jueves, 27 de marzo de 2014

César Luis Frillocchi: el buchón que entrega diplomas

Como personal de inteligencia en la dictadura pasaba datos de estudiantes de la UNL, donde ahora trabaja.

Los organismos de derechos humanos reactivaron la avanzada contra César Luis Frillocchi, agente de inteligencia durante la última dictadura y actualmente subjefe del área de Diplomas y Legalizaciones de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Pretenden que las autoridades de la casa de estudios lo separen de su cargo porque “no tiene idoneidad moral”.
Con ese cometido, representantes del Foro contra la Impunidad y por la Justicia –junto a dirigentes de los gremios de docentes y no docentes– se reunieron el 20 de marzo con el rector Albor Cantard y el secretario general de la institución Pedro Sánchez Izquierdo para entregarles un petitorio en el que detallan lalabor que cumplió Frillocchi, durante la última dictadura, como espía einfiltrado.
El subjefe de Diplomas no tiene procesos en su contra por delitos de lesa humanidad, pero fue procesado por falso testimonio en el marco de la causa Barcos, en la cual otro PCI (Personal Civil de Inteligencia), Horacio Américo Barcos, fue condenado a 15 años de prisión por el secuestro y las torturas contra el profesor Alberto Tur y su esposa Amalia Ricotti, cometidas entre el 15 y el 31 de mayo de 1978 (Barcos murió en julio de 2012).
El procesamiento por falso testimonio fue revocado por la Cámara de Casación Penal. Desde la UNL argumentaron que, sin proceso firme ni condena, no pueden hacer nada. No obstante, ante el reclamo, indicaron que en dos ocasiones –el 20 de diciembre de 2013 y el 25 de febrero de 2014– la Dirección de Asuntos Jurídicos de la UNL requirió al Tribunal Oral Federal que informe sobre las causas de lesa humanidad vinculadas a Frillocchi.
El argumento central esgrimido en el petitorio entregado al rector Cantard se apoya en el artículo 6 inciso A del Estatuto de la UNL, donde se afirma que “todos los miembros de la comunidad universitaria del litoral” tienen el deber de “defender los derechos humanos, la democracia y el desarrollo sustentable”.
“Está claro que este señor no cumplió ni puede cumplir con tales deberes, sino que fue parte de una estructura represiva del terrorismo de Estado que violó sistemáticamente los derechos humanos en la Argentina”, sostiene el petitorio firmado por una treintena de organizaciones, entre ellas Madres, Hijos y los gremios Adul y Apul.
“Al ser descubierta su doble función en los tiempos del terrorismo de Estado (durante el proceso contra su colega Barcos), resulta indisimulable que César Luis Frillocchi (agente “Fitipaldi” o “Fernández” para el Ejército de la dictadura genocida) carece de la idoneidad moral exigida como requisito para el ejercicio de la función pública”, continúa el petitorio, que será analizado por las autoridades universitarias tal como se comprometió el rector Cantard.

El buchón
Si bien no hay, hasta ahora, ninguna denuncia contra Frillocchi por su actividad durante la dictadura, se sabe que reportó al Ejército como “agente de reunión” o “agente de calle” y que su tarea era infiltrarse en grupos de estudiantes para marcar a los que más tarde serían blancos de la represión ilegal.
El ex jefe del Destacamento de Inteligencia del Ejército, Domingo Manuel Marcellini, había declarado en el marco de la causa Brusa que el suboficial Eleodoro Jorge “Lolo” Hauque tenía bajo su mando a todos los PCI de la unidad a la que pertenecían ambos. Marcellini murió impune en marzo de 2010, poco después de la condena contra Brusa y los otros miembros de su patota. Por entonces se tramitaba el juicio oral contra Barcos. Una de las mentiras en que incurrió Frillocchi ante el Tribunal, en esa causa, fue haber negado conocer a Hauque, a quien entregaba sus informes.
Como parte del complejo engranaje de la represión, los PCI reportaban a los mandos militares pero cumplían tareas de infiltrados en diversas instituciones, blancos de la dictadura: gremios y universidades, entre otras. En la ciudad de Santa Fe y su zona de influencia operaron 140 PCI junto a 40 militares dedicados a tareas de inteligencia y una cantidad no determinada de agentes de la Policía. En ese marco se desempeñó Frillocchi, cuyo objetivo central fue la Facultad de Ingeniería Química.
De acuerdo al relato del militante Luis Larpín, expulsado de la UNL por los interventores que designó la dictadura, Frillocchi se infiltraba en las casas que compartían los estudiantes para recabar información y suministrarla al Ejército. Usaba un nombre falso con idénticas iniciales: CLF. “Fitipaldi” y “Fernández” eran los apellidos que alternaba; “Carlos” su nombre de pila.
La tarea de los agentes encubiertos o PCI durante la dictadura era obtener información en forma secreta, proponiendo la persecución de estudiantes, trabajadores, dirigentes sociales y gremiales, intelectuales y todo aquel que participara de la resistencia contra la represión ilegal. “Hay cosas que son imposibles de seguir soportando”, señaló Larpín en relación a Frillocchi, reciclado en el seno de la UNL.

Los registros
Aunque no hay pruebas concretas de la participación del actual funcionario universitario en operativos represivos, los organismos de derechos humanos se abocarán a “la difícil tarea de establecer su responsabilidad penal”, según anticipó el abogado de Hijos Guillermo Munné el pasado 18 de marzo en el panel “Universidad y dictadura: ¿Vos sabés quién es Frillocchi?”, realizado en la Facultad de Ingeniería Química de la UNL.
De acuerdo a los registros enviados, en octubre de 2007, por el Ejército al juez Reinaldo Rodríguez, Frillocchi aparece en la lista de los PCI que prestaron servicio en el Destacamento de Inteligencia Militar 122. Tres años más tarde, en 2010, la entonces ministra de Defensa de la Nación, Nilda Garré, desclasificó y publicó la lista de los 4.300 integrantes del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército que habían operado en la dictadura. En ese listado también figura Frillocchi como PCI en la función de “agente de reunión” del Destacamento de Inteligencia 122.

Publicada en Pausa #130, miércoles 26 de marzo de 2014

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