domingo, 15 de marzo de 2015

Santa Fe, otra vez bajo el agua

Lluvias extraordinarias anegaron amplios sectores de la ciudad y revelaron las obras que se hicieron y las que faltan, en el medio del fragor político por las próximas elecciones.

Por Ezequiel Nieva
Fotos: José Almeida

Dos lluvias fuertes en menos de una semana hicieron revivir las peores pesadillas: barrios anegados, agua barrosa en las casas y en las calles, basura, operaciones de prensa como la de TN, pungas que buscaron sacar provecho, bronca, miedo, acusaciones cruzadas, reproches a las autoridades y un indisimulable aprovechamiento político de la situación, de uno y otro lado.
Los temporales del miércoles 25 de febrero (203,25 mm en el CIC de Facundo Zuviría, con una intensidad máxima de 177 mm/h) y del martes 3 de marzo (128,5 mm en el mismo punto de medición, con una intensidad máxima de 138 mm/h) pusieron a prueba los sistemas de desagües y bombeo; el primero falló, el segundo cumplió. Con precipitaciones muy parecidas (50 milímetros más en un plazo de una semana),entre marzo y abril de 2007 se desató una crisis de magnitud y hubo casi 30 mil evacuados. Ocho años después, la lluvia dejó ver qué obras se hicieron y cuáles aún están pendientes.
El correcto mantenimiento de las bombas determinó que vastos sectores del oeste esta vez no se inundaran, en especial el cordón que va desde Santa Rosa de Lima hasta el Centenario. La alcantarilla de cruce a la casabomba Nº 1 es una obra clave posterior a la inundación de 2007, que castigó fuerte a esa zona, y fue posible por la permanente lucha de los vecinos y de las organizaciones sociales.
Todo el barrio Sur más San Lorenzo, Centenario, Fonavi San Gerónimo, Arenales y Chalet desagotan en la casabomba 1. “Esta obra en el sudoeste nos salvó en estos días”, reconoció la militante barrial María Claudia Albornoz, de barrio Chalet. “Luchamos mucho por esa obra, nos pintaron los dedos por cortar la ruta y mostrar el lugar a donde tenían que hacerla. Cinco barrios de la ciudad desagotan acá y hay más de 50 mil santafesinos que viven en estas barriadas”.
La alcantarilla de la casabomba Nº 1 recién fue terminada en 2014. Los desagües troncales del norte de la ciudad aún están pendientes. El crecimiento de la ciudad sin las obras de infraestructura adecuadas, sumado al viejo canal central de Facundo Zuviría que quedó tapado en la pavimentación de la avenida bajo la gestión del ex intendente Martín Balbarrey, dejaron a un amplio sector en situación de alerta ante cada lluvia fuerte.
Los desagües troncales de Entre Ríos y Lavaisse aliviaron la situación. Pero en el diagnóstico se destaca más lo que falta: los desagües Larrea, Espora, Gorriti, El Sable y el canal Las Mandarinas. “Son obras que llevan tiempo y dinero y por eso requerimos de la ayuda de Provincia y Nación”, explicó el intendente José Corral. “El municipio destina más de 150 millones de pesos en el año a obras de desagües y a mantener la limpieza”.

Obras pendientes
En el norte de la ciudad, la granja agroecológica La Verdecita quedó bajo agua y se perdió toda la producción. Una situación que refleja lo que ocurrió en todo el cordón frutihortícola. La Verdecita está frente al canal de Callejón Roca, donde desagota toda el agua del norte de la ciudad y también de Monte Vera, por un canal que corre al lado de la vía del tren.
“El agua del canal Roca desemboca en un reservorio al costado de la continuación de General Paz, que tiene dos compuertas para que toda esa masa líquida vaya a parar a la laguna Setúbal”, explicaron desde La Verdecita. Allí fallaron las bombas. Y tampoco funcionaron las compuertas, que “estaban tapadas con camalotes, por eso el agua tampoco podía salir de los barrios del norte”. Algo que desmiente la afirmación del municipio acerca de la limpieza de los canales.
Se hubiesen podido minimizar los efectos de las lluvias de haberse concretado algunas de las obras planificadas. En particular, el “Nexo Pluvial Callejón Aguirre / Av. Peñaloza / Callejón el Sable, Av. Aristóbulo del Valle / Callejón Roca”. Con un presupuesto oficial de casi 30 millones de pesos, la obra fue licitada el 24 de noviembre de 2010 y adjudicada el 29 de julio de 2011 a la empresa Ponce Construcciones. Y aunque el plazo de ejecución era de 18 meses, todavía no se concretó.
En una carta abierta publicada el 7 de marzo, el intendente asumió cuáles son las obras que faltan: “Los problemas estuvieron localizados en el norte, hacia donde Santa Fe creció sin desagües adecuados y con obras como la pavimentación de Facundo Zuviría que tapó un antiguo canal. Hay que continuar con el plan ya trazado: los desagües Larrea, Espora, Gorriti, El Sable y, en Monte Vera, el canal Las Mandarinas. Son obras que llevan tiempo y dinero y requieren inversiones de Provincia y Nación”.

Dos fotos diferentes
¿Es posible comparar las inundaciones de 2007 y 2015? Sí, es posible. De ese ejercicio surge como primera conclusión que Santa Fe está mejor preparada que hace ocho años para soportar lluvias intensas en períodos cortos. Y si bien esa conclusión es irrefutable en función de todos los indicadores, también es cierto que las obras que no se hicieron –en especial los desagües troncales– revelan que aún no está definido de un modo claro el esquema de prioridades de las gestiones provincial y municipal.
Cuando el Frente Progresista llegó al poder, en 2007, la campaña se apoyó en una promesa difícil de cumplir: Santa Fe no se iba a volver a inundar, coincidían entonces socialistas y radicales. Los barrios anegados durante días revelaron la falta de obras en el norte. ¿La infraestructura acompañó el crecimiento de la ciudad? Está visto que no.
Como ocurre siempre en vísperas de elecciones, hubo todo tipo de lecturas políticas acerca del fenómeno. Los sectores más duros de la oposición trataron de igualar los tantos, aún cuando los números demostraron que la situación en los primeros días de marzo de 2015 estuvo lejos de la que se registró entre marzo y abril de 2007. Las gestiones municipal y provincial mostraron trabajo coordinado  y minimizaron el impacto de las lluvias, aunque alertaron que se mantendrán en niveles altos al menos hasta mayo.
Es incierto cómo repercutirá el tema en las urnas. ¿Pesarán más las obras que se hicieron o las que faltan? ¿La ciudadanía valorará la respuesta que dio el municipio ante la crisis o se repetirá, al momento de las elecciones, el enojo que expresaron los vecinos ante los funcionarios? ¿Hay algún sector de la oposición que pueda capitalizar la situación o van a quedar todos pegados a las gestiones del PJ inundador de 2003 y 2007?

Respuesta ante la crisis
Apenas superada la última crisis, el intendente Corral opinó que “la ciudad está mejor preparada” para afrontar lluvias intensas y señaló que, a diferencia de 2007, las distintas áreas del municipio trabajaron “como un verdadero equipo”. En aquella ocasión, el intendente Balbarrey debió ceder el manejo de la situación al gobernador Jorge Obeid, ante la inexistencia de un plan de contingencia. Esta vez, Corral se puso al frente de las tareas y se permitió hacer fuertes reclamos al gobierno de Antonio Bonfatti.
Es un hecho que el intendente, en campaña para su reelección, buscará capitalizar para sí mismo las diferencias estructurales entre 2007 y 2015. Lo empezó a hacer durante las lluvias y lo ratificó el lunes 9 en el acto de reconocimiento a los trabajadores municipales y a los voluntarios que atendieron la crisis. “Tenemos que seguir mejorando, pero nunca nos van a escuchar echarle la culpa a la naturaleza”, dijo Corral, en clara alusión al ex gobernador Carlos Reutemann.
Para el dirigente radical, la ciudad está mejor preparada. Y aunque admitió que “con el cambio climático vamos a tener ríos altos y lluvias muy intensas”, también indicó que “es un hecho que en los últimos años evitamos asentamientos nuevos en zonas bajas; reubicamos decenas de familias que vivían en reservorios; mejoramos los sistemas de alerta; tenemos protocolos de actuación; hacemos concientización en las escuelas para que todos sepamos en qué ciudad vivimos y, cuando las lluvias se producen, sabemos qué hay que hacer”.
Las palabras de Corral apuntan a los dos últimos intendentes del PJ: Marcelo Álvarez, procesado por la inundación de 2003, y Balbarrey, quien después de casi ocho años refugiado en Buenos Aires volvió a la arena política como precandidato a diputado provincial por el Frente Renovador. En su momento, Álvarez y Balbarrey fueron sobrepasados por la crisis y dejaron la ciudad bajo el mando operativo del gobierno provincial.
En las inundaciones de 2003 y 2007 quedó en claro que el municipio no tenía ningún protocolo para enfrenar fenómenos de esas magnitudes. Eso generó cortocircuitos entre los dos niveles del Estado –municipal y provincial–, que demoraron las respuestas más urgentes. Este año fue diferente: apenas bajaron las aguas, el gobernador y el intendente compartieron un acto en barrio San Lorenzo y ahuyentaron cualquier tipo de especulación.
Las comparaciones más pertinentes son entre las lluvias de 2007 y de 2015. Para Corral, las diferencias están a la vista: “Los desagües troncales de Entre Ríos, Lavaisse y Estado de Israel, la Alcantarilla 1, los diez kilómetros de desagües entubados, la ampliación de los reservorios, la repotenciación de las estaciones del bombeo, la limpieza permanente de los canales, además de mantener y operar el sistema, evitaron problemas en una amplia zona de la ciudad”.

