Variopinta, por Federico Coutaz
No quiero decir que fue algo que no se puede expresar con
palabras, expresión que, sin dudas, en este momento alguien está usando en
todas las ciudades y en todos los idiomas. Era más bien la liberación del
lenguaje y no era la locura. No hacía falta ninguna palabra y quizás por un
instante jamás habían existido. El universo entero se justificaba a sí mismo. A
todo eso no lo dice, lo piensa o quizás habla solo, porque la mujer a la que
quiere hablarle ya se fue y no piensa escucharlo nunca más.
Entonces, piensa que el invierno viene para quedarse y que
el verano que pasó, de alguna forma, fue el último. Piensa que nadie se muere
de amor y que no hay forma de sanar lo que falta. Que más difícil que aceptar
la muerte es aceptar que estamos solos, irremediablemente, siempre. Que es
verdad que el tiempo cura las heridas y que nada se pierde, todo se transforma
y todo eso. Piensa que pronto va a aprender a vivir sin ella como tantas otras
cosas espantosas que tuvo que aprender desde que nació.
Piensa que todo concluye al fin, que nada puede escapar,
todo tiene un final, todo termina (por si no quedó claro). Y que es verdad que
siempre que llovió paró y que a veces después de la tormenta hay un arco iris
(con pequeños ponis y todo).
Piensa que es verdad que lo bueno dura poco y que el amor es
eterno mientras dura (y que amar sin ser amado, et cétera) Piensa que es verdad
que no hay camino sino que se hace al andar y que si los hermanos se pelean los
devoran los de afuera. Respecto del amor después del amor, no está seguro si es
verdad porque nunca lo entendió. Pero sí que es verdad que existe el presente y
nada más, que a golpes se hacen los hombres y que los reyes son los padres.
Piensa que es verdad que la vida es un esfuerzo digno de mejor recompensa, que
no hay mal que dure cien años ni que por bien no venga. Que el buey solo bien
se lame y que no hay refrán tan miserable como mejor pájaro en mano que mil
volando.
Luego piensa que es verdad que un tropezón no es caída, que
pisar mierda trae buena suerte, con la salvedad que si uno está en la mala, se
resbala. Piensa que es verdad que todo es mentira en este mundo y que Manu Chao
inventó una de las mejores palabras inventadas “malegría”, alegría triste, lo
que hay.
Por último, piensa que es verdad que los locos y los chicos
dicen la verdad y que no hay peor gordo que el que no quiere huir. Que la única
verdad es la realidad, como dijo el general y que baila sobre la mentira y así.
Piensa en la palabra verdad y le repugna, le suena seca, grandilocuente, aguda,
filosa y duele.
Publicada en Pausa #149, miércoles 11 de marzo de 2015.
Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario