La calle, por José Luis Pagés
“Por virgen que sea un comarca los hombres llegarán a
convertirla en teatro de la guerra”, decía Bierce. En octubre del 72 el
Gobernador Sánchez Almeida inauguró un puente sobre el Salado y con eso Santa
Fe y Santo Tomé quedaron unidas por autopista. Pero el puente duró poco, se
derrumbó el 13 de junio del 73.
Termino de leer, una vez más, el Puente sobre el río del
búho, un cuento de Ambrose Bierce donde la realidad puede más que la
imaginación del prisionero condenado a morir en la horca, la evocación no es
caprichosa.
En plena cacería del hombre aquella inundación del 73, que
superó la del 14, dejó largos años a la vista los muñones del viaducto que
había unido el caserío chato y gris del oeste santafesino con los campos verdes
de Santo Tomé.
A fines del 75 los santafesinos advirtieron que aquello que
había sido la cabecera este era un basural y recién en abril del 76 el
gobernador-vicealmirante Desimoni se comprometió a reconstruir la obra.
Cierro el libro de Bierce, apago la luz y me veo en la
oficina de prensa ante un oficial de Operaciones:
—¿La mujer muerta en el Salado? —pregunto.
—Eso no se publica.
—¿Por?
—Porque puede ser un fondeo del Ejército.
De modo que en Santo Tomé la autopista permaneció seis años
cerrada al tránsito entre la Ruta
19 y la cabecera del puente. Un largo tramo que día y noche recorrían
libremente los vehículos del Batallón y las empresas que permitieron
reinaugurar la obra el 15 de junio del 79. Las autoridades presentes en el acto
fueron el vicelamirante Desimoni, gobernador de la provincia de Santa Fe, y el
coronel Dorrego, el ex jefe militar de Santo Tomé convertido en Ministro de
Obras Públicas. El auto del Coronel, quien durante el 76 pasó una temporada a
las órdenes de Bussi en Tucumán, era conducido por el hermano del Lolo, el
baqueano de la guerra sucia que “chapeaba” con credencial de Vialidad. En ese
despoblado tramo de autopista muchos debieron ser los prisioneros que se
quedaron soñando con llegar a la otra orilla, pero solo de uno de ellos logró
hacerlo. Chocho Mamani fugó de una casilla de Vialidad, la sala de tortura y cautiverio
que compartía con su amigo Duarte.
Publicada en Pausa #153, miércoles 6 de mayo de 2015
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