miércoles, 23 de septiembre de 2015

Esquizodiálogos: hoy, fotos en el equinoccio de primavera


–¿Cómo anda?
–No le cuento para que no le dé envidia.
–¡Pero qué positivo, como lo pone el equinoccio de primavera!
–Ando como lapacho disfrutando de la primavera. Vio qué linda se ve la avenida Freyre, con los árboles florecidos. No hay uno que no merezca detenerse unos minutos...
–Bueno, aproveche antes de que al alcalde se le ocurra poner en valor la avenida, tale los lapachos, saque las baldosas, llene todo de hormigón alisado y ponga parquímetros.
–¿Qué me cuenta de la fotito del trio CO.MA.BA?
–¿Cuál?
–La foto con Mauri, de Jose y Marito.
–La aplaudo. Me parece el mayor acto de honestidad política en muchos años, desde que Barrionuevo dijo: “Tenemos que tratar de no robar por lo menos dos años”. Además, el Lole se enojó.
–Es que a Carlos Alberto no le avisaron.
–Estimado, se viven momentos poéticos en la política local. No es ni alegre ni triste, es el destino manifiesto del propio pensamiento. No pueden hacer lo contrario. Son como la flor que no puede ocultar su color, o como el rio que no puede ocultar que corre, ni el árbol ocultar que da frutos...
–¡Pero qué versero lo pone la primavera, lo escucho y es como leerlo a Pessoa!
–Es que anduve por la Feria del Libro y no paré de leer.
–Qué bueno, ¿compró muchos libros?
–No, me la pase leyendo contratapas y solapas de autores. Hice un taller de percusión, arme un par de barriletes y me saque una foto al estilo Rambo, con la leyenda de Valiente Soldado Argentino.
–¿Y eso?
–En el stand de los ex combatientes de Malvinas. Una belleza, ver a niños y niñas poniendo la carita y con el uniforme camuflado enfundando un FAL. Me morí de ternura, por un momento pensé que algún adulto se iba a pintar la carita y haría un homenaje a Aldo Rico.
–Me dejó sin palabras.
–Compañero, hay que endurecerse sin perder jamás la ternura. Prefiero esa foto antes que nuestros niños crezcan con fotos del cipayo Barney.
–Usted sabe que si el sol dejase de existir en este instante, aun tendríamos 8 minutos y 19 segundos de luz para continuar con nuestra charla.
–No, no lo sabía pero... Mientras tanto el sol se muere y no parece importarnos. Y si Dios queda en nada o no existe, Fidel le da un piquito a Francisco.

Publicada en Pausa #162, miércoles 23 de septiembre de 2015
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