lunes, 8 de diciembre de 2014

Lógica de Indio

El filósofo Pablo Cillo analiza la lírica y la discografía de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.


El Solar de las Artes ofreció su lugar para llevar adelante la presentación de Filosofía ricotera, tics de la revolución, un recorrido interpretativo por las letras de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota. El libro fue escrito por Pablo Cillo, egresado y docente de la carrera de Filosofía de la UBA, que el pasado 26 compartió algunas conclusiones (a modo de adelanto) al respecto de la evolución conceptual que ostenta la lírica de la banda. El evento fue organizado por Radio Nacional y por La Pulpo.
Cada vez que sucede una evocación a Patricio Rey definen a ese ambiente vestigios de esa mística que espontáneamente agrupa remeras con retazos de canciones, saludos entre ocasionales compañeros de ruta, cervezas. También alguien comienza un vino a las 20.53, cuando Claudio Cherep introduce la charla adelantando uno de los desafíos que el texto acaso se plantea: el pensar en clave filosófica (una perspectiva que se prejuzga, si se quiere, de elitista) un fenómeno popular de larga historia como el que fuera liderado Solari, Beilinson y la Negra Poli.
Cillo es además el director de Palermo Sounder, el primer colegio en dictar el Bachillerato Nacional de cinco años orientado en Artes, y la Carrera de Música con especialización en Rock y Pop, por lo que su cercanía a la música no es espacio desconocido para él: “durante mi adolescencia consumía heavy metal, grunge, cosas que venían de afuera, música furiosa para una etapa de la vida furiosa. Pero cuando me entró el interés por yuxtaponer las letras con la filosofía, no encontré mucho. Ahí llegó Luzbelito, que resignificó a Los Redondos, por lo menos en mi experiencia”, contextualizó el autor.
Cajoneado como proyecto de tesis que varios docentes de la UBA rechazaron, la idea de recorrer letras que se presumen intrincadas y que acaso sustraídas por separado aparentan ambigüedad o banalidad volvió a imponer su fuerza para que durante todo 2010 Cillo escriba un borrador de casi mil páginas, que adelgazó casi a la mitad para ser editado: “a pesar de que dejé de lado Último bondi a Finisterre y Momo Sampler (las dos últimas placas de la banda), a medida que el texto avanzaba se me iban clarificando aspectos que tenían que ver con el contexto social actual, con personas y demás especificidades de la época, que atarían el análisis a esos momentos particulares. Entonces comencé a podar y a poner en primer lugar a las letras, no a la historia del grupo, no a su contexto histórico, ni siquiera a lo musical, que lo dejo pendiente para quien se quiera hacer cargo”, especificó.
Otro de los objetivos del libro es, justamente, servir de disparador para que avancen nuevas lecturas acerca de las distintas aristas que cruzan al mito hecho banda de rock, cuyo germen fue La Cofradía de la Luz Solar, movimiento platense setentoso.

Etapa clásica
El recorte hecho por el filósofo distingue este primer momento no como un reflejo o una documentación, sino como una reacción a experiencias en las que se coloca a los objetos como determinantes en la historia de los sujetos. En las historias contenidas en las canciones, el sujeto es siempre afectado, ya sea por la violencia policial, ya sea promoviendo la prostitución de los cuerpos (metafóricamente particulares, aunque bien podría tratarse de organismos sociales) o por la industria cultural.
Gulp! y Oktubre son los casos insignia de esta etapa, en la que los sujetos eran interpelados durante los shows mediante la repartición de las célebres bolitas de ricota, la intervención del lenguaje teatral, las canciones prologadas por Enrique Symns (destinatario de temas como “Blues de la artillería” y “Salando las heridas”). Sin dejar de mirar su libro, Cillo explica que a pesar de la referencia a la revolución bolchevique, un disco que es elipsis de la revolución es también una mirada de la realidad cercana que debió sobrellevar una historia de inestabilidad permanente y siempre condicionada por agentes foráneos.

Etapa moderna
Corriendo 1996, con el menemismo a toda máquina, Luzbelito salió como un llamado a hacerse cargo de las capacidades transformadoras de cada uno, como la demarcación de un enemigo en común, un “diablo que mea en todas partes y en ningún lado hace espuma”, que es el mundo mismo, entendido como sinónimo de nuestras limitaciones.
Precisamente es en “Juguetes perdidos” en donde Cillo identifica los manifiestos más contundentes: “este es el tema en el que más abiertamente se convoca a los seres revolucionarios, que guardando dentro suyo esas banderas y los nombres que lo convirtieron en lo que es, debe intentar arrancar algo más de lo que aparentemente está a su alcance. Algo más que guita, con engaños, esos son los tics de la revolución” concluyó Cillo.

Publicada en Pausa #147. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

No hay comentarios: