jueves, 29 de diciembre de 2011

Un 2012 de Polo a Polo


Por Francisco Tamagnini

Hace unos cuatro años, poco antes de que el norte mexicano se convirtiera en un baño de sangre, caminábamos con Emma por una calle de Saltillo masticando el sueño de recorrer las tres Américas.
Y aunque en aquella época apenas nos conocíamos, nos atrevimos a imaginar un recorrido por las venas abiertas del continente, con especial énfasis en las comunidades indígenas. Los objetivos no estaban muy claros, pero confiábamos en que el contacto con nuestras raíces nos ayudaría a entender en qué momento de la historia perdimos el camino.
Ella apenas empezaba su carrera de periodista y a mí me esperaban aún muchas historias alrededor del mundo. Pero aun así, trazamos un bosquejo del proyecto que incluía un eje documental (el principal), una lista de equipos y tareas y hasta un cochinito bancario que debía estar lleno a la hora de la partida: 2012.
Desde entonces, mucha agua ha pasado debajo de nuestro puente, y aunque el equipo escasea y al cochinito se lo comió la crisis, esa ilusión nos mantuvo conectados y fue el cable a tierra durante los momentos más aciagos.

El futuro llegó
A pesar de mis advertencias sobre lo incierto de la profesión y en contra de la voluntad paterna, mi compañera está a punto de titularse con honores. Y no sólo pudo abrirse paso en una institución que se inclina a maquilar “reporteritos”, sino que lo hizo con la frente en alto. Su empatía con los indefensos y su indignación ante la corrupción (elementos claves del buen periodista) casi le cuestan su excelencia académica y hasta su carrera entera.
Pero a base a sudor y lágrimas, logró vencer cada obstáculo (los académicos fueron los más fáciles) y estoy seguro de que –irónicamente– su nombre será motivo de orgullo para su alma mater, junto al de otros egresados que escaparon de las garras de los medios corporativos y hoy son periodistas reconocidos por su compromiso social.
Su logro cobra aún más relevancia si se considera que su carrera coincidió con la ola de violencia más grave en la historia reciente de México, especialmente en el norte, donde el fuego cruzado cobró vidas de estudiantes y ubicó al país como el más peligroso del mundo para ejercer el periodismo.

La maduración
Para los sueños, el tiempo puede ser un arma de doble filo. Por un lado, los alimenta, los hace crecer; por el otro, los desinfla. Por suerte, en este caso, el anhelo no sólo ha logrado sobrevivir a las épocas de apatía, sino que ha madurado al ritmo de las experiencias adquiridas. Al andar haciendo camino, se van despejando dudas y nacen nuevos objetivos.
Y es que la experiencia intercambiada con los demás caminantes enriquecen al viajero y lo inspiran. Me pasó con Jamerboi, ese argentino loco que conocí en Baja California en el primer año de su recorrido Alaska-Argentina ¡en bicicleta! Su interés por darle un sentido social a su reto personal me inspiró casi tanto como sus viajes a la Antártida.
Fue por él que conocí la labor que hacen las Aldeas Infantiles SOS para proteger a los niños en situaciones de riesgo en Latinoamérica. Y aunque ni él, ni esa organización lo saben aún, la misión de divulgar su labor será uno de los ejes de este proyecto.

Otro mundo es posible
El tiempo también ha jugado a favor del proyecto en otro aspecto: tras años de apatía ante el banquete neoliberal de políticos y empresarios, la sociedad se está movilizando para tomar las riendas de la democracia.
Ya sea porque se acerca el esotérico 2012 o porque el avance de la tecnología hace que la brecha entre ricos y pobres sea más paradójica e insultante, o porque el mundo está al borde del eco-suicidio, lo cierto es que los vientos de cambio están soplando con más fuerza desde el sur.
Las manifestaciones mundiales que llegaron hasta el corazón financiero de Estados Unidos son prueba de ello. Tanto en el sur como en el norte, los movimientos ciudadanos están actuando no por prebendas, sino por la necesidad de generar cambios profundos en las estructuras de gobierno, las cuales han sido secuestradas por la partidocracia al servicio del dinero.
Por primera vez en la larga noche de los quinientos años, la exigencia de un cambio real en América no proviene de una clase privilegiada ni de una masa de trabajadores, sino de gente de todas las clases que se rehúsan a seguir siendo cómplices del exterminio y la involución.

Con ellos y por ellos
Así las cosas, la idea de recorrer el continente de polo a polo ha madurado en consonancia con ese espíritu de cambio que ahora mismo permea en todo el planeta. Lo importante ya no es el recorrido, sino la gente que queremos conocer.
Inspirados por los defensores, los trabajadores sociales y todos aquellos que están recuperando los valores perdidos para heredar un mundo mejor, este humilde caminante se prepara para hacer su primer viaje de vida.
El combustible será la energía de quienes, de una u otra forma, nos inspiran: Jamerboi, las Aldeas SOS, Jack Fresco y su Proyecto Venus, el Biblioburro, el Arma de Instrucción Masiva, el genio Eduardo Galeano, los cineastas de la escuela de Moore, escritores comprometidos como Naomi Klein, los movimientos 15-M y OWS, las organizaciones que luchan por garantizar los derechos humanos, y otros tantos que desde el anonimato están empujando para volver a poner este mundo sobre sus pies.
Por ellos y para ellos, recorreremos esa vía alternativa con la esperanza de estrechar esas manos que están forjando un futuro más promisorio.
Será un placer aprovechar este espacio que generosamente brinda Pausa para compartir esta nueva travesía.
Será, eso sí, en 2012.

A Ezequiel Nieva, al equipo y a los lectores que hacen posible esta publicación, mi más profundo agradecimiento...

Publicada en Pausa #88, miércoles 7 de diciembre de 2011

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