miércoles, 18 de septiembre de 2013

Las mujeres en el desamparo

La sucesión de femicidios puso en la mira de la Legislatura a la Dirección Provincial de Políticas de Género. Pedido de renuncia, ratificación y muy pocas explicaciones.

Por Ezequiel Nieva

¿Quién protege a una mujer golpeada? ¿Qué hace el Estado ante las denuncias? La ola de femicidios en la provincia –19 en lo que va del año, cuatro de ellos el último mes– reactivó el debate y puso en la línea de fuego a las autoridades, que dejaron más dudas que certezas al explicar las políticas que llevan adelante para atacar la problemática.
Militantes sociales y dirigentes de todos los espacios coinciden en que se trata de un problema cultural profundo. Pero difieren cuando se trata de discutir el abordaje. Para las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres, el Estado sigue en mora mientras los asesinatos se suceden: un fenómeno que fue definido por la periodista y activista Ana Fiol como “una guerra de baja intensidad”.
Santa Fe es la segunda provincia con mayor cantidad de femicidios, sólo superada por Buenos Aires. Un relevamiento de la concejala rosarina Norma López (Frente para la Victoria) indica que en todos los casos la muerte fue a consecuencia de las agresiones de hombres de su círculo íntimo: parejas, ex parejas o parientes. Desde su espacio contabilizan 19 casos en los primeros ocho meses de 2013; la provincia suma 18.
La concejala y militante feminista señaló que según los datos registrados “sigue siendo la franja etaria de los entre 15 y los 50 años donde se da la mayor cantidad de femicidios y el arma blanca es la más utilizada”. La demanda principal es que se establezcan protocolos de atención y que la sociedad, en su conjunto, se sume a la lucha contra la violencia de género.

Mucho ruido y pocas nueces
En agosto hubo cuatro femicidios: dos en Santa Fe, uno en Rosario y otro en Venado Tuerto. La cercanía en el tiempo, la alevosía con que ocurrieron, el patrón –fueron cometidos por parejas o ex parejas–, la imposibilidad de previsión por parte del Estado, motivaron que el tema volviera al tope de la agenda. Se debate la declaración legislativa de la “emergencia por violencia de género”, pero las demoras en el tratamiento del proyecto ratifican que la solución no pasa por allí. Las leyes están; algunas no se cumplen y otras no se aplican.
En paralelo a la discusión en torno a la sanción de la emergencia, la directora provincial de Políticas de Género de la provincia, Mercedes Martorell, fue a la Cámara de Diputados convocada por la oposición, que no quedó conforme con sus explicaciones y le pidió al gobernador Antonio Bonfatti que remueva a la funcionaria.
La directora de Políticas de Género, Mercedes Martorell, junto a los diputados, en una reunión abierta a la prensa pero no a las militantes.

Martorell expuso las políticas de su Dirección, tanto en lo referido a prevención y concientización como en el acompañamiento a las víctimas. Sus argumentos resultaron insuficientes para el PJ. No supo explicar cuál es el protocolo que sigue la Policía ante una denuncia por violencia realizada por una mujer (dijo que esa respuesta debe darla el Ministerio de Seguridad). Tampoco confirmó cuándo se comenzarán a elaborar estadísticas. También deslizó críticas –compartidas por los legisladores– hacia el Poder Judicial.
A la reunión pudo ingresar la prensa pero no las militantes que se habían acercado a la Legislatura. De entrada, Martorell definió la problemática como “compleja” y dijo que la violencia contra las mujeres es un emergente de cuestiones sociales y culturales más profundas. El abordaje de los casos “no puede ser rápido”, dijo. Y puso como ejemplo los tres meses que demandó lograr una entrevista con una mujer que había hecho una denuncia.
Durante toda su exposición la directora de Políticas de Género evitó plantear casos con nombre y apellido y, en cambio, trató de señalar las conclusiones a las que arribó desde su asunción en diciembre de 2011. Mencionó la capacitación en materia de derechos de género para la Policía y los convenios con municipios y comunas para abordar, de manera conjunta, el tema. En sus 20 meses de gestión, dijo que su oficina realizó 617 intervenciones; en el mismo lapso hubo 45 mujeres asesinadas en la provincia.
No quedó claro cuál es el protocolo ante una denuncia. “Varios”, respondió la funcionaria. “Estamos poniendo en crisis lo que existe porque la realidad lo demanda”. Reiteró que se trata de un tema complejo, no sólo por su esencia sino porque además requiere de un trabajo conjunto entre la Justicia, la Policía, la provincia y las ciudades y comunas. Un “proceso de cambio cultural” que no se verá en el corto plazo.
Entre las medidas que el gobierno implementó, Martorell enumeró la habilitación de 12 casas de amparo o refugios –para mujeres y niños– en distintas localidades de la provincia. Hay uno en la ciudad (por razones de seguridad, no se informa su ubicación).
No obstante, para los protagonistas del encuentro quedó la sensación de que la funcionaria a cargo de la Dirección de Políticas de Género no sabe cómo trabaja la Policía ante una denuncia. “Las mandan de vuelta a su casa”, sostuvo María Claudia Albornoz, de la Coordinadora de Mujeres. Ante los diputados, Martorell había dicho que su oficina –que depende del Ministerio de Desarrollo Social– está “profundizando la articulación” con el Ministerio de Seguridad.
En un segundo plano quedó lo relacionado con el Poder Judicial. Oficialistas y opositores coincidieron en reclamar medidas concretas a jueces que no dictan medidas de restricción o que, si lo hacen, luego no observan su cumplimiento. También Martorell deslizó algunas críticas, en particular por “los tiempos”·, aunque prefirió remarcar la intención de articular el trabajo entre ambos poderes del Estado.

