martes, 9 de julio de 2013

Scouts, un juego muy serio

Cerca de 50 jóvenes y niños  de la zona que forman parte del movimiento scout dieron a conocer su postura ante la violencia en las escuelas y su punto de vista ante la sociedad.

Por Marcela Perticarari

Un grupo de niños y jóvenes del distrito local de Scouts de Argentina se juntó a debatir sobre sus sueños y la problemática de bullying en las escuelas. El compromiso y la solidaridad son los pilares fundamentales del movimiento que mueve a millones de personas en todo el mundo.
El sábado 8 de junio, cuatro días después de conocerse la noticia de una maestra agredida por dos alumnos de la Escuela Nº 14 Nicolás Avellaneda –ubicada en barrio Roma–, el aire que se respiraba en los pasillos del establecimiento era distinto y las sonrisas de un gran grupo de pibes estaba a flor de piel: la escuela fue el sitio elegido para realizar el foro anual del Distrito 4 (Zona 18) de Scouts de Argentina. Susana Álamo, directora del distrito y Mónica Gamboa, asistente de comunicación, conversaron con Pausa sobre el evento que se realizó bajo los lineamientos de los scouts a nivel nacional.
El movimiento de scouts fue creado por el inglés Robert Baden-Powell tras la Segunda Guerra Mundial, como una actividad destinada a niños y jóvenes entre 7 y 21 años. Su trabajo teórico, reflejado en 15 fascículos denominados Escultismo para Muchachos, fue publicado en 1908. Los números indican que el escultismo conforma el movimiento de educación no formal que reúne al mayor número de jóvenes y niños en el mundo: 500 millones de personas han gritado su “siempre listos”.
En Argentina, el movimiento llegó de la mano de los trabajadores ferroviarios ingleses y comenzó a diseminarse en las parroquias debido al interés que mostraron los sacerdotes. También se difundió en colegios británicos, e inmediatamente se fueron abriendo grupos en colegios nacionales y en otros lugares como cuarteles de bomberos y comisarías. Uno de los precursores locales fue Francisco Pascasio Moreno, conocido en la posteridad como Perito Moreno.
En 1909 ya se realizaban campamentos scouts en Morón, Claypole, Gándara y en otras localidades de la provincia de Buenos Aires. En abril de ese mismo año, Robert Baden-Powell visitó Argentina y grande fue su sorpresa cuando a su arribo lo estaba esperando una patrulla de Lomas de Zamora, precursora del actual grupo scout General Galo Lavalle de la localidad de Banfield. En 1912, la Asociación de Boy Scouts Argentinos se institucionalizó a nivel nacional y, cinco años después, el presidente Hipólito Yrigoyen la reconoció como institución nacional mediante decreto presidencial. Al cumplirse los 100 años de tareas en nuestro país, el centenario de los scouts fue celebrado bajo el lema “un mundo, una promesa”.
En Santa Fe, los primeros grupos scouts empezaron a formarse hace 40 años y el pasado 12 de mayo se realizó la apertura distrital del año de actividades, que convocó a casi 400 jóvenes en las instalaciones de La Redonda.
La misión del Movimiento Scout, a través de un sistema de valores basados en la Promesa y la Ley Scout, es contribuir a la educación de los jóvenes para que participen en la construcción de un mundo mejor donde las personas se desarrollen plenamente y jueguen un papel constructivo en la sociedad.
Según sus propios lineamientos, se logra “usando un método específico que hace a cada individuo el principal agente en su desarrollo como una persona que confía en sí misma, capaz de dar apoyo, responsable y comprometida”. Los Scouts de Argentina señalan que “el reconocimiento se basa en el prestigio de la acción educativa y su capacidad de aprender haciendo, brindando igualdad de oportunidades con una propuesta inclusiva, dinámica, participativa y atractiva para niños y jóvenes digna de ser apoyada por la comunidad”.

