EDICIÓN ANUARIO 2013
Tras meses de arduas negociaciones, el Centro Cultural
continuará funcionando en la
Estación Mitre.
Quizá fue un error de cálculo político, quizá fue un exceso
prepotente, quizá fue desconocimiento autista, quizá fue simple desprecio, o
quizá fueron todas esas cosas juntas. Lo cierto es que el 15 de febrero
irrumpieron violentamente en el Centro Cultural y Social El Birri un grupo de
funcionarios municipales y de policías, que parecían actuar bajo las órdenes
del subsecretario de Seguridad Rubén Montenotte, a la cabeza del procedimiento.
El resultado: puertas tabicadas, la destrucción de varios elementos del Centro
Cultural, la detención de integrantes de El Birri y la rescisión anticipada y
unilateral del contrato de comodato que vinculaba a El Birri y la Municipalidad en el
usufructo del inmueble; un desalojo de facto. El justificativo: la “puesta en valor”
del edificio de la vieja estación del Ferrocarril Mitre. La reacción: una
arremolinada movilización de todas las organizaciones sociales y territoriales
de la ciudad y de cientos de figuras del campo artístico, junto a un furor de
noticias y videos en las redes sociales, que lograron torcer el planteo oficial
de los hechos que se iba diseminando en los medios afines.
Apenas seis días después, tres cuadras de movilización
siguieron a una vanguardia de picantes tambores, payasos y pendones de rojo
hasta el frente de la
Municipalidad , en lo que sería una de las demostraciones
callejeras más importantes y numerosas desde que se iniciara la gestión
radical. Con el tiempo, la hoy electa concejala oficialista Adriana Molina
reconocería que la acción en El Birri fue el mayor error de la gestión. Recién
el 25 de octubre, el municipio y la Asociación Civil firmarían un nuevo contrato de comodato, con mejores condiciones que el anterior, para El Birri, en términos
de duración (15 años) y de gestión de los espacios, y con la promesa firmada de
la puesta en marcha de una Mesa de Gestión Conjunta para la refacción del
edificio que los alberga, a cargo presupuestario del Ejecutivo local.
La movilización al municipio marcó un antes y un después: El Birri se hizo sentir, resistió en la Estacion Mitre y se plantó con su propuesta.
“Los que estuvieron acá son todos los espacios en lucha:
estudiantiles, laburantes, de los barrios... Una gran construcción de poder
popular en la ciudad. Uno puede ser consciente de que se está construyendo
poder, pero hasta que no lo pone a prueba realmente no tiene la certeza.
Aprendimos que lo que estamos haciendo vale: esto fue una gran reafirmación”,
explicó Manuel Venturini, un integrante de El Birri, respecto de las causas que
desencadenaron semejante respuesta popular.
Por el Centro Cultural no sólo pasaron la mayoría de los
artistas de la ciudad; los frescos ambientes de la Mitre son también la sede de
múltiples reuniones, asambleas, plenarios y jornadas de los colectivos
políticos y territoriales locales, sobre todo los juveniles. En franco ascenso
durante los últimos años, como reflejamos en las páginas de Pausa, organizaciones
como Revuelta, El Cuco o Madreselva desarrollan allí sus actividades, junto a
los vecinos de San Lorenzo, Santa Rosa, Chalet y El Arenal –próximos al Centro
Cultural– y a los nucleamientos más ligados a El Birri, como los arquitectos de
la Cooperativa Enobra ,
una cooperativa textil integrada por habitantes de San Lorenzo, el Colectivo
Editorial 4ojos, la revista barrial El Surco del Oeste –escrita por jóvenes de
San Lorenzo de entre 15 a 20 años– el Centro de Documentación y Estudios
Sociales Rojo y Negro, el grupo local de la Asociación de
Documentalistas Argentinos, el Grupo de Teatro Comunitario De Tripa Corazón, el
reconocido Grupo de Teatro Infantil La Gorda Azul , la Comparsa de Candombe
Cambá Nambí –eje en la última década de la corriente musical afrolatina que hoy
florece en la ciudad–, la
Escuela de Carnaval y su comparsa La Birrilata y varios
talleres de música, teatro y circo, para todas las edades.
“Por 100 años más de cultura popular” fue la consigna que
enarbolaron durante los meses de lucha. Figuras como León Gieco o Raly
Barrionuevo se fotografiaron con el lema, mientras que los correos electrónicos
del mismísimo Fernando Birri fueron un aliento indispensable en los meses de
lucha. Así, los movimientos sociales santafesinos marcaron su primera gran
huella pública.
Publicada en Pausa #128, miércoles 18 de diciembre de 2013
Disponible en estos kioscos
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