jueves, 25 de diciembre de 2014

¿Reinsertar o castigar?

ANUARIO 2014. La polémica sobre presos y cárceles atravesó 2014 y continuará en 2015, sesgada por un discurso tribunero que no aporta soluciones de fondo.

En marzo pasado, el Servicio Público de la Defensa Penal publicó un informe sobre los lugares de encierro de la provincia. Hacinamiento, condiciones edilicias y sanitarias lamentables, alimentación inaceptable, inaccesibilidad a la educación y el trabajo, y malos tratos, fueron la constante.
La cárcel de Coronda fue uno de los trece centros de reclusión visitados por el defensor provincial Gabriel Ganón para hacer su informe.

Además, a enero de 2014 el 32% de los reclusos no tenía condena efectiva, y en marzo de este año había 300 presos federales en cárceles, comisarías y subcomisarías. Y así es como los sitios de reclusión se vuelven eficaces escuelas del delito: criminales probos conviven con acusados sin sentencia, y ladrones de gallinas aprenden de homicidas y narcotraficantes.

Demandas y respuestas
Este año, el defensor provincial Gabriel Ganón presentó varios habeas corpus por las condiciones inhumanas que sufren los reos. El funcionario advertía que “el estado de deterioro de los lugares de encierro tiene directa vinculación con la desproporción entre dos variables: el número de prisioneros, y los recursos disponibles”. “No se trata de cerrar las cárceles”, aclaraba, “sino de verificar cuántas personas, cuáles y durante cuánto tiempo pueden ser alojadas”.
Ganón no reclamaba sólo al Ejecutivo: “también los jueces deben reexaminar sus decisiones cuando dispongan el alojamiento de personas en esas insanas y sucias prisiones, con el inconstitucional castigo adicional que ello implica”. Por supuesto, un mea culpa o respuesta cualquiera por parte de los magistrados provinciales, es una utopía.
Por su parte, el secretario de Asuntos Penitenciarios Pablo Cococcioni negó que las presentaciones del defensor tuvieran sustento: “el sistema penitenciario de Santa Fe tiene carencias, pero de ninguna manera se dan las situaciones exageradas que se denuncian”.

La otra polémica
El 2 de diciembre, la Cámara Federal de Casación Penal falló a favor de reclusos de Ezeiza y despertó una nueva polémica: ¿tienen los presos derecho a un sueldo? Cococcioni fue claro sobre la posición de la provincia: “No corresponde. No tienen una jornada laboral asimilable a la de un trabajador normal”. El tema es discutible, y la indignación de quienes cobran $4.000 o menos por mes, entendible. Pero en medio del legítimo debate resurgieron ciertas opiniones que contradicen abiertamente la Constitución Nacional.

Escuchar la Carta Magna
Con la controversia ya instalada, se alzaron voces que exigían que los presos dejaran de pretender condiciones dignas de vida y que se resignaran a pudrirse donde están. Pero la Constitución Nacional es muy taxativa en su artículo 18: “las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo”. Y acto seguido, refrenda lo argüido por Ganón: “toda medida que conduzca a mortificar (a los reos) más allá de lo que (la seguridad) exija, hará responsable al juez que la autorice”.
Es utópico pensar que en vísperas de un año electoral, políticos y jueces se apegarán a ese tramo de la Carta Magna. En un país jaqueado por la inseguridad, la tribuna demanda medidas extremas. Y en la tribuna están los votos. Y en los votos, la permanencia en el poder de los mismos que contribuyeron a la situación actual, que hoy contemplan, quizás horrorizados, desde el palco.

Publicada en Pausa #148. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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