jueves, 16 de agosto de 2012

Los bebés también son lectores

Sobre la nueva peatonal, en la casi centenaria Biblioteca Pedagógica, hay un espacio para que los niños de hasta 4 años, junto a sus padres, entablen su primera relación con los libros.

Por Marina Ramayo
Foto: Olivia Gutiérrez

La bebeteca Tutú Marambá es el sector para los más pequeñitos –de 0 a 4 años– de la Biblioteca Pedagógica y Popular Domingo F. Sarmiento. El espacio se inauguró el 12 de abril en su sede de San Martín 2839.
El término “bebeteca” no es muy conocido, se forma por la fusión de la palabra “bebé” con “biblioteca” y refiere a un espacio que combina el mundo de la lectura, los libros y el disfrute, con la particularidad de estar especialmente pensado para bebés. Con estos datos ya podemos desterrar de la imagen las mesas altas, sillas rígidas, silencio de sala de lectura y orden en las estanterías. Una bebeteca está dotada de libros especiales, hechos de materiales resistentes y confiables para un uso que incluye el viaje a la boca, algunos están editados en materiales que permiten llevarlos a la ducha o bañera, otros son de tela como los libros almohada, los hay con figuras que se despliegan al abrirlos, con ojos movedizos, títeres… Y en todos los casos, con mucho color e imágenes. Además, una biblioteca para bebés ofrece almohadones, algunos juguetes, alfombras.
Desde Pausa nos acercamos, justo estaban de visita los chicos de la sala de 3 años del Jardín de Infantes N° 174 Olga Cossettini explorando los libros, cajones y rincones. Al cerrar el encuentro la bibliotecaria les convidó un cuento e invitó a volver con su familia. Después charlamos con las dos iniciadoras del proyecto, Micaela Piccini y Mercedes Baldisarri.
Micaela explicó “desde todos lados se hace hincapié en fomentar la lectura y la apuesta es hacerlo desde la más temprana edad. El fomento de la lectura no tiene que empezar a los 10 años, porque si no parecería ser una cosa que tiene que darse como un rayo que cae,  te ilumina y vos pasás a ser lector de pronto. Y no. Todos nos hacemos lectores de diferentes modos; cuanto antes mejor. Cuanto antes te convidan con algo que es placentero y te gusta, vas a ser habitué de eso si te genera placer, si es algo saludable, que te va constituyendo como persona. Inclusive desde la panza se puede convidar literatura a los chicos. Cuando las madres hemos estado embarazadas les cantamos, les hablamos… Todos tenemos tantas cosas para decir, para contar, estamos hechos de palabras”.
Por su parte, Mercedes explicó por qué el nombre, “lo del proyecto fue coincidente con el fallecimiento de María Elena Walsh, así que en realidad no dimos muchas vueltas con el nombre… Podría haber sido Manuelita también. Así que fue eso y ya. Nos pareció que, a pesar de ser un espacio dentro de otro más grande, tenía que tener un nombre identificatorio”. Asimismo explicó que la bebeteca “funciona como una parte más de la biblioteca. Nosotras dos trabajamos de tarde. Si bien por la mañana no hay ninguna de las ejecutoras originarias de este proyecto, tenemos una compañera que también está muy metida y que se ocupa de recibir las visitas. Pero es algo nuevo para todos, de modo que todos estamos probando un poco, conociendo cómo interactuar, qué hacer y cómo manejarlo”.
—¿Cómo arrancaron con este proyecto?
—Era lo que faltaba en esta biblioteca que está cercana a cumplir los 100 años en 2015 —dijo Micaela—. Quien fue la directora hasta el año pasado, María de los Ángeles Tevez, tenía en mente, antes de jubilarse, ver un espacio de estas características, una bebeteca. Con Mercedes, mi compañera, nos prendimos. Si bien acá no estamos en un área específica, sí hay ciertas afinidades. Yo la tengo para con este espacio, porque me interesa, porque estoy en Abracuentos (una biblioteca itinerante) desde hace ocho años, hice un postítulo en Literatura Infantil… A las dos nos interesó la propuesta y mandamos el proyecto a CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares): uno presupuesta para el proyecto y ellos mandan el dinero. De eso surgió comprar los puff, alfombras, libros, sillones… Los bebesit los donó la ex directora, los cajones son parte de la vieja “valija viajera” de la biblioteca. Reciclando y comprando se armó…
—¿Ya tenían algo de literatura para bebés?
—No, todo esto lo compramos. La sección infantil contaba desde antes con algún material de tapa dura, pero poquito. Faltaba la parte para bebés. Se adquirieron en principio unos 120 libros y ahora compramos otra partida con plata de Cooperadora, que es un pilar fundamental en la Biblioteca. Es una literatura muy cara y tiene un desgaste muy grande, si bien uno trata de cuidar.
—¿Por eso se pide el acompañamiento de un mayor?
—Sí, esto no es guardería. Está la idea de habilitar a la brevedad una hora de lectura pero que sea con padres, abuelos… Porque nosotros estamos con los chicos un ratito pero después ya no más, por eso es importante que esté la familia (o las maestras) que son los que están todo el tiempo con ellos. Encima una biblioteca es un lugar de paso para la gente, la  escuela sí tiene un seguimiento con el que nosotros no contamos. Por eso es fundamental lo del vínculo.
—¿Se inauguró en abril?
—Sí. El proyecto lo hicimos el año pasado, se recibió el dinero en diciembre. Compramos las cosas, cerramos la biblioteca, volvimos en febrero y armamos lo más rápido que pudimos. Ahora la idea es aprovechar el patio que está acá como una parte de la visita de los chicos que vienen con los jardines.
—¿Cómo hicieron la búsqueda del material que compraron?
—Hay mucha propuesta editorial para esta etapa de los chicos, en donde se busca calidad estética. En este momento no hay autores conocidos por el contenido porque entra todo por la vista. Por eso no nos detuvimos buscando historias, autores con calidad literaria, sino que perseguimos la calidad estética. Un poco ya sabíamos qué íbamos a comprar y otro poco son cosas que nos sorprenden cuando vamos a la librería. Vamos nosotras a hacer la búsqueda, estamos tres horas eligiendo y a lo mejor sólo traemos 20 libros... En la última compra que hicimos buscamos recuperar la palabra como parte del libro. Ahí está la importancia del adulto que llena el relato, él está para relatar lo que falta, ponerle palabras.
—¿Y cómo es la recepción?
—Muy buena y todavía no largamos invitaciones a las instituciones… El boca en boca funcionó y tuvimos salida en los medios. Es la primera Bebeteca en una biblioteca pública de la ciudad, es un espacio original ya que es difícil encontrar atractivos para esta edad. A partir de los 3 o 4 años hay muchas más cosas, porque los chicos ya son más independientes. Entonces, era una necesidad en la ciudad y la zona. Además intentamos hacer algo atractivo, colorido, lindo, que dé gusto, placer, de estar.
Como si lo dicho fuera poco, el espacio cuenta también con un horario muy amplio de atención. Tutú Marambá es un paseo como para no perderse y, aunque dentro de las salas no se permite tomar mate, uno puede llevarse el equipo y disfrutar de los libros al aire libre en el patio del fondo.
Como desafíos a concretar, las bibliotecarias expresaron los deseos de implementar también el préstamo a domicilio ya que “prestar es la función de la biblioteca”.  Es una meta que seguramente tendrá concreción.

