miércoles, 30 de julio de 2014

Dos pasiones con la misma ilusión

Sabaleros y tatengues compartirán temporada en el Nacional B, pero no se cruzarán.


Allá por 1995 el país se encaminaba al suicidio económico y social con el comienzo del segundo mandato del menemismo. La muerte del hijo del “riojano”, su reelección y la explosión de la Fábrica Militar de Río Tercero fueron las tres noticias del año. En Santa Fe, la noticia más destacada era la vuelta de Colón a Primera División. Pasaron 19 años de aquel 29 de julio: Unión y Colón no militan junto en la Primera B Nacional desde aquel día en que los Negros le ganaron 3 a 1 a San Martín de Tucumán.
Madelón y Osella continúan al frente de las escuadras santafesinas, camino al ascenso.

Durante 19 años, Colón se mantuvo en Primera, mientras que Unión subió y bajó de categoría en dos oportunidades. El descenso del Tate en 2013, y del Sabalero en mayo, provocaron que ambos clubes se vuelvan a encontrar en el ascenso.

Así se juega
Al desgraciado reencuentro en el Nacional B se le puede ver un lado positivo: en la reestructuración que tendrá el nuevo torneo de Primera División, a partir de marzo de 2015, se sumarán diez equipos; ascenderán desde el Nacional y no descenderá ninguno de Primera.
Con esa disposición, Colón y Unión, como el resto de los habitantes de la máxima categoría del ascenso, aumentan notablemente sus chances de jugar en 2015 contra River y Boca, por ejemplo. La B Nacional –comienza este fin de semana [actualización: por la muerte de Julio Grondona se suspendió la fecha]– tendrá como novedad organizativa la incorporación de dos zonas. Tanto en la zona “A” como en la “B” habrá 11 equipos, y al cabo de dos rondas (ida y vuelta, todos contra todos y con una fecha libre cada equipo), los que finalicen entre los primeros cinco lugares ascenderán. Y si la campaña es muy mala, tampoco habrá que desesperar, porque la AFA también escribió en el reglamento de este torneo que no habrá descensos.

Caminos separados
Lo curioso de este torneo para Colón y Unión es que por primera vez no se verán las caras jugando en la misma categoría. El motivo es simple: los de Diego Osella serán parte de la zona “A” y los de Leonardo Madelón de la “B”.
Colón deberá enfrentar a Aldosivi, Argentinos Juniors, Boca Unidos, Douglas Haig, Ferro, Gimnasia de Jujuy, Guaraní Antonio Franco, Instituto, Nueva Chicago y San Martín de San Juan. Los viajes del Sabalero incluirán una visita a Mar del Plata, Corrientes, Pergamino, Jujuy, Misiones, Córdoba, San Juan y tres viajes a la ciudad de Buenos Aires (a los barrios de La Paternal, Caballito y Mataderos).
En la otra vereda futbolera de la ciudad, Unión jugará ante All Boys, Atlético Tucumán, Crucero del Norte, Huracán, Independiente Rivadavia, Patronato, Santamarina de Tandil, Sarmiento de Junín, Sportivo Belgrano y Temperley. Esto quiere decir que el Tate viajará una vez a Tucumán, Misiones, Mendoza, Paraná, Tandil, Junín, San Francisco, zona sur del conurbano bonaerense (Temperley) y dos veces a la ciudad de Buenos Aires (a los barrios de Floresta y Parque Patricios).
Con GPS en mano (y un fibrón también), entre idas y vueltas los muchachos de Osella recorrerán cerca de 12.892 kilómetros por las rutas de nuestro país, mientras que los de Madelón dejarán marcado en el velocímetro el número 12.090. Entre el primer fin de semana de agosto y mediados de diciembre (cuatro meses y medio) los clubes de nuestra ciudad habrán recorrido 25.000 kilómetros, visitado nueve provincias y la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), y jugado en 20 canchas rivales.

