lunes, 5 de mayo de 2014

Tres tragedias en la Maternidad

En el Hospital Iturraspe fallecieron tres bebés en diez meses y la alarma sonó en el Ministerio de Salud. Las autoridades prometieron investigar y cambiar la organización.


En 10 meses, tres bebés nacieron muertos o fallecieron durante el parto en el Hospital Iturraspe. El Ministerio de Salud ordenó investigar y las familias afectadas judicializaron los casos, todo lo cual generó un evidente nerviosismo entre algunos profesionales de ese nosocomio.
El 9 de mayo de 2013, a Ivana Lorena Roman le faltaba una semana para su fecha de parto. A las 22.00 llegó dolorida a la Sala de Maternidad del Iturraspe tras haberse resbalado en la escalera de su casa. Allí, luego de una revisión de rutina, se le dijo al papá del niño, Juan Pablo Arriola, que había sido sólo un susto, aunque le recomendaron que si su mujer no percibía movimiento fetal o tenía pérdidas, retornaran. En los primeros minutos del día siguiente, Ivana largó un líquido sanguinolento. A dos horas de ser trasladada nuevamente al hospital, le informaron que sufría desprendimiento de placenta. Media hora después, su hijo murió.
El 11 de marzo pasado, una joven de 17 años con 37 semanas de embarazo acudió por la noche con una intensa picazón en manos y pies. Se le diagnosticó colestasis, una enfermedad que afecta el hígado materno y que se caracteriza por su posibilidad de provocar muerte súbita del niño. Pese a ello, se programó para la mañana siguiente la inducción del parto. Horas después, mientras la paciente era preparada para la intervención, el corazón del bebé dejó de latir.
A principios de este año, una mujer rompió bolsa en plena sala de espera. Junto al líquido amniótico, también salió parte del cordón umbilical. “Procidencia” es el término médico para esta situación infortunada, por la cual el niño puede resultar asfixiado en el seno materno. Se practicó entonces una compleja maniobra para levantar la cabecita del niño, de forma tal que reciba oxígeno. El paso siguiente era una cesárea urgente, pero no fue posible. La mamá fue a parto vaginal, con resultado fatal para el bebé.

Las explicaciones
“Es inaceptable que en la Maternidad del Iturraspe, que es la mejor dotada y cuenta con el recurso humano que corresponde, ocurran estas circunstancias. Y si suceden deben darse por situaciones inevitables. Esto no va a quedar así nomás, se los aseguro”, manifestó indignado ante la prensa el ministro de Salud Mario Drisun. En efecto, el nosocomio de Bulevar Pellegrini 3551 está equipado para atender el mayor nivel de complejidad en Obstetricia y es el único del centro-norte santafesino cuya Neonatología puede atender bebés de hasta 1.500 gramos o menos de 32 semanas de gestación. En la provincia, sólo el Eva Perón de Granadero Baigorria comparte su categoría.
Los dichos de Drisun y las denuncias judiciales presentadas generaron tal convulsión en el Iturraspe que actualmente es imposible conseguir declaraciones públicas del plantel de Obstetricia. Sin embargo, en la noche del 11 de marzo último el ministro se hizo presente en el Hospital para pedir explicaciones sobre el episodio de ese día, y algunos detalles trascendieron.
Durante el encuentro, las autoridades de Maternidad aseguraron que no hay método de diagnóstico que permita predecir la muerte súbita intrauterina y que, pese a la colestasis, practicar una cesárea inmediata habría aumentado el peligro de hipertensión pulmonar, y por lo tanto de muerte, del bebé. Con referencia a Ivana Roman, se cuestionó que sólo se estudiaron sus signos vitales y el movimiento del nonato, pero no se le realizó una ecografía. Al respecto, el jefe del Servicio, Bernardo Ulla, afirmó que, para un diagnóstico temprano, esa práctica tiene un 20% de especificidad. También se indagó acerca de la pertinencia de una cesárea, pero el titular de Neonatología, Fernando Redondo, dijo que los riesgos se habrían triplicado. Luego, se puso en discusión si el motivo de la primera consulta no ameritaba dejar a la paciente en observación. Se respondió que ello no hubiese modificado el trágico desenlace, dados los pocos minutos con que se cuenta para efectuar una cesárea exitosa a partir de que se precipita el desprendimiento de placenta. En el mismo sentido, en el caso de procidencia se atribuyó la muerte del niño a una fatalidad asociada a la escasez de tiempo.

