sábado, 12 de junio de 2010

Con el mundial a pleno, recorremos mas de un siglo de vida de la Selección Argentina

HISTÓRICA ILUSIÓN

Por Gastón Chansard

Desde la riquísima historia política y social de Sudáfrica hasta aquella primera final entre Argentina y Uruguay en 1930, al Mundial se lo puede abordar desde muchos lugares. En Pausa el abordaje tiene que ver con la historia de nuestra Selección en el certamen deportivo
más importante del planeta.
En plan de recuerdos, donde muchas empresas de indumentaria deportiva y una cadena televisiva de deportes se encargaron de comparar la Selección actual con la que se consagró en el Mundial México 1986, vale la pena bucear en el tiempo y recorrer los malos momentos, la mediocridad y la gloria eterna alcanzada por los seleccionados albicelestes.

PUNTAPIÉ INICIAL. A comienzos del siglo XX, más precisamente el 16 de mayo de 1901, se puso en marcha la Selección nacional. El primer partido de la historia que jugó nuestro combinado fue ante los vecinos uruguayos y el bautismo fue con una victoria (3 a 2) en tierra
charrúa. Pero lo curioso de aquella inicial formación es que los apellidos poco tenían que ver con lo que hoy podemos denominar nuestras raíces: los representantes argentinos eran en su mayoría ingleses que trabajaban en los ferrocarriles, la cuna del fútbol criollo.
Así formo la albiceleste en su debut ante Uruguay: R. W. Rudd, W. Leslie, A. C. Addecot, A. A. Mack, H. Rattcliff, E. L. Duggan, G. E. Leslie, J. O. Anderson, S. U. Leonard, Ch. E. Dickinson y G. N. Dickinson.
Luego del exitoso resultado del debut, los pocos partidos que jugaba el representativo argentino
eran ante rivales sudamericanos: las distancias y la falta de organización hacían imposible que se midiera con selecciones europeas. El primer cotejo ante una selección del viejo continente fue en 1928, ante Portugal. El partido terminó 0 a 0 y se jugó en el marco de la gira previa a los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, donde luego Argentina perdería contra los uruguayos la final. Fue en aquel 1928 donde el congreso de la FIFA decidió realizar la primera Copa del Mundo, que se jugaría dos años después en Uruguay.
Antes de llegar al primer Mundial, el elenco nacional comenzó a ser respetado en el continente: ganó cuatro campeonatos sudamericanos (1921, 1925, 1927 y 1929).
El primer Mundial tuvo al elenco nacional como uno de los principales protagonistas. Debutó con victoria ante Francia (1 a 0) y llegó hasta la final, donde cayó frente a los locales por 4 a 2, luego de ir ganando 2 a1. Cuenta la leyenda que hubo “apretadas” en el vestuario y hasta algunos protagonistas dijeron que si no perdían no salían vivos del Centenario. Más allá de la veracidad
o no de aquellos dichos, la historia de la garra charrúa comenzaba a escribirse, así como también quedó sellado para todos los tiempos el nombre de Guillermo Stábile, el argentino que marcó ocho tantos: goleador del primer Mundial.

LEJOS DEL MUNDO REAL. Luego de la primera Copa del Mundo el seleccionado de fútbol ingresó en una etapa triste de la historia y el primer gesto sucedió en el segundo Mundial, en Italia 1934. Argentina concurrió al viejo continente con un plantel amateur, ya que los clubes
no cedieron a sus jugadores porque estaban en la Liga Profesional y no querían arriesgarlos a un largo viaje en barco. Además, la Asociación Amateur de nuestro país todavía no tenía la afiliación en la FIFA.
Tres jugadores que participaron de aquella delegación jugaban en el fútbol santafesino: Alberto Galateo y Federico Wilde, de Unión, y Ramón Astudillo, de Colón. Los tatengues participaron del único partido de la selección (derrota por 3 a 2 ante Suecia), mientras que el defensor rojinegro se quedó con las ganas.
Por ceguera y soberbia de los directivos, que estaban convencidos que en este rincón estaba el mejor fútbol del mundo, la Argentina no participó en Francia 1938 a modo de boicot: la dirigencia nacional pretendía organizar el certamen, pero la FIFA le dio la posibilidad a los europeos. Mientras, la Selección ganó siete campeonatos sudamericanos (1937, 1941, 1945, 1946, 1947, 1955 y 1957). Argentina estuvo sin jugar ante seleccionados europeos durante dos décadas y recién en 1951 viajó y perdió ante Inglaterra por 2 a 1.
La Selección tampoco se estuvo en Brasil 1950. El motivo: una gran gresca entre ambos seleccionados en la Copa América de 1949. Además, la huelga de 1948 que había hecho emigrar a muchas figuras a Colombia, ocasionó que el gobierno de Perón desistiera de mandar la Selección al Mundial.
Cuatro años más tarde la dirigencia también se negó a ir a la Copa del Mundo de 1954, disputada en Suiza. Entre argumentos políticos, enojos con algunas asociaciones sudamericanas y rencores por no ser asignada Argentina como sede, nuestro fútbol volvía a darle la espalda al torneo más importante del mundo.

