martes, 1 de enero de 2013

Estudiar sin concesiones


ANUARIO 2012
Las técnicas protagonizaron un fuerte reclamo, que fue escuchado.

Por Marcela Perticarari

Para las autoridades, la pretendida reforma curricular basada en normas nacionales –la Ley de Educación Técnico Profesional 26.058, la Ley Nacional de Educación 26.206 y los marcos de referencia aprobados por el Consejo Federal de Educación– tuvo un eco imprevisto en las escuelas técnicas: a fuerza de tomas realizadas por los estudiantes durante mediados de octubre y principios de noviembre, se mostró el desacuerdo general y, junto a padres y docentes, lograron parar su implementación en la provincia. Las técnicas Manuel Belgrano, Nicolás Avellaneda y Manuel Pizarro fueron las más combativas de la zona. Dos escuelas de Gálvez y Laguna Paiva imitaron el gesto y también tomaron las aulas.
La supresión de talleres en primero y segundo año desató el malestar porque seis espacios se redujeron a la mitad, sumando horas a materias como Música y Dibujo. En esta dirección, el diseño curricular mostraba contradicciones. Por ejemplo, la quita de talleres de Automotores e Informática en un colegio donde las terminalidades eran precisamente esas. También se supo que el Instituto Nacional de Educación Técnica invirtió en un laboratorio de Metrología para la Pizarro, que nunca se abrió por la reducción de los talleres, por lo que el equipamiento quedó guardado. Un cilindro de fundición de la Avellaneda corrió la misma suerte. Una resolución del Consejo Federal de Educación indica que “al menos un tercio del total de las horas semanales deben dedicarse al desarrollo de prácticas de distinta índole”; el cálculo señalaba que de las 45 horas impuestas en nuestra provincia, 15 debían ser de taller: la decisión ministerial las bajó a 10. Desde la cartera de educación sólo hablaban de reorganización.


Por su parte, el Colegio Profesional de Maestros Mayores de Obras y Técnicos de Santa Fe sugirió que los egresados serían evaluados para lograr la matriculación. Y hasta el nombre de las escuelas cambiaba, equiparando a las técnicas con un bachiller. Suficiente para embravecer los ánimos.
Durante varios días, el Ministerio de Educación provincial se negó a dialogar con los alumnos instalados en las escuelas mientras, los dirigentes gremiales temían por la desvalorización de los títulos. Uno de los argumentos oficiales fue el de la “movilidad estudiantil” porque, según la Nación, el ciclo básico de dos años debe estar homologado para que un alumno pueda pasarse en tercero a cualquier escuela técnica sin rendir equivalencias.
El último día de octubre y tras varias protestas masivas, la ex ministra Letizia Mengarelli logró un acuerdo: a partir del año próximo se restaurarán los seis talleres previos a la reforma y las escuelas volverán a ser “de educación técnica”. En cuanto a los títulos, desde la cartera señalaron que “tienen validez nacional, por lo cual el Colegio no puede negarse a la matriculación de los alumnos porque no tiene las competencias para hacerlo”.
Las tomas terminaron en paz, el Ministerio de Educación cedió ante los pedidos y los alumnos dieron una lección ejemplar: estudiar vale la pena.

Publicado en Pausa #108, a la venta en los kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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