lunes, 29 de agosto de 2011

Clásico en versión porteña

Dos hinchas cuentan cómo se vive la pasión por Colón y Unión en Buenos Aires

Por Gastón Chansard


La pasión, uno de los ingredientes indispensables para entender el fútbol en estas tierras, se manifiesta de tantas maneras como clubes tiene nuestro país. ¿Cómo será cuando el apasionado está lejos del equipo que ama? Cerca de 500 kilómetros lo distancian de su templo futbolístico, pero ese buen trecho no es motivo suficiente para que la pasión se detenga, mucho menos para que se contenga. Andrés Corbo, de Colón, y Gustavo Starosta, de Unión, son hinchas de los clubes más importantes de la ciudad sin haber nacido en Santa Fe.

En pleno Boedo con el sabalero y en el Abasto con el tatengue, Pausa dialogó con dos personajes que viven las pasiones santafesinas de una manera poco convencional. En este ida y vuelta de frases, conozca la historia de dos hinchas que sufren y gozan de su sentimiento desde la ciudad de Buenos Aires.

“Mis padres son santafesinos, pero por cuestiones de trabajo de mi viejo nací en Mar del Plata y de chiquito con mi familia nos vinimos a vivir a Buenos Aires, pero siempre aclaro que soy marplatense de nacimiento y santafesino por elección, de ahí viene mi amor por Colón, aunque mi papá era de Unión”, explicó Andrés. Gustavo admitió que “lo más cerca que tengo de Santa Fe es que alguna vez tomé leche Sancor. Me crié en Liniers y mi viejo me llevaba a la cancha de Vélez, por cercanía y porque me gustaba el fútbol. Pero no quería que gane Vélez, sólo iba a ver fútbol. De chico me parecía antidemocrático que el grueso de la gente sea hincha de Boca o River y también hablaba de poca personalidad. Quizás por eso intenté darle un toque diferente a mi vida y me hice de Unión. No sé el por qué exacto elegí al Tate, supongo que por algún partido heroico que habré visto contra Vélez”.

De pibe, Andrés “soportaba a los chicos de mi escuela. que eran casi todos de Boca, River y Racing. Y Colón, que estaba en la B, era algo exótico para ellos. Varios de esos pibes, que me conocían como el hincha de Colón, como el sabalero, terminaron por hacerse hinchas de Colón”.


La alegría de los tatengues


Historias en común

Tanto Andrés como Gustavo coincidían en buscar el diario El Litoral, que conseguían en Buenos Aires en un puesto de avenida Corrientes y Maipú. “Íbamos a buscarlo el martes a la mañana, porque venía el diario del lunes por avión, en el primer vuelo de la mañana; estábamos desesperados para ver qué decía de Colón. No había Internet y con muy pocos partidos televisados, la búsqueda de Colón en Buenos Aires en esos años de la B era como la búsqueda del tesoro. Escuchaba radio Rivadavia y el periodista decía ‘gol de Colón’, y después de eso esperaba eternamente y estaba muy atento para saber cómo había terminado ese partido, eso era todo lo que podíamos saber de Colón desde acá, o hacer malabares con la antena de la Tonomac para ver si enganchaba alguna radio de Santa Fe, Tucumán o donde jugase”, aseguró Andrés. Mientras que Gustavo afirmó: “cerca de los 10 u 11 años me hice hincha de Unión, tengo el recuerdo de escuchar radio Rivadavia y puntualmente las llamadas de Emilio Caso. Tengo muy presente ese sonido que alertaba el llamado y esa voz tan particular que tenía ese periodista. Después me profesionalicé en la búsqueda de información y ahí conocí radio Nacional Santa Fe, LT 9, LT 10, y para poder escucharlas me iba a una terraza, ubicaba más o menos los números y con mucha dificultad y con viento a favor escuchaba de a ratos, dependiendo como venía la onda del viento”.

Andrés señala que “hay algo que identifica a los sabaleros que viven acá en Buenos Aires, se hacen muy fanáticos, la lejanía con la ciudad de origen del club nos hace más apasionados”. Gustavo se define: “En mi vida soy racional en todo, menos en el fútbol, y quizás esa irracionalidad me llevó a hacerme hincha de un equipo casi nunca andaba bien. Como el fútbol no tiene nada de lógica, creo que busqué eso en hacerme hincha de Unión, algo que en Buenos Aires es difícil de entender”.

“Con mi hermano y una bandera que teníamos, “Palermo es de Colón”, conocimos gran parte de la Argentina gracias al Negro. Nos fuimos a Tucumán, Mendoza, Junín, Córdoba, anduvimos por todos lados y de local también, que para nosotros decir local es hablar de 500 kilómetros. Y todo eso lo hacíamos con 16, 17, 18 años… esa locura nos bancaba mi viejo”, recordó Andrés. Gustavo también tiene palabras para su viejo: “me llevó a algunas canchas que estaban cerca para verlo a Unión, pero un día dijo basta. Era otra época y a los 13, 14 años empecé a ir solo a la cancha, por ejemplo tengo muy claro el descenso del 88 en cancha de Boca, y a partir de ahí me juramenté seguirlo a Unión a donde pudiera. En ese campeonato del Nacional B fui por primera vez a la cancha de Unión, le dije a mi viejo que tenía la necesidad de ir. Como el que profesa el Islam debe ir a la Meca, yo tenía que ir al 15 de Abril. Fui contra Lanús (puntero) y le ganamos, la emoción que viví ese día es un recuerdo imborrable que tengo en el corazón. Conozco muy poco de la ciudad, porque casi siempre voy y vuelvo, como mucho me quedo hasta el otro día”.

Andrés está convencido de que “hoy, en esta ciudad y en el conurbano, hay miles de colonistas. Con respecto a la popularidad del sabalero, actualmente en Buenos Aires Colón se ganó un gran respeto y los porteños saben de lo que es capaz de mover, está entre los diez clubes más populares del país, a no dudarlo, y a muchos porteños les atrae eso de ser tan popular y que todavía no tenga un título en Primera”.

“La última locura que hice por Unión fue en la última fecha del Nacional. Yo de autos no entiendo nada, aclaro. En el tablero me marcaba una luz, una canilla, pero lo único que yo quería era llegar, lo aceleré más. A la altura de Coronda dijo basta. Llamé al auxilio y llegué en remolque hasta la cancha. Después me lo arreglaron. Levantó temperatura, me costó ocho mil pesos. Pero como le dije a mi mujer, lo repito ahora, ese dinero es poco por lo que hubiera pagado por verlo ascender a Unión”, graficó Gustavo.

La cumbre de Andrés: “lo más loco que hice por Colón es irme con mi hermano a Rosario, sin un peso. Perdimos el colectivo en Retiro y teníamos la plata justa para volvernos, pero con ese dinero decidimos tomarnos otro bondi y ver que onda allá. Llegamos y como yo estaba con un gorrito de Morón, el Beto Pecorari nos reconoció, nos dio entradas y pude pedir ayuda para volver en un micro. Hasta una revista de Colón hicimos en Boedo, se llamaba La Raza, tenía toda la información de Colón y la distribuíamos en los partidos de visitante”.


La bronca de los sabaleros



Memorias del 89

Gustavo es claro: “Me tocó vivir el Unión-Colón del 89 en la cancha. Todo dicho. Algunos los pude ver por televisión y a otros opté por no verlos, me pongo muy nervioso y claramente me hace mal a la salud. Cada clásico es distinto y no importa quién viene mejor o peor, es un partido aparte y para los hinchas es el partido del año. Al no vivir en Santa Fe y no tener amigos o familiares del otro club, lo tomo como un partido muy importante y punto. Y si me dan a elegir entre ganar los dos clásicos o mantener la categoría, firmo quedarme en Primera. Para Andrés “nuestro clásico acá es River y Boca, porque los amigos del barrio son de esos clubes, entonces las apuestas y las cargadas son con ellos. Ver un hincha de Unión en Buenos Aires, más allá que es para pararlo y pedirle un autógrafo, da para hacerse amigo, porque es una partecita de Santa Fe, con la cual te podes sentar a hablar de cosas en común. Después vendrán las gastadas, obviamente. Pero Colón cambió mucho, al ser un club identificado con la Primera lo nuestro pasa por luchar con los grandes de acá. Cuando me preguntan por Unión siempre respondo lo mismo: es una yerba, ¿o es algo más que eso? Fuera de broma, un clásico está buenísimo, nunca viví tanta fiesta como ganarle en cancha de ellos. Cada vez que fui ganamos o empatamos. Sinceramente yo quería que Unión ascienda, no sólo porque tenemos seis puntos asegurados, sino porque le hace mejor a la ciudad y la competitividad te agranda. La superioridad entre uno y otro es grande, en lo institucional y en lo deportivo. Creo que este clásico lo ganamos. Por ahí Unión tiene un equipo que se conoce más y nosotros tenemos un grupo en formación con buenas individualidades, que son las que van a marcar la diferencia”.

Gustavo “le firmaría un contrato por tres años a Kudelka. Me gustaría que se terminen las internas políticas en el club, quiero un planeamiento estratégico como institución para saber a donde se quiere ir. Hay que prevalecer la palabra ‘unión’ para proyectar algo serio, que trascienda el resultado deportivo. Con respecto a lo inmediato, espero lo que todo hincha de Unión quiere, que es mantener la categoría, y si se puede algo más… mejor”.

Andrés tiene “un sueño y se que se va a cumplir: verlo a Colón campeón mundial de clubes”.



Publicado en Pausa #81, todavía disponible en los kioscos de SF


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