martes, 13 de julio de 2010

Divididos por el matrimonio


El debate por los cambios al Código Civil para ampliar el matrimonio a parejas del mismo sexo hizo visible la división de la sociedad santafesina: una masiva marcha en contra y una encuesta que marca el apoyo.

Por Ezequiel Nieva

El proyecto que propone modificar el Código Civil para habilitar el matrimonio entre parejas del mismo sexo hizo visibles las profundas divisiones que atraviesan a la sociedad. En Santa Fe, en estas semanas, el debate llegó a la calle con dos manifestaciones –una a favor de la medida; la otra, mucho más masiva, en contra– y se instaló como tema cotidiano de discusión.
El jueves 1º, en paralelo a la marcha por la familia tradicional, hubo una convocatoria, organizada en la misma semana, sin apoyo político ni institucional. Fue en la Plaza de Mayo, a unos pocos metros del otro mitin, y reunió a unas 200 personas que se manifestaron a favor del matrimonio para todos y todas. Al mismo tiempo se desarrolló la multitudinaria marcha organizada por grupos católicos y apoyada por la Iglesia, que reunió a unas 4.000 personas que se manifestaron en contra de la posibilidad de extender los derechos vinculares a las parejas del mismo sexo. La convocatoria fue lanzada bajo la consigna “Matrimonio = Varón + Mujer”. Los manifestantes se juntaron en el Paseo de las Tres Culturas y de allí marcharon hacia la Legislatura.
Senadores justicialistas y radicales los recibieron; luego, el arzobispo José María Arancedo y el padre Axel mantuvieron un encuentro con los legisladores en la sala de reuniones de la Cámara. Un mensaje político de la Iglesia Católica que, sumado a la marcha del lunes en Rosario y a la campaña de firmas a nivel nacional –que reunió unas 500 mil voluntades de rechazo–, tuvo su correlato en el Congreso: el Senado emitió un dictamen en contra del proyecto que vino de Diputados, promovido fundamentalmente por el oficialismo, y a favor de un proyecto de unión civil sin adopción, salido de las filas del cobismo, apoyado públicamente por el vicepresidente y reconocido como “aceptable” por la jerarquía vaticana local.
El propio arzobispo de Santa Fe definió claramente cómo se articulan las cuestiones, la línea y los sectores en pugna: “No es un tema menor; es más grave que el conflicto por la (resolución) 125. Es una ley, como toda ley, universal: orienta comportamientos. Y yo como argentino quiero la unión estable entre el hombre y la mujer orientada a la vida”. Arancedo aseguró que la Iglesia tolerará que se sancione una ley de unión civil –dos veces rechazada por los senadores en la provincia, ahora propuesta como alternativa en el Congreso– pero no que se equipare con la ley de matrimonio que hoy sólo alcanza a las parejas heterosexuales.
El éxito de la “marcha por la familia” se explica a partir de ciertos datos. Primero, el tiempo de organización: con más de un mes de anticipo, a fines de mayo, la Red Pro-Familia inició la campaña de difusión. En las últimas semanas los medios de la ciudad fogonearon la marcha. Las escuelas católicas convocaron por nota a las familias y a los alumnos a participar. Y los institutos terciaros que dependen del Arzobispado desobligaron a sus estudiantes para que puedan sumarse a la marcha.
Todo aceitado: globos impresos con las consignas de la convocatoria, vuvuzelas y un premeditado clima –hasta traducido en las canciones elegidas para acompañar la procesión hacia la Legislatura– de alegría y optimismo, como forma de responder a los que calificaron la marcha como “anti”. Incluso se usó el sistema de sonido que la Iglesia monta sobre General López cuando hay alguna festividad.
La contracara fue la marcha llamada sencillamente “A favor”, que se convocó a través de las redes sociales de internet en los días previos y apenas logró reunir a un puñado de jóvenes. La consigna más visible: “La igualdad comienza cuando reconocemos que todos somos diferentes”. Los jóvenes redactaron un petitorio dirigido a los legisladores para pedirles su compromiso a favor de los cambios que se discuten en el Congreso.
Pero la manifestación “A favor” no logró los mismos resultados que la movida “por la familia”. Esa tarde el Senado no sesionó por falta de quórum, pero igual algunos legisladores se quedaron para recibir a los manifestantes. Los justicialistas Juan Carlos Mercier, Norberto Betique, Cristina Berra y José Baucero salieron a la explanada para ver el acto desde atrás. También el radical Felipe Michlig se unió a sus pares opositores y fue parte del posterior encuentro puertas adentro del Senado con Arancedo.
En el Senado, el arzobispo expuso su preocupación por la posibilidad de que en el futuro las parejas homosexuales puedan acceder a la adopción; aseguró que la ciencia determina que el proceso de crecimiento de los chicos debe darse en un ámbito tradicional: papá varón y mamá mujer.
Mercier le recordó una propuesta suya, que aún no fue tratada, para que la Legislatura se desentienda del tema. Esa iniciativa se basa en el Pacto Civil Francés y la idea de Mercier es que se debata en el Congreso de la Nación. Uno de los artículos del Pacto Francés dispone que las uniones estables entre dos hombres o dos mujeres no se celebren en el mismo ámbito que el casamiento civil tradicional.
En la marcha del jueves 1º hubo grupos del interior de la provincia. Y una numerosa presencia de rosarinos. Convocados por la Red Familia Rosario llegaron unos 70 vehículos. El lunes 5 organizaron su propia manifestación en la ciudad del sur, pero estuvo lejos en cuanto a convocatoria: reunió apenas a unas 500 personas.

Publicado en Pausa #58

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