martes, 4 de septiembre de 2012

De eso no se habla


ESPECIAL 100 EDICIONES 
La educación sexual es una materia pendiente en las escuelas


En pleno siglo XXI resulta al menos curioso que ciertos tabúes históricos sigan tan vigentes. Hace 100 años, 50, 25 o 10, los padres y educadores hablaban poco y nada de sexualidad con los chicos y jóvenes. Hoy, la historia, no es muy distinta. ¿Qué secretos tan oscuros esconde el tema para que haya tan poderosa y tenaz oposición a su tratamiento? Sabemos la respuesta a esto: secretos oscuros no hay, lo que hay son intereses. Santa Fe tiene sancionada su ley de educación sexual desde 1992. Ni antes, ni ahora, la ley se cumplió. Los embarazos adolescentes y no deseados arrojan cifras preocupantes, las muertes por abortos clandestinos son cosa diaria, las estadísticas del sida avanzan.
Pero los pibes de hoy no son ni mejores ni peores que los de ayer, no son bichos raros, son jóvenes con una desinhibición sexual que sus padres quizás no tuvieron, pero con una falta de contención, información y educación en el tema que los convierte en víctimas de sus propias prácticas.
En 2006, el Estado Nacional pareció ponerse al frente de los reclamos que desde diferentes sectores se realizaban en torno al tema y promulgó la Ley Nacional sobre el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, lo que incluyó la distribución de coloridos y didácticos cuadernillos que muchos de los que ya estamos fuera de la escuela conocemos, pero que no les llega a los reales destinatarios.
Las organizaciones sociales de la provincia reclaman al gobierno santafesino por su inacción, por dejar que la jerarquía eclesiástica meta la cola y trabe la aplicación de las leyes, ademas de mirar para otro lado cuando en algunas escuelas de la provincia distribuyen cuadernillos con sus concepciones sobre el tema, lo que incluye la promoción del no uso del preservativo y la predica de la homosexualidad como enfermedad.
Fuertes cambios en materia de diversidad sexual se vienen dando en el país, desde el matrimonio igualitario hasta la ley de identidad de género. Estos avances marcan un cambio en las políticas en cuanto al reconocimiento de derechos, pero sigue siendo necesaria la aplicación de otras políticas que apunten a un cambio social y cultural que ayude a sostener esos logros conseguidos. Y como en casi todo, los cambios comienzan con educación, con educación temprana y clara, acorde a la edad de los chicos.
La educación sexual educa en eso, en la sexualidad como un todo, en una sexualidad que incluye aspectos emocionales, psicológicos y físicos, pero no sólo físicos, como muchos lo quieren hacer ver. “Esto sucede por las viejas concepciones, aún arraigadas en muchos lugares y personas. Asocian la educación sexual con la genitalidad y creen que con ella se fomenta el inicio temprano de las relaciones sexuales. Pero es todo lo contrario: la educación sexual permite postergar la iniciación genital, además de propiciar que, cuando esa iniciación llegue, sea de manera responsable y con toda la información necesaria para cuidarse y cuidar al otro”, explicaba Cristina Zurutuza, directora del Programa de Género del Inadi, en un debate realizado en la ciudad.

Publicada en Pausa #100, miércoles 29 de agosto de 2012


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