sábado, 10 de mayo de 2014

Caída libre

La calle, por José Luis Pagés

Ella, la misma que esa mañana le anudó la corbata, le limpia los labios ahora. Con una gasa húmeda le quita la sangre reseca. ¿Qué ocurrió ese día? Los que hablan del Hospital Naval están junto a su cama. Aseguran ellos que él cayó de una antena, “La torre”, dicen. Apenas su mano derecha responde a su voluntad, el resto no siente nada. Él –era su deber– había informado sobre una interferencia en la línea del general Videla. La novedad llegó al gobernador-almirante cuando él nada sabía de internas. El propio almirante –escucha ahora– facilitará su traslado al Hospital Naval. Luego, su mano derecha  escribe: “No dejes que me lleven”. Después, el director del hospital santafesino le jura a ella que nada ni nadie lo moverá de allí.
Cuando el general llegó a la Casa Gris él, curioso como cualquiera, se asomó a un balcón interno. Entonces sintió que lo tomaban por las piernas y lo levantaban en andas. ¡No! El general subía la escalinata cuando su corbata ya flameaba en el aire. ¡No! Pero un viento favorable soplaba en dirección a ella y él se dejaba llevar, sí.
“¿Cómo estoy?”. Fracturas múltiples, golpes internos. “Nadie se pone el mejor traje para trepar una antena”, dice la mujer que le anudó la corbata.
Como aquella mañana pero un cuarto de siglo después, él se debate todavía entre decir su verdad o aceptar, definitivamente, que sufrió un accidente.

Publicada en Pausa #133, miércoles 7 de mayo de 2014
Encontrá Pausa en estos kioscos

No hay comentarios: