Las estrategias de los principales candidatos en vistas a la
pareja compulsa del 14 de junio.
Por Ezequiel Nieva
De las cuatro elecciones de gobernador que se realizarán en
junio –Santa Fe, Río Negro, Mendoza y Tierra del Fuego– la de Santa Fe es la
más importante porque se trata del tercer padrón más grande del país, después
de las provincias de Buenos Aires y Córdoba: el resultado influirá en el
escenario nacional.
El país mira a la provincia y no sólo porque posee casi el
9% del electorado. La razón central es que, a diferencia de sus rivales,
Mauricio Macri juega su primera carta importante el 14 de junio con el ex
humorista Miguel Torres del Sel como candidato a gobernador. Un batacazo
amarillo en Santa Fe potenciará al alcalde porteño en su carrera presidencial;
una derrota no lo sacará de carrera, pero lo obligará a repensar su estrategia.
El backstage del debate que no fue: los tres candidatos con más chances, Perotti, Lifschitz y Del Sel estuvieron en Los Leuco, por TN.
El territorio decisivo sigue siendo la provincia de Buenos
Aires, donde se concentra el 37% del electorado. Por eso los candidatos
presidenciales siguen de cerca lo que ocurre en la bota, pero sin desesperarse.
Hay –claro está– distintos estilos de acuerdo a la coyuntura: Daniel Scioli y
Florencio Randazzo se mantienen a distancia prudente, porque un tercer puesto
no les sirve; Macri aparece más seguido por la provincia, pero tampoco ha
dejado de lado su agenda por acompañar a Del Sel; Sergio Massa no volvió a
pisar territorio santafesino después de las primarias y se mantiene ocupado en
sus propios asuntos. El oficialismo ya no tiene referencias nacionales, después
de la decisión de Hermes Binner de bajarse de la pelea presidencial, por lo
tanto no tributa a ninguna figura nacional y tampoco recibe desde afuera apoyos
que puedan resultar decisivos.
Así las cosas, el tramo final de la campaña aparece
atravesado por la coyuntura nacional y las esquirlas de esa batalla llegan
directo a la provincia: Del Sel parece dispuesto a apoyarse todo lo posible en
la figura de Macri, el candidato del Frente Renovador, Oscar “Cachi” Martínez,
sufre las consecuencias de la caída en desgracia de su jefe político Massa
–cuyas principales referencias van abandonando el barco día tras día–, el
justicialista Omar Perotti trata de pegarse lo más posible a Scioli y el
socialista Miguel Lifschitz tiene como única referencia al gobernador Antonio
Bonfatti.
Las estrategias y el debate
Con la mirada del país puesta en las elecciones del 14 de
junio, los principales candidatos a la Casa Gris queman los últimos cartuchos de una
campaña que tuvo a Del Sel en el centro de la escena y a sus rivales tratando
–primero– de descontar la ventaja con la que arrancó el humorista producto de
su mayor nivel de conocimiento y –luego– de demolerlo a fuerza de archivos.
¿Será suficiente para evitar un triunfo del PRO en la provincia? Nadie arriesga
una respuesta; todos –excepto Perotti– coinciden en que hay un escenario de
paridad entre el Frente Progresista y el macrismo.
La clave son los más de 300 mil votos que quedaron sin candidato después de las primarias de abril: allí están los que no fueron a
votar y que se inclinaron por alguno de los postulantes que no lograron superar
el piso electoral o que fueron derrotados en sus internas. El que logre captar
la mayor parte de esas voluntades será quien asuma el 10 de diciembre como
sucesor de Bonfatti. Ninguno de los tres principales candidatos –ni siquiera Del
Sel– puede dormirse en los laureles del 19 de abril. Todos deben sumar si
quieren llegar a la Casa
Gris , principalmente Lifschitz y Perotti que parten del
segundo y tercer lugar.
Para tratar de crecer, el candidato socialista le apunta a
los radicales de toda la provincia y confía en la transferencia de votos de
Bonfatti, quien encabeza la lista de diputados provinciales del Frente
Progresista. Del Sel sigue a rajatabla las indicaciones que recibe desde Buenos
Aires: no hacer olas y hablar lo menos posible. Recién esta semana terminó por
aceptar el debate con los otros candidatos, que se realizará el sábado 6 con
televisación en simultáneo por los tres canales de aire de la provincia: el 3 y
el 5 de Rosario y el 13 de Santa Fe.
Como tercero en discordia, el justicialista Perotti se
balancea entre el tibio apoyo que recibe del gobierno nacional y la epopeya que
significa, para él y para su partido, recuperar el poderío electoral que supo
tener el PJ en los años de Carlos Reutemann y Jorge Obeid. Hoy el escenario es
diferente: hay un tercer actor –el PRO– y la distribución de fuerzas ya no es
la misma. El rafaelino también quiere mostrarse como “el cambio”, luego de ocho
años de gestiones del socialismo, pero en ese terreno viene perdiendo la
batalla verbal contra Del Sel.
Los votos sueltos
De acuerdo al escrutinio definitivo, en las primarias hubo
112 mil santafesinos que eligieron a un candidato que no pasó a las generales.
Esos votos se reordenarán, pero por sí solos no alcanzarán para definir la
elección. Hay que sumar también los sufragios que obtuvieron los dos
precandidatos vencidos en sus respectivas internas: el radical Mario Barletta
(casi 160 mil votos) y el chacarero Eduardo Buzzi (casi 60 mil votos),
derrotados por Lifschitz y “Cachi” Martínez respectivamente. Como botón de
muestra del reordenamiento del voto, Buzzi ya aclaró que no apoyará a Martínez
y así sus electores quedaron liberados a su propio criterio.
En las primarias, la diferencia entre el PRO y el
oficialismo fue de tres mil votos, pero candidato por candidato la brecha fue
de 160 mil: exactamente la porción del padrón que se inclinó por la candidatura
de Barletta en la interna del Frente Progresista. Por eso, Bonfatti y Lifschitz
salieron a suturar heridas y lograron que el presidente de la UCR y actual diputado nacional
explicite su apoyo a la fórmula Lifschitz-Fascendini. En el Frente cuentan con
los votos del radicalismo, pero aún reteniendo ese caudal no es seguro el
triunfo y por eso también le apuntan a los indecisos y a los votantes de otros
espacios.
El operativo para contener a Barletta dentro del oficialismo
fue más difícil de lo que los socialistas preveían antes del 19 de abril.
Recién el 18 de mayo –un mes después de las internas– el ex intendente y ex
rector de la UNL
accedió a mostrarse en público con sus socios políticos. Fue en la presentación del Acuerdo Capital –un compromiso público de trabajo conjunto entre Lifschitz
y el intendente José Corral–, donde Barletta ahuyentó los fantasmas de un
posible salto al PRO.
No obstante, el candidato a vicegobernador del PRO, el
rosarino Jorge Boasso, le ofreció a Barletta ser ministro de Educación si Del
Sel gana las elecciones. Boasso hizo su oferta en el marco del acuerdo que
sellaron, a nivel nacional, la UCR
y el PRO, que en la provincia no se corporizó. Barletta lo rechazó y dijo que
trabajará para que el Frente Progresista siga gobernando la provincia. En un
mismo sentido, el líder de la Coalición Cívica Pablo Javkin –de buen desempeño
en las primarias, aunque igual cayó derrotado por la intendenta rosarina Mónica
Fein– se plegó a la campaña del oficialismo socialista.
Lifschitz, Fein y Corral ordenaron la tropa para el 14 de
junio; con ellos como principales figuras, el Frente Progresista se juega su
continuidad en la provincia y en sus dos principales ciudades.
El PJ no se quiere quedar afuera de la discusión, pero en
los tres escenarios aparece como el tercero en discordia.
Macri se frota las manos ante la idea de lograr un triunfo
en cualquiera de esos territorios –sobre todo en la provincia o en Rosario,
donde tiene candidatos de pura cepa amarilla–, pero se mantuvo distante de la
campaña y hasta ahora sólo pasó una vez por la bota: el viernes 29 junto al
senador Reutemann en una breve visita a Reconquista. De aquí al cierre de la
campaña, es probable que vuelva a la provincia, pero la decisión final no
depende tanto de Del Sel como de las encuestas que manejan en Buenos Aires.
Dónde se corta el bacalao
Para llegar a la Casa Gris hacen falta, como mínimo, 650 mil
votos. El PRO con 536 mil y el Frente Progresista con 533 mil cosechados en las
primarias están lejos de esa meta. Para crecer, el oficialismo apunta a una
mayor asistencia el domingo 14 respecto del 72% de las primarias. Los
departamentos Rosario y La
Capital , que por sí solos concentran la mitad del padrón,
tuvieron los índices más bajos de participación. De los 19 departamentos de la
provincia, 11 estuvieron por encima del porcentaje general (en Belgrano y Las
Colonias votó el 77% del padrón, en Caseros, Constitución, Iriondo, San Lorenzo
y San Jerónimo el 76%). En el polo opuesto, en La Capital sufragó el 69% y
en Rosario el 72%.
Rosario y Santa Fe son los territorios que definirán la
elección. En las primarias, en la categoría de gobernador, en ambos ganó el Frente
Progresista (igual que en General Obligado y en San Cristóbal; en Castellanos
ganó Perotti y en los otros 14 departamentos Del Sel). La posibilidad concreta
de mejorar los números en los dos departamentos más poblados, con los apoyos de
Barletta, Corral y Javkin, ilusionan al oficialismo, que además tiene a su
favor la gestión y la fortaleza territorial que suma la UCR. Del otro lado, Del
Sel refuerza sus críticas a la gestión de seguridad del gobierno, pero esconde
celosamente sus propuestas detrás de promesas genéricas como “mejorarle la vida
a la gente”.
Publicada en Pausa #155, miércoles 3 de junio de 2015
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