domingo, 12 de julio de 2015

Un lugar para la trama

Crítica y lecturas: el Argentino de Literatura llegó a su onceava edición.

Por Pablo Cruz

Organizado por la Secretaría de Cultura de la UNL y el Centro de Investigaciones Teórico-Literarias se llevó a cabo, del 1 al 3 de julio, el 11º Argentino de Literatura. El equipo de trabajo que coordinó la serie de paneles para los tres días de encuentro estuvo integrado por Analía Gerbaudo, Daniela Fumis, Ángeles Ingaramo, Germán Prósperi, Paulo Ricci, Ivana Tosti y Santiago Venturini. En el texto que abrió las jornadas, la profesora Gerbaudo apeló a la recuperación de las voces que en estos once años interpelaron cada una de las mesas del Argentino, agradeciendo particularmente a los escritores, por ser ellos “la razón de nuestros trabajos de enseñanza, de investigación y de extensión”. El Argentino se consolida entonces como una trinchera académica donde circulan discursos que abordan y abrevan en la crítica y el estudio sobre lo literario. Así quedó claro en las palabras de apertura dirigidas, con total franqueza, a toda la comunidad vinculada a la literatura para “que siga apostado a este tipo de espacios en los que se hace provecho de un discurso de capilla dirigido a la capilla”.

Homenajes
A diez años de su muerte, el Argentino se encomendó a la memoria de Juan José Saer, recordando en su primera mesa al escritor santafesino. Con la coordinación de Paulo Ricci participaron de la misma Juan José Becerra, Florencia Abbate y Martín Kohan. Este último se refirió  a cómo las “distintas generaciones llevan la marca de Saer en sus escritos”; y lamentó  que el autor de Glosa no tenga tantos lectores como debiera. Cerró el panel Florencia Abbate, periodista e investigadora del Conicet, quien concluyó que “la obra de Saer es una muestra de la gigante productividad de la idea de autonomía y de la confianza en la literatura como un modo particular de atraer al mundo”. En el terreno de los homenajes, a lo largo de todo el evento, también se evocó la memoria de Edgardo Russo, fallecido en la víspera a la edad de 66 años. Ensayista, escritor, traductor, nombre imprescindible de la edición argentina independiente, Russo fue parte del equipo que impulsó a fines de los 80 la creación de la editorial universitaria. Completaron las jornadas: una conferencia sobre políticas editoriales en América Latina, una mesa sobre tres obras del campo de la crítica editadas desde el sello de la UNL, otra mesa que describió los recorridos históricos de la relación entre estudios culturales y el campo de los estudios literarios, un panel donde tres escritores reflexionaron sobre sus obras, un momento donde tres poetas dijeron sus textos, y una conferencia y lectura de cierre a cargo Tamara Kamenszain, en su doble rol de poeta y ensayista.

Lo que se escribe
Si el primer día del Argentino ofreció un momento placentero con la charla abierta generada durante el homenaje a Saer, los instantes más sublimes se entregaron, quizá, en la mesa del viernes, denominada “Tres Hemanas”. Laura Wittner (Buenos Aires, 1967), Analía Giordanino (Santa Fe, 1974) y Daiana Henderson (Paraná, 1988), leyeron sus poemas. Según el programa del evento “Las une el énfasis de la percepción, el poema como una formad de intimidad y el registro de historias mínimas que  en la lengua adquieren espesor”. Para muestra, basta un botón; léase el poema “Equilibrio”, de Daiana Henderson. Santiago Venturini agradeció que la mesa de poesía permanezca, año tras año, como espacio de lectura total, porque “además de poner en contacto a los poetas con sus lectores, la puesta en voz de un poema es una experiencia distinta a la lectura del mismo”. Luego afirmó: “La discusiones sobre la literatura siempre son interesantes porque implican una redefinición misma de lo literario, pero la literatura es mucho más interesante, algo que a veces muchos discursos críticos suelen olvidar en el vértigo de lecturas un poco ostentosas”.
Paulo Ricci, Martín Kohan, Florencia Abbate y Juan José Becerra pusieron las palabras en el homenaje a Juan José Saer.

Luego de esta mesa todo estaba dispuesto para el cierre de Tamara Kamenszain, quien en el intervalo accedía con una amplia sonrisa a fotografiarse con jóvenes estudiantes que le pedían que firmara sus libros. Luego de la presentación de rigor, Kamenszain inició su alocución  solidarizándose con el escritor Pablo Katchadjian, autor de El Aleph engordado, quien se encuentra procesado por una ridícula demanda interpuesta  por la heredera universal de Borges.  La presentación de Kamenszain se denominaba  “La intimidad inofensiva”, fragmento de un trabajo de próxima publicación, una suerte de mirada sobre el estado del arte de cierta poesía contemporánea. Dijo allí, entre otras cosas:
“Estamos ante un faltante de velo, o un faltante de discreción, donde más que preguntarse, como hacía Pizarnik,  qué y sobre qué quiero escribir, directamente se escribe. ¿Pero cómo es esa intimidad de hoy que nos transforma como lectores en involuntarios testigos de inmediateces ajenas? (…) Ya dijimos que escribir, para estos poetas aparece como una inmediatez: ninguna pregunta previa, ningún pedido de permiso, ningún ritual de iniciación lleva al sujeto que escribe a cuestionarse en su condición de tal. Aquí el ritual de iniciación y el hecho mismo de estar escribiendo se superponen. Es como si el que escribe se hubiera quedado tildado en su etapa autoral de aprendizaje y hubiera naturalizado ese momento de novedad que ahora se sostiene en el tiempo. El efecto que se genera es algo así como una infancia permanente, una inocencia extrema que a la manera del niño que está transitando la etapas de los por qué, no se supera con ninguna respuesta”.
Los ejemplos que ataca Kamenszain tienen nombre y apellido. Desconocemos si su crítica pueda alcanzar o no a las tres poetas que la precedieron. El tiempo sabrá. Como cierre nos gusta quedarnos con un fragmento de “El poema que se escribe”, de Analía Giordanino:
Mientras se hace todo eso
también se prepara un poema.
Escribirlo es otra cosa,
se hace o no se hace.
La vida no es literatura
y viceversa.
(De Nocturna, Ediciones Diatriba, 2009).

Publicada en Pausa #157, miércoles 8 de julio de 2015
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