martes, 18 de noviembre de 2014

La fiesta tatengue ganó la ciudad

Parecía un sueño lejano después de tanto sufrimiento. Sin embargo, a tres fechas del fin del campeonato, el ascenso a Primera División se convirtió en la realidad más dulce.


Probablemente, si preguntaban al inicio del torneo, ningún hincha de Unión se imaginaba estar viviendo este momento: ascendido y con la tranquilidad de tener que encarar los próximos partidos pensando sólo en salir campeones y en cómo será el equipo para el torneo de 30 equipos. El sábado –y todo el fin de semana– la fiesta fue tatengue.
Fue duro el comienzo. De los primeros 9 puntos del torneo de ascenso sólo se consiguió uno y el fantasma de los 26 partidos sin ganar que llevaron al tatengue a la segunda división del fútbol argentino volvió a aparecer.
La preocupación se apoderaba de la hinchada y la confianza se desvanecía. Sin embargo, ahí estuvieron los tatengues. Dispuestos, como lo habían hecho en todo el torneo final, a alentar, esperando que el grupo se consolidara y que se encontrara al equipo para ir a Primera División.
A partir de la cuarta fecha la historia fue diferente. Otra forma de jugar devolvió la fe. Y los goles de Claudio Guerra, Ignacio Malcorra y Martín Fabro frente a Crucero del Norte marcarían un quiebre en la historia del Tate.
Desde ese momento el camino empezó a tomar forma y a perfilarse hacia el regreso a la A. Pero, sin dudas, el sueño estuvo más cerca cuando comenzó la segunda etapa del torneo. Unión ganó los siete partidos disputados y consiguió los 21 puntos que le permitieron, a tres fechas de la finalización del año, asegurarse un lugar en el próximo torneo de 30 equipos.
El sábado 15, si bien los nervios acompañaron, no quedaba lugar para demasiadas dudas. Unión fue más dentro y fuera de la cancha.
Casi dos horas antes de que comience el encuentro, los tatengues empezaron a llegar al 15 de Abril, aunque la previa –en muchos casos– había empezado al mediodía. Las tribunas comenzaron a llenarse y el calor abrasador de la tarde parecía promover más las ganas de cantar.
“A volver, a volver, vamos a volver” era el grito que unía todas las voces del estadio mientras los jugadores se preparaban para enfrentar a su escolta. En las tribunas, cada vez más apretados, los hinchas se repartían papelitos y globos para recibir al equipo.
Apenas pasaron algunos minutos después de las 18.00 cuando el equipo entró a la cancha y fue recibido: “Señores dejo todo, me voy a ver a Unión, porque los jugadores me van a demostrar que salen a ganar, quieren salir campeón, que lo llevan adentro como lo llevo yo”. Fuegos artificiales y aplausos anticiparon la gran fiesta.
Sonó el silbato y los primeros minutos generaron preocupación. Temperley salió con todo. Fabián Sambueza y Adrián Arregui querían aguar la tarde, pero no les duró mucho la intención.
Unión se acomodó y volvió a demostrar la calidad de los últimos siete partidos. Jugaba mejor y llegaba con contundencia al área rival. Faltaba que la pelota dejara de esquivar el arco.
Un corner a los 17 minutos y los nervios del rival empezaron a definir el escenario. Falta de Rodrigo Alonso sobre el goleador Claudio Guerra y el árbitro Pablo Lunati cobró penal. Un toque claro y limpio despertó el grito de 20.000 tatengues en el 15 de Abril y de cientos de miles más distribuidos en toda la ciudad, la provincia, el país y el mundo.
Unión siguió dominando el partido, con sólo algunas apariciones de Temperley que, a veces, encontraba el camino al arco pero dejaba dormir la pelota en las manos rápidas del arquero Nereo Fernández.
A los 45 minutos, llegó una jugada hermosa. Enrique Triverio desbordó por la derecha y pateó un centro perfecto al segundo palo, donde apareció Lucas Gamba –que había entrado a los 31 por Guerra, quien se retiró con una molestia en la pierna– para darle el empujón final y concretar el 2 a 0 que dejaba al Tatengue en primera.
Abrazos, gritos y algunas lágrimas llenaron las tribunas y se mantuvieron durante el entretiempo y la segunda mitad del partido. Sólo restaba esperar el pitido final.
Tras asegurar el partido con su gol, Lucas Gamba eleva sus brazos al cielo, mientras el primer tiempo se desvanecía en el 15 de abril.

Los últimos 45 minutos sobraron. Temperley no generó demasiadas situaciones de riesgo y cuando lo hizo se encontró con la seguridad de Nereo entre los palos. Llegó el final, no hubo minutos extras, sólo la fiesta que comenzó en las tribunas y fue copando la cancha.
El abrazo de los jugadores, los aplausos a la hinchada y la alegría sin fin que se apoderaba de todos eran las postales que llenarían las redes sociales y los medios durante todo el fin de semana.
Sin que la policía hiciera demasiado para evitarlo, el campo también se tiñó de rojo y blanco. De a poco, la fiesta se fue trasladando a la rotonda de Bulevar y avenida Freyre. Desde la parte de arriba de la sede, el técnico Leonardo Carol Madelón celebró su segundo ascenso, ya que el primero había sido en el inolvidable 1989.
“Estoy muy feliz. Ayer me tocó como jugador, hoy como técnico, siento mucho orgullo por todo el cuerpo técnico y los jugadores. Este equipo creció por mérito propio a partir de la confianza que intentamos inyectarle”, dijo a los medios. Después pasaron, uno a uno, los jugadores que agradecieron el apoyo de la hinchada y no dejaron de valorar el trabajo de todo el grupo. La marea tatengue cantaba y celebraba sin parar. Los festejos duraron todo el fin de semana y la alegría acompañó a cada hincha incluso el lunes, cuando se reencontraban en escuelas, calles y lugares de trabajo.
Así comenzó otra etapa en la historia de Unión. Quedan tres fechas que invitan a pensar en otras metas: seguir consolidando el equipo y llegar a Primera siendo los primeros de la zona. Una vez que se defina cómo será el torneo de 30 equipos, habrá que considerar qué refuerzos se necesitan y cómo se planteará el 2015. Mientras tanto, quedan la alegría y la tranquilidad de haber alcanzado el objetivo.

Publicada en Pausa #146. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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