domingo, 12 de julio de 2015

El futbolista de los mil caminos

Newell’s, la militancia, el periodismo, la literatura, los hijos y el fútbol que se vive en el barrio.


Kurt Lutman. Jugó al fútbol desde que tiene memoria, dice que es el juego sagrado donde aprendió todo en la vida. Vistió la camiseta argentina con un seleccionado sub 17. Rosarino, hincha y jugador de Newell’s Old Boys, club en el que realizó las inferiores y debutó en Primera División con apenas 17 años (1993). El menemismo gobernaba Argentina y Eduardo López al club leproso. El nefasto presidente rojinegro llevó la institución al desastre absoluto, y contra esa representación carnal de la tiranía en una entidad deportiva un día Lutman se enfrentó. Y perdió. Se tuvo que ir de Newell´s, jugó en Huracán Corrientes y Godoy Cruz, entre otros clubes. En Mendoza se cruzó con un pedazo grande la historia de nuestro país, se acercó a ella y más tarde militó en Hijos Rosario. Hoy dice que milita la enorme causa de ser padre de Juan y Francisca. En el 2000, cuando la Alianza terminaba de suicidar a un país entero, el rosarino festejaba un gol y mostraba una camiseta que decía: “Cárcel a Videla y a todos los milicos asesinos”. El fútbol profesional y Kurt se separaron. Un día empezó a escribir, otro día escribió para el periódico rosarino El Eslabón, y otro día se animó a publicar el libro El agua y el pez. Era un “enganche metedor”, hoy le mete garra a los compromisos sociales y se abraza a la belleza del fútbol en los barrios.

Motivos para escribir
En contacto con Pausa, Lutman recordó que en el 2001 empezó a escribir en el periódico rosarino El Eslabón, “colando una nota cada tanto”, aclaró; “Ahí me di cuenta de que estaba bueno escribir, no lo hacía con frecuencia, ni tampoco estaba muy convencido de lo que escribía, entonces firmaba con otro nombre. A medida que fue pasando el tiempo me sentí un poco mejor en ese rol, y el año pasado sentí que podía escribir con autoridad, que no quiere decir que escriba bien o mal, que guste o no guste, sino que siento la autoridad para hacerme cargo de lo que escribo con mi propia firma”.
El ex jugador leproso destacó: “siempre escribí sobre temas vinculados al fútbol, que para mí es una pasión y es el juego sagrado con el que aprendí todo en la vida, es una herramienta que domino y que siempre utilicé”. Y luego señaló: “escribí sobre cuestiones del fútbol, pero no del profesional, sino sobre un perfume de fútbol que hay dando vueltas, pero para que uno pueda acceder hay que apagar la televisión y entrar en barrios donde la tele no llega”.
Polifacético, Kurt Lutman supo enfrentar la mafia de Eduardo López en Newell’s Old Boys. Foto: Manuel Costa.

También mencionó que actualmente no está escribiendo, “no tengo la rigurosidad ni la disciplina de sentarme a escribir, no soy un escritor, sí supe escribir algunas crónicas y después ordenarlas en un libro”. Se trata de El agua y el pez, “que es una recopilación de distintas experiencias y miradas que hay en torno al fútbol. Pero esas miradas no son de fútbol de Primera. Hace un tiempo el programa Fútbol de Primera hacía una propaganda que decía ‘Esto no es fútbol, esto es Fútbol de Primera’, y yo siento que pude construir algo inverso, por eso digo esto ‘No es fútbol de Primera, esto es fútbol’. En tiempos donde la gente cree que fútbol es lo que mira por televisión y futbolistas son solamente los profesionales, hoy más que nunca siento que todos a los que nos gusta patear una pelota somos futbolistas. Siento que el fútbol cada vez está más por afuera de las ligas profesionales”.
Cuando desplegó algo más con respecto al libro, Kurt dijo que “tiene mucho perfume rosarino, pero también habla de las ligas del campo, retoma algunos personajes que son conocidos a nivel nacional; también habla de Mauro Amato en la crónica ‘El agua y el pez’, que transcurre en la Tucumán de Buzzi del año 1999, donde no se permitía acompañar a las Madres de Plaza de Mayo y este jugador encontró la forma de reivindicarlas y él mismo se puso en juego”.