DEL DESASTRE A LA REVOLUCIÓN. La cosecha de buenos jugadores y resultados exitosos en el continente americano no hicieron otra cosa que destilar soberbia de cara al Mundial de Suecia 1958. Los resultados del regreso a la máxima competencia (después de 24 años) fueron desastrosos: Argentina chocó de frente contra una realidad del fútbol internacional que nada tenía que ver con el sudamericano.
Dos derrotas y una victoria provocaron que el seleccionado nacional haya quedado afuera en la
primera ronda. Una de las derrotas fue la más abultada en la historia albiceleste de los mundiales: 6 a 1 ante Checoslovaquia.
Con una Copa América y un Panamericano como logros entre 1959 y 1960, la Selección llegó a Chile 1962 con una mejor preparación física y el nuevo esquema táctico del “Toto” Lorenzo, pero esa revolución que pretendía el astuto entrenador no supo ser interpretada por los jugadores. El papel fue más digno del otro lado de la cordillera, pero una victoria, un empate y una derrota no fueron suficientes para pasar la primera rueda.
Dos años después del Mundial de Chile llegó un nuevo logro para el combinado albiceleste: la obtención de la Copa de las Naciones en Brasil. Allí le ganó a Portugal, Brasil e Inglaterra. Pero más allá del éxito, la Selección volvió a atravesar un período de confusión, ya que en seis meses pasaron cuatro técnicos.
La nueva cita mundialista iba a ser en Inglaterra. El equipo nacional, de la mano de Lorenzo nuevamente, consiguió una muy buena actuación, quedando al margen del Mundial en cuartos de fi nal, ante el seleccionado local. De aquella derrota frente a los locales todavía se recuerda la sospechosa actuación del árbitro alemán Rudolf Kreitlein y la expulsión de Rattín, que luego de ver la tarjeta roja se sentó en la alfombra de la reina y luego estrujó la bandera inglesa que flameaba en un banderín del córner.
El nuevo paso atrás en la historia del fútbol nacional llegó en las eliminatorias rumbo a México 1970. Los peruanos se encargaron de dejar afuera a nuestro equipo en la cancha de Boca, el 2 a 2 no le alcanzó al combinado que dirigía Adolfo Pedernera y por primera y única vez en la historia Argentina quedó afuera en Eliminatorias.
En un clima político y social adverso, con la AFA intervenida desde 1966 por los gobiernos militares, la Selección llegó a Alemania 1974 sin el apoyo total de los clubes y con muy poco interés de parte de los futbolistas para vestir la camiseta nacional. La despedida fue en la segunda fase y el baile de Holanda (4 a 0) quedó en la historia negra del fútbol argentino.
El cambio, la refundación y la verdadera revolución del seleccionado argentino llegó en octubre de 1974, de la mano de César Luis Menotti. Desde la AFA propusieron al director técnico que hacía pocos meses le había dado el título a Huracán, el DT puso sus condiciones para armar un plan a largo plazo y en poco tiempo las dos partes se pusieron de acuerdo. Ahí comenzó una de las etapas más exitosa del fútbol nacional.

LA GLORIA CONOCIDA. El primer título mundial llegó a través de un plan muy serio a nivel deportivo, con un trabajo federal como nunca antes se vio en la Selección. El logro de 1978 (nada tuvo que ver la dictadura) y el campeonato juvenil logrado en Japón en 1979 provocaron un quiebre en la historia de la Selección. De ahí en más la máxima aspiración para el futbolista argentino fue vestir la celeste y blanca.
Más allá de la aparición de Diego Maradona, quizás el único error de Menotti haya sido confiar en la misma base de jugadores que ganó el Mundial 78 para disputar el de España 1982 (el primer certamen de Julio Grondona como presidente de AFA). El elenco nacional quedó afuera en la segunda fase, tras caer 2 a 1 ante Italia y 3 a 1 frente a Brasil.
El cambio de rumbo desde el gusto futbolístico llegó en 1983, con la llegada de Carlos Bilardo. El ex DT de Estudiantes fue criticado (hasta hubo un intento de destitución de parte del presidente Raúl Alfonsín) e ingresó al Mundial de México 1986 con muchísimo sufrimiento.
La historia de “Maradona y diez más” en México es tan o más conocida que la Revolución de
Mayo. El segundo título mundialista y el primero fuera de casa sirvió para que el mundo del fútbol siempre ponga a la Argentina como uno de los cuatro o cinco candidatos a levantar la copa. El subcampeonato con penales atajados por Goycoechea y con Diego averiado en Italia 90 marcaron el final del exitoso pasaje de Bilardo como entrenador del seleccionado nacional.
Los 20 años posteriores, esos que están frescos en la memoria de todos, estuvieron envueltos en ilusiones y desilusiones, en el fútbol de Basile en Estados Unidos, en el “me cortaron las piernas” de Diego, en la “mano dura” de Passarella en Francia 98 y en el cabezazo de Ortega al arquero
holandés, en Bielsa con su cadena de éxitos previos a Corea-Japón 2002 y en la despedida sorpresiva en primera ronda, en Pekerman y sus chicos ya maduros en Alemania 2006 y en los penales que supo estudiar y desviar el arquero alemán en cuartos de final.
Sudáfrica 2010 enciende la rica historia del fútbol argentino y los corazones ilusionados albicelestes se harán bandera con el D10S del fútbol en el banco y el MESSIAS en el campo de juego.

Publicado en Pausa #56

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