En detalle
La Biblioteca Pedagógica y Popular Domingo F. Sarmiento (San Martín 2839) fue creada el  24 de mayo de 1915 como Biblioteca para el Maestro. A través de los años fue ampliando su espectro de usuarios afirmando su objetivo de ser una institución educadora. Hoy define su misión como la de “participar en forma activa en el proceso de enseñanza-aprendizaje e investigación educativa y promocionar el placer por la lectura en niños y adultos, brindando el acceso a la información especializada y actualizada, acorde a las necesidades de los Programas vigentes en todos los niveles de la Educación y al desarrollo del acervo bibliográfico para promover la lectura recreativa”. Depende de la Jefatura Provincial de Educación Superior, Perfeccionamiento Docente y Proyectos Educativos y está subvencionada por la CONABIP. Además, cuenta con una activa Comisión de Asociados que tiene el nombre de “Asociación Protectora de la Biblioteca Pedagógica”. Actualmente integra la red de Bibliotecas Pedagógicas.
La biblioteca cuenta con servicios de consulta en sala, préstamo a domicilio, acceso a Internet, catálogo colectivo de Ciencias de la Educación (integrado por 13 bibliotecas de instituciones educativas de nuestra ciudad), consultas por correo electrónico, videoteca educativa (material no librario), impresión de listas temáticas, scanner para gráficos y reproducciones, preparación de bibliografías, entre otros. Está dividida en secciones con espacios físicos y materiales diferentes.
La sección Infanto Juvenil está preparada específicamente para el público más joven, se encuentra al fondo del establecimiento, justo antes del patio donde pueden instalarse los lectores. Cuenta con material muy variado y es donde funciona la Bebeteca Tutú Marambá.
Horarios de atención: lunes a viernes de 7:30 a 19:45, sábados de 9 a 11:45. Consultas y visitas: 4572974. Vía internet, la dirección es bibpopsf.blogspot.com.ar.

Publicada en Pausa #99, miércoles 8 de agosto de 2012

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