domingo, 3 de noviembre de 2013

Sacále una foto

Por Federico Coutaz

Conservo algunas fotos, no muchas. Abarcan un período de tiempo desde que nací hasta pasados los veinte años. Lo común: el jardín de infantes, la escuela, algún cumpleaños, reuniones familiares, la adolescencia, los primeros amores, los primeros viajes. Fin.
La llegada de las cámaras digitales conllevó un cambio definitivo en la fotografía como práctica. Sin límites de tiempo y dinero, libre del rollo de 24 o 32 y del revelado, todo pasó a ser motivo de una foto. Dejó de reservarse para situaciones que portaban alguna singularidad, algo que justificara la elección y el gasto. Ese cambio implicó una manera distinta de guardar y mirar esas fotos. Creo que se sacan de a miles y luego nunca se ven.
El álbum familiar, ese relato colectivo que expresaba la historia de una familia a través del retrato de los momentos considerados importantes, felices, murió con la llegada de la fotografía digital.
Recuerdo que los álbumes de fotos estaban siempre muy arriba en la indignante y dolorosa lista de la gente que perdió todo por la inundación y los inundadores.
Facebook, entre otras cosas, reinventó el álbum fotográfico. En la era digital, la mayoría de estos álbumes no son familiares y tienen unas cuantas diferencias más respecto de aquellos, pero sí implican selección, orden y exhibición de fotos. En general, creo que la influencia de Facebook respecto de la fotografía es mucho más importante que esto, sospecho que buena parte de las fotos que se sacan son para publicarlas ahí.
Lo que suele perderse de vista es que, por ejemplo, las fotos que yo conservo están en un cajón en mi casa y, a menos que haya una inundación o un incendio, van a estar ahí. Sin embargo, si un día José Facebook se levanta enojado con la humanidad y decide apretar el botón rojo, todos esos álbumes y fotos se van a esfumar. Peor, se las va a guardar para él solito, como le asiste el derecho según contrato.
Por cierto, no sé si les habrá pasado a ustedes, pero sin necesidad de internet ni redes sociales el robo de una computadora, la quema del disco rígido de otra y la pérdida de un celular acabaron con todas mis fotos de casi 15 años; sin incendio ni inundación. Doblemos la apuesta: “Si no sos paranoico, estás desinformado”, dijo Charly para siempre. Desde mi desinformación, pregunto: ¿las bases físicas que sustentan a internet son lo suficientemente confiables como para guardar casi todo ahí y para que buena parte del funcionamiento del globo dependa de ella?
Ojalá que sí.

Publicada en Pausa #124, miércoles 23 de octubre de 2013

Disponible en estos kioscos

No hay comentarios: