El Tesoro de Estados Unidos anunció que el 2 de agosto entrará en default y que no podrá pagar el funcionamiento del Estado mismo, excepto que republicanos y demócratas lleguen a un acuerdo y eleven el tope de deuda que puede contraer el país del norte. La decisión depende de un consenso legislativo.
El máximo aceptado de endeudamiento es de U$S 14 billones (millón de millón). Y ya se lo alcanzó el 16 de mayo. Desde entonces, no se sabe de dónde proviene la moneda de un Estado cada día más deficitario.
El conflicto legislativo pasa por una decisión básica: ¿qué conviene en recesión: cobrar más impuestos (demócratas) o recortar aún más el gasto del Estado (republicanos)? Al borde del abismo crediticio y de una nueva explosión de la crisis financiera mundial en curso, sobresale una medida por nosotros conocida, tentativamente acordada por ambos bandos: cambiar el modo en que se mide la inflación en función de achicar el pago de jubilaciones y las deducciones impositivas, que se encuentran vinculadas al guarismo oficial. Tal como la tasa CER de los bonos de deuda argentina lo está respecto del IPC del Indec. Así, Barack “Polémico” Obama espera reducir 300.000 millones de rojo.
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