Tres concejales en Rosario metió Ciudad Futura, el partido político del Movimiento Giros. Hablamos en Pausa en el Aire, por radioeme.com (FM 96.3), con Juan Monteverde, la cabeza de la lista que ahora llega, desde el territorio, al Concejo.
"Somos una propuesta real a la izquierda del socialismo", "Vamos a gestionar tres bancas en el Concejo y vamos a disputar la intendencia en 2019", "Durante el año pasado comenzamos un proceso de provincialización. Lo que enamora es la forma de construcción política", son algunas de las frases del concejal electo, que sintetiza la visión de Ciudad Futura en: "No queremos ser una tribuna de denuncia, sino un nuevo instrumento político".
El audio completo de la entrevista, aquí
Pausa en el Aire, todos los miércoles de 22.00 a 24.00 por radioeme.com (FM 96.3)
jueves, 25 de junio de 2015
"La gente vio al peronismo con vocación de poder, de cambio serio con gestión", Omar Perotti en Pausa en el Aire
El diputado Omar Perotti, ahora candidato a Senador nacional por el Frente para la Victoria, habló ayer con Pausa en el Aire por radioeme.com (FM 96.3) y abordó todos los asuntos: su futura candidatura, la pasada elección a gobernador, la reconstrucción del peronismo santafesino, críticas la boleta única como sistema electoral y hasta el futuro de Miguel Torres del Sel como político.
"La gente vio al peronismo con vocación de poder, de transformación, de cambio serio con gestión", dijo Perotti. Aquí el audio completo de su entrevista con Pausa en el Aire.
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"La gente vio al peronismo con vocación de poder, de transformación, de cambio serio con gestión", dijo Perotti. Aquí el audio completo de su entrevista con Pausa en el Aire.
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"Vamos a tener un gobierno Frentista, con más pluralidad", Lifschitz en Pausa en el Aire

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miércoles, 24 de junio de 2015
Una breve historia de la interna presidencial
Por Alejandro Horowicz
Una regla no escrita, pero de estricta observancia, organiza
el poder presidencial: el presidente en ejercicio elige su sucesor. El sistema
se materializa mediante un plebiscito de legitimación, las elecciones. Antes de
1916, con padrón restringido organizado por la minoría gobernante; después, con
padrón universal. Cambiar de padrón era cambiar de candidato, y Roque Sáenz
Peña al hacerlo determinó que el jefe de la Unión Cívica Radical,
sin consultar a nadie, fuera el nuevo presidente de los argentinos. Las urnas
convalidaron esa decisión.
El primer peronismo (1945-1955) nunca tuvo interna. El 17 de
octubre plebiscitó al caudillo del movimiento. Era la primera vez que una
mayoría plebeya decidía. La irrupción de los trabajadores dio otra dimensión a
la democracia política, antes como eran extranjeros no votaban. Con las patas
en la fuente, tras tres jornadas de movilización obrera, los “cabecitas negras”
conquistaron el derecho a decidir. Sin partidos con pasado, en medio de una
lúcida algarabía, los jefes de octubre organizan la estructura política del
único presidenciable: el Partido Laborista.
Juan Domingo Perón, el candidato sin experiencia, supo que
sin la organización obrera (“la columna vertebral”) no vencía, pero si solo
contaba con los trabajadores tampoco. Con un girón del tronco radical obtuvo el
plus requerido. Esa masa en ebullición desde abajo organizó la campaña,
consignas escritas con carbón en paredes caleadas, sin asesores de imagen; y
ante la estupefacción de los grandes diarios y de los cogotudos de la
judicatura, logró que un oficial recién
casado, con una “actriz”, de algo más de 50, accediera al sillón de Rivadavia. Nunca había sucedido.
Eso sí, al día siguiente de la victoria el general se ocupó
en desarmar pieza por pieza el laborismo, liquidando su dirección política,
para luego fusionar sin debate a radicales sin votos y gremialistas con
obreros, junto a comunistas y anarquistas mixturados con
nacionalistas católicos de misa diaria y confesión perpetua; y que semejante
rejunte fuera sometido a la bota de una flamante burocracia sin méritos; el
general cristalizó un organigrama tan abultado como inútil. Y cuando fue
preciso defender el gobierno, en la crisis con la Iglesia Católica ,
durante el muy tenso año 55, quedo claro que ni aun convocando a John William
Cooke para dirigirlos, servían.
El segundo peronismo (1955-1972) tampoco tuvo interna, ya
que Perón y el peronismo estaban proscriptos. Y a la hora de votar el dilema
era simple: en blanco o por candidato ajeno, como Arturo Frondizi en el 58. El
peronismo vivía recluido en los sindicatos, fuera de ellos apenas existía,
mientras su dirección soñaba, cuando lo
hacía, con la
Revolución Nacional , que no era otra cosa que la confluencia
de las Fuerzas Armadas y los dirigentes sindicales. En 1966 se retradujo como
encuentro entre el general Juan Carlos Onganía y Augusto Timoteo Vandor,
secretario general de los metalúrgicos. En el ínterin, Perón desde Madrid escribía
las cartas peligrosas que cada cual leía como le venía en gana. El hilo
político tendió a volverse crecientemente laxo. El Cordobazo, en mayo del 69,
cambia las cosas reabriendo la interna. Los partidos dejan de invernar, y la
dinámica política adquiere otra coloratura. Las organizaciones guerrilleras
irrumpen, y la militancia se transforma en propuesta generacional, desde el
horizonte de la
Revolución Cubana.
La proscripción política del movimiento popular se terminó
volviendo inviable. El tercer peronismo
(1973-1974) se organizó sobre la base del regreso del general a la patria
y el “luche y vuelve” vertebró a los
sectores dinámicos. No alcanzó. Que Héctor José Campora encabezara la boleta
del Frejuli (Frente Justicialista de Liberación) remitió a esa incapacidad: una
mayoría que no pudo, no supo defender en las calles su derecho a la democracia.
Ni la lucha impuso la candidatura del general, ni Perón impulsó la abstención
revolucionaria. Esto es, se avino a los términos de Alejandro Agustín Lanusse,
y el 11 de marzo de 1973 los argentinos
votamos.
El 20 de junio de ese año, en Ezeiza, se produjo la
movilización de masas más importante de la historia nacional: dos millones de
compatriotas se movilizaron, pero el general faltó a la cita. El avión que lo
traía de Roma fue desviado a Morón, el discurso del 21 no se podía pronunciar
en la asamblea popular del 20. Y así se
libró esa interna, Perón empujando a Cámpora fuera de la Rosada , a los gobernadores
díscolos (Buenos Aires, Córdoba, y Mendoza) a la calle y a los militantes de la
tendencia revolucionaria a las universidades. Hasta que el 1° de Mayo de 1974
el general parte en dos el movimiento al echar a los Montoneros de la Plaza , y María Estela
Martínez de Perón, tras la muerte del general, los expulsa de la Universidad (misión
Ivanissevich) y los aplasta militarmente (Operativo Independencia). En su
postrer discurso, 12 de junio, Perón que se sabía enfermo, consagró al pueblo
como su “único heredero”. Habida cuenta que su mujer era la vicepresidenta por
propia decisión, no era poco decir. Y después cayó la noche.
A partir de 1983
Carlos Menem le gana la interna a Antonio Cafiero. Antes, presenciamos la batalla entre Raúl Alfonsín y Fernando de
Tras presidir dos turnos, y fracasar en la re-reelección,
Menem se ocupa que Eduardo Duhalde no
sea presidente. Y lo logra. El estallido de 2001 concluye en las elecciones
2003; el presidente provisional, en respuesta al “que se vayan todos”, inventa
la interna externa: tres candidatos presidenciales compiten con los colores
peronistas y Néstor Kirchner, al presentarse solo a la segunda vuelta (Menem se
fuga), termina ingresando a Balcarce 50.
En 2007 Kirchner tiene oxígeno para continuar, pero prefiere
que Cristina Fernández se haga cargo, sin interna. Una franja residual acompaña
al disconforme Duhalde y Chiche todavía
ocupa una banca en el Senado. La muerte de Néstor cambia las cosas y la
sucesión se transforma en problema político de primer orden.
En la tradición peronista el sucesor es el “enemigo”, no hay
herederos naturales, y los que pintan son corridos y reemplazados por los que
no pintan. Una ley muda de selección al revés opera todo el tiempo. Por eso, uno que apenas pintaba,
pero que no vaciló en proclamarlo, terminó encabezando la boleta del Frente
para la Victoria.
Para que Daniel Scioli ocupe la pole position, la presidenta
tuvo que clausurar la interna. El gobernador ganaba de todos modos, pero la
mera posibilidad numérica de que Mauricio Macri saque algún voto más que Scioli
precipitó la decisión. Un error. Imposible saber si los votantes de Florencio
Randazzo sufragarán por Scioli, imposible saber si parte de los que votaban al
gobernador no lo hacían contra Randazzo, imposible saber si el desinfle de
Sergio Massa, la fuga de sus votos, no volverá a cambiar los numeritos.
Una decisión democrática fue sustituida por el dedo
presidencial: los militantes aprehenden. El poder está en la Casa Rosada , la
presidenta manda. Bajo el régimen presidencialista el poder de Cristina es
grande; pero después del 10 de diciembre mandará Scioli. La continuidad
política nunca se resuelve administrativamente. No alcanza con confeccionar
adecuadamente las listas de diputados y senadores, ni la de los gobernadores y
sus vices. Duhalde poroteó todos esos cargos en 2003 y en 2005 ya había sido
neutralizado.
Es cierto que Scioli no es Kirchner, pero tendrá el mismo
poder en condiciones sumamente complejas. Cómo lo usará no deja de ser la
incógnita, y a decir verdad ni el propio gobernador tiene cómo saberlo. Dicho
de un tirón: imaginemos al hombre que se propone honrar todos los acuerdos, o
imaginemos lo contrario. Da igual. Las crueles circunstancias y su modo de
abordarlas terminaran por despejar tan delicada incógnita.
lunes, 22 de junio de 2015
Inundados e inundadores en las listas nacionales
Binner, Perotti y Reutemann animan la principal pelea: uno
de los tres quedará afuera del Congreso. Aparecen dirigentes del movimiento de
inundados como precandidatos. Santa Fe renueva sus legisladores nacionales el
mismo día de la elección presidencial.
Por Ezequiel Nieva
Pasados los comicios locales, la segunda mitad de 2015
estará dominada por la elección nacional, que no es cualquier elección: los
argentinos vamos a elegir presidente para los próximos cuatro años y además se
renovará parcialmente el Congreso. La novedad es que, además, se votarán por
primera vez representantes para el Parlasur.
Las primarias serán el 9 de agosto y las generales el 25 de
octubre. Ese día Santa Fe renovará sus tres senadores nacionales –dos para el
partido ganador y uno para el que resulte segundo– y 10 de sus 19 diputados. La
elección más atractiva será la del Senado, donde se enfrentarán tres pesos
pesados: Hermes Binner, Omar Perotti y Carlos Reutemann.
El ex gobernador Binner encabeza la propuesta del Frente
Progresista, que no lleva boleta presidencial. El actual diputado nacional Omar
Perotti va por el Frente para la
Victoria pegado a la boleta de Daniel Scioli. El senador
Reutemann, que ocupa una banca por el PJ, lidera en la provincia la propuesta
del PRO, acompañando al candidato presidencial Mauricio Macri.
La principal novedad, este año, la dio el Frente Popular, que postula a Víctor De Gennaro como presidente y que inscribió, en la provincia, como precandidato a senador
nacional a Jorge Castro, actor civil de la causa inundación, y también a María Claudia
Albornoz, referente de la
Carpa Negra de los Inundados, como precandidata a diputada
nacional.
Castro y Albornoz han puesto énfasis en acusar a Reutemann, actual
aliado de Macri, por las siete muertes ocurridas en Rosario entre el 19 y el 20
de diciembre de 2001 y por la inundación de Santa Fe ocurrida en el año 2003.
La propia Albornoz lideró, el pasado 11 de junio, un escrache contra el ex gobernador en el Puerto de Santa Fe, durante el cierre de campaña del PRO.
Las principales candidaturas en la provincia
Frente Progresista
* Senado: Hermes Binner (PS) y Marta Speranza (MAR-UCR,
Reconquista)
* Diputados: Hugo Marcucci (UCR de Santa Fe, Grupo
Universidad), María de los Ángeles González (actual ministra de Cultura de la
provincia), Mónica Peralta (GEN), Pablo Lamberto (secretario general de la Juventud del PS) y Juan
Cruz Cándido (UCR)
* Parlasur: Juan Carlos Zabalza (lista nacional) y Carlos
Comi (lista regional)
Frente para la
Victoria
* Senado: Omar Perotti y Marilin Sacnun
* Diputados: Marcos Cleri (La Cámpora ), Silvina Frana
(PJ de la ciudad Santa Fe), Alejandro Ramos (secretario de Transporte de la Nación ), Lucila De Ponte
(Movimieto Evita) y Claudio Tesini (La Cámpora )
* Parlasur: Agustín Rossi (nacional) y Diego Mansilla
(regional)
PRO
* Senado: Carlos Reutemann y Alejandra Vucasovich
* Diputados: Anita Martínez (candidata a intendenta en
Rosario, derrotada el 14 de junio por Mónica Fein), Lucas Incicco (apoderado de
Unión PRO en Santa Fe), José Núñez (referente provincial de la Fundación Pensar ),
Astrid Hummel y Francisco Orell (Jóvenes PRO)
* Parlasur: Lilia Puig de Stubrin (dirigente de la UCR , en el tercer lugar de la
nómina nacional) y Gonzalo Mansilla de Souza (lista regional)
Frente Renovador
* Senado: Eduardo Romagnoli
* Diputados: Alejandro Grandinetti, Vanesa Massetani y
Guillermo Ramonda
Frente de Izquierda y de los Trabajadores
* Senado: Franco Casasola (PTS)
* Diputados: habrá internas entre el candidato del PTS
Octavio Crivaro y su rival del Partido Obrero Jorgelina Signa, quien acaba de
renovar su banca en el Concejo Deliberante de San Lorenzo
* Parlasur: Virginia Grisolía (PTS, candidata regional)
Las dos únicas agrupaciones que tendrán internas son el
Frente Popular y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT).
En el primero, dirimirán la candidatura a senador el actor civil de la causa
inundación Jorge Castro y Alejandro “Cacho” Parlante, en tanto que por las de
diputados habrá una compulsa entre las listas que encabezan Jimena Sosa y
Marcelo Fernández por un lado, y Luciano Molina y María Claudia Albornoz por el
otro.
Los que se van
El 10 de diciembre, cuando se renueve parcialmente el
Congreso Nacional, 13 legisladores que representan a la provincia –10 diputados
y tres senadores– dejarán sus bancas, aunque algunos –como Carlos Reutemann y
Marcos Cleri– son candidatos a renovar sus mandatos.
Los tres senadores que dejarán sus cargos son Reutemann y
Roxana Latorre –electos en 2009 por Santa Fe Federal, el nombre que utilizó ese
año el ya extinto Peronismo Federal para participar de los comicios– y el
socialista Rubén Giustiniani, recientemente electo como diputado provincial.
También se irán del Congreso 10 de los 19 diputados
nacionales que representan a Santa Fe y que fueron electos el 23 de octubre de
2011: cinco del Frente Progresista (los socialistas Juan Carlos Zabalza, Élida
Rasino y Omar Barchetta, Fabián Peralta del GEN y Antonio Riestra del partido
Pares) y cinco del Frente para la
Victoria (Omar Perotti, Marcos Cleri, Claudia Giaccone,
Silvia Simoncini –ambas diputadas provinciales electas– y Oscar Martínez, quien
en 2013 se pasó al Frente Renovador).
Los que siguen
Electos en 2013, tienen mandato hasta diciembre 2017 otros
nueve diputados nacionales que representan a la provincia: Josefina González y
Eduardo Seminara (Frente para la
Victoria ), Hermes Binner, Mario Barletta, Alicia Ciciliani y
Pablo Javkin (Frente Progresista) y Gisela Scaglia, Ricardo Spinozzi y Luciano
Laspina (Unión PRO Federal).
El líder del PRO santafesino, Miguel Torres del Sel, había
sido electo en 2013 como diputado nacional, pero dejó su banca a principios de
este año para competir por la gobernación (su lugar lo ocupó Laspina).
Si Binner resulta electo senador nacional, su lugar en José Corral: “De los conflictos uno siempre tiene aprendizajes”
El Birri, Playa Norte, Parque Alberdi, la controvertida GSI,
las elecciones y el mapa político en la ciudad: el intendente habló con Pausa y
no dejó ningún tema sin abordar.
Por Milagros Argenti
El intendente reelecto dialogó con Pausa en el Aire sobre
tres de las controversias que más tinta y teclado han consumido: El Birri,
Playa Norte y Parque Alberdi. También se refirió a la cuestionada Guardia de
Seguridad Institucional (GSI). Además, hizo un análisis sobre las últimas
elecciones y habló de los compromisos asumidos en la última campaña.
La charla tuvo lugar a través de Radio Eme (FM 96.3) en el
programa Pausa en el Aire (miércoles de 22 a 24).
—Durante los cuatro años de su gestión hubo una serie de
conflictos con movimientos sociales: El Birri, Manzanas Solidarias (que trabaja
en Playa Norte) y la Asamblea
del Parque Alberdi. ¿Hace alguna autocrítica respecto de dichos conflictos?
¿Planea llevar adelante un modo diferente de relación con esos movimientos, que
trabajan por la ciudad pero desde una perspectiva completamente diferente a la
de ustedes?
—De los conflictos uno siempre tiene aprendizajes y yo creo
que son normales en una sociedad plural y abierta —señaló Corral—. El tema es
que se puedan canalizar por las vías de las instituciones. Y, por supuesto, que
signifiquen un aprendizaje para todos.
Hasta allí, la respuesta resultaba generalizadora y, por lo
tanto, vaga. Pero hubo explicaciones más puntuales, tópico por tópico. Veamos.
El Birri
Con referencia al intento de la Municipalidad de desalojar y refuncionalizar el Centro Cultural El Birri, que provocó gran revuelo y
episodios de tensión en febrero de 2013, el mandatario local evaluó:
—Terminó con un final feliz. Estamos muy satisfechos porque
ha significado un crecimiento del centro cultural y también un trabajo con el
barrio. Tuvimos un convenio en el que [ambas partes] nos comprometimos a cosas
que mutuamente nos reclamábamos: algunas seguridades del edificio y usos
adecuados para el mismo que pedíamos nosotros, y algún apoyo en cuestiones
técnicas, fondos, etc., al que nosotros nos comprometimos. Ahora que me hacen
acordar, deberíamos retomar ciertas cosas pendientes, como arreglos que
pensábamos hacer con fondos municipales.
Playa Norte
Desde principios de la gestión de Mario Barletta (2007-2011)
en adelante, los vecinos de Playa Norte vienen resistiendo presiones para
abandonar sus precarias viviendas y algunos hasta han soportado la demolición violenta de las mismas. La justificación del oficialismo: el Plan de
Ordenamiento Urbano –que en verdad fue aprobado a fines de dicha gestión, y por
lo tanto dos años después del inicio de aquellas acciones– y la necesidad de consolidar el reservorio en esa zona de la laguna Setúbal. La
sospecha de las organizaciones que trabajan en el lugar: el jugoso negocio
inmobiliario que allí se cuece. Son cuadras enteras de valiosísimos terrenos
con vista a la laguna.
José Corral, el día después de las elecciones, en barrio Las Flores. "La gente ya no busca una solución asistencial de corto
plazo, sino una solución de fondo en el barrio", sostiene el intendente.
Sobre el tema, Corral aseguró que “no hay conflicto con
Manzanas Solidarias” y aclaró: “Lo que hay son miradas diferentes de lo que
tenemos que hacer, pero yo creo que no son contradictorias. Hubo un trabajo muy
valioso de esa asociación cuando había una ausencia absoluta del Estado, y
cuando hace algunos años aparece el Estado con una planificación y con
intervenciones concretas (de tipo hídrico y de mejoramiento del barrio), no
encontramos la manera todavía de fijar el rol de cada uno y sumar un trabajo
que signifique un beneficio para esas comunidades, como sí lo hicimos con otras
organizaciones que se ocupan del tema hábitat en la ciudad, como Los Sin Techo.
Yo apuesto a que lo podamos hacer. Tenemos algunas ideas, pero queríamos que
pase el tiempo electoral, que siempre es de mayor crispación”.
Parque Alberdi
En junio de 2014 un acampe en el Parque Alberdi paralizó
primero y luego dificultó el progreso de las tareas de construcción de las
cocheras semisoterradas. La disputa quedó zanjada por la Justicia a favor de la
Municipalidad, pero lo cierto es que la asamblea que allí se constituyó puso en
el tapete la necesidad de dar más participación a la ciudadanía en las
decisiones relativas al uso de los espacios públicos. El propio intendente lo
reconoce:
—Lo sucedido fue un aprendizaje para todos. Eso ha motivado
que tengamos alguna prudencia mayor en otras intervenciones, como la de PlazaSan Martín.
No obstante, el mandatario local considera que “el
movimiento que se expresó tenía argumentos genuinos, pero lamentablemente en
todo el año y pico del proceso de debate institucional no se había expresado, a
lo mejor por falta de experiencia”. Porque los manifestantes llegaron “cuando
la obra estaba comenzando”, siendo que dichas instituciones “ya habían resuelto
el tema”.
La GSI
Corral se refirió también a la Guardia de Seguridad Institucional, otra de las controversias que atraviesan su gestión y que más
cuestionamientos ha cosechado:
—A mí no se me escapa que hay alguna discusión respecto de la GSI. Nosotros estamos siempre dispuestos a rendir cuentas ante los
organismos oficiales, de control y de derechos humanos —aseguró, a sabiendas de
que hay críticas desde el Inadi—. Es un grupo de personas que trabaja para el
Municipio y que no tiene armas. Por lo tanto no hay ninguna posibilidad de
abuso en el uso de la fuerza por parte del Estado. No hay una sola denuncia de
hechos corrupción y ya tienen trabajando seis años en situaciones que son
siempre de conflicto —defendió—. Pero también se pueden seguir
profesionalizando. Incluso hemos charlado con la Secretaría de Derechos Humanos
de la provincia para agudizar su capacitación respecto de derechos humanos y
civiles, y de su accionar. Siempre estamos dispuestos a rendir cuentas, pero a
veces el Estado tiene una función de control y de decir “no”. Como en casa, la
autoridad bien entendida a veces tiene que poner límites. La GSI, por ejemplo,
se ocupa de que no haya riesgo en la Avenida Alem, como ocurrió con los
limpiavidrios. Por supuesto que tiene que estar acompañada de otras áreas que
brinden oportunidades y canalicen las necesidades de todos, pero estoy
convencido de que tiene que haber un grupo que se ocupe de estos temas, con
todo el profesionalismo del caso.
Análisis de resultados
Con el (provisorio) 39,19% de los votos a su favor, José
Corral es el primer intendente reelecto de Santa Fe y se deshace en gratitud:
“Aunque constituya una línea humilde en la historia de mi ciudad, es algo por
lo que voy a estar agradecido de por vida”.
—En estas elecciones se dio un fenómeno curioso: en cantidad
de votos usted estuvo, al menos de acuerdo a las cifras del escrutinio
provisorio, un poco por debajo de 2011, pero a la vez ganó en más barrios y
seccionales que en aquel año. ¿Cómo interpreta estos datos?
—Primero, según nuestros cómputos, sumando las mesas que no
se cargaron (el domingo 14) vamos a terminar con 85 mil votos, que es bastante
cerquita de los 88 mil de 2011. Pero, claro, hay más dispersión porque hubo más
propuestas en esta elección. Por eso se dan los dos fenómenos que parecerían
contradictorios: por un lado nosotros sacamos algunos puntos porcentuales
menos, pero con más diferencia respecto del segundo. Con Eduardo Wagner en 2011
teníamos siete puntos de diferencia y ahora con Silvina Frana, 12 puntos. Esto
es porque la grilla fue diferente: en aquella oportunidad había dos candidatos
fuertes y un tercero debajo del 10% (“Chiquito” Campanella); ahora había tres
candidatos fuertes y dos por debajo de los 10 puntos (Degano y Lavini). Eso es
lo que explica que haya por un lado algún voto menos, porque hay más
dispersión, pero que hayamos ganado la mayoría de las seccionales, porque la
distancia con el segundo fue mayor.
—¿Atribuye el triunfo a esa dispersión de la oposición o a
su propia gestión?
—A las dos cosas. Incluso nosotros teníamos encuestas en
escenarios polarizados: ¿qué hubiera pasado si la elección hubiera sido
Corral-Frana? Las encuestas nos decían que igual ganábamos nosotros, con el 48
o 49% y con más diferencia si hubiera sido con Sebastián Pignata.
Modificaciones en el mapa electoral
Según Corral, “en esta elección se consolidó un cambio
profundo del mapa electoral”. Así explica su posición:
—La distribución de los votos en la ciudad es diferente.
Nosotros sacamos muchos más sufragios en los barrios más humildes de la ciudad,
en el oeste y el noreste, que tradicionalmente eran adversos al Frente
Progresista, y obtuvimos menos en los lugares más céntricos, donde hizo una muy
buena elección Silvina Frana. En la sexta sección (Barranquitas, Villa del
Parque, San Pantaleón), llegamos al 43%, por encima del promedio; incluso en
Alto Verde: 44%. Eso es interesante porque significa que el Frente Progresista
está consolidando un electorado no tradicionalmente nuestro, sino más bien
cercano al justicialismo.
La palabra empeñada
Para el intendente, “en el balance la gente puso lo que
valoraba a favor”, pero el resultado le exige ahora “un gran compromiso”. “Creo
que en el fondo lo que nos están diciendo es: ‘bueno, a lo mejor no tuvieron la
oportunidad de priorizar tanto, porque hicieron obras en otros barrios, pero
vemos que están bien enfocados, y por lo tanto merecen que los acompañemos’”,
aunque comprende que, al mismo tiempo, los reclamos vendrán de los sectores
hasta ahora postergados.
—Su triunfo en barrios como Yapeyú, Las Flores, Centenario o
en la sección décima (Las Flores, un histórico bastión del PJ), ¿no lo
relaciona con las obras realizadas por el municipio, como los desagües?
—Sin dudas. Hay dos factores que ayudan: el primero que hubo
en muchos lugares de la ciudad obras concretas que han mejorado la situación
real y eso el vecino lo valora y lo transforma en un resultado electoral, como
es el caso del suroeste, que era bastante adverso para nosotros electoralmente.
Pero entre la primaria y la general nosotros sacamos más de 30 mil votos. En
las Paso la lista nuestra tuvo 53 mil votos y 10 mil Pablo Farías, o sea que
sumamos 63 mil votos [para el Frente Progresista]. Ahora obtuvimos 85 mil. Yo
creo que hay una buena parte que tiene que ver con la expectativa de las propuestas
que hicimos durante la campaña sobre la
elección general, en particular el Plan Norte. Y la expectativa de que vamos a
cumplir.
Del asistencialismo a las obras
Corral evalúa que el reclamo de los santafesinos ha mutado
de forma, en varios sentidos:
—Antes había una idea de que se hacían las obras en el
centro y no en los barrios, ahora la cuestión es “¿cuándo le toca a mi
barrio?”. Hay necesidad de que lleguemos a todos, y eso, me parece, es un salto
de calidad. Por otro lado, también hay un salto de ciudadanía, porque frente a
situaciones complicadas como las inundaciones, en el pasado se exigía dinero,
colchones o bolsones, y eso se ha transformado ahora en pedido de obras. La
gente quiere de verdad vivir mejor y tener el derecho que tienen todos a las
obras de infraestructura. Ya no busca una solución asistencial de corto plazo,
sino una solución de fondo en el barrio.
Escuchá acá la entrevista completa realizada el miércoles 17
de junio en Pausa en el Aire:
sábado, 20 de junio de 2015
Saer: el litoraleño universal
ESPECIAL: DIEZ AÑOS SIN SAER | Un recorrido por su obra, de la
mano del crítico Rafael Arce.
Erigir un estilo propio después de Borges, hablado no sólo
de literatura argentina sino también castellana (y con magnitud más discreta,
la universal), resulta una necesidad que cada escritor perseguiría de acuerdo a
varias cuestiones: ¿cómo no ir detrás de una fórmula que ha alzado un nuevo
paradigma, casi una tradición casi litúrgica? O ¿es posible desapegarse por
completo de la influencia? Rápidamente podría decirse que aquella “fórmula” no
se encuentra en ningún recetario y que es imposible ignorar de manera
definitiva el legado borgeano. En 1960, cuando Juan José Saer publicó su primer
libro de cuentos (En la zona), y aunque se le atribuyeron matices de aquél
autor, también se vislumbraban algunos elementos que formarían parte de la
paleta de recursos empleados por el nacido en 1937 en Serodino, a 125
kilómetros de Santa Fe: no se habla, como en otros casos, acerca de “etapas” de
su obra (o sea, se dejan al costado categorías como “joven”, “moderno”,
“viejo”, “clásico”) sino que se la suele reconstruir como un programa, una
unidad por entregas. Unidad que, sin embargo, “constituye uno de los aspectos
más vanguardistas de su labor, puesto que incluso el encaje de sus piezas es
algo móvil, dinámico”, apunta Rafael Arce, autor de Juan José Saer: La felicidad
de la novela, publicado este año.
Saer, que gustaba de pasar seguido por la ciudad, fue la última gran figura de la literatura argentina.
La aparición de escenarios recurrentes como Rincón,
Colastiné o el río Paraná, descritos con delicadísima mesura, es uno de los
rasgos distintivos de la prosa saeriana, compuesta como una mixtura de Faulkner
(quien habitualmente situaba sus ficciones en el condado de Yoknapatawpha) y
Juan L. Ortiz, celebérrimo entrerriano descriptor de paisajes litoraleños. Esa
unidad de lugar no es un simple capricho por cargar de mística a los espacios
natales, sino que operan como evidencia de que no hace falta mudarse a
escenarios exóticos para experimentar una sensación de relación con el resto
del universo.
“No hay al principio nada, nada. El río liso, dorado, sin
una sola arruga, y detrás baja, polvorienta, en pleno sol, su barranca cayendo
suave, medio comida por el agua, la isla...” se lee en Nadie, nada, nunca (1980), libro en el que se pone
en funcionamiento otro de los mecanismos que permite que cada texto opere para
una misma máquina: el protagonismo a cargo de personajes como Tomatis o Pichón
Garay, que no son evocados en varios relatos porque sí, sino que, como comenta
Arce “son iluminados u oscurecidos según el argumento del relato lo requiera;
así se da el desplazamiento de los protagónicos, de modo que el respaldo de los
mismos núcleos espacio-temporales permite también el juego de narrar lo mismo
pero desde distintas perspectivas”.
El factor Saer
Habida cuenta de esos préstamos literarios, esos movimientos
combinados que la crítica fácilmente reconoce habilitan nuevos caminos cuya
impronta es decididamente propia del santafesino autor de cinco libros de
cuentos, uno de poemas, cuatro de ensayos y doce novelas. Esta marca se patenta
en los repetidos y extensos párrafos en las que se apunta con riguroso
detallismo cada partícula del entorno que se relaciona con el cuerpo no sólo
físicamente, en torno a las percepciones, sino también a nivel abstracto,
filosófico; cavilaciones e interrogaciones acerca del estatuto de la verdad, el
tiempo o el conocimiento, no son ajenas a la literatura sino que también son interrogantes
y preocupaciones que le conciernen: “Yo soy ante todo un hombre de letras que
basándose en inquietudes propias ha tratado de aprovechar las posibilidades
literarias de la filosofía, de la metafísica y de las matemáticas, pero desde
luego no tengo ninguna autoridad para hablar como filósofo, ni como hombre de
ciencia, ni como matemático”, le apuntó su admirado Jorge Luis Borges en un
encuentro que se sucedió entre ambos el 15 de junio de 1968 en Santa Fe.
Entonces, se entiende que en la narrativa saeriana exista
preocupación que tiene que ver con los cuerpos materiales que se relacionan con
otros en un marco espacial, una “filosofía materialista”, según la crítica, que
tiende a una reivindicación de la experiencia. Tan habituados a la lógica científica,
a través de la cual se desprenden alargadas extensiones de clasificaciones y
categorías, en novelas como El limonero real (1974), un isleño vuelve a andar
una jornada densa haciendo la propia réplica de Ulises o de la Odisea misma con Rincón
como escenario, con una bruja de pueblo como Circe, con un tuerto como Cíclope.
De esta manera, quien fuera docente de la Universidad Nacional
del Litoral y de la
Universidad de Rennes ensayó un gesto de provocación durante
el auge del realismo mágico latinoamericano. De esta misma novela se han hecho
eco otros lenguajes del arte como es el caso de Jorge Fandermole con su canción
homónima del disco Navega (2002) y la noticia reciente de la adaptación
cinematográfica de Gustavo Fontán, que se rodó íntegramente en Colastiné
durante marzo. A propósito de este género, cabe rescatar que Saer escribió los
guiones de Palo y hueso (Nicolás Sarquis, 1968) y Las veredas de Saturno (Hugo
Santiago, 1985).
Borradores inéditos: Papeles de trabajo IV es el volumen de
ensayos que saldrá publicado antes de fin de año. Recién a una década de su
licencia definitiva, el éxito editorial alcanza a un autor que, desentrañando
la mística litoraleña, se ganó un lugar en el canon de literatos argentinos. Si
bien ese lugar privilegiado era algo que estaba lejos de su simpatía, su
trabajo bien lo vale, incluso hasta en esa única oración que llegó a escribir
para el capítulo final de La grande (2005), la que sería su novela más extensa:
“con la lluvia, llegó el otoño; y con el otoño, el tiempo del vino”.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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El Deportivo Saer mira la Copa
ESPECIAL: DIEZ AÑOS SIN SAER | En un extraño juego, la literatura de Juan José Saer y las
pasiones deportivas –con el fútbol como estrella absoluta–, se conjugan en este
texto que nos regala el periodista Ariel Scher.
Por Ariel Scher
Los tres delanteros del Deportivo Saer se llamaban Nadie,
Nada y Nunca, pero ese no era el rasgo sobresaliente del equipo. No podía serlo
porque en el Deportivo Saer no había ni socio ni hincha ni jugador ni mozo que
no supiera de atrás para adelante y de adelante para atrás Nadie, nada, nunca,
novela cumbre de Saer, de Juan José Saer, el escritor santafesino que le daba
nombre, sentido, estilo y vida a cada pelotazo y a cada penal en ese club. Lo
sobresaliente, lo que de verdad resultaba sobresaliente, era que ni hinchas, ni
socios, ni jugadores ni mozos tenían la más mínima idea de si a Saer, maestro
del lenguaje y de los libros, talento mayúsculo que nació en 1937 y murió en
2005, le había gustado el fútbol.
“Le gustaba, desde luego que le gustaba”, vociferaba el tío
de Nadie, que se llamaba Juan o Pedro o José, pero ni Nadie ni nadie lo llamaba
de esa manera porque él exigía que le dijeran Tomatis, como el emblemático
personaje que Saer introdujo en muchos de sus textos.
“Le gustaba”, insistía, imbuido de su ser Tomatis y de su
entrenamiento como lector de Saer. Y, mientras analizaba partidos de la Copa América de Chile
–una Copa comenzada el día en el que se cumplían diez años de la muerte de Saer
en París–, recordaba que en Nadie, nada, nunca reluce un concepto del juego. Lo
enuncia un entrenador: “El fútbol es, antes que nada, armonía y combate”.
Otra imagen de Saer, también en la Costanera de la ciudad donde inició con su escritura.
Muchos le cuestionaban a Juan o Pedro o José o Tomatis esa
afirmación. Un mozo –alguien autorizado porque las obras de Saer traen unos
cuantos mozos– se la refutó feo con el dato de que Tomatis, justo Tomatis, se
manifiesta en La grande, la novela póstuma de Saer, “ridiculizando el deporte y
proclamando sin mentir que nunca había entrado en una cancha de fútbol”.
“No sé si lo suyo era el fútbol”, soltaba el mozo. Para él,
Saer, que abordaba cada cuestión aparentemente menor del mundo y la contaba
como si fuera el mundo entero, portaba el secreto para definir las cosas y,
entre las cosas, los deportes. Como certificado, ahí circulaba, entre los
ensayos de El concepto de ficción, un resumen saeriano del ajedrez: “El ajedrez
es una metáfora de la amistad aunque su decurso sea una batalla”. Y, para dejar
en claro que su condición de mozo no lo volvía un hablador sin pruebas como otros
mozos, rescataba a un personaje de Saer, Mauricio, quien, en Glosa, otra
novela, batalla afectuosamente en el ajedrez con cuatro rivales al mismo
tiempo.
Desde una visión u otra, en lo que sí coincidían socios,
hinchas, jugadores y mozos del Deportivo Saer era en que quienes representaran
al club debían comportarse sobre el césped respetando la lógica con la que Saer
edificó su literatura.
En ese punto, más que las percepciones del Tata Martino o de
Jorge Sampaoli, los deportistas aprendían el título del libro que la escritora
Florencia Abbate enhebró sobre Saer: El espesor del presente. Y, más que
especular sobre las magias de los pies de Neymar, se entrenaban en una
explicación de la especialista Beatriz Sarlo. Esta explicación: “Saer fue
siempre original porque eligió extenderse en la narración de acciones que,
habitualmente, la ficción calla o simplemente menciona. Se puede escribir:
‘ella cosió el botón’. Saer lo cuenta a lo largo de cuatro páginas”.
Un córner, en consecuencia, no implicaba para los muchachos
del Deportivo Saer un procedimiento más o menos mecánico por el que trataban de
que la pelota, en vez de estar en la esquina, llegara a la red contraria. No:
en el Deportivo Saer, más que el gol y más que el grito de gol, resultaban
determinantes la mirada del número 11 a la posición del número 10, y el efecto
de una brisa suave que desplazaba de derecha a izquierda los yuyos sobre los
que estaba apoyada la pelota y cómo esa pelota viajaba de unos yuyos a otros
yuyos, y el movimiento de cordones del botín diestro de un volante zurdo que
parpadeaba dos, tres, seis veces.
Nada de confundirse: de todo eso no brotaba un fútbol
agobiante o aburrido. Al contrario, ocurría lo mismo que con la literatura de
Saer: una delicia.
Por si alguien lo olvidó, el centrodelantero del Deportivo
Saer respondía al nombre de Nada. Un crack. Se emocionaba si jugaba Messi, si
aceleraba Agüero o si se contorneaba Alexis Sánchez. No obstante, le comentaba
a Nadie y a Nunca, los wines del equipo, que su ídolo, por encima de esas
superfiguras, era Pedro Gorosito, goleador del club Progreso en los años
cuarenta, según la presentación que le dedica Saer en Cicatrices, otra novela
enorme. Ídolo, sí, Gorosito porque no sólo destinaba su talento deportivo al
fútbol sino que lo expandía hacia la natación.
Santafesino y de río, narrador pormenorizado de remeros y de
remos en El entenado y en El limonero real, Saer le atribuye a Gorosito en
Cicatrices un mérito capaz de generar envidias en cualquier nadador: había dado
brazadas con el mítico Pedro Candioti, un prócer de las aguas abiertas que
llegó a las tapas de los diarios con sus hazañas. Un prócer de las aguas
abiertas mutado, además, en prócer literario porque nadó hasta alcanzar un
sitio en las páginas de Saer.
Es posible que se confundan ciertas gentes para las que el
fútbol es sólo hacer más goles que los demás. Algunas de esas gentes hasta
acaso subestimen la comprensión del juego que distinguía al Deportivo Saer y no
se concentren en cuánta inteligencia circulaba allí en cualquier tiempo y
también ahora, que hay Copa América. Aun así, a esas gentes les hubiera
convenido concederle atención a las deliberaciones que socios, hinchas,
jugadores y mozos desplegaban antes, durante y después de los partidos. La
literatura de Saer les obsequiaba claves. Y ellos, desde esas claves, moldeaban
filosofía futbolera, poesía futbolera, o sea filosofía y poesía. Dominaban
todos que, por caso, en la novela La pesquisa, queda expuesta la preocupación
de Saer por una sociedad que “ha sustituido la plegaria por la compra a crédito
y la veneración de los mártires por la foto autografiada de un jugador de
fútbol”. Y, si Saer se había preocupado, ellos también.
Y más: Juan o Pedro o José o Tomatis solía sugerirle a un
mozo que quien averiguara por qué Saer, en el cuento Palo y hueso, resuelve que
un personaje le ordene a otro “llévelo al fútbol” encontrará el secreto
esencial de tamaña pasión de millones.
Porfiado, casi peleador, observador de los detalles a la
manera de Saer, el mozo retrucaba que si, en algún rincón permanecía guardado
el misterio del fútbol, ese lugar surgía en otro texto de Saer (del que no
largaría el título para que todos lo fueran a rastrear) en el que una ciudad va
siendo ocupada por una inundación. “Del otro lado de la avenida está el estadio
de fútbol”, redactó allí Saer, quien nació en Serodino, un pueblo, pero cuando
se radicó en Santa Fe capital se acostumbró a esperar un colectivo en la cancha
de Unión para ir en busca de una novia.
A Nunca, el wing izquierdo del ataque que compartía con
Nadie y con Nada, le sobraba devoción por el fútbol y por llevar las banderas
del Deportivo Saer a un campo de juego. No por eso mentía. Durante la primera
noche en la que socios, hinchas, jugadores y mozos del club se juntaron para
debatir sobre alguno de los partidos de la Copa América chilena,
confesó que de las aproximaciones de Saer al deporte sus favoritas no provenían
del fútbol. Elegía a Coria, el hombre de rings del cuento El taximetrista
(“Había sido boxeador amateur durante un tiempo, hasta que, durante una
discusión extraprofesional, le vació el ojo de una trompada a un entrenador,
incidente que interrumpió su carrera justo cuando se hallaba a punto de
incorporarse al profesionalismo”), al billar con el que largaba Cicatrices (“Estoy
inclinado sobre la mesa, haciendo deslizar el taco, listo para tirar. La
colorada y la blanca –mi bola es la de punto– están del otro lado de la mesa,
cerca del rincón”) y a la invocación a los Grand Slams que flotaba en La grande
(donde alguien “jugó en torneos internacionales de tenis llegando algunas veces
a las semifinales de Wimbledon y de Roland Garros”).
Pese a esas preferencias, su compromiso con el fútbol y con
las concepciones del Deportivo Saer gozaban de tal intensidad que jamás hacía
una gambeta con una pelota que no fuera multicolor porque así es la pelota que
rebota en La grande.
Unas horas antes del debut de Argentina en la Copa América , los
delanteros Nadie, Nada y Nunca elogiaron al mediocampo que los abastecía en el
Deportivo Saer y se pusieron de acuerdo en que, por más méritos que acumulara,
sería difícil que otro mediocampo, inclusive el de una selección, rindiera
mejor.
Entonces, intervino Juan o Pedro o José o Tomatis, al cabo
un experto, que sacudió el aire con un antiguo ejemplar de la revista El
Porteño en la que Osvaldo Soriano, entrevistado caracterizaba desde la cancha a
los grandes escritores de la época. Allí, se fundamentaba, con seriedad, con
sabiduría y con gracia, el motivo de un mediocampo exquisito. Lo proclamaba a lo
Ramón Díaz, Soriano: “A Juan José Saer lo pondría de ocho: es el que levanta la
mirada y avisa que se viene el contragolpe”.
Sobre aquella entrevista y sobre el enigma de la relación de
Saer con el fútbol polemizaron Nadie, Nada, Nunca, socios, hinchas, jugadores y
mozos del equipo hasta que Argentina entró al estadio para estrenarse en la Copa América.
Curiosamente, ni en esa circunstancia ni en ninguna otra se mostraron incómodos
frente a una situación innegable: hay quienes dudan de la existencia del Deportivo
Saer. “No existe para los que todavía no leyeron a Saer. Cualquiera que empiece
a leerlo, más temprano o más tarde se hará socio, hincha, jugador o mozo del
club”, argumentó Juan o Pedro o José o Tomatis. O ni Juan ni Pedro ni José y sí
Tomatis. Tomatis, por fin Tomatis porque esta vez el mozo lo enfocó casi
conmovido y le dio toda la razón.
Familia fútbol
El periodista y escritor Ariel Scher, junto a su hijo
Ezequiel, siguen día a día la
Copa América a través de una idea que comenzó el año pasado
en el Mundial de Brasil, a la que denominaron Familia Mundial. Ezequiel desde
Chile y Ariel desde Argentina buscaron la excelente excusa del fútbol para
escribir sobre literatura y otras yerbas. En esta oportunidad, Ariel Scher nos
deleita con un texto titulado originalmente Deportivo Saer, en referencia a
nuestro gran escritor.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Detrás del plato, las relaciones de poder
Con la soberanía alimentaria como eje, se desarrolló un
taller de comunicación comunitaria.
Por Gonzalo Andrés
El pasado 10 de junio se realizó el taller “Hablemos con la
boca llena”, que se planteó como un espacio de trabajo para abordar la
problemática de la soberanía alimentaria, desde la mirada de la comunicación
comunitaria. Se llevó a cabo en El Solar de las Artes y participaron
comunicadores, nutricionistas y público en general interesado en la temática.
La actividad se desarrolló en dos etapas: primero se realizó
una reflexión acerca de distintos ejes que abarca el concepto de soberanía
alimentaria y luego se trabajó grupalmente en la producción comunicacional, con
la intención de crear spots radiales, cuñas artísticas, calcomanías y afiches
que formen parte de una campaña de sensibilización.
La comunicadora social Karina Arach (derecha) fue la especialista que aportó herramientas para la visibilización de la temática alimentaria. Foto: Gabriela Carvalho.
A propósito de la temática, la especialista en comunicación
comunitaria Karina Arach dijo: “los medios de comunicación nos educan más de lo
que creemos, ya que trabajan sobre la construcción sentidos compartidos
socialmente. La información que circula en los medios también es un variable
que influye muchísimo sobre los alimentos que eligen los consumidores, pero
también los que producen los productores”.
La jornada estuvo focalizada en la discusión de la soberanía
alimentaria, entendida como el derecho a elegir qué comer y cómo producir, tal
como fue introducida hace dos décadas por organizaciones campesinas y pueblos
originarios. También especialistas que trabajan en el sector de la agricultura
familiar presentaron un diagnóstico de la actual situación provincial y
nacional.
El taller se enmarcó en las actividades que viene
desarrollando el proyecto “Soberanía alimentaria y comunicación comunitaria’’,
integrado por las radios comunitarias FM 100.1 de Ángel Gallardo, al FM Voces
de la Costa
98.5 de Arroyo Leyes, la agencia Inta Monte Vera, el Área de Comunicación
Comunitaria de la
Universidad Nacional de Entre Ríos y la Delegación Santa
Fe de la Secretaría
de Agricultura Familiar de la
Nación.
Los eslabones de la cadena
Según los organizadores, “cuando se habla de qué implica la
soberanía alimentaria generalmente lo más concreto que tenemos es el plato de
comida que nos llevamos a la boca. Pero en realidad detrás de ese plato de
comida hay un camino extenso que favorece a unos y perjudica a otros. Por eso,
es muy importante poner el foco allí y pensar cómo se consigue alimento y por
qué a veces no se lo consigue”. Por eso, la exposición se focalizó en los tres
eslabones de la cadena productiva: productores, intermediarios y consumidores.
En cuanto a la producción, el debate se focalizó en los
productores, y principalmente hicieron énfasis en los agricultores familiares,
que son en definitiva los que producen los alimentos de todos los días. Al
respecto, plantearon que es el Estado el que debe trabajar en la planificación
de cómo se producen los alimentos. Esto implica analizar la posibilidad de los
productores de acceder al agua, el territorio y la tecnología adecuada.
Con respecto a los intermediarios, se planteó que en
definitiva es esa cadena de comercialización la que termina poniéndole el
precio a los productos. Esto se debe a que muchas veces a los productores no
les genera ninguna ganancia venderles la mercadería a los intermediarios porque
se la quieren comprar a un precio muy bajo y, a su vez, los consumidores
compramos los alimentos a un precio altísimo.
Actualmente hay un desfasaje de precios enorme que está
generado por los actores intermediarios –muchos de ellos son empresas
transnacionales– que se quedan con un gran porcentaje del valor de los
productos. Por eso, también es necesario fomentar políticas que incidan las
condiciones de comercialización y en los precios de los productos, ya que en
las ciudades estamos consumiendo alimentos a un precio altísimo debido a la
escasa de regulación.
Una lucha de poder
En diálogo con Pausa, Gabriela Cardoso, trabajadora del Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), sostuvo: “La producción de
alimentos es una lucha de poder, desde el momento mismo en que el productor se
hace de las semillas para empezar a producir, pasando por la industrialización
y hasta los intermediarios y comercializadores de los productos. En reiteradas
ocasiones los productores tienen que tirar su mercadería y al mismo tiempo
nosotros compramos alimentos cada vez más caros. La cadena de comercialización
está violentándonos a los que estamos en los dos extremos: los que producen y
los que consumimos”.
Consultada por las políticas públicas, la especialista
agregó: “existen situaciones
encontradas. Por ejemplo, desde hace un tiempo hay una Secretaría de
Agricultura Familiar, que depende del Ministerio de Agricultura de la Nación , pero es un área que
tiene muy poco presupuesto. A su vez, hay otros sectores agrarios más grandes
que tienen muchas más políticas que los favorecen. Se destinan recursos humanos
y financieros para trabajar con pequeños productores, pero es necesario generar
una masa crítica desde las bases que permita que este trabajo se profundice
cada vez más, porque la realidad es que hay muchos intereses en el medio y
justamente los sectores campesinos y de pueblos originarios no tienen los
recursos económicos para hacerse escuchar”.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Sobre lo Camp
Por Adrián Brecha
“Muchas cosas en el mundo carecen de nombre y hay otras
cosas que, aún cuando posean nombre, nunca han sido descritas. Una de éstas es
la sensibilidad (inconfundiblemente moderna, una variante de la sofisticación
pero difícilmente identificable con ésta) que entiende por el culto nombre de
Camp”. (En contra de la interpretación y otros ensayos)
Así comienza su artículo Susan Sontag para definir lo que
podría ser una corriente artística emparentada con lo kitsch o tranquilamente
podría ser un análisis sobre la coyuntura local luego de las últimas
elecciones. Lo que podríamos llamar la perinola electoral donde todos suman o
El Teete (triple empate técnico). Dice Susana que “El tiempo puede remediarlo,
que el tiempo reduce el ámbito de la sensibilidad camp. El tiempo libera a la
obra de arte (dice Sontag y yo agrego a la política) del contexto moral. Es
decir genera un efecto por el cual el tiempo reduce el ámbito de la banalidad”.
Para poder entender porque una elección puede ser camp y
terminar en el Malba o porque no en el MoMA cual obra de arte observada por el
Momo Benegas mientras le roba un sanguchito a Mercier, me permitiré definir
algunos aspectos que pueden acercarnos a comprender cuánto de Camp tiene la
elección en nuestra querida comarca:
1) Camp es la glorificación del personaje.
Notitrece se controvertirá en un nuevo laboratorio político
y Zamba en breve puede ser candidato a vice. Se lamenta Tincho Carpincho.
2) Lo simplemente malo (más que camp) suele serlo a causa de
una ambición demasiado mediocre.
Todos suman en esta perinola.
3) Lo camp es arte que quiere ser serio pero que sin embargo
no puede ser tomado enteramente en serio porque es demasiado.
Sólo basta repasar los jingles, los spots publicitarios, el
show de las mesas testigo o Pinedo citando a Perón.
4) El gusto camp vuelve la espalda al eje bueno-malo del
juicio estético corriente. El camp invierte las cosas, no sostiene que lo bueno
es malo, o que lo malo es bueno. Se limita a ofrecer un conjunto de normas para
la vida, diferente, complementaria.
Repase cada candidato, únalo a los personajes que lo
acompañaron en el pasado, luego piense en quiénes lo defienden en el presente y
si le quedan ganas piense en el futuro.
5) Por lo general valoramos una obra de arte por su éxito.
Es la experiencia del mundo constantemente estética. Encarna una victoria del
estilo sobre el contenido, de la estética sobre la moralidad, de la ironía
sobre la tragedia.
Nadie vota a perdedores, por eso un triple empate es una
experiencia arrolladora...
Al parecer una persona suele inclinarse hacia lo camp cuando
comprende que la “sinceridad” no es suficiente. Aparece una nueva pauta, el
artificio como ideal, la teatralidad.
Un precioso camino lleno de cinismo pero con modales, una
apasionante búsqueda por encontrar el éxito en ciertos apasionados fracasos.
Hay quienes dicen que no es importante ser sinceros, sino tener estilo. La
última definición de Camp: es bueno porque es horrible.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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viernes, 19 de junio de 2015
Peones, alfiles, torres y formación
El ajedrez gana terreno en Santa Fe de la mano de atractivos
torneos y del impulso a la enseñanza de la disciplina en escuelas primarias y
secundarias.
El ajedrez surgió en Europa en el siglo XV como un juego
entre dos personas, cada una de las cuales dispone de 16 piezas móviles que se
colocan sobre un tablero dividido en 64 escaques. Considerado en la actualidad
como un deporte, se juega sobre un tablero cuadriculado de ocho casillas por
ocho, alternadas en colores blanco y negro, que constituyen las 64 posibles
posiciones para el desarrollo del juego. Al principio cada jugador tiene un
rey, una dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres y ocho peones. El objetivo
es derrocar al rey del oponente.
La historia del ajedrez está llena de duelos feroces que
trascienden los tableros, como el que mantuvieron los rusos Kárpov y Kaspárov:
entre 1985 y 1995 jugaron 144 partidas de un nivel altísimo que tuvieron en
vilo al mundo entero. Cada uno de ellos fue símbolo de una manera distinta de
entender la vida y el mundo.
La movida local
Salim Hase llega a la Plazoleta Bruzzone
con sus piezas y las acomoda rápidamente en el tablero mientras cuenta a Pausa
que se dedica a enseñar ajedrez desde hace 15 años. Casi ni las mira, parece
que el sentido del tacto hace su trabajo de memoria. Hijo de Ricardo Hase
–jugador destacado a nivel regional y nacional– y sobrino de Juan Carlos Hase
–competidor olímpico en cuatro oportunidades–, Salim se define a sí mismo con
un “aceptable”. Sus tareas como docente se desarrollan en el taller de ajedrez
de la Escuela
Almirante Brown, adonde asisten alumnos entre primero y
cuarto año del nivel secundario; y en la Dirección de Deportes de la Universidad Nacional
del Litoral, que tiene sede en la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Además, organiza
torneos y actividades en diversos espacios, “puede ser en un club, una
biblioteca o un bar, todo depende de quién nos preste sus instalaciones”,
precisa.
Salim Hase dicta ajedrez en la escuela Almirante Brown. En la última gestión, el gobierno sumó 170 horas de clase para el juego ciencia.
Su próximo desafío es la concreción de una nueva edición del
Torneo Dos Orillas, que se realizará en homenaje al maestro Adriano Colussi el
sábado 27 de junio desde las 14 en el hotel UNL-ATE. “Está coorganizado con personas
de la provincia de Entre Ríos y vamos muy bien con los preparativos. Serán
nueve partidos de 15 minutos por jugador. Contaremos con la participación del
santafesino Roberto Servat; Juan Carlos Hase y Salvador Alonso, de Buenos
Aires, y el rosarino Gabriel Lorenzini, presencias que nos garantizan una gran
convocatoria”, contó Hase. La actividad recibirá a jugadores oriundos de varias
provincias del litoral y repartirá 10 mil pesos en premios, que serán pagados
en efectivo a los primeros posicionados.
El Dos Orillas, además, será vistoso por la calidad de sus
partidas rápidas, aunque en otros ámbitos se realizan juegos de dos y cuatro
horas. “Aunque no parezca, se pasan rápido”, señaló Hase.
Respecto a los nombres que ponen a Santa Fe en lo más alto,
el docente repasó: “El número uno en es el maestro internacional Roberto
Servat, campeón casi ininterrumpidamente desde 1985. Actualmente hay varios
chicos que perfilan bien como Santiago Zapata Charles, que fue campeón nacional
sub 16. Es el jugador con más proyección en este momento, tiene un gran ímpetu.
El futuro es él”.
Peones y reyes en las escuelas
Durante la última gestión, el gobierno provincial creó 170
horas cátedra para la enseñanza de ajedrez en escuelas públicas de nivel
primario. La ministra de Educación Claudia Balagué explicó que forman parte de
una estrategia de motivación para los alumnos. En este sentido, expresó que “es
un espacio que permite no sólo aprender ajedrez, podemos articular muchas
asignaturas y profundizar el pensamiento lógico formal, la matemática, la
física y los valores. Nos permite que los chicos se motiven desde otro lugar”.
Con el ajedrez como área curricular, Santa Fe es una de las provincias pioneras
en el país con este tipo de innovación pedagógica en beneficio de los alumnos,
y se enmarca en la ley provincial N° 10.525 sancionada en 1990. En sintonía, el
Plan Provincial de Ajedrez Escolar cumplió 25 años y cuenta con un nutrido
calendario de competencias que se desarrollan en distintas ciudades.
Sin dudas, el ajedrez como herramienta pedagógica permite
potenciar procesos de pensamiento que desarrollen las operaciones del
razonamiento lógico-matemático dentro del sistema curricular en los distintos
niveles educativos. El juego también posibilita formar valores como la
cortesía, el respeto por las normas y turnos, entendiendo que toda acción, como
en el tablero, tiene su efecto.
Sobre los beneficios que le aporta a un niño aprender la
disciplina ajedrecística, Salim Hase respondió “todos, porque el ajedrez no
podría hacerle ningún daño a una persona. Es una actividad de muy bajo costo en
comparación con otros deportes. A nivel intelectual, ayuda a mejorar las
capacidades de cálculo y estrategia, cosas que se pueden aplicar
imperceptiblemente en otros ámbitos de la vida. Lo principal es que impulsa el
contacto la amistad”.
Desde lo personal, Salim expresó que “el ajedrez en mi vida
es lo que elegí como deporte porque me apasiona, lo practico desde siempre.
Además de ayudarme económicamente, me dio la posibilidad de llegar a ciertos
lugares donde no habría llegado con otra actividad. En mi vida manejo muchas
cosas como una partida de ajedrez”.
Originalmente, el ajedrez fue un juego inventado para
personas pero, a partir de la creación de programas informáticos, existe la posibilidad
de jugar contra un contrincante virtual. “A nivel local usamos algunos software
para captar aspectos importantes de la partida, detalles que pueden servir a
futuro. Y hoy en día, en un nivel de alto rendimiento, no utilizar un programa
sería algo impensable. Los grandes jugadores y los que se están preparando para
llegar a cierto nivel usan la computadora como parte de su entrenamiento. Un
jugador mundial, como cualquier otro deportista, tiene asistencia psicológica y
física. Son estrellas y trabajan con el mismo equipo que un jugador de tenis
internacional, por ejemplo. Las partidas de ajedrez a ese nivel implican un
desgaste físico muy importante”, detalló Salim Hase.
—¿Notás un interés mayor hacia la práctica del ajedrez?
—Sí, ha crecido mucho en las escuelas y a nivel federado.
También se convirtió en una actividad fuerte en relación al desarrollo social.
Y, si bien el porcentaje de jugadores es mayoritariamente masculino, está
creciendo entre las mujeres, lo veo en la Almirante Brown ,
donde hay talleres con mayoría femenina.
La plazoleta Bruzzone
El pasado 13 de mayo se reinauguró la Plazoleta Bruzzone ,
ubicada en Ruperto Godoy y Rivadavia, cerca del Puente Negro.
Gustavo Bruzzone fue un ajedrecista destacado de nuestra
ciudad. En 1977 fue secuestrado en Rosario y posteriormente asesinado. Su
cuerpo fue identificado el año pasado: había sido enterrado como NN en el
cementerio La Piedad.
Como homenaje, el espacio público que lleva su nombre cuenta
con varias mesas de ajedrez y un juego con piezas gigantes.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Casa de los Ayala: la discográfica cooperativa
—¿Cómo es que nace la necesidad de constituir la
discográfica?
—Forma parte de un plan más amplio, que pretende mejorar las
condiciones en que trabajamos los músicos santafesinos. Hace siete años
inauguramos el espacio artístico, “Casa de los Ayala”, desde donde dictamos
clases y organizamos cursos y recitales. Hace un año y medio obtuvimos la
personería jurídica. Funcionar como asociación encauzó el modo de desempeñarnos
y el resultado obtenido a través del trabajo colectivo fue ampliamente
superador.
Creyentes del pronóstico, en la presentación de los discos de la Casa de los Ayala.
—¿Cómo fue ese proceso?
—El proceso tuvo su complejidad. No hay demasiada
información acerca de qué características debe tener un sello discográfico.
Teníamos los discos, o las canciones para hacer los discos, y empezamos a
buscar la forma de financiarlos, y a estudiar cómo es el procedimiento para
hacer ediciones legales. El trabajo asociado ayudó mucho: en lugar de ser
individuos sueltos aprendiendo a los porrazos cada trámite, cada permiso, nos
fuimos apoyando en la experiencia que cada uno traía.
—¿En qué se diferencia el sello?
—Editar discos es una actividad que abarca varias y diversas
acciones, que fueron cambiando con el paso del tiempo. Años atrás los artistas
se acercaban a este tipo de empresas con una propuesta y, cuando los aceptaban,
el propio sello arreglaba algún tipo de cachet, financiaba los costos del
estudio, decidía los músicos participantes, productores, arregladores, y demás
partes del proceso, además de poner el producto en la calle. En ese caso el
sello pasaba a ser “dueño” del disco y, por este motivo, muchos discos dejaron
de producirse o están cajoneados. Pero hay otros formatos. Sellos que, a través
de una licencia, se encargan de la edición y distribución durante un período de
tiempo, pero el propietario del trabajo, el productor, es el propio artista. El
primer disco de La Gordini
(grupo del que formo parte) salió a través de un sello de Buenos Aires que
trabaja con este formato. También hay muchos casos de artistas que graban,
financian, editan y distribuyen sus propios discos. Nuestro caso es cooperativo
y solidario. Tuvimos la fortuna de que un proyecto de la asociación fuese
seleccionado entre los ganadores de la Convocatoria Espacio
Santafesino 2014, del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia. Ese
premio, sumado a fondos propios de la asociación nos permitieron financiar
estos primeros discos. Los músicos que participaron de las grabaciones, la
producción artística, los arreglos, el diseño, las gestiones y producción
ejecutiva, todo se realizó desde la asociación, por músicos y artistas que a su
vez son parte de la comisión, socios, o amigos de la casa. Todos trabajamos codo
a codo como colegas y amigos, y en ningún caso como “empleados”. La finalidad
de los ingresos obtenidos a través de la venta de estos discos va a ser
financiar los otros discos que vienen en camino.
—¿Cuáles son los discos editados?
—Ya están entre nosotros Descalza en la lluvia de enero de
Fernando Rossi y Uno contra uno mismo del grupo Creyentes del pronóstico. Estos
discos forman parte de la serie “Nuevas Creaciones Santafesinas” y son obras
originales e inéditas de artistas locales (Fernando es cordobés, pero vive en
nuestra ciudad desde 1998). Esta trilogía se completa con El planeta de los
perros del grupo La Gordini
que está muy próximo a salir. También hay un disco mío como solista de
guitarra: Fotos, grabado el año pasado, uno de Nahuel Ramayo y grupo y un disco
de la cantante María Itatí Barrionuevo. Un caso particular es el del disco De
la madera al paisaje de El Puente Trío. Se grabó a comienzo del 2002 y sólo
tuvo una edición artesanal muy pequeña. Su edición definitiva quedó trunca con
el trágico accidente que le costó la vida a Horacio Castillo, líder y director
el grupo, en el año 2009. Editarlo servirá para honrar su amistad, su memoria y
su música.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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Pensamientos ilustrados
Pablo Bernasconi y el proceso creativo detrás de sus
reconocidos trabajos.
Por Ileana Manucci
“No voy a hablar de la técnica, de cómo compuse tal o cual
imagen; de lo que me interesa hablar hoy con ustedes es de lo más lindo que
tiene esta profesión: las ideas; y de cómo la gestión de esas ideas nos pueden
llevar a futuros felices”, con estas palabras comenzó la charla Pablo
Bernasconi en El Molino, ante un marco de público amplio y diverso.
Mientras hablaba, parte de su obra lo escoltaba en la planta
baja del espacio cultural, donde se exponen una serie de creaciones de su libro
Finales. La otra parte de la muestra, la que tiene que ver con los trabajos
presentes en Retratos y Bifocal, se encuentra en La Redonda , hasta el 21 de
junio.
Edgar Allan Poe, unas de las figuras presentes en Retratos, de Bernasconi.
Bernasconi es un artista raro para definir o encasillar. Su
obra es tan diversa como claramente identificable. Dibujos con crayones,
intervenciones digitales, collages en tres dimensiones con maderas, alambres,
pétalos, carne, componen parte de estos extraños objetos de arte que son sus
libros, para niños y adultos, su muestra, sus trabajos para medios del país y
el mundo. Estos collages marcan quizás parte de lo más reconocido de su
trabajo, pero él insiste una y otra vez que la técnica es secundaria. “Yo
siempre respeto las ideas por sobre la técnica, no hago nada supeditado a la
técnica o a la estética, sino que siempre me vinculo con la idea, la idea me
dice cual es la técnica, eso ha evitado que me automatice como artista, que es
lo peor que le puede pasar a un artista porque pierde sentido la búsqueda, el
riesgo, que es un motor muy grande. Si uno es fiel a la idea, la idea es fiel
con uno: responde, manda, guía; después vienen las técnicas, el cómo construyo
esto”.
Así como la idea comanda todo el proceso hasta lograr ese
futuro feliz que dice Bernasconi, hay personajes del mundo cultural, a quienes
él llama sus “ángeles de la guarda”, que secundan su trabajo: Bukowski,
Cortázar, Arlt, John Lennon, Mafalda, George Lucas, María Elena Walsh, son
algunos de estos personajes. “Ellos me han formado y me forman hoy, todos han
atravesado mi vida, me escoltan, sé que ellos cuidan que yo no me vaya al
carajo. Digamos que si yo en algún momento me voy para un lado medio
‘agaturrado’, es obvio que Mafalda me va a putear, entonces yo no tomo ese
camino”, dice seriamente entre risas.
Obra y vida
Pablo Bernasconi nació en Buenos Aires, pero desde hace
mucho su lugar en el mundo es la
Patagonia , su casa en las afueras de Bariloche, donde vive
con su mujer y sus dos pequeños hijos, Franco y Nina, a quienes nombra
constantemente durante charla, señalándolos como grandes motores de sus
trabajos, de sus procesos a la hora de crear.
Desde el sur trabaja para las editoriales porteñas y del
exterior. Comenzó como ilustrador en el diario Clarín en 1998, y hoy publica en
diarios y revistas de todo el mundo: The New York Times, The Wall Street
Journal, The Saturday Evening Post, Telegraph y The Times, son algunos de sus
clientes habituales. Actualmente, tiene una columna gráfica de opinión todos
los domingos en el diario La
Nación , donde, según dice, muchas veces su opiniones
ilustradas han sido totalmente contrarias a las vertidas por algunos de los
periodistas del medio.
Además de ilustrar revistas, diarios y de ser autor de
libros infantiles, Bernasconi encaró una trilogía de poesía visual para
adultos, que comenzó con Retratos, continuó con Bifocal, y cerró con Finales,
las tres partes de esta muestra que lo trajo a Santa Fe.
“Nunca hice caricaturas, creo que no terminan de captar o
hacer justicia al personaje que abordan. En Retratos busqué realizar retratos
conceptuales, que instalasen, desde la metáfora, mi opinión sobre el personaje.
Cada retrato es un fractal, cada uno tiene una secuencia, siempre puedo dar una
vuelta más alrededor de la metáfora, agregando sentido, confiando en la
inteligencia del otro para poder captar esos sentidos”. El retrato de Videla es quizás uno de los más
conocidos de esta serie: la cara del genocida formada por una conjunción de
Falcon verde, sangre, huellas digitales borradas; capas y capas de
significados, que van apareciendo a medida que el espectador se detiene e
introduce en la observación de los detalles. En el otro extremo, el retrato de
Abuelas de Plaza de Mayo, también resalta entre sus trabajos. “Yo trabajo mucho
con Abuelas, he realizado afiches para diferentes campañas de la asociación, y
también hay una obra sobre ellas en Retratos. Y no es un retrato de Estela de
Carlotto, sino del colectivo y de lo que significan”. Ese retrato está formado
por huellas digitales, chupetes y un pañuelo blanco.
Bifocal, el segundo libro de la trilogía, es un experimento
sobre el humor, sobre los estados de ánimo del artista. “Todos tenemos lados
más y menos luminosos, eso quise sacarme de adentro y ponerlo en la obra. Desde
mensajes esperanzadores, hasta las sensaciones de un día que arrancó mal y saca
lo peor de mi”.
El círculo se cierra, por ahora, con Finales. “Es un
experimento editorial muy perverso”, dice Bernasconi. “Tengo la manía de
comenzar a leer los libros leyendo primero el último párrafo. Y en ese hábito
no muy agradable me encontré conque, en general, los finales de los libros no
están en el último párrafo, sino que ahí, por medio de una metáfora, se
conceptualiza el libro entero. Eso es lo que plasmé en las ilustraciones de
este libro”.
Perseguir las ideas
“Yo aprendí a volar antes que a manejar”, dice mientras
muestra una foto junto a su padre y un avión. Lo dice porque es un dato real,
pero también un concepto muy ilustrativo de sí mismo, de su trabajo, de sus
obras.
Con 41 años, Pablo Bernasconi se ha convertido en uno de los
ilustradores más prolíficos del país, un artista que puede bucear entre autores
complejos, de los cuales llenarse de insumos para crear, y cuentos sobre mocos,
y salir ileso. Su fórmula, según sus palabras, está clara: nunca perder de
vista quién o qué quisimos ser de niños, porque eso dice mucho de nosotros;
estar atentos a las experiencias, de las que siempre podemos sacar material
para crear; respetar a rajatabla la inteligencia del lector; no dejar que la
práctica te devore, que la estética se coma al hecho artístico, y prestar
siempre atención a las buenas ideas que nos revolotean, sino se van y se posan
sobre alguien más que las agarra, las escucha y las convierte en sus futuros
felices.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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