jueves, 4 de octubre de 2012

¿Quién paga la suba impositiva?


La reforma fiscal apunta a productores rurales y a vastos sectores urbanos. El Ejecutivo busca recursos para paliar su déficit. El aumento significará unos mil millones extra.

Por Ezequiel Nieva

¿Al final, quiénes pagan la reforma? ¿Los terratenientes, a quienes les aumentan el Inmobiliario Rural previo avalúo fiscal? ¿Las clases media y alta urbanas, que sufrirán subas en el Inmobiliario Urbano? ¿O las clases media y baja, en las que repercutirá más, en términos relativos, el traslado del impuesto a los Ingresos Brutos, que ahora también gravará a la industria y a la construcción? La respuesta: todos un poco.
Si bien los grandes propietarios rurales sufrirán los aumentos más fuertes, sus campos seguirán muy lejos de la valuación real de mercado. El proyecto original proponía un revalúo gradual, durante seis años, del 400%. Así, el valor fiscal de los campos –en el año 2018– hubiese llegado al 20% del valor de mercado; recién entonces Santa Fe se habría equiparado con las provincias vecinas: Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. La Legislatura fijó el tope del avalúo en un 120%, por única vez.
No obstante, hubo fuertes quejas de los ruralistas, quienes sostienen que deben pagar impuestos por la producción y no por el valor de la tierra. Las entidades de la Mesa de Enlace afirman que una importante cantidad de propietarios de la provincia ingresarán al régimen nacional de Bienes Personales. Algunos incluso sufrirán cuatro aumentos: el avalúo, el incremento de la alícuota, un incremento adicional (ver aparte) y la imposición de un nuevo tributo: Bienes Personales.
La aplicación de Ingresos Brutos a la construcción y la industria se trasladará a los precios de inmuebles, alquileres y productos manufacturados: el gravamen lo terminarán pagando los consumidores. En las ciudades, el aumento del Inmobiliario Urbano afectará a las cuatro categorías superiores de contribuyentes, mientras que las cuatro inferiores no sufrirán subas. En términos absolutos y relativos, las localidades más grandes aportarán más recursos que las pequeñas comunas.
De la recaudación total que proyecta el Ejecutivo, el 60% corresponderá al impuesto Inmobiliario –en sus dos variantes–; el resto surgirá de Ingresos Brutos y del nuevo impuesto a las embarcaciones que –a diferencia de la Patente, cuya recaudación se distribuye en forma solidaria entre todas las localidades– será en un 90% coparticipado a la localidad donde esté radicada la embarcación.
Con el aumento impositivo, el Ejecutivo pretende obtener unos mil millones de pesos extra de lo presupuestado. Una aspiración muy moderada teniendo en cuenta que la política salarial de 2012 implicó unos 2.700 millones extra. Esos mil millones anuales se repartirán 700 para la provincia y 300 entre municipios y comunas. En lo que queda de 2012 el gobierno espera recaudar unos 200 millones de pesos: 150 para la provincia y 50 para las localidades.

Furia en el campo
El presidente de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, centró sus críticas en el acuerdo político que habilitó la reforma y atacó al socialismo y al kirchnerismo: “Dicen diferenciarse pero terminan votando juntos y eso crea un desconcierto difícil de entender”, sostuvo. Según el dirigente, el gobierno socialista terminó “siendo funcional a los intereses de la Nación”, en alusión al avalúo fiscal del 120%.
El ruralista Buzzi criticó la suba del avalúo fiscal y habló de un pacto socialista-K.


“Lamentamos que los legisladores socialistas terminaron siendo funcionales a los intereses de la Nación, porque al aumentar las valuaciones terminaron aumentando la presión fiscal con destino a la Nación”, añadió el dirigente ruralista. “Hicimos todos los esfuerzos para que mantengan los valores actuales. Pero los han modificado y finalmente terminan no aplicando una adecuada progresividad sino que, además, por vía de los avalúos terminan sumándole plata a la caja de Buenos Aires”.
La Mesa de Enlace provincial acusó de “traidores” a los senadores que votaron la reforma. Según sostuvieron, “no beneficiará al productor pequeño y mediano y, por el contrario, se igualará al mediano con el grande”. También se lamentaron por la transferencia de recursos a la Nación: “Nos rasgamos las vestiduras hablando en los discursos de que ha muerto el federalismo. Y en la primera de cambio, se ayuda a firmar el certificado de defunción. Todo este dinero que se va a la Nación no es coparticipable y, aún siéndolo, los gobernadores tienen que arrodillarse para que les envíen migajas”.

Un atraso de 38 años
No fueron los funcionarios del gobierno sino el presidente de la Cámara de Diputados, Luis Rubeo, quien respondió a los ruralistas, a los que tildó de “mezquinos”. Rubeo jugó un rol clave en la sanción de la reforma: garantizó el voto de 14 de los 28 diputados justicialistas. Sumados al Frente Progresista y al PRO, fueron 33 votos a favor, 13 en contra –los sub-bloques alineados con María Eugenia Bielsa, Jorge Obeid, Omar Perotti y Oscar “Cachi” Martínez– y una abstención: la de Darío Mascioli.
“Nuestra primera premisa fue que los sectores que tienen mayor capacidad económica son los que tienen que tener mayor capacidad contributiva”, planteó el titular de la Cámara de Diputados. Y recordó que “los valores fiscales, de 1974 a la fecha, nunca se habían tocado y tenían que ser actualizados. Si nosotros hubiéramos tenido el mismo criterio que la dirigencia ruralista, de no darle recursos al gobierno de la provincia, me parece que hubiese sido una real mezquindad”.
Luis Rubeo, presidente de la Cámara de Diputados de la provincia.


