Celebración de la guitarra por la puesta a punto de Los
Alisos.
Por Marcelo Przylucki
Cuatro playas de nuestra ciudad funcionarán como balnearios
este verano (Espigones I y II, Costanera Este y Los Alisos), al igual que los
piletones ubicados en los parques del Sur y Juan de Garay, mientras que el
Paseo de la Laguna
y Playa Grande serán únicamente áreas de solárium. El total de espacios cubre
sin ningún problema la demanda del público playero, lo que no quita el hecho de
que ciertos avances sufridos hace algunos años, haya provocado no sólo la
disminución de aguas sumergibles, sino también la pérdida de espacios verdes.
En 1997, Los Palmeras actuaron en el estacionamiento del por entonces naciente
Wal Mart, cadena que dos años antes había comenzado a servirse de las arenas de
Los Alisos en procura de rellenar ese gran estanque que se encontraba bien
cerca del margen sur de la ruta 168.
La playa de El Pozo está habilitada y a festejarlo fueron chicos y grandes, con peloteros y rock.
En El Pozo existía una orilla de más de 100 metros desde la
cual era posible acceder al chapuzón y que fue socavado por las dragas de la
multinacional, dejando peligrosas barrancas y metros de playa estériles. Esto
contrajo una fuerte desolación en el lugar, que siguió funcionando como
solárium un tiempo y después volvió a su calidad de balneario, pero casi de
manera simbólica: su extenso campo arenoso se plagó de yuyos sin remover, más
de la mitad de su borde lagunero se infestó de juncos, su acceso al agua no
supera los 20 metros de longitud mientras que son pocos los pasos que se pueden
pisar hacia sus adentros, puesto que muy cerca los pozos succionan lo que esté
cerca. Toda esta enumeración sirve sólo para explicar el por qué uno de los
lugares más bonitos de la ciudad sucumbió ante los embates del abandono del
Estado y el comprensible alejamiento del público, que no veía allí un buen
lugar para recrearse.
Dar un revés
Desde el verano pasado, la organización social y cultural El
Pozillo está poniendo los cuerpos de los que dispone para realzar esa imagen
borrosa de lo que alguna vez fue. En su momento –en articulación con el Estado
municipal– se encargaron del mantenimiento del lugar, de la edificación de mesas
y asadores e instalaron un pequeño local que funciona como proveeduría. Así, y
también dando manija en el boca a boca y por redes sociales, el colectivo
promovió la vuelta de los santafesinos a las arenas y aguas del barrio. Más de
300 personas se acercaron a la clausura de la temporada cuando los pozilleros
realizaron la segunda edición del Festival Barrio Cultura, en el cual se
presentan números de malabarismo & clown y peloteros para chicos, así como
la presentación de bandas en vivo, de manera libre y gratuita. El sábado 16,
inmerso el ambiente santafesino en los festejos por el aniversario de la ciudad
(y aprovechando también la apertura de la temporada) se celebró por tercera vez
este festival en la renaciente playa. Como siempre los payasos, murga, chicos y
chicas del barrio poniéndose en piel de artistas, subidos a un escenario en la
playa que ven desde sus casas todos los días. La emergente y poderosa Cosmudus,
la alternativa rockera de la paranaense Vulcanícola, el swing de Dany Funky,
los ya incalificables Astro Bonzo y los fieles Senderos de Traición fueron los
que se subieron a las tablas de Los Alisos para colaborar con su trabajo ante
500 pares de ojos. “De lo que se trata es de contagiar nuevamente los ánimos de
usar nuestra playa, que hoy por hoy significa el 25% de la oferta en la ciudad
y que está volviendo a ser hermosa. Al otro día del evento, ya había una decena
de parejitas noviando, algunos en el agua, picados, chicas asoleándose, se sabe
que es un lindo lugar y sobre todo, tranquilo” asegura Rodrigo Bosqui, uno de
los fundadores del grupo conformado en 2010. El proyecto Puesta en valor del
Balneario Los Alisos fue diagramado y presentado por los jóvenes de la
organización y aprobado por las dependencias municipales correspondientes. Un
tendido mínimo de luz pública y algunos bancos son el objetivo para reforzar lo
hecho la temporada pasada en el espacio de camping; la instalación de canchas
de fútbol y vóley en la abundante extensión de arena, aptas para torneos “si
tuviesen mayor infraestructura”, agrega Bosqui; una zona de juegos para los
chicos, evidenciada en la confección rústica de hamacas con viejas ruedas
pendiendo de los árboles, invitando y no cesando de invitar a un lugar que se
está recuperando a tracción a sangre, un modo para intentar revertir –ya con
resultados concretos– el efecto de las políticas de descuido de nuestros
espacios.
Publicada en Pausa #126, miércoles 20 de noviembre de 2013
Disponible en estos kioscos
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