Las dos claves: los desagües y el sistema de bombeo
Durante las últimas lluvias, las estaciones de bombeo evacuaron más de 14,5 millones de metros cúbicos de agua. “Unos 80 empleados municipales garantizaron y verificaron diariamente el funcionamiento de todo el sistema de bombeo, que permitió que en cuatro días no quede agua en las calles de Santa Fe”, descararon desde la Municipalidad.
“Cada año se destinan fondos específicos del presupuesto municipal para la concreción de obras hídricas, como el desagüe Estado de Israel y el Berutti, entre otras intervenciones puntuales, que se realizan en función del Plan de Desagües que el Instituto Nacional del Agua elaboró para la ciudad de Santa Fe y que también se ha ampliado a la zona de la costa. Además, todas las obras de pavimentación en la ciudad se realizan con los desagües pluviales correspondientes”, agregaron para diferenciarse de la pavimentación de Facundo Zuviría bajo la gestión del PJ.
Las seis estaciones de bombeo de la ciudad están ubicadas sobre la Circunvalación Oeste, a lo largo del terraplén de defensa del río Salado. La Nº 1 se encuentra a la altura de barrio Chalet, donde se realizó la ampliación de la alcantarilla de paso, lo que permite aumentar el flujo del agua a bombear. La 2 está ubicada a la altura de los barrios Santa Rosa y 12 de Octubre, la 3 a la altura de Villa del Parque y Barranquitas. La 4 está a la altura de Barranquitas Sur, la 5 cerca del Hipódromo de Las Flores y la 6 a la altura de Teniente Loza. Se encuentra en construcción la estación de bombeo 0, en barrio Centenario.
En la inundación de 2007, según determinó la investigación del Concejo Municipal, los desagües carecían del mantenimiento y limpieza básicos. En los desagües y reservorios colapsados había malezas, barro, tapaduras por obras mal hechas, caños rotos nunca reparados y minibasurales. Los problemas de mantenimiento fueron determinantes para que se inundaran los barrios que drenan hacia la Setúbal, como Sargento Cabral o Guadalupe Oeste.
Ese año también colapsó el sistema de bombeo: 27 de las 45 bombas (el 60%) no estaba en condiciones al comienzo de la inundación. Como en el caso de los drenajes, las vecinales habían presentado notas solicitando bombas para zonas que luego se inundaron. Los empleados municipales a cargo de las casabombas informaron desde enero de 2007 sobre el deficiente mantenimiento. La provincia debió instalar bombas móviles traídas desde Buenos Aires, Corrientes, Córdoba y Chaco porque en la ciudad no había una reserva de bombas móviles.

La campaña no se moja
Al oficialismo le salió el tiro por la culata. El precandidato a intendente Pablo Farías, quien enfrentará en las primarias de abril al actual intendente José Corral, había dicho el 24 de febrero en un acto de campaña: “Esta ciudad no se vuelve a inundar por la mayor inversión en la historia de Santa Fe hecha por un gobierno provincial”. Al día siguiente llovieron más de 200 milímetros y comenzaron los problemas.
Superada la crisis, los sectores internos del Frente Progresista dejaron de lado sus disputas para defenderse de los dardos de la oposición. Se entabló entonces un debate que, todo indica, permanecerá en la agenda durante toda la campaña.
El primero en salir a castigar a las gestiones municipal y provincial fue el diputado nacional del Frente Renovador Oscar “Cachi” Martínez: recorrió los barrios inundados en la ciudad con riguroso registro audiovisual y posterior spot “casual” de campaña. Luego declaró: “Como gobernador, yo habría decretado la emergencia hídrica”.
Uno de los precandidatos a intendente de ese sector, Diego Degano, se sumó a la estrategia. Degano opinó que “Santa Fe retrocedió ocho años” y agregó: “Cuando nos inundamos en 2003 la culpa fue del intendente Álvarez, en 2007 la culpa fue de Balbarrey. Si los santafesinos hoy se inundan, el único responsable es José Corral. Uno quiere ayudarlo para que reaccione y vea que su relato no coincide con lo que pasa en la ciudad”.
Los concejales del PJ y candidatos del PRO, Sebastián Pignata e Ignacio Martínez Kerz, tuvieron un gesto orientado al cálculo electoral: pidieron la eximición del pago de la Tasa General de Inmuebles y del Derecho de Registro e Inspección para los contribuyentes afectados por el temporal.
La campaña recién empieza y, con más o menos lluvia, las inundaciones –las que pasaron y las que puedan venir– serán uno de los temas recurrentes. Oficialistas y opositores ya lo dejaron en claro.

Publicada en Pausa #149, miércoles 11 de marzo de 2015.
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