viernes, 26 de julio de 2013

Los derechos al momento del parto

Aunque hay una ley de parto respetado para evitar prácticas invasivas y medicamentosas, gran parte de los médicos no la cumplen y muchas mujeres ni siquiera la conocen.

Por Ileana Manucci

Desde noviembre de 2004 está vigente en nuestro país la ley 25.929 de los “Derechos de padres e hijos durante el proceso de nacimiento”, más conocida como ley de parto respetado. Aunque decir “conocida” es casi un eufemismo ya que son realmente pocas las mujeres, y los hombres, que saben de ella y son menos aún los que la cumplen.
Romina Quarchioni es psicóloga, preparadora de parto y asesora de lactancia. Dirige en la ciudad Maternarte, un centro de atención integral a la familia. “Lamentablemente, en los talleres de preparación para el parto y nacimiento que coordino, veo que son muy pocos los padres que conocen la ley. Es por eso que en el trancurso de los encuentros, conversamos sobre los diferentes puntos que se abordan en la misma. Consideramos fundamental que los padres cuenten con información sobre la forma en que se desarrolla el nacimiento y las alternativas a elegir en relación a la asistencia obstétrica. Es imposible participar activamente en las decisiones si lo padres no cuentan con conocimientos al respecto”.
—A partir de esto, ¿qué es lo que se trabaja en los talleres de preparto?
—Además de bindarles información a las mamás y papás sobre los diferentes momentos del nacimiento: trabajo de parto, parto y post parto, hacemos especial hincapié en que ambos padres puedan confiar en el proceso que naturalmente se desarrolla en el cuerpo de la mamá gestante; es necesario que las mujeres confiemos en nuestra sabiduría, sólo debemos estar atentas para leer las señales que nos va dando nuestro cuerpo para poder facilitar el proceso, acompañando a la naturaleza sin contradecirla. Además consideramos de vital importancia que quien vaya a cumplir el rol de acompañante de la mamá también se prepare para ese momento. Seguramente, un acompañante sin información podría entorpecer el proceso, por su propio temor o desconocimiento, en vez de favorecerlo.

Qué dice la ley
Lo que la normativa plantea, entre otras cosas, es que toda mujer tiene derecho a: ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante el proceso de embarazo, parto y pos parto de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas; ser tratada con respeto, y de un modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso; ser considerada, en su situación respecto del proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto; al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer; estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y pos parto; tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.
La información es indispensable para que cada mujer pueda decidir libremente la forma en que quiere dar a luz, evitando someterse a prácticas habituales pero que deberían ser de aplicación puntual y efectiva, como la realización de cesáreas, la utilización de fórceps y las episiotomías. Estas últimas, que hacen referencia al corte que se realiza en la zona del perineo femenino y que tiene como finalidad ampliar el canal para abreviar el parto y apresurar la salida del feto, están contraindicadas por la Organización Mundial de la Salud. Las episiotomías no previenen desgarros y, de hecho, cuando las mismas no se realizan, casi nunca ocurren desgarros profundos.

El auge de las cesáreas
El caso de las cesáreas es aparte. La OMS recomienda que el porcentaje de partos por cesárea no tendría que ser superior al 15%, pero a nivel nacional, según datos de la asociación civil Dando a Luz, en el sector privado hay casi un 60% de cesáreas, las cuales pueden incrementarse en ciertas fechas, como cuando hay fines de semana largos o durante las fiestas. En cambio, en el sector público, rondan el 20%.
“Son muchos los factores que intervienen en esta situación que afecta tanto a nuestro país, como a muchísimos otros”, comenta Quarchioni. “Entre ellos, fundamentalmente, aparece la desinformación sobre los riesgos y dificultades a los que se enfrenta una madre que atraviesa una cesárea. La desinformación genera temor, la madre no se siente capaz, confía en que el médico sabrá hacer lo que ella quizás no pueda. Es sorprendente como en el transcurrir de los talleres, aquellas mamás que se mostraban temerosas del parto e inseguras de sus propios recursos personales para atrevesarlo, empiezan a experimentar el deseo de parir de forma natural. Si pensamos en la labor de los médicos, claramente programar una cesárea, que se resolverá en 30 minutos aproximadamente, es más práctico y cómodo que asistir a una mamá en un trabajo de parto que quizás se extienda por 12 horas o más, pero por suerte existen muchos profesionales deseosos de acompañar a las madres, padres y niños en la experiencia de un parto y nacimiento respetados”.
La estética, la comodidad y la seguridad termina por favorecer la realización de cesáreas, aunque también el aspecto económico juega un rol importante: por cada cesárea el centro de salud “factura más porque gasta más, ya que esta intervención demanda más días de internación y más insumos”.

Violencia obstétrica
Los malos tratos hacia una mujer en situación de parto están definidos, además, como “violencia obstétrica” en la ley 26.061 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
A partir de diversos casos denunciados, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos creó la Consavig, una comisión encargada de analizar y proponer sanciones contra la violencia de género, donde un grupo especial estudia sanciones sobre violencia obstétrica, una forma de maltrato que todavía no se denuncia tanto y sigue mayormente invisibilizada.
“El parto respetado no es ni más ni menos que un proceso de nacimiento en el que son considerados los deseos, necesidades y tiempos de la madre y el niño”, explica Quarchioni, “donde se respeta la intimidad y se favorece la libertad de movimientos, posturas y expresión de la madre parturienta; donde se evitarán prácticas invasivas y el suministro de medicación que no sea estrictamente necesaria”.
—En el sistema de salud de la ciudad, ¿es posible que una mujer tenga un parto respetado?
—Lamentablemente todavía no contamos con salas especialmente diseñadas para ofrecerles a los padres y niños lo anteriormente descripto, aunque algunos profesionales hoy están más atentos a las necesidades de sus pacientes que, informadas, consultan, exponen sus deseos y proponen un trabajo en equipo. De todas formas, es importante destacar que en el Hospital Iturraspe, ya desde el año pasado, se ofrece a las mamás la opción de parir en un banquito de partos, el cual permite sentarse en una posición que colabora en la fisiología del parto, favoreciendo el descenso del bebé y otorgandole a la mamá mayor comodidad para realizar la fuerza del pujo.

Publicada en Pausa #117, miércoles 17 de julio de 2013

Disponible en los siguientes kioscos: http://goo.gl/maps/rf9f1

No hay comentarios: