domingo, 26 de diciembre de 2010

Las palabras de 2010: INFANCIA

Los ningunean en las decisiones de gestión, los explotan en el comercio y en el campo, los quieren mandar a un ex liceo militar...

Los chicos, no siempre primero

Por Ezequiel Nieva

Por primera vez en mucho tiempo, las políticas para la infancia ocuparon el centro del debate. Hubo ideas acerca del abordaje, medidas oficiales para identificar el problema del trabajo infantil y algunas propuestas, como la de la Mesa del Diálogo, de llevar a los menores “en riesgo” al ex Liceo Militar de Recreo.
En mayo, un conjunto de ONGs de la ciudad cuestionaron al Municipio por “la ausencia de políticas integrales” para los niños de los sectores más vulnerables. Desde la Municipalidad respondieron que su idea es “no focalizar”. A las entidades sociales no les conformó la respuesta. “De las actividades que desarrolla el municipio surge claramente la ausencia de políticas integrales y abarcativas que tiendan a modificar la situación existente y que generen una esperanza de cambio para los chicos”, se quejaron en un documento que llevó la firma de una veintena de asociaciones, entre ellas Caritas, la CGT, la CTA y la Federación de Vecinales.
Todo empezó en febrero, cuando se aprobó el presupuesto municipal para 2010. A pedido del opositor Luciano Leiva, inicialmente se incluyó una partida de seis millones de pesos para proyectos del Consejo Municipal de la Niñez y la Adolescencia, órgano creado por el intendente Mario Barletta e integrado por representantes del Estado municipal y de las ONGs de la ciudad. Barletta vetó ese artículo y allí se desató el conflicto. “El veto del intendente nos obliga a replantear el lugar que la niñez ocupa en las prioridades del gobierno municipal”, indicó Leiva. El monto dispuesto originalmente equivale a menos del 1% del presupuesto municipal. “En abril de 2008 se sancionó la ordenanza que declaró la emergencia social y humanitaria en la ciudad, dados los altos índices de pobreza e indigencia que presentan niños y adolescentes”, argumentó el concejal kirchnerista.
“Esa ordenanza recreó un Consejo (el de Niñez y Adolescencia) para trabajar sobre políticas en ese sentido y se convocó a distintas instituciones públicas y sociales. Ese Consejo está presidido por usted, señor intendente”, le dijo Leiva a Barletta en una carta remitida en ese momento. El concejal recordó que el artículo 13 asignaba el 2% del presupuesto municipal “para el desarrollo de los programas contemplados en esta norma” y que el artículo 6 estableció como función del Consejo “disponer de los recursos previstos en esta ordenanza”.
Por la Municipalidad, el secretario de Desarrollo Social Alejandro Boscarol argumentó que ya se destinan 98 millones anuales para la infancia: están distribuidos en rubros como defensas contra inundaciones, obras de iluminación, instalación de cámaras en las calles, programas sociales, de infraestructura y de medioambiente. La idea oficial es que toda obra desarrollada en la ciudad directa o indirectamente afecta a los niños, por lo tanto debe ser considerada para la infancia, al menos en un porcentaje. Los funcionarios adujeron no creer en políticas focalizadas; por ello vetaron el Fondo de Infancia. El documento que la Municipalidad les entregó a las ONGs dice “La proporción de la población de entre 0 a 17 años es del 34%; en forma directa, el 34% del presupuesto general –98 millones sobre 257– le llega a la niñez”.

Una de las tapas de este año, dedicada a la explotación infantil

TRABAJO INFANTIL. Mientras tanto, el gobierno de la provincia comenzó a trabajar en una radiografía del trabajo infantil. El propósito: conocer en qué rubros de la economía están insertos los menores que trabajan en Santa Fe.
La UNL y el Ministerio de Trabajo realizaron un relevamiento del que se desprende que, en las ciudades, el rubro en el que predomina la mano de obra infantil es el comercio, mientras que en el norte son las actividades agropecuarias.
A mediados de año el Ministerio de Trabajo presentó el primer relevamiento cualitativo sobre trabajo infantil, elaborado en junto a la UNL y la Organización Internacional del Trabajo en la Argentina. El objetivo fue obtener una aproximación al problema desde una triple perspectiva: la medición de la magnitud del trabajo infantil, el análisis de las representaciones sociales de los distintos actores con relación al mismo y la delimitación de las estructuras que habilitan y constriñen la presencia de menores en actividades productivas. El estudio partió de la necesidad de conocer en profundidad el estado de situación a partir de la mirada que los funcionarios de municipios y comunas y algunas ONGs tienen sobre el trabajo infantil en la provincia. “Por los datos que obtuvimos, creemos que es necesario realizar intervenciones”, anunció el ministro de Trabajo de la provincia, Carlos Rodríguez, quien resaltó cómo en las pequeñas comunidades del norte santafesino, donde se registran índices similares o mayores que en las ciudades grandes, están convencidos de que el problema sólo es de Santa Fe y Rosario: “La imagen del trabajo infantil se vincula con la forma visible de lo urbano-marginal. La respuesta más corriente en las comunas era ‘no, no, nosotros no tenemos; este es un problema de Rosario o Santa Fe, porque acá no hay chicos ni de la calle ni en la calle’. Ellos asumen que el trabajo infantil sólo está asociado con la calle y las grandes urbes”.
Se estima a nivel mundial que 250 millones de niños están insertos en el mercado laboral. En América Latina y el Caribe son 17 millones y medio: el 70% se dedica a la agricultura y a la pesca. En la Argentina la principal actividad de los chicos es “ayudar” en un negocio, en muchas ocasiones de la propia familia, la recolección de papeles y cartones y la venta callejera. En la provincia de Santa Fe es muy extendido el uso de niños en el campo. En los grandes conglomerados, entre 2003 y 2009 el 5% de los chicos de entre 6 y 17 años trabajan. Las estadísticas, que serán actualizadas cuando se termine de procesar el Censo 2010, indican que a menor tecnificación, mayor trabajo infantil.

REFORMATORIO NOT DEAD. A contrapelo de las ideas más básicas –y actuales– de las ciencias sociales, en el año que termina hubo una propuesta de la Mesa del Diálogo Santafesino –la creación el Centro de Inclusión Social “Eva Perón” en el predio del ex Liceo Militar de Recreo– que hizo rememorar las épocas en que se pensaba en el aislamiento como solución para los conflictos sociales.
El proyecto dirigido a los menores “en riesgo” logró media sanción del Senado, gracias a los oficios del senador por La Capital y precandidato a gobernador Juan Carlos Mercier. El gobierno se opuso al traslado de chicos al ex Liceo Militar de Recreo: “Estigmatiza la pobreza y la marginalidad con las secuelas sociales que eso tiene en todo aspecto”, señaló el senador socialista Juan Carlos Zabalza.
Publicado en Pausa #69, todavía a la venta en los kioscos de SF


1 comentario:

Anónimo dijo...

los chicos siempre tienen que estar primero, siempre hay que pensar en donde viven, en donde comen.
escuche por la radio que los de Kraft Foods Argentina van a los colegios a ayudarlos con su alimentación..
este análisis de esta entrada me parece muy interesante.