En el Hospital Iturraspe fallecieron tres bebés en diez
meses y la alarma sonó en el Ministerio de Salud. Las autoridades prometieron
investigar y cambiar la organización.
Por Milagros Argenti
En 10 meses, tres bebés nacieron muertos o fallecieron
durante el parto en el Hospital Iturraspe. El Ministerio de Salud ordenó
investigar y las familias afectadas judicializaron los casos, todo lo cual
generó un evidente nerviosismo entre algunos profesionales de ese nosocomio.
El 9 de mayo de 2013, a Ivana Lorena Roman le faltaba una
semana para su fecha de parto. A las 22.00 llegó dolorida a la Sala de Maternidad del
Iturraspe tras haberse resbalado en la escalera de su casa. Allí, luego de una
revisión de rutina, se le dijo al papá del niño, Juan Pablo Arriola, que había
sido sólo un susto, aunque le recomendaron que si su mujer no percibía
movimiento fetal o tenía pérdidas, retornaran. En los primeros minutos del día
siguiente, Ivana largó un líquido sanguinolento. A dos horas de ser trasladada
nuevamente al hospital, le informaron que sufría desprendimiento de placenta.
Media hora después, su hijo murió.
El 11 de marzo pasado, una joven de 17 años con 37 semanas
de embarazo acudió por la noche con una intensa picazón en manos y pies. Se le
diagnosticó colestasis, una enfermedad que afecta el hígado materno y que se
caracteriza por su posibilidad de provocar muerte súbita del niño. Pese a ello,
se programó para la mañana siguiente la inducción del parto. Horas después,
mientras la paciente era preparada para la intervención, el corazón del bebé
dejó de latir.
A principios de este año, una mujer rompió bolsa en plena
sala de espera. Junto al líquido amniótico, también salió parte del cordón
umbilical. “Procidencia” es el término médico para esta situación infortunada,
por la cual el niño puede resultar asfixiado en el seno materno. Se practicó
entonces una compleja maniobra para levantar la cabecita del niño, de forma tal
que reciba oxígeno. El paso siguiente era una cesárea urgente, pero no fue
posible. La mamá fue a parto vaginal, con resultado fatal para el bebé.
Las explicaciones
“Es inaceptable que en la Maternidad del
Iturraspe, que es la mejor dotada y cuenta con el recurso humano que
corresponde, ocurran estas circunstancias. Y si suceden deben darse por
situaciones inevitables. Esto no va a quedar así nomás, se los aseguro”,
manifestó indignado ante la prensa el ministro de Salud Mario Drisun. En
efecto, el nosocomio de Bulevar Pellegrini 3551 está equipado para atender el
mayor nivel de complejidad en Obstetricia y es el único del centro-norte
santafesino cuya Neonatología puede atender bebés de hasta 1.500 gramos o menos
de 32 semanas de gestación. En la provincia, sólo el Eva Perón de Granadero Baigorria
comparte su categoría.
Los dichos de Drisun y las denuncias judiciales presentadas
generaron tal convulsión en el Iturraspe que actualmente es imposible conseguir
declaraciones públicas del plantel de Obstetricia. Sin embargo, en la noche del
11 de marzo último el ministro se hizo presente en el Hospital para pedir
explicaciones sobre el episodio de ese día, y algunos detalles trascendieron.
Durante el encuentro, las autoridades de Maternidad
aseguraron que no hay método de diagnóstico que permita predecir la muerte
súbita intrauterina y que, pese a la colestasis, practicar una cesárea
inmediata habría aumentado el peligro de hipertensión pulmonar, y por lo tanto
de muerte, del bebé. Con referencia a Ivana Roman, se cuestionó que sólo se
estudiaron sus signos vitales y el movimiento del nonato, pero no se le realizó
una ecografía. Al respecto, el jefe del Servicio, Bernardo Ulla, afirmó que,
para un diagnóstico temprano, esa práctica tiene un 20% de especificidad.
También se indagó acerca de la pertinencia de una cesárea, pero el titular de
Neonatología, Fernando Redondo, dijo que los riesgos se habrían triplicado.
Luego, se puso en discusión si el motivo de la primera consulta no ameritaba
dejar a la paciente en observación. Se respondió que ello no hubiese modificado
el trágico desenlace, dados los pocos minutos con que se cuenta para efectuar
una cesárea exitosa a partir de que se precipita el desprendimiento de
placenta. En el mismo sentido, en el caso de procidencia se atribuyó la muerte
del niño a una fatalidad asociada a la escasez de tiempo.
