabajan en proyectos de reforma. En la Argentina, 2012, se estima que dos millones de personas fuman marihuana. Penalizar o no penalizar es la cuestión a discutir: dejar de denominar a las drogas como “sustancias ilícitas”, mucho más que un rótulo. Finalmente el debate se instaló en el Congreso Nacional.
En este sentido, hay varios proyectos legislativos que plantean modificar la normativa vigente, basada en la prohibición del consumo, la tenencia y la venta. Las iniciativas más destacadas fueron presentadas por los diputados nacionales Victoria Donda (FAP), Aníbal Fernández (FPV) y Ricardo Gil Lavedra (UCR).
“Buscamos priorizar los derechos humanos de segunda generación: primero atender la salud de quien consume y después atacar el narcotráfico”, declaró Fernández. Su iniciativa busca evitar la criminalización de la persona que consume, quien “padece una enfermedad que tiene que ser resuelta por el Estado”, consideró. Al fundamentar su proyecto, advirtió el fracaso de la ley 23.737 sobre estupefacientes, porque lo único que consiguió es “hacer un enorme daño”, incentivar “el hacinamiento carcelario” y “llenar juzgados de causas que no tienen que ver con la seriedad”.
Victoria Donda recordó el fallo Arriola que dictó la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2009, que “pone de manifiesto el claro fracaso de la doctrina y de la jurisprudencia que sostenía la penalización del usuario de estupefacientes, con razones utilitaristas o pragmáticas donde se permitiría combatir más fácilmente al tráfico de estupefacientes”. Entre las modificaciones que propone, figura la derogación del artículo 14 de la ley 23.737, que penaliza al simple tenedor de estupefacientes para, luego, hacer la salvedad de declarar no punibles a aquellos casos en los que inequívocamente demuestren que dicha tenencia es para su consumo. “Ese artículo es la base estructural mediante la cual la actual ley de drogas criminaliza sistemáticamente a los usuarios, ya que los obliga a demostrar su inocencia una vez sometidos al proceso penal. En los últimos 10 años, el 70% del total de causas por drogas son por tenencia para consumo personal, entre el 20 y el 25% son causas por tenencia simple y sólo el 5% del total de causas por drogas son por su comercialización”, precisa el proyecto. Otra de las modificaciones propuestas es la derogación de los artículos que regulan los tratamientos de rehabilitación como parte del canje por la pena en las diversas instancias del proceso penal, porque “la ley penal no puede regular tratamientos de salud y menos aun utilizarlos como una pena encubierta”.

