Ejemplo institucional y deportivo, el club de Liniers es un grande del fúbol argentino.
Por Gastón Chansard
Si el fútbol no fuera todo lo pasional que
es, con sus ribetes románticos de fidelidad eterna y sus dosis de locura que
suelen encarnar hasta los más cuerdos en alguno de los noventa minutos del
partido, todos los futboleros en estos años deberíamos ser, al menos por un
encuentro, hinchas de Vélez Sarsfield. Y a no tomarlo como un acto de traición
al club de sus amores: simplemente, como un gesto de reconocimiento a la institución
de Liniers (o también, como un hecho de egoísmo pleno para satisfacer nuestro
lado más exitista).
En tiempos en donde se busca de manera
desesperada ejemplos de buenas conductas, de administraciones responsables, de
actos de coherencia, de transparencia, pero al mismo tiempo de éxitos urgentes
(la ansiedad es la enfermedad de moda), Vélez reúne muchas de esas cualidades que
gran parte de la sociedad argentina suele clamar.
En lo estrictamente futbolístico es un club
que tiene como columna vertebral las divisiones inferiores. En la educación
futbolística y escolar de los chicos Vélez comienza, año tras año, a levantar
sus cimientos para sostener una sólida estructura que se termina reflejando en
el plantel de Primera División. Augusto Fernández, Fernando Ortiz, Marcelo
Barovero, Héctor Canteros y Juan Manuel Martínez fueron la base del muy buen
equipo de Gareca en la temporada anterior, y para afrontar este nuevo logro
deportivo la dirigencia velezana solamente desembolsó una gran suma de dinero
en la llegada de Facundo Ferreyra (pagó dos millones de dólares por el 50% del pase
de un jugador que venía de descender con Banfield), actual goleador del equipo
y del campeonato. A esa clase de decisiones le cabe el viejo dicho popular: “Donde
pone el ojo, pone la bala”. Y Vélez suele poner el ojo y después la bala con
mucha continuidad, por lo tanto no es difícil llegar a la conclusión de que no
se trata de suerte, sino de sabiduría a la hora de elegir para amalgamar a ese
nuevo jugador en la estructura de equipo que conforma el director técnico.
Y hablando de DT y de ojos para apuntar,
ahí aparece otra enorme virtud de los directivos, como fue la designación de
Christian Bassedas (un hombre de la casa) para ser el asesor del fútbol
profesional. Y de la mano del ex jugador y campeón en ocho oportunidades con
Vélez (cuatro títulos locales y cuatro internacionales) llegó la elección de
Ricardo Gareca como entrenador. Desde 2008 a estos días, Bassedas se desempeña en su
función sin que se le conozca públicamente ningún tipo de escándalos o peleas
con nadie de la comisión directiva, jugadores o miembros del cuerpo técnico. El
asesor del fútbol profesional en su momento
apuntó al “Tigre” Gareca para ser el técnico de Vélez y, juntos, cada uno en su
lugar, armaron los planteles que, desde 2009, le vienen dando alegrías al
hincha velezano. Maximiliano Moralez, Larrivey y Sebastián Domínguez fueron los
refuerzos indicados por Bassedas en el comienzo de su gestión y terminaron
siendo figuras en el equipo que se consagró campeón ante el recordado Huracán
de Ángel Cappa (Clausura 09).
El primer título de Gareca, en 2009, el
subcampeonato del Apertura 2010, el acceso hasta la semifinal de la Copa Libertadores
el año pasado, el posterior título en el Apertura 2011 y la nueva estrella que
consiguió el pasado domingo explican todas las propuestas que recibió el DT
para abandonar la institución, pero las condiciones de trabajo, la
planificación de la dirigencia, el respeto por la tarea desarrollada y el
esfuerzo económico para cumplir con los deseos planteados por el técnico
hicieron posible que el Tigre perdure en su puesto durante cuatro años
consecutivos, situación casi irreal para el histérico fútbol argentino.
Vélez, como cualquier club, tiene la
necesidad de vender algunos jugadores importantes (Silva, Moralez, Larrivey,
Ricardo Álvarez, Zapata, Juan Manuel Martínez, Barovero y Otamendi entre otros)
para sostener su economía, pero tiene la capacidad de generar otros buenos
jugadores que encajen en el engranaje de juego que propone Gareca. Por ese simple
y sencillo motivo, que es saber siempre a qué quiere jugar, el Fortín
continuamente da pelea por el título y termina festejando campeonatos.
Asimismo merecería otra nota el resto del
club, donde a nivel cultural, educativo y deportivo en general también es
ejemplo a imitar en todo el país. Para los interesados, y sólo a manera de
introducción al mundo Vélez, dedíquenle unos minutos a ingresar al sitio oficial de Vélez en Internet,
una de las mejores web de un club deportivo, donde se destaca un trabajo de
prensa digno de aplaudir por todos los colegas que se dedican a la prensa
institucional.
Hace casi un año y medio atrás, cuando
Vélez daba una nueva vuelta olímpica, el escritor Mempo Giardinelli escribía: “esta
estrella se suma a las logradas en los campeonatos: Nacional 1968, Clausura
1993, Apertura 1995 y Clausura 1996, 1998, 2005 y 2009. Y sin embargo todavía –paradójica
o neciamente– muchos lo consideran un club “chico”, aunque Vélez sólo es
superado en cantidad de títulos y copas obtenidas (ocho en Argentina y cinco internacionales,
incluyendo la
Libertadores y la Intercontinental ) por Boca Juniors, River Plate e
Independiente”. A esa justificada bronca que siente el hincha velezano por no
ser considerado grande, se le suma una estrella más para iluminar sus
argumentos a la hora de afirmar que Vélez ya es un grande indiscutido en el
fútbol argentino. Si ser grandes es el resultado de la suma de cantidad de
títulos y popularidad, sólo deberían ser tres: Boca, River e Independiente.
Pero si en esa lista de los grandes figuran Racing y San Lorenzo, a Vélez, con
nueve campeonatos locales y cinco títulos internacionales, le sobran blasones
para estar al mismo nivel.
Por el bien del fútbol argentino, que Vélez
sea una enfermedad contagiosa y les llegue a todos los clubes.
2 comentarios:
No tengo una mierda que envidiarles a los de Vélez,lo nuestro es sólo triunfos, alegrías, nunca un kilombo y demás...ah, me olvidaba, yo soy de Racing.
Los denominados "grandes" nunca, jamás, tuvieron ese mote por la cantidad de títulos. Me extraña que un escritor del "interior" no se de cuenta que caminando la Provincia podes encontrar muchos hinchas de los conocidos cinco grandes (obviamente, hay clara primacía de River y Boca), mientras que hinchas del club de Liniers los contás con la mano. Haces mención de la "popularidad" de Velez, pero no das ningún ejemplo (claramente porque Velez NO es grande y tales ejemplos no son encontrables).
Con el resto de la nota concuerdo.
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