EDICIÓN ANUARIO 2013
El debate por la despenalización suma adherentes.
Hacia fines de mayo, por segundo año consecutivo y al igual que en muchos lugares del planeta, Santa Fe adhirió a la Marcha Mundial de la Marihuana con una concentración en el Parque del Sur.
Sin embargo, la noticia más notoria proviene del otro lado del río Uruguay ya que el Senado del país vecino legalizó la compra y venta de cannabis, permitiendo el autocultivo con un tope de 480 gramos anuales per cápita –seis plantas– para consumo personal. El Estado controlará el sistema y se otorgarán licencias a las farmacias para vender marihuana a uruguayos mayores de edad. Borrar del mapa al mercado negro y al narcotráfico es el principal objetivo del gobierno liderado por José Mujica.
En tierras locales, el Cuter Club y el Grupo de Despenalización de la Juventud Socialista se pusieron al hombro una movida para exigir la modificación de la ley nacional de Drogas y Estupefacientes 27.737. Así, organizaron una marcha bajo una clara justificación “queremos cambiar la ley porque no queremos más jóvenes presos por consumir. Queremos que se persiga a los narcotraficantes, a policías y a jueces corruptos. Despenalizar el consumo es combatir el narcotráfico. Una verdadera política de drogas, como temática compleja, debe ser tambiénabordada desde una perspectiva integradora entre las políticas de salud pública, educativas y sociales”.
Existen al menos dos proyectos serios para modificar la legislación vigente desde hace 24 años, pero no hay voluntad política en el seno del Congreso de la Nación. Y por el momento, los volantazos de dirección en la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) plantean un enigma en torno a qué desea el gobierno nacional.
Por lo pronto, el sacerdote santacruceño Juan Carlos Molina asumió su titularidad y afirmó que Argentina “está preparada para debatir la despenalización de la marihuana”, en tanto que se refirió a la criminalización de los consumidores como “el gran problema”. En este sentido, dijo que “no hay que matar al perejil y dejar que el que tiene el negocio siga vivito y coleando”.
Mientras tanto, los militantes de la causa siguen acusando “un claro fracaso de la ley en el abordaje de la problemática, dando muestras claras de su ineficacia y acentuando el paradigma represivo centrado en la persecución de los consumidores. Diferenciar el consumo del narcotráfico es el punto esencial para comenzar a dialogar”.
Publicada en Pausa #128, miércoles 18 de diciembre de 2013
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