Sumario y análisis
“El sumario es clave, porque establece desde las
responsabilidades qué ocurrió en cada lugar y momento. Sobre esa base se
tomarán definiciones. En muchas cosas vamos a proponer un camino diferente”,
prometió Drisun.
Sucede que en el Ministerio hay dudas sobre las
explicaciones recibidas. Por caso, resulta curioso que reconocidos
profesionales con una marcada tendencia a hacer cesáreas en sus clínicas
privadas se opongan con tanta firmeza a ellas en el sector público. Asimismo,
sorprende la nula capacidad autocrítica que demuestran algunos actores de la Maternidad del
Iturraspe.
Problemas en el nosocomio de Bv. Pellegrini: el ministro Drisun fue a pedir explicaciones sobre los tres casos. Nerviosismo entre los médicos.
Por otra parte, en la cartera sanitaria sospechan que
ciertas decisiones fueron tomadas por residentes o concurrentes ante la
supuesta ausencia de las autoridades de las distintas áreas o por la
imposibilidad de comunicarse con ellas; circunstancia que bajo ningún punto de
vista debe darse. Los jóvenes en formación de los hospitales no pueden hacerse
cargo de resoluciones sensibles; es el personal de planta el que está obligado
a hacerlo. Además, los jefes de servicio deben estar al llamado las 24 horas
del día.
En el caso de la paciente con procidencia, la presunción es
aún más grave. Aparentemente, la intervención de urgencia no habría podido
realizarse porque el anestesiólogo no llegó a tiempo.
No se descarta que los sumarios terminen en sanciones, que
podrían ir desde apercibimientos hasta cesantías, pasando por suspensiones.
Junto a aquéllos, el gobierno está llevando adelante análisis de causa-raíz.
Según el director provincial de Políticas de Géneros e Interculturalidad en
Salud, Daniel Teppaz, esa estrategia contempla cada momento desde el embarazo,
y a todos los involucrados, incluyendo a las familias y al propio Ministerio.
“La idea es evaluar el proceso”, indicó el funcionario. “Todos tenemos algo
para hacer en estos casos. No hay muertes por una sola razón. Es una manera de
no desresponsabilizarnos nosotros ni a los demás estamentos”.
Modificaciones de fondo
En lo mediato, la intención del gobierno es arribar a una
organización de la salud que responda al concepto de cuidados progresivos.
Hacia el interior de los hospitales, esto implica desechar la división por
servicios como compartimentos estancos para constituir equipos que trabajen
según niveles de criticidad de los pacientes. “El nuevo Iturraspe (en
construcción) está planificado en ese sentido. No va a haber forma de que cada
uno tenga un pedacito de nosocomio que le pertenezca, sino que todos van a
tener que internar de acuerdo a la complejidad de la persona que estén atendiendo”,
indicó Teppaz. “Por ello, cuando pensamos los cambios que se deben hacer en la Maternidad pensamos en
las modificaciones necesarias en todo el hospital”.
El funcionario no desconoce que se enfrenta a enormes
resistencias: “Hay una tradición de los profesionales independientes, que hacen
y deshacen con los servicios, que entran y salen como quieren. Y cuando uno se
empieza a meter, produce incomodidades”. Probablemente por ello se niega a
adelantar qué medidas quieren tomar en la Obstetricia del
Iturraspe, en función de lo acaecido. Sin embargo, en el transcurso de la
entrevista desliza sutilezas: “nosotros hicimos un análisis de cultura
organizacional en ese hospital, y de allí surgió la imposibilidad de
comunicación entre los distintos sectores. Entonces, yo me pregunto: ¿acá hubo
una decisión de una residente en soledad? ¿No había otras personas para pensar?
Y yo me atrevo a decir que sí, las había. ¿De qué nos sirve tener el ecógrafo,
el quirófano, la súper mesa de anestesiología si después hay conflictos entre
nosotros, sospechamos, o no podemos trabajar juntos? Si no hay un equipo dentro
del espacio laboral la paciente necesariamente va a terminar siendo
desmembrada, y cuando esto sucede se ve sólo un pedazo. Y entonces, el árbol se
come el bosque”.
“¿Por qué uno se rebela tanto ante estas situaciones?”,
continúa interrogándose, y se responde a sí mismo: “porque la gran mayoría de
las muertes en el período prenatal es evitable. Pero es posible mejorar y
evitar que esto suceda. Puede que sigan ocurriendo muertes injustas, claro.
Pero tres… son demasiadas”.
Publicadas en Pausa #132, miércoles 23 de abril de 2014
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