miércoles, 3 de junio de 2015

Final abierto en la pelea provincial

Las estrategias de los principales candidatos en vistas a la pareja compulsa del 14 de junio.


De las cuatro elecciones de gobernador que se realizarán en junio –Santa Fe, Río Negro, Mendoza y Tierra del Fuego– la de Santa Fe es la más importante porque se trata del tercer padrón más grande del país, después de las provincias de Buenos Aires y Córdoba: el resultado influirá en el escenario nacional.
El país mira a la provincia y no sólo porque posee casi el 9% del electorado. La razón central es que, a diferencia de sus rivales, Mauricio Macri juega su primera carta importante el 14 de junio con el ex humorista Miguel Torres del Sel como candidato a gobernador. Un batacazo amarillo en Santa Fe potenciará al alcalde porteño en su carrera presidencial; una derrota no lo sacará de carrera, pero lo obligará a repensar su estrategia.
El backstage del debate que no fue: los tres candidatos con más chances, Perotti, Lifschitz y Del Sel estuvieron en Los Leuco, por TN.

El territorio decisivo sigue siendo la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 37% del electorado. Por eso los candidatos presidenciales siguen de cerca lo que ocurre en la bota, pero sin desesperarse. Hay –claro está– distintos estilos de acuerdo a la coyuntura: Daniel Scioli y Florencio Randazzo se mantienen a distancia prudente, porque un tercer puesto no les sirve; Macri aparece más seguido por la provincia, pero tampoco ha dejado de lado su agenda por acompañar a Del Sel; Sergio Massa no volvió a pisar territorio santafesino después de las primarias y se mantiene ocupado en sus propios asuntos. El oficialismo ya no tiene referencias nacionales, después de la decisión de Hermes Binner de bajarse de la pelea presidencial, por lo tanto no tributa a ninguna figura nacional y tampoco recibe desde afuera apoyos que puedan resultar decisivos.
Así las cosas, el tramo final de la campaña aparece atravesado por la coyuntura nacional y las esquirlas de esa batalla llegan directo a la provincia: Del Sel parece dispuesto a apoyarse todo lo posible en la figura de Macri, el candidato del Frente Renovador, Oscar “Cachi” Martínez, sufre las consecuencias de la caída en desgracia de su jefe político Massa –cuyas principales referencias van abandonando el barco día tras día–, el justicialista Omar Perotti trata de pegarse lo más posible a Scioli y el socialista Miguel Lifschitz tiene como única referencia al gobernador Antonio Bonfatti.

Las estrategias y el debate
Con la mirada del país puesta en las elecciones del 14 de junio, los principales candidatos a la Casa Gris queman los últimos cartuchos de una campaña que tuvo a Del Sel en el centro de la escena y a sus rivales tratando –primero– de descontar la ventaja con la que arrancó el humorista producto de su mayor nivel de conocimiento y –luego– de demolerlo a fuerza de archivos. ¿Será suficiente para evitar un triunfo del PRO en la provincia? Nadie arriesga una respuesta; todos –excepto Perotti– coinciden en que hay un escenario de paridad entre el Frente Progresista y el macrismo.
La clave son los más de 300 mil votos que quedaron sin candidato después de las primarias de abril: allí están los que no fueron a votar y que se inclinaron por alguno de los postulantes que no lograron superar el piso electoral o que fueron derrotados en sus internas. El que logre captar la mayor parte de esas voluntades será quien asuma el 10 de diciembre como sucesor de Bonfatti. Ninguno de los tres principales candidatos –ni siquiera Del Sel– puede dormirse en los laureles del 19 de abril. Todos deben sumar si quieren llegar a la Casa Gris, principalmente Lifschitz y Perotti que parten del segundo y tercer lugar.
Para tratar de crecer, el candidato socialista le apunta a los radicales de toda la provincia y confía en la transferencia de votos de Bonfatti, quien encabeza la lista de diputados provinciales del Frente Progresista. Del Sel sigue a rajatabla las indicaciones que recibe desde Buenos Aires: no hacer olas y hablar lo menos posible. Recién esta semana terminó por aceptar el debate con los otros candidatos, que se realizará el sábado 6 con televisación en simultáneo por los tres canales de aire de la provincia: el 3 y el 5 de Rosario y el 13 de Santa Fe.
Como tercero en discordia, el justicialista Perotti se balancea entre el tibio apoyo que recibe del gobierno nacional y la epopeya que significa, para él y para su partido, recuperar el poderío electoral que supo tener el PJ en los años de Carlos Reutemann y Jorge Obeid. Hoy el escenario es diferente: hay un tercer actor –el PRO– y la distribución de fuerzas ya no es la misma. El rafaelino también quiere mostrarse como “el cambio”, luego de ocho años de gestiones del socialismo, pero en ese terreno viene perdiendo la batalla verbal contra Del Sel.

Los votos sueltos
De acuerdo al escrutinio definitivo, en las primarias hubo 112 mil santafesinos que eligieron a un candidato que no pasó a las generales. Esos votos se reordenarán, pero por sí solos no alcanzarán para definir la elección. Hay que sumar también los sufragios que obtuvieron los dos precandidatos vencidos en sus respectivas internas: el radical Mario Barletta (casi 160 mil votos) y el chacarero Eduardo Buzzi (casi 60 mil votos), derrotados por Lifschitz y “Cachi” Martínez respectivamente. Como botón de muestra del reordenamiento del voto, Buzzi ya aclaró que no apoyará a Martínez y así sus electores quedaron liberados a su propio criterio.
En las primarias, la diferencia entre el PRO y el oficialismo fue de tres mil votos, pero candidato por candidato la brecha fue de 160 mil: exactamente la porción del padrón que se inclinó por la candidatura de Barletta en la interna del Frente Progresista. Por eso, Bonfatti y Lifschitz salieron a suturar heridas y lograron que el presidente de la UCR y actual diputado nacional explicite su apoyo a la fórmula Lifschitz-Fascendini. En el Frente cuentan con los votos del radicalismo, pero aún reteniendo ese caudal no es seguro el triunfo y por eso también le apuntan a los indecisos y a los votantes de otros espacios.
El operativo para contener a Barletta dentro del oficialismo fue más difícil de lo que los socialistas preveían antes del 19 de abril. Recién el 18 de mayo –un mes después de las internas– el ex intendente y ex rector de la UNL accedió a mostrarse en público con sus socios políticos. Fue en la presentación del Acuerdo Capital –un compromiso público de trabajo conjunto entre Lifschitz y el intendente José Corral–, donde Barletta ahuyentó los fantasmas de un posible salto al PRO.
No obstante, el candidato a vicegobernador del PRO, el rosarino Jorge Boasso, le ofreció a Barletta ser ministro de Educación si Del Sel gana las elecciones. Boasso hizo su oferta en el marco del acuerdo que sellaron, a nivel nacional, la UCR y el PRO, que en la provincia no se corporizó. Barletta lo rechazó y dijo que trabajará para que el Frente Progresista siga gobernando la provincia. En un mismo sentido, el líder de la Coalición Cívica Pablo Javkin –de buen desempeño en las primarias, aunque igual cayó derrotado por la intendenta rosarina Mónica Fein– se plegó a la campaña del oficialismo socialista.
Lifschitz, Fein y Corral ordenaron la tropa para el 14 de junio; con ellos como principales figuras, el Frente Progresista se juega su continuidad en la provincia y en sus dos principales ciudades.
El PJ no se quiere quedar afuera de la discusión, pero en los tres escenarios aparece como el tercero en discordia.
Macri se frota las manos ante la idea de lograr un triunfo en cualquiera de esos territorios –sobre todo en la provincia o en Rosario, donde tiene candidatos de pura cepa amarilla–, pero se mantuvo distante de la campaña y hasta ahora sólo pasó una vez por la bota: el viernes 29 junto al senador Reutemann en una breve visita a Reconquista. De aquí al cierre de la campaña, es probable que vuelva a la provincia, pero la decisión final no depende tanto de Del Sel como de las encuestas que manejan en Buenos Aires.

Dónde se corta el bacalao
Para llegar a la Casa Gris hacen falta, como mínimo, 650 mil votos. El PRO con 536 mil y el Frente Progresista con 533 mil cosechados en las primarias están lejos de esa meta. Para crecer, el oficialismo apunta a una mayor asistencia el domingo 14 respecto del 72% de las primarias. Los departamentos Rosario y La Capital, que por sí solos concentran la mitad del padrón, tuvieron los índices más bajos de participación. De los 19 departamentos de la provincia, 11 estuvieron por encima del porcentaje general (en Belgrano y Las Colonias votó el 77% del padrón, en Caseros, Constitución, Iriondo, San Lorenzo y San Jerónimo el 76%). En el polo opuesto, en La Capital sufragó el 69% y en Rosario el 72%.
Rosario y Santa Fe son los territorios que definirán la elección. En las primarias, en la categoría de gobernador, en ambos ganó el Frente Progresista (igual que en General Obligado y en San Cristóbal; en Castellanos ganó Perotti y en los otros 14 departamentos Del Sel). La posibilidad concreta de mejorar los números en los dos departamentos más poblados, con los apoyos de Barletta, Corral y Javkin, ilusionan al oficialismo, que además tiene a su favor la gestión y la fortaleza territorial que suma la UCR. Del otro lado, Del Sel refuerza sus críticas a la gestión de seguridad del gobierno, pero esconde celosamente sus propuestas detrás de promesas genéricas como “mejorarle la vida a la gente”.

Publicada en Pausa #155, miércoles 3 de junio de 2015
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