Gustavo Angelini regresó con clásicos de Carneviva y temas
de su etapa en Patada de Elefante. Glorioso.
Por Marcelo Przylucki
En lo que va del año fueron esporádicas las oportunidades en las que referentes (o acaso podría decirse “históricos”) del rock santafesino han podido renovar su condición de tales: apenas una presentación de lo nuevo de Virgem, la retirada progresiva de Cabezones, la intermitencia de Experimento Negro, Astro Bonzo, Butumbaba, Mambonegro, entre tantos otros que califican en esta enumeración, no obstante, ha posibilitado quizás la llegada de bandas emergentes a las portadas de los medios locales.
En lo que va del año fueron esporádicas las oportunidades en las que referentes (o acaso podría decirse “históricos”) del rock santafesino han podido renovar su condición de tales: apenas una presentación de lo nuevo de Virgem, la retirada progresiva de Cabezones, la intermitencia de Experimento Negro, Astro Bonzo, Butumbaba, Mambonegro, entre tantos otros que califican en esta enumeración, no obstante, ha posibilitado quizás la llegada de bandas emergentes a las portadas de los medios locales.
Con una super banda comandada por el guitar hero “Matt Hungo” Deicas, Gustavo Angelini volvió a deleitar a sus fans. Foto: Olivia Gutiérrez.
Muchos grandes proyectos, quizás debido al azar, no han
podido trascender un paso más allá para consolidarse a escalas regionales
mayores. Pero sostienen acompañamiento y mucho público cuando retornan.
Obviamente, la mística también foguea. Gustavo Angelini es un héroe de un
tiempo en el que el arte no tenía un impulso como el actual, ni el número ni la
variedad de bandas de hoy. Su arrojo e indecoro hicieron de guía para todo lo
que vino después. Y así lo hicieron notar todos los músicos que lo acompañaron
en su nuevo retorno a las tablas.
Próximas las once de la noche del sábado 18 de octubre, la
“Colo” Silvana Montemurri intervino el escenario del Molino Marconetti, escoba
en mano, haciendo defensa del bolero en perjuicio del rock: “Es gente rara la
del rock… ¡hay uno ahí que tiene violencia de género con la batería!”, lo que
fue pie para que el “Mono” Javier Farelli (La Cruda , Astro Bonzo) se siente a patear el bombo.
Detrás suyo, Franco Bongioanni (Emparche, Barro), Cristian “Matt Hungo” Deicas
(Astro Bonzo, La Cruda ,
La Moto ) y
Emiliano Yellati (Carneviva, Patada de Elefante) se colgaron guitarras y bajo,
que no sonaron antes de que Tavo subiera, camisa blanca, pantalón de cuerina
negro, a invocar que “la música la trae la gente”.
“Nunca te olvidaré” fue la primera canción de la noche, una
de las nuevas (más estilo Patada que Carneviva) en las que el cantante deja
entrever algo que confesó previamente al show acerca de cierta distancia con la
música: “Tengo mucho que dar, no me lo quiero quedar”, es evidencia convincente
de ello. Inmediatamente después, Deicas dejó latir el riff del primer clásico
de Carneviva, “Necesitaba estar”. Segundo tema y el pogo y la anarquía facial
de Angelini ya estaban desatadas. “Biotecnología”, de Rock Paquidermo (2007),
como para dar cuenta y anuncio de lo que sería la lista de 24 canciones: un
repaso de los clásicos desde En carne viva hasta Hígado de bronce, deteniéndose
en el disco solitario de Patada de Elefante y también presentando cuatro
canciones nuevas, cada una más potente que la anterior.
“Rosa Cuveé” fue motivo para la segunda invitada de la
noche: Valeska Olesak (Azur), que también volvió en “Alimenten a los monos” y
en “Pura droga”. Tristán Ulla (La
Cruda , Sonen), Tato Pastor (Nitroplan) y el incombustible
“Negro” Rodrigo González (La
Cruda , Experimento Negro) para hacer “Eléctricodoméstico”
(con un amago de “Cruce hormonal”) y una vuelta de la “Colo” contagiada por el
rock fueron las visitas que aportaron lo suyo para que el show sea explosivo,
dinámico y olvidadizo de la sugerencia de su título, pues lo doméstico quedó
pendiente.
“Aún no vine”, “No creo en morir” y las sienes de cientos de
fans (de la vieja y de las nuevas generaciones), latiendo a pura cerveza y
rock, pidieron una prórroga que no llegó. Al Tavo Angelini verdaderamente se le
debe devoción cultual, pues se ha inventado y reinventado con distintas
formaciones, en géneros como el rock progresivo, el blues, el rocanrol y la
enumeración se difumina, a medida que vamos recuperando cada experimento vocal
del barítono que no parece querer dejar a su público cicatrizar.
Publicada en Pausa #144. Pedí tu ejemplar en estos kioscos
de Santa Fe y Santo Tomé.
2 comentarios:
Gracias por estar presentes y acompañarnos. Saludos
Gracias a vos, Tavo, por el regreso. Y que se repita!
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