Fútbol resguardado
Lutman, que sabe recorrer muchos barrios populares de Rosario en bicicleta, afirmó: “Yo siento que en las barriadas más humildes el fútbol está resguardado, aunque muchas veces en el fútbol profesional también hay chispazos de ese cuidado especial, pero creo que está contaminado de muchas cosas, y no dudo en sostener que en los barrios todavía hay una ingenuidad que lo preserva”.
Cuando habló de “chispazos”, ejemplificó con “la rabona de Rojo en el Mundial o en la Copa América, la definición de Alexis Sánchez en el último penal contra Argentina o el Loco Abreu picando un penal en el Mundial de Sudáfrica, Erviti tirando un caño cuando uno menos se lo espera, el pibe Cervi en Central o Scocco en Newell´s, son esos jugadores que todavía sostienen un gran nivel de belleza en el campo de juego, que tienen más que ver con un regalo para el que va a ver fútbol que con la funcionalidad que puedan tener adentro de la cancha. Se pide mucha efectividad, por lo tanto esos chispazos van en contrapelo de la mirada de mercado”.
—¿Te hiciste más conocido por tus virtudes futbolísticas, porque enfrentaste a Eduardo López en plena presidencia de Newell’s o por tu militancia?
—Tengo una sola certeza: que por mis cualidades futbolísticas no me hice tan conocido. Con respecto a lo demás siento que hay una mezcla, en ese momento los que confrontamos con López fuimos muchos, lo que pasa es que yo salí por los medios de comunicación y yo a esa altura ya era un jugador profesional y no pudieron ocultarlo. Así como López ganó en pleno menemismo, con el tiempo y con el nuevo contexto político también ganamos los que confrontamos contra esa clase de tipos. Por otro lado siento que me supe vincular con muchísima gente, sea de Central o de Newell´s, he caminado lugares por donde muchas veces uno no suele andar y eso me dio muchos amigos y afectos, el fútbol me fue abriendo esas puertas y yo las atravesé.
“Mi militancia empieza en Hijos. Yo jugaba en Godoy Cruz de Mendoza y en una oportunidad iba cruzando la Plaza Independencia y veo mujeres con pañuelos en la cabeza. Eso fue un 24 de marzo de 1995, y desde ese día sentí una necesidad profunda de poder empujar las causas de delitos de lesa humanidad, y el lugar que encontré fue acá, con los pibes de Hijos Regional Rosario, en el año 1998”, narró. Y en esa misma línea, destacó: “Hoy soy papá, y creo que eso también es una militancia, y me lo tomo muy en serio, mi militancia hoy pasa mucho por mis afectos más cercanos”.

El camino del pez
“Estoy siguiendo al libro que escribí”, afirmó Lutman cuando le tocó hablar del presente y su futuro. “Cobró vida y me va llevando por algunas filiales de Newell´s, por lugares donde jugué, se me hace muy difícil proyectarme a futuro, porque cada vez que me proyecté no pude estar a la altura de lo que proyectaba. Iré con el libro hasta donde me lleve y se acabe, después no se de qué forma seguiré. El fútbol, más allá de que me dio muchas satisfacciones, me encuadró en una forma de trabajo en la que no quiero estar más, en ninguna estructura rígida”.
Los caminos de Lutman lo llevaron por diferentes trabajos, “pasé por circos, fui albañil, vendí limones, laburé en un kiosco y mañana no sé que voy a hacer”. Actualmente, además de presentar y vender sus libros, da un taller de fútbol y recreación en la colonia psiquiátrica Oliveros, “es el lugar donde hoy trabajo y aprendo muchísimo día a día”.

Lo banca al “Tata”
La nota, que fue realizada dos horas después de la final de la Copa América, contó con una fuerte apuesta al entrenador albiceleste. “Me veo identificado con el Tata Martino, me identifica la elección de jugadores que fue haciendo, y apuesto siempre a los procesos a mediano y largo plazo. No sirve descartar porque se pierde y bancar a muerte porque se gana. Los procesos que arrancan como los de Martino necesitan tiempo, como todo en la vida, como una pareja, como los vínculos con los amigos, los hijos. Todo necesita tiempo”.
“A este proceso lo banco”, volvió a decir Kurt, como tampoco dudó en elogiar al seleccionado chileno, al que catalogó como “un equipo corajudo, que no dejó de atacar nunca con cinco o seis hombres”. Y a modo de esperanza, el rosarino afirmó que “las cosas se están moviendo con la aparición de tipos que le traen un color distinto al fútbol”.

Publicada en Pausa #157, miércoles 8 de julio de 2015
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