miércoles, 7 de agosto de 2013

La sonrisa que no se ve, pero está

Una sonrisa por Moebius es una campaña que intenta concientizar sobre una rara enfermedad que inhibe gestos de la cara, como la sonrisa. La experiencia de Lali.

Por Ileana Manucci

María Laura Dodorico, Lali para los amigos, nació en San Justo y tiene 32 años. Estudió durante muchos años Historia y Letras, milita desde la escuela secundaria y hoy trabaja en la oficina del diputado Leandro Busatto, en el área de Discapacidad. Está en pareja desde hace 8 años, le gusta la literatura y uno de sus sueños es viajar por el mundo. Lali, además, tiene Moebius, un raro síndrome que afecta a unas 500 personas en el mundo, de las cuales aproximadamente 40 viven en el país y un puñado en Santa Fe.
El síndrome es una malformación congénita que tiene múltiples causas, la mayoría de ellas desconocidas. Algunos científicos hablan de una droga para las úlceras gástricas que las madres pueden llegar a ingerir estando embarazadas, también de un pequeño infarto intrauterino y de factores ambientales, como la exposición a agroquímicos. Afecta dos importantes nervios craneales, el  6º y 7º, los cuales no terminan de desarrollarse, causando parálisis facial y falta de movimiento en los ojos. Estos nervios controlan tanto el parpadeo y movimiento lateral de los ojos, como las múltiples expresiones de la cara, entre ellas la sonrisa, gesto que las personas con Moebius no pueden realizar.
El 24 de enero se conmemora el Día Internacional de ese síndrome, que debe su nombre al  Profesor P. J. Moebius, quien lo descubrió a fines del siglo XIX.
Hace más de un año, Lali se encontraba en un momento muy especial de su vida. Un día se levantó, se sentó a frente a la notebook y grabó un video contando su historia. Luego lo subió a Youtube y ese fue el inició de una lucha que hoy la llena de orgullo. 
—¿Cómo afecta tu vida tener moebius?
—Una de las características más importantes del síndrome es que te impide la sonrisa. Quizás cualquier otra persona no entiende el valor de ese gesto, pero la verdad es que es algo muy importante en el día a día. Por ahí te cruzás con alguien que no conocés, en un ascensor, en la calle, donde sea y la primera reacción del otro es pensar que soy mala onda, se te quedan mirando de una manera rara.
—¿Eso te movió a empezar con esta campaña de concientización?
—Yo en todos estos años, antes de empezar con la campaña, sentía que era necesario hacer algo para que la gente conozca, se informe, pero tampoco podía salir con un cartel colgado que explique el tema. Ahora con toda esta movida siento que la gente me mira distinto, algunos no dicen nada pero otros se acercan, me dicen que me vieron en la tele o leyeron alguna nota, la percepción de la gente empieza a cambiar. Además yo también estoy diferente, porque es un proceso y no es fácil. Yo nací con este síndrome, pero la sociedad, la mirada del otro, todo te determina, te condiciona, y hay que aprender a convivir con eso.
Hace dos meses María Laura comenzó con la campaña Una sonrisa por Moebius, en la cual fotografía a amigos, conocidos, vecinos, periodistas y figuras de la cultura buscando dar mayor visibilidad a la temática.
“El video nació en un momento especial, yo había dejado la facultad, estaba sin trabajo, casi tocando fondo. Fue algo decisivo, ahí entendí lo fuerte de mi historia. Y después cuando lo subí a Youtube pasó algo increíble con la repercusión, lo empezaron a compartir amigos, compañeros de la militancia, y hoy está cerca de las cinco mil reproducciones. Se están generando cosas muy buenas, y con la campaña de fotos ya tengo más de 300. Las figuras conocidas también se prestan con muy buena onda, estuve con Estela de Carlotto, Iván Noble, León Gieco, la gente del programa Duro de Domar y César Andino, que es el padrino de la campaña. Estoy feliz y muy agradecida, creo que es el comienzo de una gran tarea, de una gran lucha”, contó a Pausa.

Exclusión e inclusión
Lali llegó a Santa Fe desde su San Justo natal para estudiar Letras, y luego Historia, dos de sus pasiones. Pero las cosas no salieron tan bien como ella esperaba.
La discriminación que no había sufrido de niña, donde siempre supo que era diferente pero nunca nadie se lo hizo sentir, comenzó a experimentarla en su carrera universitaria y terciaria.
“Con esta movida siento que la gente me mira distinto, la percepción empieza a cambiar”, expresó Lali Dodorico junto a Estela de Carlotto.

“Es impresionante la discriminación que encontré ahí, no cara a cara, sino por atrás. No de lo compañeros, sino de la gente con más autoridad, los profesores. No basta tener un lindo folleto que hable de la inclusión, hay que practicarla en serio, y yo notaba palabras, gestos, que no me hacían bien. Algunas personas decían que no iba a poder, que para qué me ponía a estudiar eso, y otras cosas. Lamentablemente no me pude recibir, y tal vez a mi también me faltó un poco de fortaleza para enfrentar esas situaciones. Hoy ya no me banco ese tipo de trato”, sentenció.
—¿Y la inserción laboral cómo es?
—El tema laboral también es complejo porque la gente tiene miedos, prejuicios, no piensan que también les puede pasar a ellos. Después de dejar de estudiar y subir el video contando mi historia, muchas cosas cambiaron. Busatto lo vio, se conmovió y me convocó para trabajar con él. Ahora estoy a cargo del área de discapacidad de su oficina; me dio una gran oportunidad y también una gran responsabilidad, porque es un área muy sensible e importante, con una temática que tiene que ver con lo político pero principalmente con lo humano, y hay que saber llevarla.
—¿Cuál es tu función específicamente?
—Mi trabajo es dar charlas, todo lo que sea la difusión de mi síndrome, hacer contacto con organizaciones y asociaciones civiles que trabajan el tema discapacidad, gestionar subsidios con los Ministerios de la provincia y la nación, entre otras cosas. Es un trabajo que me gusta mucho y una de mis metas ahora es nacionalizar la causa; hay posibilidades de ir en las próximas semanas a Buenos Aires y estar en el Gran Rex con Catupecu Machu para seguir con la difusión.
—¿Cuál es tu meta con toda esta campaña?
—La meta es dar a conocer el síndrome, concientizar. Algo que creo fundamental es educar a los chicos en la diferencia, porque todos somos diferentes. Podemos tener moebius, o ser orejones o narigones, todos somos igualmente diferentes.
“Yo trato de dejar ese mensaje, que cuando nos miremos al espejo nos veamos humanos, no normales o anormales. Eso es todo un proceso, lo sé porque a mi me pasó, pero ya entendí que todos estamos acá, en esta vida, no por algo sino para algo, y creo que ahora encontré la causa de mi vida”, concluyó Lali.

Publicada en Pausa #118, miércoles 31 de julio de 2013

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