domingo, 10 de mayo de 2015

El inolvidable viaje en bicicleta

Diego Gentinetta y Mariano Peralta salieron en dos ruedas en agosto de 2013, recorrieron miles de kilómetros de Sudamérica y hace días volvieron triunfales a nuestra ciudad.


Allá por agosto de 2013, en una casa del barrio Sargento Cabral, dos amigos le decían a Pausa: “Será un año y medio de una vida a la que nosotros no estamos acostumbrados, vamos a vivir en una carpa o durmiendo de prestado, no vamos a tener casa, no vamos a tener trabajo, pero eso no es negativo, simplemente es una cuestión de adaptarse a convivir de otra manera”.
En mayo de 2015 la memoria de Mariano “el Tata” Peralta y Diego “Sanguinetti” Gentinetta es un volcán en erupción. Los recuerdos hablan de un enorme viaje en bicleta, de una recorrida por Sudamérica que dejó personas que valieron la pena cruzar y esa placentera sensación de libertad, de tiempos sin apuros, de rutinas inexistentes, de libros y libros leídos en playas, montañas, carpa, plazas y valles, de charlas sin relojes y de silencios que limpian el alma.

El relato
Podrían citarse cientos de pequeñas historias de un viaje en bicicleta entre dos amigos que salieron a mediados de septiembre de 2013 y cruzaron nuevamente el puente Colgante el 26 de abril de 2015. La recorrida por ocho países, la pedaleada por pueblos y ciudades, el cruce de todo tipo de relieves, el surcado de fríos, calores, ríos, vientos, lagos, mares, el registro de costumbres, pequeñas y grandes historias, proyectos populares; una buena suma de palabras se amontonarían en una página de este periódico para pintar la experiencia. Pero esa no es la idea, porque esa idea, la de contar el viaje y compartir la experiencia, será contada en algún momento por puño y letra de los protagonistas.
“Yo escribía las bitácoras del viaje y durante un buen tiempo del viaje las hice en manuscrita, así que ahora se las traje a Diego para que las digitalice. Vamos a ir por ese proceso de digitalizar todo y más adelante le iremos dando forma a ese material”, aseguró Mariano con respecto a esta nueva etapa del viaje, que no es otra cosa más que la del recuerdo sellada en palabras. “Tenemos que terminar las crónicas del blog, ahora tenemos otas condiciones para hacerlas, más cómodos y con toda la información del viaje a nuestra disposición”, acotó Diego. Mientras el grabador de Pausa estaba encendido, seis días después del regreso, entre los viajeros hablaban de las posibilidades de cómo y con quién hacer el libro que deje plasmada la pedaleada por la Patria Grande. “Vamos a tratar de hacer más relatos cortos, no tan cronológicos, y sin que estén conectados unos con otros”, adelantó Mariano con respecto a un proyecto que busca tomar forma.
¡Salud Tata y Sangui, bienvenidos después de tantos meses pedaleando por toda la Patria Grande y gracias por contarnos sus peripecias!

“Estamos como en un limbo, por ahora tenemos cuestiones resueltas, como la casa y la comida, más de lo que teníamos resuelto viajando”, dijeron entre risas. “Todavía no está resulta la cuestión económica para vivir, pero yo no sé si quiero volver a trabajar en algo que no me gusta, aunque lo haría si me veo muy apretado, pero ahora tengo la posibilidad de no hacerlo”, señaló Mariano. “Para mi cambió la idea de desprenderse de ciertas cosas, creo que es posible dejar de hacer algo para proponerse hacer otros objetivos y lograrlos. Haber dejado un trabajo estable para salir a viajar un año y medio en bicicleta. y que te salga todo bien, a mí me da más confianza para encarar otras cuestiones de la vida”, aseguró Diego.
“La posibilidad de desprenderse de cosas materiales y vivir con mayor austeridad” fueron algunas de las palabras que utilizaron para indicar las marcas importantes que les dejaron 19 meses fuera de Santa Fe.
Hablando de conceptos de vida que se modificaron o se reforzaron, Diego dijo: “Viajar de la manera que lo hicimos no te da la posibilidad de acumular”, y Mariano acotó que “eso está muy bueno para traducirlo a la vida de cada uno, desprenderse un poco más de todo”.

Relaciones humanas
Inevitablemente la charla se ancló en los días de pedaleadas, se remontó en recuerdos de pasar la noche en oficinas públicas, parroquias, playas o confortables camas de nuevos amigos que les dejó la ruta. Y en ese último punto ambos coincidieron en que “el mejor regalo que nos dejó el viaje fueron las amistades, la gente, personas con las que te identificas y sentis mucho afecto de manera instantánea, porque los paisajes son bellísimos y te llenan los ojos, e incluso los podes volver a ver, pero la gente no sabes si la vas a volver a ver, y además es más linda y compleja que un paisaje”.
Entre tantas personas conocidas, prejuicios derribados en algunos lugares, anécdotas y fotos que merecen muchas sobremesas para saborearlas, sensaciones de una región del continente que está para mucho más, y rutas que fueron modificadas con respecto al plan original –“sobre todo en Brasil”, dijeron los viajeros–, “Sangui” y el “Tata” no dudaron en aseverar entre risas que “la bici es un pasaporte para cruzar las fronteras sin que te revisen, para conocer mucha gente que te quiera dar una mano, para que las personas se abran desinteresadamente, con una mayor confianza hacia un desconocido”. A partir de este aspecto del viaje, también coincidieron en que a “la gran mayoría de las personas les causa admiración, y te dicen que les encantaría hacer algo como lo que hicimos, ya sea en bici o en moto, de la forma que sea”. Y agregaron que “el hacer un viaje con esas características es un ideal que tiene mucha gente, pero la gran mayoría no se anima”.

Subite ya
Luego de surcar miles de kilómetros, de cruzarse con más de 100 ciclistas visitando Sudamérica y de recorrer grandes ciudades, destacaron que la bicicleta, más allá de ser un histórico medio de transporte, “está pasando por un momento bárbaro, donde hay movidas importantes en varios lugares, y en algunas ciudades vimos que hay movimientos fuertes, y esto también se da como plan de las gestiones gubernamentales. Por ejemplo en San Pablo hicieron 200 kilómetros de ciclovías y ahora están construyendo 200 más; en Bogotá también hay un trabajo muy fuerte de la Alcaldía, es una ciudad que está interconectada para que se pueda andar en bici sin problemas, y en Ecuador hay una red de ciclovías que las realiza el gobierno nacional, están hechas en los accesos de algunas ciudades, y también hay proyectos para hacerlas en las rutas, y en ciertos lugares ya están funcionando, de hecho recorrimos 60 kilómetros por una de ellas”.
Siguiendo con este tema, y suponiendo que para un sector social la bicicleta sea un transporte de moda, Mariano afirmó que “es preferible que la moda sea andar en bici –más allá de las cosas feas que tiene la moda– y no andar en moto”. Y en relación a Santa Fe señaló que “hay que empezar a trabajar para que se integren otros lugares de la ciudad y no solamente los sectores más pudientes de la ciudad”.

Sueño cumplido
Antes de salir a la aventura, cuando Pausa se encontró por primera vez con los viajeros –agosto de 2013–, Peralta y Gentinetta así concluían la entrevista: “Nuestro sueño es llegar y entrar por el Puente Colgante, demostrarnos a nosotros mismos que pudimos hacerlo y como comunicadores que somos, contar todas nuestras experiencias”.

Publicada en Pausa #153, miércoles 6 de mayo de 2015
Pedí tu ejemplar en estos kioscos

No hay comentarios: