viernes, 30 de agosto de 2013

Por el poder de Facebook

Por Federico Coutaz

Me intrigan mucho las publicaciones que describen situaciones como “tomando mate con tal”, “qué frío”, “estudiando” y así…
Sospecho que la lucha por la visibilidad es inmemorable. La famosa sentencia de Berkeley “Esse est percipi” (ser es ser percibido) es traducida por Borges (Utopía de un hombre que está cansado) como “ser es ser retratado” donde retratado significa publicado, “sólo lo publicado era verdadero”. Hoy podríamos inferir que el algoritmo de Google no tiene nada que envidiarle a la creación.
Cuando supe que Malena Pichot había llegado desde su departamento a MTV, sin escalas, recién entendí lo que era Internet. Traté de imaginar el imposible derrotero que debería haber emprendido por los 90 cuando apareció ese canal donde tocaba Kurt Cobain. En ese entonces, los pibes que querían ser Kurt, además de teñirse el pelo, tenían que aprender a tocar un instrumento, armar una bandita y pegar afiches A4 de fotocopia. Sin embargo, ese afiche implicaba alguna mirada, aunque sea, pongamos, 50 personas iban a verlo. Internet y sus posibilidades, Facebook, por ejemplo, ofrecen la ilusión del retrato permanente, pero no garantizan la más mínima visibilidad.
Gran Hermano agregó algo importante, los pibes de la bandita del afiche tenían que construir o copiar algo que mostrar, desde el reality se cristalizó la idea de que todo ser humano es en sí un espectáculo y la más estúpida de las existencias es digna de ser retratada, percibida. Lo que suele perderse de vista es que esos jóvenes, los gran hermano, por más fácil que sea burlarse de ellos, ganaron un casting entre miles de personas. No puede dejar de concederse algún mérito.
Facebook nos ofrece la supuesta (y falaz) visibilidad inmediata de que el hecho de tomar mates con fulano puede ser importante para los cientos de contactos que tenemos. No es del todo falso pero, ahí está la trampa, tampoco es necesariamente verdadero. Y, en la inmensa mayoría de las veces, no lo es.
La ilusión es asumir un hecho (me están mirando), donde sólo hay una posibilidad (me pueden ver). Temo que esa compulsión por la mirada del otro sólo estimule que la gente se mire a sí misma todo el tiempo. Quizás también de esta manera podemos aceptar mejor el vacío de lo cotidiano, jugando a actuar como si hubiera público y, en ese público, una justificación, un sentido. Lo cual no está mal.
En cualquier caso, prefiero leer “tomando mates con mengano” a la poesía de estampitas, los perros mutilados y los consejos para ser mejor persona, entre tantos otros.


Publicada en Pausa #120, miércoles 28 de agosto de 2013

Disponible en estos kioscos

1 comentario:

Lara dijo...

Estaría faltando acotación sobre aquellos que no sólo asumen el hecho de ser vistos sino que se auto alaban, cliqueando el botón mágico que garantiza finalmente que la posibilidad de ser vistos ha sido concedida. Entonces: Estoy tomando Mates con Fulano: > me gusta esto. Es decir, no solo necesito que leas que estoy tomando mates con fulano, (lo cual es un hecho que "me gusta" por eso lo publico) sino que necesito agregar a mi propio "estado" que la acción anteriormente descripta, ME GUSTA. Digo, no? se supone que si lo estás haciendo y encima lo exponés es porque te gsuta. Por qué no te vas a tomar Mates con Fulano y abandonás la virtualidad por las próximas tres horas que Fulano te requiere?