300 almas siempre listas
En el Distrito Scout 4 (Zona 18) funcionan siete grupos que desarrollan sus tareas en las parroquias santafesinas de San Pedro, Lourdes, Fátima, María Auxiliadora, Monseñor Zazpe y Nuestra Señora del Rosario, sumado a otro de la localidad de San Javier. También hay agrupaciones incipientes en Monte Vera, Emilia y Laguna Paiva. En total suman cerca de 300 jóvenes. Por lo general, las actividades se llevan a cabo los sábados por la tarde, a excepción de los campamentos que se realizan en verano y duran una semana. Los participantes trabajan en grupos mixtos y se dividen por edades: Lobatos y Lobeznas (de 7 a 11 años), Unidad Scout (11 a 14), Comunidad Caminante (14 a 17) y Comunidad Rovers (17 a 21). La inclusión de chicos con capacidades diferentes es un tema de vital importancia para los scouts.
“Somos parte de la educación no formal que apunta al respeto como valor primordial. Proponemos ser cuidadores y defensores de la vida de la familia, apostando siempre a formar jóvenes ciudadanos comprometidos y responsables. Todo eso se realiza a través del juego. Por supuesto que a esto no lo podemos hacer solos: nos acompaña la familia y el interés de cada chico, ya que los adultos diseñamos distintas actividades junto a los participantes en función de sus propias expectativas. Una de las bases también es el trabajo en la naturaleza, pero cada vez nos está costando más porque es muy difícil conseguir lugares que se adapten a nuestras necesidades”, detalló Susana Álamo.
A comienzos de junio, distintos grupos del Distrito 4 (Zona 18) de Scouts de Argentina debatieron sobre sus sueños y el bullying, reflexiones que luego elevaron a un foro nacional.

La directora del Distrito Scout 4 señaló que los chicos se acercan al movimiento invitados por sus propios amigos. “Y los padres, cuando se enteran que hay un grupo de scouts cerca de su casa, también se arriman para conocer lo que hacemos. Además realizamos campañas de difusión para sumar gente”, amplió.
Los tópicos de debate durante los días 8 y 9 de junio fueron propuestos por jóvenes de todo el país: los sueños de Scouts Argentina “que sirven para crecer” y el fenómeno del bullying en los ámbitos escolares. “Nos mandaron lineamientos y tenemos que ver si los chicos realmente se sienten identificados con ellos”, agregó Susana Álamo. El primer paso del foro consistió en el trabajo en grupos y luego se presentaron recomendaciones que se elevaron a distintos niveles en el 12º Foro Nacional de Jóvenes realizado el último fin de semana en Santa María de Punilla, provincia de Córdoba, del cual participaron los delegados de nuestra zona. “Éstas son instancias muy buenas que ayudan a los chicos a expresarse y a hacer valer su opinión”, destacaron las guías.
Consultada sobre su propia experiencia, Susana Álamo aseveró que “me acerqué al movimiento por mi hijo mayor y descubrí todo lo que se puede brindar a los jóvenes, además de crecer yo misma como persona. No es cierto que la juventud esté perdida: hay que saber encontrar sus intereses, de lo contrario no estarían estos 50 chicos un sábado a la mañana debatiendo distintas cuestiones como sus sueños y prácticas como el bullying. Ese es el desafío que nos lleva a continuar en este voluntariado que se lleva a adelante con un compromiso muy grande porque tenemos a los chicos en nuestras manos”.
—¿Cómo ves el presente y futuro del movimiento scout?
—Lamentablemente las múltiples obligaciones que tienen los chicos hacen que algunos abandonen las actividades, pero como decimos siempre: una vez scout, siempre scout. Últimamente se suman más chicos de la franja de 14 a 21 años, que corresponden al Grupo Caminantes. Ellos tienen una mayor permanencia y compromiso en sus proyectos y gestos solidarios.

Hacerse visibles
Fiorella, Hugo, Mario, Lautaro, Paula, Juliana y Gabriela se sentaron en ronda, mate de por medio, para debatir sobre sus sueños como scouts.
“Queremos hacernos visibles a la comunidad a través de acciones y proyectos por fuera de nuestros grupos. Estamos discutiendo la forma en que nos ve la sociedad ya que algunos chicos sufren el bullying porque no conocen nuestro trabajo. Los medios nos suelen mostrar como jóvenes que ganan medallas por ayudar a un anciano a cruzar la calle, pero la realidad es que trabajamos duro para dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos”, reflexionaron. Y agregaron: “Deseamos que cada vez más jóvenes y niños sigan nuestros pasos para convertirse en mejores personas. Nosotros asumimos responsabilidades y así nos preparamos para la adultez”.
—¿Les gustaría formar parte del movimiento después de los 21?
—Yo voy a seguir hasta los 50 o hasta que me muera porque scout una vez, scout para siempre –reafirmó uno de los jóvenes–. Tenemos principios fuertes que cumplir porque hacemos una promesa cuando ingresamos.


Publicada en Pausa #116, miércoles 26 de junio de 2013

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