miércoles, 22 de julio de 2015

La tierna trash trans de San Telmo

La multifacética militante y artista trans Naty Menstrual estuvo en Santa Fe para coordinar un taller literario y brindar un unipersonal que tuvo a la diversidad como eje.


Mayo y junio son meses que agitan la agenda local y mundial en la lucha diaria por la conquista de derechos: el 17 de mayo se conmemoró el Día Nacional de Lucha Contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad Género, el 21 de junio fue el Día Internacional de la Educación No Sexista y siete días después se celebró el Día Internacional del Orgullo Gay. Santa Fe se sumó con una serie de propuestas de sensibilización y concientización organizadas por el área Mujer y Diversidad Sexual del municipio. Las actividades concluyeron el 27 de junio con la presencia de la artista porteña trans Naty Menstrual.
Escribe en varios medios, publica libros, actùa y diseña indumentaria: Naty Menstrual salió de su San Telmo para dar un taller en Santa Fe. Foto: Pablo Bertoldi

Naty Menstrual arrancó su camino a fines de los 90, con un nombre inspirado en la actriz y cantante española Nati Mistral. Fue abriéndose camino en el arte a través de la ilustración, la actuación y la escritura. Su faceta creativa también se expresa en el diseño de indumentaria, que rediseña, recicla y vende los domingos en su puesto de la feria de San Telmo. Estudió locución y guión de radio y televisión en el ISER y diseño de indumentaria en Rosario. Colaboró en los suplementos Las 12 y Soy del diario Página 12 y pertenece al equipo de redacción de El Teje, primer periódico travesti latinoamericano producido por el Centro Cultural Ricardo Rojas. Es autora de Naty Menstrual Blog  Literatura Travesti Trash, donde publica relatos, crónicas y poemas. También hizo su paso por el séptimo arte: actuó en el film Huesitos de pollo, dirigida por Juan Manuel Ribelli.

La escritora trash
“Yo soy Naty Menstrual”, dice como toda presentación autorreferencial. En el marco del Taller DiverLiterario, de capacitación y debate en diversidad y literatura que coordinó en la Estación Belgrano, previo a su show unipersonal, comentó a Pausa: “Hablo desde mi experiencia personal, desde mi vivencia con la escritura. No estudié Letras, lo mío fue instintivo, entonces puedo decirle a la gente que todos somos capaces de escribir más allá de la opinión del otro, que te digan si está bien o no, que te publiquen o no”.
“Escribí toda mi vida. Después de los 30, cuando empecé a travestirme in crescendo, escribí de otra manera porque me cambió la vida, la sexualidad. Fue un giro muy heavy y tuve la necesidad de contar lo que me estaba pasando. Armé un blog, escribí una columna mensual de narrativa en una página que hacían estudiantes de letras. Después, un conocido llevó textos míos a una editorial sin decirme nada y así publicaron mi primer libro”, explicó a Pausa.
María Moreno –seudónimo de la narradora Cristina Forero– hizo la contratapa de Continuadísimo, el libro de relatos de Naty Menstrual que se publicó en 2009. “Escribe cuentos de una lujuria esperpéntica pero matizada por la piedad tiernísima con que los mejores cronistas populares suelen envolver a sus criaturas. Su erotismo escatológico tiene antecedentes tan notables como el Quevedo que escribía Gracias y desgracias del ojo del culo y el Aristófanes que ponía como protagonista de su comedia Los caballeros a un vendedor de morcillas. Con destreza narrativa Naty Menstrual pasa por la nariz de los lectores nuevas flores del mal que, con sus tacos chuecos y sus pelucas fatigadas, saben arrancarle al melodrama de la vida un toque de comedia: se llaman Sabrina Duncan, La Mr. Ed, Sissy Lobato, Marlene Brigitte. Si Clara Better, la prostituta inventada por César Tiempo, las hubiera conocido en un cruce de ficciones, hubiera dejado de yirar para emplearse cama adentro. Nunca hubiera podido competir con tanto ingenio de vivir, tanta orgía entraida a la mala suerte, tanta lluvia dorada de besos negros en un perpetuo frenesí”, describió.
En 2013, Naty publicó su segundo libro, Batido de trolo, sobre el cual aseveró: “Yo hago literatura de género, que tiene que ver con la experiencia travesti trash. Que es como remover la mierda que la gente no quiere ver. Hablar del tipo casado que se garcha un puto, hablar del que se viste de mujer en la intimidad, hablar de esas cosas es como hablar de la basura que ponés en la bolsa negra y llevás a la calle para que se la lleve el camión y nadie la vea”.
—¿Tenés rutinas de escritura?
—Actualmente mi blog está un poco quieto, no estoy en un proceso de escritura fuerte. No lo hago como un ejercicio. Antes, cuando colaboraba con crónicas en el suplemento Soy, me salía de otra manera. La escritura es una cosa de pulsión, de necesidad de catarsis. Si no tengo adentro algo que decir mejor me callo la boca y no escribo. Sé que hay gente que escribe, que es famosa y produce mucho trabajando con investigación, y para mi se nota cuando un libro es muy pensado. A mí me gusta más la cosa visceral.
Consultada por sus gustos literarios, Naty confesó que lee muy poco: “cosas que me van llegando, que voy descubriendo o me recomiendan, que no se leen tanto. Ahora estoy con un libro que ya no se consigue, La cabeza contra el suelo, Memorias de Paco Jamandreu, el modisto de Eva Perón”.

