viernes, 29 de noviembre de 2013

El retorno de la arena

Celebración de la guitarra por la puesta a punto de Los Alisos.

Por Marcelo Przylucki

Cuatro playas de nuestra ciudad funcionarán como balnearios este verano (Espigones I y II, Costanera Este y Los Alisos), al igual que los piletones ubicados en los parques del Sur y Juan de Garay, mientras que el Paseo de la Laguna y Playa Grande serán únicamente áreas de solárium. El total de espacios cubre sin ningún problema la demanda del público playero, lo que no quita el hecho de que ciertos avances sufridos hace algunos años, haya provocado no sólo la disminución de aguas sumergibles, sino también la pérdida de espacios verdes. En 1997, Los Palmeras actuaron en el estacionamiento del por entonces naciente Wal Mart, cadena que dos años antes había comenzado a servirse de las arenas de Los Alisos en procura de rellenar ese gran estanque que se encontraba bien cerca del margen sur de la ruta 168.
La playa de El Pozo está habilitada y a festejarlo fueron chicos y grandes, con peloteros y rock.

En El Pozo existía una orilla de más de 100 metros desde la cual era posible acceder al chapuzón y que fue socavado por las dragas de la multinacional, dejando peligrosas barrancas y metros de playa estériles. Esto contrajo una fuerte desolación en el lugar, que siguió funcionando como solárium un tiempo y después volvió a su calidad de balneario, pero casi de manera simbólica: su extenso campo arenoso se plagó de yuyos sin remover, más de la mitad de su borde lagunero se infestó de juncos, su acceso al agua no supera los 20 metros de longitud mientras que son pocos los pasos que se pueden pisar hacia sus adentros, puesto que muy cerca los pozos succionan lo que esté cerca. Toda esta enumeración sirve sólo para explicar el por qué uno de los lugares más bonitos de la ciudad sucumbió ante los embates del abandono del Estado y el comprensible alejamiento del público, que no veía allí un buen lugar para recrearse.

Dar un revés
Desde el verano pasado, la organización social y cultural El Pozillo está poniendo los cuerpos de los que dispone para realzar esa imagen borrosa de lo que alguna vez fue. En su momento –en articulación con el Estado municipal– se encargaron del mantenimiento del lugar, de la edificación de mesas y asadores e instalaron un pequeño local que funciona como proveeduría. Así, y también dando manija en el boca a boca y por redes sociales, el colectivo promovió la vuelta de los santafesinos a las arenas y aguas del barrio. Más de 300 personas se acercaron a la clausura de la temporada cuando los pozilleros realizaron la segunda edición del Festival Barrio Cultura, en el cual se presentan números de malabarismo & clown y peloteros para chicos, así como la presentación de bandas en vivo, de manera libre y gratuita. El sábado 16, inmerso el ambiente santafesino en los festejos por el aniversario de la ciudad (y aprovechando también la apertura de la temporada) se celebró por tercera vez este festival en la renaciente playa. Como siempre los payasos, murga, chicos y chicas del barrio poniéndose en piel de artistas, subidos a un escenario en la playa que ven desde sus casas todos los días. La emergente y poderosa Cosmudus, la alternativa rockera de la paranaense Vulcanícola, el swing de Dany Funky, los ya incalificables Astro Bonzo y los fieles Senderos de Traición fueron los que se subieron a las tablas de Los Alisos para colaborar con su trabajo ante 500 pares de ojos. “De lo que se trata es de contagiar nuevamente los ánimos de usar nuestra playa, que hoy por hoy significa el 25% de la oferta en la ciudad y que está volviendo a ser hermosa. Al otro día del evento, ya había una decena de parejitas noviando, algunos en el agua, picados, chicas asoleándose, se sabe que es un lindo lugar y sobre todo, tranquilo” asegura Rodrigo Bosqui, uno de los fundadores del grupo conformado en 2010. El proyecto Puesta en valor del Balneario Los Alisos fue diagramado y presentado por los jóvenes de la organización y aprobado por las dependencias municipales correspondientes. Un tendido mínimo de luz pública y algunos bancos son el objetivo para reforzar lo hecho la temporada pasada en el espacio de camping; la instalación de canchas de fútbol y vóley en la abundante extensión de arena, aptas para torneos “si tuviesen mayor infraestructura”, agrega Bosqui; una zona de juegos para los chicos, evidenciada en la confección rústica de hamacas con viejas ruedas pendiendo de los árboles, invitando y no cesando de invitar a un lugar que se está recuperando a tracción a sangre, un modo para intentar revertir –ya con resultados concretos– el efecto de las políticas de descuido de nuestros espacios.

Publicada en Pausa #126, miércoles 20 de noviembre de 2013

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