Un caso testigo
Griselda Noemí Correa tenía 26 años y vivía con su pareja, de la misma edad, y su beba de nueve meses. La mataron de seis balazos la noche del martes 20 de agosto; el autor del crimen escapó de la escena con la beba, que horas después fue entregada a su abuela materna. Griselda había alertado sobre golpizas previas: hizo una denuncia una en una comisaría de Santo Tomé y otra en la Seccional 1ª de Santa Fe. Martorell lo negó y dijo que se enteró por los medios de la muerte de la joven.
El hecho ocurrió en barrio Cabal. La Policía divulgó el perfil del asesino, apodado el “El gusano”: compra y venta de mujeres, estupefacientes, armas de fuego y asaltos. La información es pública y apareció en todos los medios. Por algunos episodios delictivos debió comparecer ante la Justicia, pero “extrañamente”, como consigna El Litoral, siempre salió airoso.
Susana Montes, la madre de Griselda, hizo el relato: “Ella hacía dos años que estaba juntada con este tipo. Él quería mandarla a trabajar (de prostituta). Se habían conocido en un baile. Ya el año pasado, él la hizo trabajar y ella quedó embarazada. Cuando él se enteró, le pegó tanto que terminó internada en el Iturraspe. Allí perdió a su bebé como consecuencia de la golpiza”.
“Ahora –sigue Susana– quería quitarle a su bebé porque la quería vender para que trabaje ocho meses en Córdoba. Y ella no quería. La semana pasada (antes del asesinato) la encerró y la quiso quemar. Ahora no estaban viviendo juntos porque él tiene otra pareja. Él aparecía y le daba palizas. Todo siguió así hasta que ella se escapó. Los vecinos la ayudaron a escapar cuando le estaba pegando y la quería quemar”.
“Se fue a vivir a Santo Tomé, a la casa de mi nuera. Ella radicó una denuncia allá en la comisaría de Santo Tomé por el miedo que tenía. Porque él amenazaba que si ella se iba, entonces nos iba a matar a todos. Además estaba muy golpeada. Los policías de Santo Tomé le dieron un papel para que venga a la Seccional 1ª para que la vea el médico policial. Todo eso ocurrió el mismo día que la mató, cuando este tipo supuestamente la levantó ahí, en la Seccional 1ª”.
“De ahí él la trajo en el auto hasta acá. Yo no pude ver nada porque tiene vidrios polarizados. Entonces me metí adentro. Por ahí escucho que me gritan: ‘¡Mamá, mamá, me quitó la bebé!’. No alcancé a reaccionar cuando lo veo entrar a la casa con un arma. Primero le pegó tres tiros a Griselda y se fue. Al rato volvió y le pegó tres tiros más cuando ella estaba en el suelo. Yo estaba con mis dos nenitas, de 10 y 5 años”.

El debate en la campaña
La diputada justicialista Alejandra Obeid dijo tras el encuentro con Martorell: “La Policía no comunica las denuncias a la Dirección de Políticas de Género. Griselda Correa hizo dos denuncias que no fueron comunicadas a Martorell. Griselda Correa murió y la denuncia quedó en la Policía porque no se hizo nada después. Entonces, ¿para qué tantos organismos?, ¿para qué tenemos tanta gente si no somos capaces de salvarle la vida a una mujer?”.
En bloque, pese a sus disidencias internas –y acaso alentados por la coyuntura electoral–, los diputados del PJ pidieron la renuncia de la directora de Políticas de Género. El gobierno ni se molestó en responder y Martorell quedó ratificada. Entre tanto, en el movimiento de mujeres esperan mayor compromiso del Estado –en todos sus niveles– para ponerle fin al flagelo.

Publicada en Pausa #121, miércoles 11 de septiembre de 2013

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