En San Telmo y en el mundo
—¿Por qué es tan fuerte tu relación con San Telmo?
—Es mi lugar. Ahí me empecé a travestir: Naty Menstrual nació ahí. Todo surgió en ese barrio porque tuvo que ser. Creo que la vida te va poniendo en distintos lugares por algo. Hace poco estuve en Rosario, en Venezuela y en Uruguay, donde el ritmo de vida cambia totalmente. Salí del hotel donde paraba y dije ¡qué silencio, qué paz! En Buenos Aires siempre hay alguna bocina sonando, alguien que grita.
Interrogada sobre su relación con el colectivo trans, comentó que “no milito, o lo hago de una manera más abierta. Me parece que militar no es sólo juntarse con un grupo específico, yo hago una militancia más abierta, con talleres como éstos, con shows, saliendo así vestida a la calle, yendo a una feria”.
—¿Qué falta para que las personas trans sean aceptadas sin ser encasilladas en el binomio hombre-mujer?
—Creo que eso no va a pasar. Somos negadores de una cosa humana que va a ser una lucha continua, no sólo con los gay y los trans: es los blancos contra los negros, los flacos contra los gordos, Boca contra River. Es así, desgraciadamente tenemos instalado un chip de discriminación muy difícil de manejar. Incluso pasa en nuestro círculo, yo lo he visto y he escrito sobre eso: la travesti linda, famosa y operada se ríe de la travesti villera. El puto de barrio Norte con plata se ríe del puto pobre. Puede ser que la gente abra cada vez más su mente, pero es difícil. Yo milito la vida y tengo amigos de todo tipo, son personas: no me importa si son ricos o villeros.
—¿Cómo es tu vida actual?
—Los segundos viernes de cada mes hago un unipersonal en la zona de Congreso y estoy en la feria de San Telmo los domingos con mis remeras y mis cuadros. Vivo de eso, de cosas que me gusta hacer. Siempre digo que cambié tiempo por confort, no tengo la comodidad que mucha gente busca: no tengo televisor ni reproductor de dvd, no tengo equipo de música ni heladera. Bueno, tengo dos heladeras pero una no funciona y a la otra no la enchufo. Vivo de una forma austera pero la paso bien, manejo mis tiempos y me siento feliz, sobre todo porque miro a mi alrededor y veo a la gente tan estresada, llena de obligaciones, atadísima a una carrera material, viviendo en una vorágine. Yo prefiero vivir con menos pero con más tiempo para disfrutar.

Publicada en Pausa #158, miércoles 22 de julio de 2015
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