Con la soberanía alimentaria como eje, se desarrolló un
taller de comunicación comunitaria.
Por Gonzalo Andrés
El pasado 10 de junio se realizó el taller “Hablemos con la
boca llena”, que se planteó como un espacio de trabajo para abordar la
problemática de la soberanía alimentaria, desde la mirada de la comunicación
comunitaria. Se llevó a cabo en El Solar de las Artes y participaron
comunicadores, nutricionistas y público en general interesado en la temática.
La actividad se desarrolló en dos etapas: primero se realizó
una reflexión acerca de distintos ejes que abarca el concepto de soberanía
alimentaria y luego se trabajó grupalmente en la producción comunicacional, con
la intención de crear spots radiales, cuñas artísticas, calcomanías y afiches
que formen parte de una campaña de sensibilización.
La comunicadora social Karina Arach (derecha) fue la especialista que aportó herramientas para la visibilización de la temática alimentaria. Foto: Gabriela Carvalho.
A propósito de la temática, la especialista en comunicación
comunitaria Karina Arach dijo: “los medios de comunicación nos educan más de lo
que creemos, ya que trabajan sobre la construcción sentidos compartidos
socialmente. La información que circula en los medios también es un variable
que influye muchísimo sobre los alimentos que eligen los consumidores, pero
también los que producen los productores”.
La jornada estuvo focalizada en la discusión de la soberanía
alimentaria, entendida como el derecho a elegir qué comer y cómo producir, tal
como fue introducida hace dos décadas por organizaciones campesinas y pueblos
originarios. También especialistas que trabajan en el sector de la agricultura
familiar presentaron un diagnóstico de la actual situación provincial y
nacional.
El taller se enmarcó en las actividades que viene
desarrollando el proyecto “Soberanía alimentaria y comunicación comunitaria’’,
integrado por las radios comunitarias FM 100.1 de Ángel Gallardo, al FM Voces
de la Costa
98.5 de Arroyo Leyes, la agencia Inta Monte Vera, el Área de Comunicación
Comunitaria de la
Universidad Nacional de Entre Ríos y la Delegación Santa
Fe de la Secretaría
de Agricultura Familiar de la
Nación.
Los eslabones de la cadena
Según los organizadores, “cuando se habla de qué implica la
soberanía alimentaria generalmente lo más concreto que tenemos es el plato de
comida que nos llevamos a la boca. Pero en realidad detrás de ese plato de
comida hay un camino extenso que favorece a unos y perjudica a otros. Por eso,
es muy importante poner el foco allí y pensar cómo se consigue alimento y por
qué a veces no se lo consigue”. Por eso, la exposición se focalizó en los tres
eslabones de la cadena productiva: productores, intermediarios y consumidores.
En cuanto a la producción, el debate se focalizó en los
productores, y principalmente hicieron énfasis en los agricultores familiares,
que son en definitiva los que producen los alimentos de todos los días. Al
respecto, plantearon que es el Estado el que debe trabajar en la planificación
de cómo se producen los alimentos. Esto implica analizar la posibilidad de los
productores de acceder al agua, el territorio y la tecnología adecuada.
Con respecto a los intermediarios, se planteó que en
definitiva es esa cadena de comercialización la que termina poniéndole el
precio a los productos. Esto se debe a que muchas veces a los productores no
les genera ninguna ganancia venderles la mercadería a los intermediarios porque
se la quieren comprar a un precio muy bajo y, a su vez, los consumidores
compramos los alimentos a un precio altísimo.
Actualmente hay un desfasaje de precios enorme que está
generado por los actores intermediarios –muchos de ellos son empresas
transnacionales– que se quedan con un gran porcentaje del valor de los
productos. Por eso, también es necesario fomentar políticas que incidan las
condiciones de comercialización y en los precios de los productos, ya que en
las ciudades estamos consumiendo alimentos a un precio altísimo debido a la
escasa de regulación.
Una lucha de poder
En diálogo con Pausa, Gabriela Cardoso, trabajadora del Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), sostuvo: “La producción de
alimentos es una lucha de poder, desde el momento mismo en que el productor se
hace de las semillas para empezar a producir, pasando por la industrialización
y hasta los intermediarios y comercializadores de los productos. En reiteradas
ocasiones los productores tienen que tirar su mercadería y al mismo tiempo
nosotros compramos alimentos cada vez más caros. La cadena de comercialización
está violentándonos a los que estamos en los dos extremos: los que producen y
los que consumimos”.
Consultada por las políticas públicas, la especialista
agregó: “existen situaciones
encontradas. Por ejemplo, desde hace un tiempo hay una Secretaría de
Agricultura Familiar, que depende del Ministerio de Agricultura de la Nación , pero es un área que
tiene muy poco presupuesto. A su vez, hay otros sectores agrarios más grandes
que tienen muchas más políticas que los favorecen. Se destinan recursos humanos
y financieros para trabajar con pequeños productores, pero es necesario generar
una masa crítica desde las bases que permita que este trabajo se profundice
cada vez más, porque la realidad es que hay muchos intereses en el medio y
justamente los sectores campesinos y de pueblos originarios no tienen los
recursos económicos para hacerse escuchar”.
Publicada en Pausa #156, miércoles 17 de junio de 2015
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