Debates animados
En nuestra ciudad, cuna de la Constitución que los activistas quieren hacer respetar, el diálogo se va abriendo en diversos ámbitos. A fines de abril, se llevó a cabo una charla sobre despenalización del consumo de drogas en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, organizada por los estudiantes nucleados en Praxis. Uno de sus miembros, Leandro Wolkovicz, comentó que “nuestra finalidad es proponer una nueva relación entre universidad y sociedad, en primer lugar a partir de la intervención territorial y, en segundo lugar, a partir del tratamiento de temáticas políticas y sociales como la despenalización, que muchas veces quedan afuera del debate académico. Además de estudiantes somos jóvenes y nos atraviesan una serie de problemáticas. Somos los principales vulnerados por esta política de drogas que persigue al último eslabón de la cadena del gran problema que es el narcotráfico. Hay un tabú respecto a este tema: algunos dicen que venimos a hacer apología, pero nosotros somos actores políticos capacitados para aportar al debate”.
Por su parte, Ignacio Canabal, presidente de la Asociación Rosarina de Estudios del Cannabis, contó que “desde hace seis años trabajamos junto a otros ciudadanos sobre la política de drogas y el movimiento social que implica la modificación de las leyes en Latinoamérica, porque las respuestas que hemos escuchado de los gobiernos han sido diferentes. Es importante que la sociedad civil se una y pidamos cambios regionales para modificar la situación actual, porque ni la cocaína ni la marihuana prensada que consumimos están producidas en Argentina”.
Política de drogas, derechos humanos, políticas sociales y consumo personal se definen como los ejes de la despenalización. “La problemática de las drogas no es uniforme. No es lo mismo una persona tomando psicofármacos en exceso que un chico consumiendo paco en la esquina o alguien fumando un cigarrillo de marihuana plantada en su patio. Tenemos que encontrar respuestas que nos sirvan a nosotros. Esta es una problemática de derechos a la que nos tenemos que enfrentar, por relación a leyes, con el Estado. En este caso, el Estado federal está prohibiendo una forma de vida, un consumo o una experimentación. Y las políticas de drogas están encaradas hacia ciertos sectores sociales: a la gente más pobre y a los jóvenes. En general no se reprime a la persona que vive en el centro, pide cocaína con un delivery y la consume en su casa o en fiestas, sino al que consume o porta una sustancia ilegal en la vía pública. Algunos son detenidos simplemente por portación de rostro y por el solo hecho de tener una sustancia prohibida son detenidos con esa excusa. Acá estamos hablando políticas sociales y económicas. Incluso los proyectos más avanzados siguen penando el consumo en la vía pública”, enfatizó Canabal.
El periodista de Página/12 y de la revista canábica THC, Emilio Ruchansky, estuvo de visita por Santa Fe para una conferencia en el marco de un ciclo de charlas sobre despenalización, organizado por la Juventud Socialista, el viernes 27 de abril. Y afirmó que “con los proyectos legislativos casi que estamos tocando el cielo con las manos, pero no hay un apoyo tan grande como se cree. El proyecto de Aníbal Fernández se queda corto con el articulado, porque si bien no pena el autocultivo tampoco lo permite”. En coincidencia con Canabal, el periodista cuestionó la afectación a terceros que se menciona en el proyecto: “Si me gusta fumar en la calle, ¿a quién estoy afectando? Hay vecinos que denuncian a alguien porque tiene una planta y ¿qué te ofende la planta? Hay una tentación de prohibir por parte de médicos, abogados y jueces, he visto muchos fallos condenatorios moralistas. La pelea de fondo es esa y empieza en la mesa familiar. Si bien no se va a penar el consumo, la ley va a quedar corta. Hay que tener cuidado con el discurso contra el narcotráfico”, manifestó al enumerar los errores y abusos en los procedimientos realizados por la policía.
“El aborto, la eutanasia, la diversidad sexual y la despenalización del consumo de drogas son derechos que tienen que ver con nuestro cuerpo, son luchas que tenemos que hermanar. Lo malo es no hablar de estos temas. El mayor problema es que alguien dijo ‘las drogas son malas, si las defendés sos un hijo de puta’. Si se exportan 200 toneladas a Europa es porque el consumo está y alguien nos dice lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo”, consideró Ruchansky.
El periodista concluyó afirmando que “cualquiera se sube al debate, que es pobre porque hay poca información. No estamos en el mejor momento para discutir la ley, pero es obvio que nadie es especialista en drogas. Lo que hay que llevar a la discusión con los legisladores es la ampliación de derechos: respetar las individualidades y permitir el cultivo o los clubes para empezar a regular el uso del cannabis”.

En marcha
El sábado 5 de mayo, las actividades a favor de la despenalización de la marihuana tuvieron su segundo y concurrido capítulo con una movida realizada en el Parque del Sur. Ese día, en numerosos puntos del planeta se realizó en simultáneo la Marcha Mundial de la Marihuana 2012. En todo nuestro país, 60 mil personas se movilizaron en 22 ciudades(40 mil de ellas en Buenos Aires).
La tarde de otoño, con rostros mirando hacia el espléndido sol y buena música, invitó a cerca de 300 personas que llegaron de a poco y en grupos para compartir la propuesta en el tradicional paseo verde.
“Buscamos reclamar públicamente que se respeten nuestros derechos y libertades individuales, como lo expresa el artículo 19 de nuestra Constitución. No debemos dejarnos enredar por charlas morales y buscar la gravedad del delito en algo distinto de los daños que origina para la sociedad, única y exclusivamente”, argumentaron los organizadores.
Cuter Club, un grupo de cultivadores de Santa Fe y la región, estuvo presente en la organización de la jornada junto a los jóvenes socialistas. Uno de sus miembros contó que “desde hace tiempo nos reunimos con otras personas porque este tema ya está instalado en la sociedad. Se necesita más información y gente que active porque las cosas no se están haciendo bien. Empezamos a movernos porque queremos que se conozca la realidad. Es bueno que se trate el tema y ojalá se apruebe algún proyecto”.

Publicada en Pausa #93, miércoles 9 de mayo de 2012

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