miércoles, 26 de agosto de 2015

Conocer derechos y hacerlos valer

La Asociación Civil Unipadis organiza un ciclo de charlas para difundir los derechos de las personas con discapacidad en materia de educación, salud, trabajo, ocio y tiempo libre.


Con el objetivo de lograr “plena participación e igualdad”, la Organización de las Naciones Unidas celebró en 1981 el Año Internacional de las Personas con Discapacidad. Por aquel entonces, el gobierno de Santa Fe organizó una Comisión de Discapacidad para encausar los esfuerzos de distintos actores durante la conmemoración. Al finalizar el año, algunos miembros de la comisión supieron que quedaban muchas cosas por hacer y fundaron Unión para los Discapacitados (Unipadis), una asociación civil que buscaba la promoción del discapacitado y el apoyo a la familia.
Todos los veranos, la pileta de Unipadis, en el predio de Pedro de Vega, es una fiesta de integración y esparcimiento para niños y adultos.

“En ese momento no había nada: ni escuelas ni centros de día. Los discapacitados estaban pero nadie sabía dónde. La idea era hacerle saber a las familias que no estaban solas, que conozcan las posibilidades que tenían cuando nacía un niño con problemas o cuando se los diagnosticaba. Los objetivos que están plasmados en el estatuto rescatan los valores de solidaridad y acompañamiento, que se necesitaba mucho”, recuerda Marigel Beltramino, cara visible de Unipadis e hija de Italia Marini, una de las fundadoras.
La asociación abrió las puertas de su club, ubicado en Pedro de Vega 843, en 1985. “Durante estos años, Unipadis tuvo sus altibajos y desde hace un tiempo se concentró en cubrir una necesidad que no existía para los discapacitados adultos, que es la de ocio y tiempo libre. Hoy en día tenemos las instalaciones remozadas y alquilamos parte del espacio a un gimnasio y una cancha de fútbol 5 para solventar gastos de funcionamiento”, señaló Marigel Beltramino. El trabajo fuerte llega en el verano, donde se inaugura la pileta y funcionan las colonias de vacaciones que históricamente fueron para adultos. Sin embargo, desde hace algunos años se abrieron dos turnos, uno de ellos es inclusivo y asisten todo tipo de chicos desde los cuatro años. “Abrimos para los más pequeños porque también detectamos esa necesidad, sobre todo para los que tienen discapacidades motoras o intelectuales muy profundas; también vienen algunos con trastornos de conducta que no encajan en otras colonias más grandes”.
Unipadis también organiza bailes mensuales muy concurridos “porque las personas con discapacidad, por lo general, tienen dificultades para concurrir a lugares bailables comunes. Nosotros hemos creado un ámbito muy lindo, donde todos se conocen y siempre tenemos chicos nuevos. Es una actividad que nos pone muy orgullosos”, destacó Marigel Beltramino.
Y añadió: “Pensamos que la forma de hacer una sociedad inclusiva es formar a los chicos desde pequeños con la diversidad, porque la van adquiriendo naturalmente. En cambio a los adultos muchas veces hay que imponerles estos conceptos. La educación inclusiva tiene doble finalidad: una es permitirle al chico discapacitado ir a la escuela común, que es lo que le corresponde por derecho, y otra es el derecho de los otros chicos de tener contacto con todas las diferencias. Si esto funcionara así, más adelante la sociedad va a ser más inclusiva sin que nos demos cuenta”.
—¿La sociedad actual es más inclusiva que cuando abrió Unipadis?
—Probablemente sea más integradora que inclusiva. En este momento se habla más de discapacidad. Con respecto a la educación, hubo un momento en que, como no había nada, se abrieron las escuelas especiales, que salvaron el momento pero hizo que los ciegos, los sordos y los discapacitados intelectuales estuvieran separados del resto. Y eso no llega a ser inclusión.
Marigel Beltramino sentenció: “Muchas de las escuelas especiales de Santa Fe no están cumpliendo el rol que tenían asignado en un principio. Por ejemplo, la misión de la escuela para ciegos era proporcionar educación primaria en función de su discapacidad, o sea detectar si necesitaban más tiempo o tenían que aprender Braille. Como sea, los alumnos tenían que salir a los 12 o 14 años con el primario completo y eso no está ocurriendo. Hemos tenido chicos de 12 y 15 años en la colonia que no fueron alfabetizados ni se les enseñó Braille en la escuela especial. En esas condiciones no pueden hacer el secundario y luego viven una vida dependiente. Nosotros queremos que los chicos se desarrollen al máximo de sus capacidades porque ése es su derecho según la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño”.
Hace tres años, Unipadis cuenta con un departamento legal que brinda asesoría jurídica gratuita “porque la gente con discapacidad no conoce a fondo sus derechos y por eso no los hacen valer. O sea, las leyes están, pero hay que hacerlas cumplir. Parece que discapacidad es igual a enfermedad y se hace mucho hincapié en lo que deben brindar las obras sociales por ejemplo, pero jamás se habla de educación y a través de los padres nos enteramos de los problemas que existen de acceso a la escuela. La Ley Provincial de Discapacidad Nº 9.325 dice claramente que todos los chicos tienen derecho a educarse en la escuela común y eso no se está cumpliendo”, puntualizó la titular de la entidad.

Educación, trabajo y salud
“Todos los niños tienen derecho a la educación, que no es sinónimo de concurrir a la escuela. Todos los niños con discapacidad tienen derecho a concurrir a escuelas comunes. Todos los niños con dificultades en el aprendizaje tienen derecho a que se les enseñe de manera que puedan aprender”, afirman desde Unipadis. En este sentido, el 7 de agosto iniciaron el ciclo de charlas “Hacia una sociedad inclusiva. Conocer y hacer cumplir nuestros derechos”, que cuenta con el auspicio de la Feria de las Organizaciones Sociales.
Durante la primera jornada, que contó con la participación del defensor del pueblo Luciano Leiva, el eje fue educación. Trabajo será la temática del próximo encuentro, previsto para comienzos de octubre. También se prevé abordar las problemáticas de salud y actividades de ocio y tiempo libre.
“La idea fue mostrarles a los padres el texto de las leyes para que tengan cómo defenderse cuando les dicen en las escuelas que no hay lugar o no están capacitados para recibir a sus hijos. Y quién mejor que el defensor del pueblo para explicarnos cómo actuar cuando la escuela nos niega la entrada o la permanencia de los chicos en la educación. Un decreto provincial de 2008 dice que la familia es parte indispensable de un consejo donde se trata cómo se va a educar un niño. La familia debe ser escuchada, pero en la realidad vemos que es a la primera que dejan de lado. En esta jornada hemos visto que prácticamente no hay denuncias en la Defensoría del Pueblo ni en el equipo socioeducativo de la provincia acerca de los problemas para ingresar o permanecer en los diferentes niveles educativos. Esto es válido también para aquellos con dificultades en el aprendizaje, a quienes no se les prestan los apoyos correspondientes. La conclusión que sacamos es que la mayoría de los padres no sabían que existían leyes de discapacidad que los avalan”, contó Marigel Beltramino.
Debido al interés que suscitó la temática, el defensor del Pueblo citó este jueves 27 a los padres que han tenido problemas en determinados establecimientos escolares para conocer cada caso y ver qué medidas se pueden tomar. “Es importante saber que no estamos solos cuando exigimos y defendemos la educación de nuestros hijos”, concluyó la titular de Unipadis.

Publicada en Pausa #160, miércoles 26 de agosto de 2015
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