La preparación
Los antecedentes de Colón y Unión tienen demasiados componentes opuestos como para tratarlos de igual a igual en la previa a un torneo tan importante. Los puntos de coincidencia pasan por la obligación de ascender y la continuidad de los entrenadores.
El Sabalero llega a esta categoría luego de habitar durante casi dos décadas en Primera, pero con una realidad institucional y económica absolutamente deteriorada. Las secuelas de la era Germán Lerche terminaron con un descenso deportivo, aunque ese costo le valió a Colón la resurrección del valor de la identidad sabalera. Esa resurrección significó el armado de una Comisión Directiva con más amor al club que dinero en los bolsillos, el compromiso de pocos jugadores con experiencia y muchos pibes de las inferiores, y el trabajo a destajo de un cuerpo técnico sin pergaminos que estuvo a un partido de mantener la máxima categoría. Y si hablamos del hincha, desde las tribunas Colón volvió a ser un auténtico grande que sostuvo la ilusión hasta caer de pie en Rosario.
Hoy Colón está en un lugar que alguna vez habitó, pero que ya nada tiene que ver con aquel pasado tan oscuro de la década del 80 y principios de los 90. Aunque ya nadie gane con esa chapa que dice “yo soy de Primera”, el Sabalero sabe que el peso de su historia no le deja otra opción más que la de ascender, y por eso que la dirigencia se la jugó por un DT que mamó en corto tiempo el ADN rojinegro, los llenó de pertenencia a los más chicos y supo manejar a los más grandes para que sean líderes adentro y afuera de la cancha. Con poco dinero, vendiendo jugadores a la fuerza para poder afrontar el presente y apostando a un mix de experiencia y juventud, el nuevo Colón de Osella afrontará este torneo como una verdadera revancha por lo que no pudo concretar en la primera etapa del año.
La realidad del Tate parece estar alejada de lo que fueron las últimas dos temporadas deportivas. La de 2012-2013 terminó con un descenso inesperado al comienzo de ese ciclo y la última fue una triste película que tenía un final cantado: otro año en el Nacional. Lo que había sido un descenso (2013) en paz, y con aplausos, un año después se convirtió en un final de silbidos e insultos a jugadores y dirigentes. El hincha de Unión reaccionó luego de soportar una campaña que nunca terminó de entusiasmarlo, y mucho menos de ilusionarlo con la idea de volver a Primera.
Hoy Madelón carga en sus espaldas con la responsabilidad de comandar este barco y subir a los tripulantes que él mismo mandó a buscar. Esta vez, el armado del plantel para el ascenso tiene nombre y apellido, la dirigencia rojiblanca actuó con velocidad y el DT tuvo a sus jugadores apuntados en tiempo y forma. El ídolo tatengue no tendrá excusas para el armado del equipo, y desde este fin de semana deberá demostrar que es uno de los planteles más competitivos de la categoría y que tiene el peso de ser uno de los primeros en conseguir el ascenso.

Caras frescas

Los nuevos jugadores de Diego Osella, a pocos días de comenzar el torneo, son:
Arqueros: Jorge Broun (Dep. Antofagasta).
Defensores: Franco Lazzaroni (Newell´s), Guillermo Ferracuti (Newell's) y Wilfredo Olivera (Quilmes).
Volantes: Facundo Callejo (vuelve del préstamo a Gimnasia de Jujuy), Yamil Garnier (Sarmiento), Matías Ballini (Rosario Central), José David Leudo (Estudiantes) y David Ramírez (Millonarios).
Delanteros: Fernando Telechea (Quilmes), Raúl Becerra (Argentinos) y Cristian Pavón (Boca).

Las nuevas figuras que revisten en el plantel de Leonardo Madelón son:
Arqueros: Nereo Fernández (Argentinos Jrs.).
Defensores: Juan Avendaño (vuelve del préstamo a Talleres), Diego Barissone (vuelve del préstamo a Argentinos Jrs.) y Marcelo Cardozo (Aldosivi).
Volantes: Martín Fabro (Brown de Adrogué), Matías Soto Torres (vuelve del préstamo a Aldosivi), Fausto Montero (vuelve de préstamo a Arsenal) y Manuel De Iriondo (Atlético Rafaela).
Delanteros: Claudio Guerra (Defensa y Justicia), Enrique Triverio (Defensa y Justicia), Lucas Gamba (Independiente Rivadavia de Mendoza) y Franco Soldano (Unión de Sunchales).

En Pausa #138, miércoles 30 de julio de 2014. Conseguilo en estos kioscos.

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