Sumario y análisis
“El sumario es clave, porque establece desde las responsabilidades qué ocurrió en cada lugar y momento. Sobre esa base se tomarán definiciones. En muchas cosas vamos a proponer un camino diferente”, prometió Drisun.
Sucede que en el Ministerio hay dudas sobre las explicaciones recibidas. Por caso, resulta curioso que reconocidos profesionales con una marcada tendencia a hacer cesáreas en sus clínicas privadas se opongan con tanta firmeza a ellas en el sector público. Asimismo, sorprende la nula capacidad autocrítica que demuestran algunos actores de la Maternidad del Iturraspe.
Problemas en el nosocomio de Bv. Pellegrini: el ministro Drisun fue a pedir explicaciones sobre los tres casos. Nerviosismo entre los médicos.

Por otra parte, en la cartera sanitaria sospechan que ciertas decisiones fueron tomadas por residentes o concurrentes ante la supuesta ausencia de las autoridades de las distintas áreas o por la imposibilidad de comunicarse con ellas; circunstancia que bajo ningún punto de vista debe darse. Los jóvenes en formación de los hospitales no pueden hacerse cargo de resoluciones sensibles; es el personal de planta el que está obligado a hacerlo. Además, los jefes de servicio deben estar al llamado las 24 horas del día.
En el caso de la paciente con procidencia, la presunción es aún más grave. Aparentemente, la intervención de urgencia no habría podido realizarse porque el anestesiólogo no llegó a tiempo.
No se descarta que los sumarios terminen en sanciones, que podrían ir desde apercibimientos hasta cesantías, pasando por suspensiones. Junto a aquéllos, el gobierno está llevando adelante análisis de causa-raíz. Según el director provincial de Políticas de Géneros e Interculturalidad en Salud, Daniel Teppaz, esa estrategia contempla cada momento desde el embarazo, y a todos los involucrados, incluyendo a las familias y al propio Ministerio. “La idea es evaluar el proceso”, indicó el funcionario. “Todos tenemos algo para hacer en estos casos. No hay muertes por una sola razón. Es una manera de no desresponsabilizarnos nosotros ni a los demás estamentos”.

Modificaciones de fondo
En lo mediato, la intención del gobierno es arribar a una organización de la salud que responda al concepto de cuidados progresivos. Hacia el interior de los hospitales, esto implica desechar la división por servicios como compartimentos estancos para constituir equipos que trabajen según niveles de criticidad de los pacientes. “El nuevo Iturraspe (en construcción) está planificado en ese sentido. No va a haber forma de que cada uno tenga un pedacito de nosocomio que le pertenezca, sino que todos van a tener que internar de acuerdo a la complejidad de la persona que estén atendiendo”, indicó Teppaz. “Por ello, cuando pensamos los cambios que se deben hacer en la Maternidad pensamos en las modificaciones necesarias en todo el hospital”.
El funcionario no desconoce que se enfrenta a enormes resistencias: “Hay una tradición de los profesionales independientes, que hacen y deshacen con los servicios, que entran y salen como quieren. Y cuando uno se empieza a meter, produce incomodidades”. Probablemente por ello se niega a adelantar qué medidas quieren tomar en la Obstetricia del Iturraspe, en función de lo acaecido. Sin embargo, en el transcurso de la entrevista desliza sutilezas: “nosotros hicimos un análisis de cultura organizacional en ese hospital, y de allí surgió la imposibilidad de comunicación entre los distintos sectores. Entonces, yo me pregunto: ¿acá hubo una decisión de una residente en soledad? ¿No había otras personas para pensar? Y yo me atrevo a decir que sí, las había. ¿De qué nos sirve tener el ecógrafo, el quirófano, la súper mesa de anestesiología si después hay conflictos entre nosotros, sospechamos, o no podemos trabajar juntos? Si no hay un equipo dentro del espacio laboral la paciente necesariamente va a terminar siendo desmembrada, y cuando esto sucede se ve sólo un pedazo. Y entonces, el árbol se come el bosque”.
“¿Por qué uno se rebela tanto ante estas situaciones?”, continúa interrogándose, y se responde a sí mismo: “porque la gran mayoría de las muertes en el período prenatal es evitable. Pero es posible mejorar y evitar que esto suceda. Puede que sigan ocurriendo muertes injustas, claro. Pero tres… son demasiadas”.

Publicadas en Pausa #132, miércoles 23 de abril de 2014
Encontrá Pausa en estos kioscos

No hay comentarios: