jueves, 9 de octubre de 2014

Objetivo ascenso: alcanza, no sobra

Ya pasó la primera ronda y comenzaron las revanchas. Colón y Unión se encuentran dentro de la zona de los que se van a Primera, pero todavía queda mucho camino por recorrer.


Con 10 ascensos entre 22 equipos, divididos en dos zonas de 11, nadie duda en afirmar que Colón y Unión están jugando el torneo de la Primera B Nacional más extraño y generoso desde su creación, a casi 30 años. Esta reestructuración que legó Julio Grondona antes de morir está atravesando por la etapa de transición (hasta el nombre del torneo lo denomina con esa palabra); y esa mutación que está viviendo el fútbol argentino lo hace a este campeonato urgente de obligaciones. Pues la obligación de sabaleros y tatengues está en ascender, y hasta el momento (mitad más un partido del certamen) los dos lo están logrando, pero con distintas realidades.

Santa localía
En algo menos de cinco meses tienen la posibilidad de volver a Primera, eso significa que los resultados –más que nunca– toman una importancia extrema. Por este motivo, y también por un pasado reciente que señala un flaco desempeño en la temporada 2013-2014, Leonardo Madelón fue resistido por muchos hinchas de Unión y varios periodistas locales, que hasta se atrevieron a decir que había dirigentes que estaban dialogando con otro director técnico para suplantarlo.
Apenas habían pasado tres fechas. Una derrota inicial en San Francisco 3 a 1, la caída 3 a 2 con Atlético Tucumán en el debut de local y un pobre empate en Tandil (2 a 2 luego de ir ganando 2 a 0) fueron los motivos para poner en el banquillo de los acusados a uno de los máximos ídolos del club. El mejor abogado defensor que tuvo Madelón fue el resultado. Un categórico 3 a 0 sobre Crucero del Norte (4ª fecha) fue el comienzo de la escalada para hacerse fuerte en el estadio 15 de Abril y apagar las alarmas que desde tan temprano estaban activadas.
La famosa irregularidad del fútbol es lo que sufre Unión en este torneo; hasta el momento encontró un gran rendimiento ofensivo, con Triverio y Guerra como abanderados, pero con preocupantes altibajos en la zona defensiva y de contención en la zona media. Los números hablan: con 19 tantos a favor es el equipo más goleador de ambas zonas, pero con 14 en contra es el segundo más goleado. Aunque la clave para entender al Tate es más transparente aún en el fixture: de local suma mucho, de visitante poco y nada; de local tiene una identidad de juego, de visitante no se entiende a lo que juega.
La principal deuda futbolística y matemática se manifiesta con los 3 puntos rescatados sobre 15 que estuvieron en juego en la primera rueda. Dos derrotas (Sportivo Belgrano y Sarmiento) y tres empates (Santamarina, All Boys y Temperley) obliga a los dirigidos por Madelón a realizar una muy buena campaña de local para asegurar un lugar dentro de los cinco mejores de la zona. Y hasta el momento, en casa jugó 6, ganó 4, empató 1 y perdió 1.
Con 11 partidos en la espalda y 9 más por jugar, Unión está en el cuarto puesto con 16 puntos, a tres puntos del sexto puesto (no asciende) y a cuatro del líder (Crucero del Norte).
Desde los números le está alcanzando, pero claramente no está en una posición relajada, porque para llegar a los ansiados 30 puntos que aseguran un ascenso debería ganar las 12 unidades que tiene que jugar de local y al menos empatar dos de los cinco partidos que jugará de visitante. En síntesis: Unión está obligado a sacar la mitad más un punto de los que están en juego. De mantener el nivel en su estadio y mejorar un poco afuera le alcanzará para volver al fútbol grande.

Osella suma
En el Centenario la cuestión numérica va más encaminada, el segundo puesto (19 unidades) que ostenta Colón en su zona lo pone en un lugar más seguro, ya que se encuentra a 11 puntos de llegar a los ya mencionados 30 salvadores.
Dos derrotas –de local ante San Martín y de visitante frente a Aldosivi–, cuatro empates y cinco victorias son los números que consolidan –hasta el momento– una campaña exitosa. Aunque el término “exitosa” pareciera no estar en sintonía con muchos críticos al sistema de juego de Diego Osella.
Lucha, pelotazos, poco toque, errores y mucha, mucha enjundia: en la Primera B todos tienen su oportunidad en este atípico torneo Transición, en el que ascenderán diez equipos.

El entrenador sabalero decidió jugar con un estilo poco vistoso y cediendo en gran parte la posesión de la pelota en Primera División. Cuando todos lo daban a Colón por descendido antes de empezar el torneo, con ese sistema sacó 30 puntos y forzó un partido desempate ante Rafaela. Ahora, con la única responsabilidad de ascender en menos de cinco meses, al tipo lo acusan de mezquino, de “tener equipo para salir a hacer otra propuesta”.
En materia de gustos futbolísticos, quien escribe y miles de hinchas sabaleros desean que su equipo juegue de otra forma, con mayor tenencia y rotación de pelota para intentar crear más situaciones de gol, pero pareciera ser que estos críticos se olvidan de poner en la balanza que Osella es lo que ven y lo que ya vieron en Primera, y que hay un contexto que condiciona y obliga. Condiciona por el escaso tiempo de trabajo entre partido y partido, condiciona con las lesiones, condiciona el cansancio que genera cada viaje, condiciona el corto espacio de descanso entre cada encuentro, condicionan las expulsiones, condicionan algunos terrenos de juego y obliga el ascenso. En Colón (también Unión) no ascender es un fracaso gigante, quizás uno de los más grandes de su historia deportiva.
Ante este panorama, Osella elige jugar con una receta práctica: salir a ganar de local tomando algunas precauciones y ser más cauteloso de visitante, sin ponerse colorado a la hora de regalar pelota y espacio para “golpear cuando se pueda”. Por ahora al tipo no le va tan mal, Colón marcha segundo, está a tres victorias y dos empates del ascenso, sacó el 58% de los puntos en juego (desde que llegó al club alcanza el 55%), y entre otras cosas, el acusado de “mezquino” tiene el equipo más goleador de la zona A, 18 tantos (cinco goles de Pavón y otros tantos de Vlllarruel).
Mientras tanto, con los pies sobre la tierra, y sin olvidarse de la realidad de Colón cuando comenzó su ciclo (enero 2014), el DT insiste en dos conceptos: “el Nacional es duro y a nosotros no nos sobra nada”.

En Pausa #143, miércoles 8 de octubre de 2014. Pedí tu ejemplar en estos kioscos.