miércoles, 15 de julio de 2015

El arte sometido a la religión

Breve historia de las idas y vueltas del Patio Catedral, la Iglesia, el Estado y los creadores.

De La Cruda al Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano, de Carneviva a Peteco Carabajal, del Coro Meridies a Delfino Flow, de Bichos de Candy a María Martha Serra Lima, del rodaje de 65/75 a Hugo & Los Gemelos, del Festival Internacional del Folclore al grupo Puja! y su pesebre viviente de teatro aéreo, de la Banda Sinfónica Nacional a las varietés circenses presentadas por Querelle Delage, de las funciones de cine bajo las estrellas del Cine Club Santa Fe a las jornadas de yoga y meditación trascendental. Cualquier santafesino que disfrute de la cultura puede evocar su propia noche o tarde de recreación en el Patio Catedral.


En 2002, quien fuera el programador de la actividad del Patio Catedral y director del Centro Cultural Provincial, Antonio Germano, recordaba que por año se realizaban 300 espectáculos en el predio de 1° de Mayo 2453: “Una programación normal proponía: los jueves, cine; los viernes, música joven; los sábados espectáculos grandes; y los domingos por la tarde, un infantil o talleres para chicos”. “Ahí actuaron por primera vez Los Palmeras en un espacio cultural”, afirmó Germano, apuntando a un momento crucial de nuestra identidad.
“Hay que tener en cuenta que el espacio en el cual se piensa la Catedral nueva es propiedad privada de la Iglesia por lo que puede hacer lo que quiera”. La frase fue pronunciada el 2 de julio en LT10 por Ricardo Colombo, párroco de Sagrado Corazón de Jesús, el templo que linda con el Patio Catedral, en razón de que la Arquidiócesis de Santa Fe, con el apoyo de Asociación Civil Pro Catedral Nueva y la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF), impulsa la construcción de una Catedral en ese lugar que es un patrimonio de la historia y el presente cultural de nuestra ciudad.Para lograr su apuesta, la avanzada clerical espera, encima, contar con apoyo monetario contante y sonante del gobierno de la provincia.
Colombo suena como el gordito dueño de la pelota, que no juega ni deja jugar.

El comienzo
La primera Fiesta Nacional del Teatro realizada fuera de la Capital Federal –su sede histórica era el Teatro Nacional Cervantes– se llevó a cabo en 1991 en el Patio Catedral, recién inaugurado por el secretario de Cultura de la Provincia, Julio De Zan.
El 28 de septiembre de ese año se había abierto el lugar, que antes era apenas un terreno baldío donde los pibes del centro salteaban el tapial para jugar al bolo y la escondida entre los pastizales y la arena. “Tenemos la enorme alegría de recuperar este hermoso espacio escondido para los santafesinos, para muchos, desconocido. Podemos ofrecer al paisaje urbanístico de nuestra ciudad integrar estas hermosas ruinas, y transformarlas en un lugar para la alegría y el espectáculo”, dijo De Zan en la apertura, ante un lleno total de público.
El Estado efectuó en el predio una inversión para darle electricidad, agua corriente, gradas y asientos, un escenario, baños y camarines. “Esta es la casa, el espacio de todos. No es de la Secretaría de Cultura, tampoco del Arzobispado”, aventuró De Zan.
La actividad en el Patio Catedral fue intensa. Su escenario era, y es, codiciado por artistas locales y nacionales, y provoca la sorpresa de los visitantes internacionales que lo pisan. Escándalo e impunidad mediante, tras el alejamiento de Edgardo Storni del Arzobispado y la llegada de José María Arancedo, el acceso al predio se volvió cada vez más burocrático y dificultoso. Los espectáculos comenzaron a ralear, pero siempre el Patio se mantuvo abierto y activo, aun cuando gritaran sus quejas encumbrados habitantes de la torre lindante, como el asesor de Miguel Torres Del Sel, ex ministro reutemanista y funcionario de dictaduras Juan Carlos Mercier.
No deja de tener encanto que el otrora hombre superpoderoso se haya reducido al rango de vecino hinchapelotas.

El pasado
Según glosa Fernando Pais, en su programa Alma de Barrio (LT10), en 1897 se colocó la piedra fundamental de lo que iba a ser la Catedral Nueva. En 1930 la obra, que superaba las posibilidades técnicas disponibles en la región, se detuvo completamente, quedando sólo el ala oeste del proyecto, la actual parroquia donde oficia misa Colombo.
Hasta su nacimiento como centro cultural en 1991, el terreno no fue más que un lote abandonado. Las ruinas se poblaron de árboles y plantas que crecieron en las paredes de ladrillo.
En 2010, el intendente Mario Barletta quiso reactivar el predio como espacio público cultural. Elaborando un acuerdo con la parroquia lindante, la Municipalidad derribó el paredón que ocultaba el lugar, limpió, parquizó y puso luminarias. Dijo entonces el intendente que “La ciudad recuperará un espacio para el disfrute de los vecinos, y seguramente podrán disfrutarse allí de espectáculos, tal como ocurría hasta su cierre”. En los hechos, la contumaz pujanza de los artistas santafesinos había mantenido al Patio Catedral siempre con vida; la puesta en valor hacía pensar que se podía volver a los agitados días de los 90.
Pero otra cosa planeaba la Iglesia. Arancedo, en 2010, anunció que quería ver la Catedral terminada en 2016. En 2011, apenas un año después de la inversión pública municipal, la Asociación Civil Pro Catedral Nueva y la UCSF firmaron un convenio para construir la Catedral y borrar el espacio cultural.
Se ve que no se puede confiar en un acuerdo con estos tipos.

Cruz, cultura y dinero
Cinco propuestas elaboraron en 2012 los docentes y estudiantes de la UCSF. En 2013 se eligió un proyecto y comenzaron las gestiones a nivel nacional y provincial para buscar financiamiento para la faraónica obra.
Así, llegamos al 23 de junio de 2015, cuando un parte oficial avisó que el gobernador Antonio Bonfatti se reunió con representantes de la Asociación Civil Pro Catedral Nueva: Roberto Norman, Publio Benuzzi, Laura Taboada y el párroco Ricardo Colombo, que hizo explícito el motivo: “Estamos ante la posibilidad de dar inicio a la primera etapa de la obra, para lo cual necesitamos la ayuda del gobierno”.
Norman, Colombo, Bonfatti, Taboada y Benuzzi, en la reunión mantenida el 21 de junio.

Frente a la polémica propuesta de hacer el templo de una religión sobre el espacio cultural de toda una ciudad, Colombo afirmó que “Más que plantear la pérdida de un espacio cultural, hay que dejar en claro que la Iglesia nunca se opuso a la cultura, que también nace con el cristianismo”.Pifió Colombo, tambièn por LT10, olvidando, entre otras cosas, la filosofía griega clásica o el Popol Vuh maya, y transparentando cómo entiende su institución la relación entre religión y cultura: bajo el signo del dominio de la primera sobre la segunda.
El retrógrado enunciado surge para justificar el proyecto de construir una Catedral en el terreno donde funciona el Patio Catedral. Las ruinas no resisten semejante intervención y deberían ser derrumbadas. El predio es propiedad de la Iglesia, el dinero para la construcción, del erario público.
El texto del parte de prensa lleva como título “Impulsan la terminación de la Catedral Nueva”. El uso de la tercera persona en el verbo (“Impulsan”) en lugar de la primera del plural, deja un hálito de esperanza. Quizá el gobierno provincial todavía no ha cometido el desatino de tomar esta propuesta como propia, quizá todavía hay una esperanza para frenar este avance sobre la cultura local y su historia.

La opinión de los artistas

Franco Bongioanni, músico. “Caracolito, dijo mi vieja, tené cuidado que en la estación hay unos bichos para los cuales la construcción y la destrucción son iguales” (Gustavo Pena, Pensamiento de caracol). Los edificios nuevos envejecen más rápido. Ya hemos perdido lugares imprescindibles de nuestra historia. Recientemente cambiamos un hermoso parque por un colosal piletón para autos. Un paraguas gigante de hormigón es moderno pero no da mejor sombra que un chivato. La idea del progreso parece estar en su auge y arrastrarnos con su cemento, sus motores rugientes y sus edificios a un profundo desconocimiento del paisaje, el clima y la naturaleza misma. Los edificios y lugares públicos viven cuando hay gente que los hace propios. El Patio Catedral pertenece simbólicamente a miles de personas que pasaron por ahí, le dieron vida, dejaron impresas sus voces, sus deseos, su pensamiento, su corazón. ¿No es eso tan espiritualmente importante como un templo más? Sería otra gran pérdida para la historia arquitectónica de la ciudad; sería desestimar el aporte de innumerables agentes de la cultura local y nacional, sería romper otro fuerte lazo de pertenencia, de identidad que da ligazón al tejido social. Por si todo esto fuera poco, resulta paradójico que para llevarlo a cabo se vayan a utilizar fondos públicos, es decir que todos habremos colaborado con esa destrucción. Los edificios nuevos envejecerán y preguntaremos por qué no nos reconocemos en ellos.

Cristian Deicas, músico. Según los libros sagrados, Jesús mismísimo les patearía todo a los mercaderes de San Expedito. La voz del Pueblo es la voz de Dios. Multiplíquense.

Alejandro David, cineasta. Opinión sobre el Patio Catedral. Hay mucho material ahí. Tengo el video en vhs del primer concierto que filmé en mi vida: Carneviva cumplía un año. Tiempo después, un ciclo de proyecciones de películas de rock organizado por los Duendes de la Laguna. El Entepola y festivales de músicas del mundo (un Woodstock trashumante). Las columnas de mármol y los ladrillos centenarios fuman infinidad de historias entre sus sombras de mil lunas. Y están las mías y las de generaciones que siguen aprendiendo, entre sus enormes paredes, a usar la cabeza como un bigbang sin credos ni religiones. Arte para ahuyentar la muerte. “La muerte es una dolorosa muela del juicio: extrae esa verdad con las tenazas del arte y emploma el abismo en donde estaba oculta en las sombras con el tiempo y las causas” (RayBradbury).

Pablo Ignacio Ferreira, músico. Sería genial que el Patio Catedral quede abierto para la cultura. Santa Fe no tiene espacios disponibles con su capacidad, calidad acústica y ubicación estratégica. Ningún escenario abierto tiene la relación que las ruinas del Patio Catedral tienen con la ciudad. Perder eso definitivamente sería un despropósito.

Lisandro Francucci, músico. Desde hace casi 25 años el Patio Catedral es mucho más que una ruina gracias al empeño de los artistas y trabajadores de la cultura que le dieron vida. Considerando la enorme cantidad de dinero que la Iglesia Católica recibe en la forma de exenciones de impuestos, no es demasiado pedir que le devuelvan a la sociedad una mínima parte, conservando el lugar para que continúe cumpliendo su función tan necesaria de espacio cultural.

Publicada en Pausa #157, miércoles 8 de julio de 2015
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