Bajo el lema de la “modernización”, el gobernador electo
propone reformas en las empresas estatales.
El gobernador electo Miguel Lifschitz y los gremios Obras
Sanitarias y Luz y Fuerza se sacaron chispas, en lo que anticipa una transición
compleja para el ex intendente de Rosario, quien asumirá en diciembre al frente
de la Casa Gris.
En sus primeros días como gobernador electo, Lifschitz
adelantó que hará cambios en las empresas públicas de servicios. En el caso de la Empresa Provincial
de la Energía
(EPE), pretende una mejor relación con los inversores privados. Y en Aguas
Santafesinas S.A. (Assa), buscará darle mayor responsabilidad en la gestión a
los municipios de Santa Fe y Rosario.
Los gremios interpretaron el anuncio del nuevo mandatario
como un mensaje de guerra. Desde Luz y Fuerza compararon a Lifschitz con el ex
gobernador Carlos Reutemann, quien intentó (sin éxito) privatizar la EPE. El mandatario se
defendió y buscó llevar tranquilidad a los trabajadores: “No vamos a hacer
cambios intempestivos ni improvisados”. Las empresas, aclaró, seguirán en la
órbita del Estado.
La idea del próximo gobernador es “cambiar la impronta que
tiene la EPE , que
trata a los inversores privados como si fueran una molestia”. En una entrevista
con la revista Punto Biz, el dirigente socialista habló de “modernizar” los
reglamentos internos de la EPE.
“Hay que ser más proactivo”, definió. “No puede ser que a alguien que viene a
invertir cinco millones para levantar una fábrica o mudarse a un parque
industrial venga la EPE
y le pidan tres millones para hacer la extensión de la red. La EPE tiene que ser más socia de
los proyectos de inversión y no una carga”.
De acuerdo a su análisis, en la empresa “hay mucha rigidez”
por lo cual anticipó su intención de “revisar las exigencias y buscar fórmulas
que hagan compartir esfuerzos” entre el sector público y el privado. Según Lifschitz,
la idea de introducir cambios en la
EPE surgió durante sus recorridas de campaña, en las que
recogió un reclamo unánime de parte de los empresarios.
“Nadie puede negar que la EPE mejoró mucho su nivel de prestación de
servicios a fuerza de un fuerte aumento de sus inversiones”, agregó Lifschitz.
“Y es por eso que se redujo la cantidad de cortes de luz en el verano pese a
que la demanda aumenta año a año de manera exponencial. Pero hay que hacer
cambios muy importantes en la
EPE. Y cuando asumamos, vamos a encarar esos cambios de fondo
en la forma en que se conduce internamente, porque hay cosas que no pueden
seguir así”.
En cuanto a Assa, Lifschitz dijo que si hay municipios que
quieren asumir más responsabilidad, él es partidario de avanzar. La empresa
pública presta servicios en 15 de las 51 ciudades de la provincia. Los
intendentes de Santa Fe, Rosario y Rafaela ya le dieron el visto bueno a la
propuesta.
Conocidas las declaraciones del nuevo gobernador sobre Assa,
el sindicato de Obras Sanitarias se declaró en estado de alerta y movilización
al considerar “que se pretende violentar el andamiaje institucional de la
empresa y pueden correr riesgos fuentes laborales”.
El secretario general del Sindicato de Obras Sanitarias de
Santa Fe, Mario Fleitas, dijo: “No compartimos la idea de la municipalización,
el servicio tiene que seguir bajo la órbita del Estado provincial. No debe
cambiarse esa condición para la prestación del servicio: lo debe garantizar la
provincia”.
El próximo mandatario aclaró que no hará “cambios
improvisados” pero insistió en la necesidad de modernizar las empresas de
servicios. “Cualquier cambio se tiene que hacer con consenso de los trabajadores,
en un marco de diálogo”.
El ex intendente de Rosario y actual senador provincial
opinó además que “las dos empresas tienen que mejorar en su relación con los
usuarios y en la calidad de los servicios. Tiene que haber un control por parte
de los usuarios”, sostuvo.
El gobernador electo destacó la gestión actual de las
empresas y remarcó que Aguas estuvo privatizada hasta 2006 y la EPE estuvo al borde de la
privatización. “En los últimos años hubo una firme voluntad en recuperarla como
empresas del Estado y me parece que ahora viene otra etapa, donde hay que
repensar las estructuras de funcionamiento y ver cómo podemos modernizarlas y
cómo le damos mayor participación, en la gestión, a los municipios”.
“Si bien son casos distintos”, siguió Lifschitz, “las dos
son empresas que no generan satisfacción en el usuario. Hay muchas quejas y
reclamos, a pesar de que las dos empresas han invertido mucho en estos años.
Hay cosas que se están haciendo muy bien: hay inversiones importantes y hay una
respuesta en términos de obras, pero hace falta un diálogo distinto con la
sociedad civil, con los usuarios y con las empresas”.
Publicada en Pausa #157, miércoles 8 de julio de 2015
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