Rubeo aclaró que los valores no pueden volver a aumentar porque “la ley dice claramente que para modificar esos tributos se deberá hacer una nueva ley”, algo que difícilmente ocurra en 2013, año electoral. Y planteó que, ahora, el Ejecutivo “tendrá que ahorrar”. El presidente de la Cámara baja espera que “el gobierno lea la actitud que ha tenido la oposición porque al aumento de tributos hay que acompañarlo con un ahorro en algunas áreas para que las cuentas cierren”.

La reforma, punto por punto
Tras un debate de cinco meses, fue sancionada y promulgada la reforma tributaria, que comienza a regir en octubre. Del proyecto que había remitido el Ejecutivo a mediados de abril quedaron algunos ítems, pero la mayoría de ellos fueron modificados.
Ingresos Brutos: se grava a las constructoras que facturan por encima del millón y medio de pesos anuales. Para las empresas de la provincia, la alícuota será del 2%; en cuanto a las extra provinciales, la ley autoriza al Ejecutivo a fijar el gravamen hasta un 30% por encima de las firmas locales. La obra pública seguirá exenta de ese tributo. También se grava, con una alícuota del 0,5%, a las industrias cuya facturación anual supere los 80 millones de pesos, a excepción de las alimenticias.
Inmobiliario Rural: habrá un avalúo fiscal del 120% respecto del valor actual, cuya última actualización fue en 1974. Aumentan las alícuotas del impuesto entre el 100 y el 300% de acuerdo a la superficie del campo y a su ubicación. Los terrenos cuyo valor de mercado supere los 836 mil pesos tendrán un incremento adicional del 80%, mientras que aquellos cuya tasación sea superior a 1.870.000 sufrirán un adicional del 120%.
Inmobiliario Urbano: no habrá avalúo fiscal y tampoco habrá aumento para las primeras cuatro categorías. La categoría 5 sufrirá un incremento del 20%; la 6, del 30%; la 7, del 60% y la 8, del 75%. Las modificaciones introducidas por la Cámara de Diputados y refrendadas por el Senado –dejar fuera del aumento a las categorías más bajas– fueron para evitar una nueva carga impositiva a las clases baja y media, que ya habían sufrido el aumento de ese tributo en 2010.
Grandes baldíos: se aumenta un 100% el impuesto Inmobiliario Urbano para aquellos terrenos baldíos cuya superficie supere los 3.000 metros cuadrados.
Embarcaciones: se crea un nuevo tributo que grava a los propietarios de lanchas, yates y barcos con alícuotas que van del 1,8 al 3% según el valor de mercado. El 90% de lo recaudado será para la localidad donde esté registrada la embarcación y el 10% restante será para la provincia.

Pase de facturas
El aval de parte del kirchnerismo a la reforma fiscal fue acompañado de un pase de facturas. “El Ejecutivo provincial no puede, no quiere o no se anima a decir que el déficit que arrojan las cuentas fiscales es a causa de la mala administración del gobierno que encabezó Hermes Binner”, tiró Luis Rubeo. Y luego aclaró que “Seguimos sosteniendo que quienes más tienen más deben pagar. Logramos incorporar al debate la progresividad en la política impositiva de la provincia. La baja en el impuesto Inmobiliario Urbano favorecerá a los sectores más vulnerables, a la franja de ingresos bajos y medios, ya sean propietarios o inquilinos, quienes vienen soportando reiterados aumentos en los servicios de luz, agua y transporte público”.

La votación de cada bloque
A favor de la reforma votó el Frente Progresista, Unión PRO-Federal y los justicialistas Frente para la Victoria, Producción y Trabajo, Movimiento Evita, Partido Progreso Social y Corriente Peronista Federal. Otros cuatro sub-bloques del PJ –Encuentro Santafesino, Santa Fe en Movimiento, Santa Fe para Todos y 100% Santafesino– lo hicieron en contra. La única abstención fue del kirchnerista Darío Mascioli, quien responde al presidente del partido, José Luis Freyre, que intentó, sin éxito, un voto unificado. Con esa decisión, explicó Mascioli, dejó en libertad de acción a los distintos bloques.
La diputada María Eugenia Bielsa, una de las cabezas del conglomerado que rechazó la reforma, se distanció del espacio de Agustín Rossi y Luis Rubeo, a quienes cuestionó por cambiar de posición respecto de la gestión de Binner, cuando el PJ en su conjunto rechazó tres intentos de reforma. “No nos eligieron para apoyar el modelo despilfarrador de Binner y Bonfatti”, dijo la legisladora.

Publicada en Pausa #102, miércoles 26 de septiembre de 2012

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