viernes, 31 de octubre de 2014

Los ribereños, tras su autonomía

Vecinos de Colastiné, La Guardia y Bajada Distéfano quieren constituir su propio municipio: alegan discriminación desde Santa Fe y afirman tener recursos suficientes. 


Organizaciones sociales y vecinales de Colastiné Norte, Colastiné Sur, La Guardia y Bajada Distéfano buscan que esos distritos se separen de la capital provincial y conformen una jurisdicción propia, cuyas autoridades escuchen las demandas de sus lugareños y comprendan su particular idiosincracia y sus necesidades.
Una clásica postal de la Ruta 1, completamente saturada y a la espera de más obras.

Según las instituciones que impulsan la iniciativa, los habitantes de la Costa sienten que viven en “el patio trasero” de Santa Fe y que son desatendidos por el gobierno de la ciudad, que los relega con respecto a los citadinos situados al otro lado del puente Oroño. Aseguran que la tasa que pagan no recibe como contrapartida una prestación decente en servicios básicos (ver recuadro). Sin dudas, la Provincia es la principal deudora en materia de obras en la zona, pero el problema sería también que la Municipalidad no se pone a la cabeza de los correspondientes reclamos ante aquélla. Además, afirman que jamás han sido incluidos en ciertos programas estatales que podrían paliar sus necesidades (Luz y Agua segura, Agua + Trabajo, Promeba).
“Lo que vemos es que nuestras condiciones de vida no son las mismas que tiene la capital. Por consiguiente, tomamos la decisión de gobernarnos a nosotros mismos y ver que los recursos que se recaudan aquí queden aquí”, indicó el presidente de la vecinal Colastiné Norte, Oscar Signe. En ese sentido, estiman que podrían administrarse perfectamente, ya que sus ingresos ascenderían a 13 millones de pesos, más otros 25 millones que percibirían por coparticipación. Las cifras surgen de datos recabados en San José del Rincón, recientemente declarada ciudad, a la que consideran en condiciones similares a las suyas. Indican asimismo que según el censo 2010 sumarían 12 mil habitantes, esto es, dos mil más que los requeridos para que la Legislatura aprobara dicha acción.
Mientras tanto, el intendente José Corral puso en duda la capacidad de autofinanciarse que podría tener el Municipio de la Costa. “Permanentemente hay que mantener las defensas y los sistemas de bombeo, y el aporte de quienes viven allí no es suficiente para solventar eso. Así que en realidad el municipio de Santa Fe tiene una acción particular en toda la zona”. Pero las demandas de los lugareños no sólo se vinculan a la vulnerabilidad hídrica. Aunque, por cierto, la incluyen, ya que según las instituciones que postulan la iniciativa los terraplenes sólo son reforzados en ocasión de las periódicas crecidas del río Paraná, pero no de manera sostenida.
Por otra parte, Corral dejó entrever que habría una motivación política por detrás: “habría que ver qué piensan los vecinos y no sólo los vecinalistas”, deslizó ante la prensa. Sucede que algunos miembros de esas entidades están abiertamente vinculados al peronismo. Pero otros tantos no lo están, como así tampoco las 500 personas que ya firmaron las planillas para respaldar la discusión. En cualquier caso, lo que se pretende es abrir el debate para arribar o no a un proceso que se sabe arduo y sacrificado. Y se busca, fundamentalmente, recuperar la identidad costera, que consideran ignorada, avasallada e irrespetada. “Si alguien muere en Colastiné, o en La Guardia, debe ser enterrado en el cementerio de Santa Fe. Fíjense la importancia que eso tiene en la estructuración de la identidad de un lugar”, ejemplifica Antonio Yapur, integrante de la Cordinadora de la Costa.
En rigor, los reclamos que se plantean no difieren de los de tantos otros barrios de esta capital. Lo que sí se distingue en este caso es la voluntad de trascender el lamento para pasar a la acción. “Nosotros no queremos quejarnos más”, agregó Yapur, y culminó: “queremos ser autores de nuestro propio destino. Y eso es lo que estamos construyendo”.

Vivir en la costa, hoy
La situación de los cuatro distritos (Colastiné Sur y Norte, La Guardia y Bajada Distéfano) que buscan la municipalización es precaria. No hay gas natural ni cloacas, tampoco agua potable de red (salvo en un reducido sector de La Guardia). Además, en Colastiné Sur el agua de pozo no es potable; allí los vecinos reciben camiones cisternas tres veces por semana.
No hay escuelas secundarias en ninguno de los cuatro distritos: los chicos deben trasladarse a Rincón o Santa Fe. En Bajada Distéfano tampoco hay educación inicial ni primaria.
No hay ningún centro de salud en Bajada Distéfano. En los otros tres distritos sí, pero no funcionan las 24 horas. Colastiné Sur, La Guardia y Bajada Distéfano no tienen ambulancia. Un solo vehículo, apostado en Colastiné Norte, cubre toda la zona.
En materia de seguridad también hay carencias. No hay destacamentos policiales en Bajada Distéfano ni en Colastiné Sur. En las subcomisarías de Colastiné Norte y La Guardia los recursos humanos y materiales son mínimos.
Hasta ahí un panorama de la situación en cuanto a los servicios que son responsabilidad de la provincia. Los servicios municipales (mantenimiento de calles, desmalezamiento, recolección de residuos y restos de poda y alumbrado público) también son deficientes.
El transporte público es otro motivo de reclamos permanentes. Sólo existen dos líneas urbanas, con pésimas frecuencias y colectivos siempre repletos que no circulan por el interior de los distritos costeros (sólo paran en la ruta 1).
A ese listado, los vecinos de la costa suman otras necesidades, como mantenimiento y refuerzo de las defensas por inundaciones y la transitabilidad de la ruta 1, cada vez más desbordada y con las obras de ampliación aún lejos de concretarse.
Finalmente, hacer ciertos trámites cotidianos en la Costa resulta tarea imposible. Los cajeros automáticos escasean y suelen estar sin dinero. Las reparticiones estatales provinciales y nacionales no tienen sedes en el lugar. Necesitan con urgencia una oficina propia de la Anses y tampoco tienen una filial del Correo Argentino.

Publicada en Pausa #144. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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