Por Adrián Brecha (*)
¡Apostasía Ya!
Todo el mundo sabe la misma verdad. Y nuestras vidas se
componen de cómo distorsionarlas.
Podemos transitarlas de manera más o menos agradable, con
más o menos amigos, con bebidas de dudosa calidad o de mejor marca. Podemos ser más o menos amplios, podemos ser
más o menos conservadores. Podemos encontrarnos en mutaciones permanentes,
incluso sentirnos extrañados por cómo las cosas suceden. Podemos ser más o
menos místicos… Ahora, que unos señores de vestido largo luego de tanto tiempo
sigan con una narrativa anacrónica me tiene un poquito cansado. La idea de que
la única manera de perdonar a alguien es tener un chivo expiatorio, que encima
es su propio hijo torturado y asesinado porque no hay otra manera de perdonar
que no sea mediante el dolor y la culpa, es por lo menos una invitación a la
reflexión. Sirva como ejemplo en los Midachi el Chino Volpato.
La idea de que no puede haber perdón sin derramamiento de
sangre, sin castigo, es básicamente una idea antigua y horrible.
En el caso particular de la doctrina del pecado original se
supone que debió ser cometido por Adán que, como sabemos, nunca existió. Por lo
cual esa hermosa institución que ahora gerencia un argentino retransmite la
absurda idea de que Jesús, el chivo expiatorio, fue sacrificado por el pecado
de un antepasado inexistente. Es todo
tan inverosímil como pensar que las hamburguesas de Mc Donald’s contengan
carne. Pero, al menos, el payaso esta feliz y no sangra.
Si esta gente solo se quedara los domingos y no intentaran
llevar sus rosarios a otras vidas, todo bien. Pero no, pueden incidir en leyes
provinciales que hablen de la promoción y protección de la mujer en conflicto
con su embarazo, en donde hay una hermosa definición: “Entiendase por ‘mujer en
conflicto con su embarazo’ a toda mujer embarazada que por cualquier causa
sufra un disturbio emocional o cualquier tipo de violencia, que pudiera poner
en peligro la salud o vida de ella o su hija o hijo, nacido o no, ya sea porque
su embarazo no fue planificado, fue originado con violencia o por violación o
existan enfermedades que se agraven o dificulten su tratamiento. La protección
se dará con absoluta independencia de la causa que haya dado origen al
conflicto”. Una verdadera maravilla de dios.
¿Qué hacer?
Ya lo dijo Flavio Mendoza, más allá de la prosa, la vida
esta hecha a imagen y semejanza de Stravaganza.
(*) Minutos antes de pasar a la clandestinidad con culpa por
no haberle dado un autógrafo al Licenciado Ramiro.
Publicada en Pausa #144. Pedí tu ejemplar en estos kioscos
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